Dos sores pasaban de comercio en comercio postulando para beneficio de los pobres que a diaro acuden al convento cuando una de ellas, sor María, reconoce a una antigua compañera de colegio.
Sara ... cuánto tiempo ... y qué bien te veo, qué elegante - le dice María.
Sara en un principio no la reconoce pero después de los detalles vocacionales de María, empiezan a tratarse de forma muy amistosa.
Pues yo, ahora vivo con un hombre rico y me lleva un cháuffeur a todos lados en un Rolls, este abrigo de visón me lo regaló otro amante el mes pasado y todas estas joyas también, no tengo problemas económicos, naturalmente, y ya tengo dos pisos en Madrid y un chalet en Marbella .... total, por estar con ellos un ratito al día, y a veces ni eso ... bla ... bla ... bla
Así se pasó Sara más de media hora contando los pormenores de su vida hasta que, por fín, le soltó a María un billete de 500 Euros para obras pías y se despidieron con el propósito de verse otro día.
María subió al autobús de vuelta al retiro, muy pensativa, tanto que su compañera le preguntó sobre su actitud meditante. Y le contesta María:
La próxima vez que venga el Pater Gonzalo con la bolsita de madalenas, le voy a decir que se la chupe la puta de su madre.
Sara ... cuánto tiempo ... y qué bien te veo, qué elegante - le dice María.
Sara en un principio no la reconoce pero después de los detalles vocacionales de María, empiezan a tratarse de forma muy amistosa.
Pues yo, ahora vivo con un hombre rico y me lleva un cháuffeur a todos lados en un Rolls, este abrigo de visón me lo regaló otro amante el mes pasado y todas estas joyas también, no tengo problemas económicos, naturalmente, y ya tengo dos pisos en Madrid y un chalet en Marbella .... total, por estar con ellos un ratito al día, y a veces ni eso ... bla ... bla ... bla
Así se pasó Sara más de media hora contando los pormenores de su vida hasta que, por fín, le soltó a María un billete de 500 Euros para obras pías y se despidieron con el propósito de verse otro día.
María subió al autobús de vuelta al retiro, muy pensativa, tanto que su compañera le preguntó sobre su actitud meditante. Y le contesta María:
La próxima vez que venga el Pater Gonzalo con la bolsita de madalenas, le voy a decir que se la chupe la puta de su madre.