Había una vez un señor que quería hacer el amor, así que se fue a buscar a una amiga a su casa.
A la hora de la hora, el pene no le respondía, así que en toda su desesperación le dice a la amiga que lo espere un momento.
Va al baño y en la oscuridad busca en el botiquín algo que le ayude a solucionar el problema.
Encuentra una pequeña cajita con pomada, se la unta y le devuelve al instante su vigor juvenil.
El tipo vuelve a la cama y le hace el amor a la amiga quién a su vez se siente extasiada con tal vigor.
Una vez terminado todo, al hombre le entra la curiosidad
de saber qué se había untado. Se levanta, va al baño, enciende la luz y busca la pomadita.
Después de un buen rato la amiga entra al baño y lo encuentra desmayado en el suelo, con la cajita en la mano y lee:
"pomada Bayer Para Callos". Endurece, seca, se pudre y se cae...
Si es BAYER, ¡¡es bueno!!
A la hora de la hora, el pene no le respondía, así que en toda su desesperación le dice a la amiga que lo espere un momento.
Va al baño y en la oscuridad busca en el botiquín algo que le ayude a solucionar el problema.
Encuentra una pequeña cajita con pomada, se la unta y le devuelve al instante su vigor juvenil.
El tipo vuelve a la cama y le hace el amor a la amiga quién a su vez se siente extasiada con tal vigor.
Una vez terminado todo, al hombre le entra la curiosidad
de saber qué se había untado. Se levanta, va al baño, enciende la luz y busca la pomadita.
Después de un buen rato la amiga entra al baño y lo encuentra desmayado en el suelo, con la cajita en la mano y lee:
"pomada Bayer Para Callos". Endurece, seca, se pudre y se cae...
Si es BAYER, ¡¡es bueno!!