Voge es la marca premium de Loncin, uno de los gigantes de la industria motociclista china, que no solo produce motos para marcas de su matriz, sino también para otras marcas, incluso occidentales, y entre ellas está BMW. El fabricante alemán confía a Loncin la producción de los motores de su scooter C 400 y su trail F 900 GS,
cuyo motor es el mismo que equipa la Voge DSX900.
La DSX900 y la BMW F 900 GS son básicamente la misma moto porque en ellas late el mismo motor y porque comparten otros muchos elementos, aunque hay diferencias en cuanto a diseño y equipamiento. La esencia es la misma: un motor bicilíndrico de 895 cc,
las mismas medidas de llantas y neumáticos, los mismos frenos y el mismo objetivo: ofrecer a los usuarios una moto trail de media cilindrada que tenga capacidad para rodar con soltura fuera del asfalto. Es lo que se viene a denominar un modelo Adventure.
Y sin embargo,
Voge multiplica por cinco las ventas de BMW. A pesar de ser una marca relativamente joven en nuestro mercado, el fabricante chino ha logrado una excelente implantación y supera ampliamente al fabricante alemán, una de las compañías de automoción con mayor imagen de marca. En 2024 se matricularon 659 BMW F 900 GS frente a las 2.356 Voge DSX900. Este año, a 31 de agosto,
Voge va ya por las 3.881 unidades, mientras que BMW sólo ha matriculado 711. ¿A qué se debe?
La BMW F 900 GS.
Algo más que unas cuantas similitudes
Una de las características de Voge es que ofrece una moto completamente equipada. La DSX900 cuenta con un equipamiento de serie que ningún otro modelo dispone. Y no falta un detalle tecnológico, porque en su actualización a la homologación Euro 5+ ha recibido una nueva electrónica desarrollada por Bosch (con control de tracción y ABS Cornering) sin afectar al precio.
La promoción de lanzamiento del año pasado, con un PVP por debajo de 9.000 euros y las maletas de regalo, fue clave en el éxito de la Voge, pero ahora con un PVP de
9.192 € y sin promociones, lo que ofrece el fabricante chino es incomparable. Frente a ella,
la propuesta de BMW tiene un precio base de 13.980 €, una notable diferencia que juega a favor de la
moto china que ofrece más por mucho menos.
Los detractores de Voge pueden alegar que no tiene componentes tan elaborados como BMW. Es cierto que
la marca alemana ha trabajado en el motor para sacarle 10 CV más de los que ofrece Voge, alcanzando una potencia de 105 CV; pero el fabricante chino, muy inteligentemente, se ha limitado a los 95 CV de potencia que le permiten homologar una versión para el permiso A2, algo que no puede hacer BMW al superar esa cifra.
La Voge DSX900.
También ofrece BMW unas suspensiones de mayor recorrido para darle una mayor proyección a
las capacidades off road de su moto. Pero a partir de ahí, si analizamos elemento por elemento, las diferencias son insustanciales. Los frenos son idénticos, llantas y
neumáticos también. Y en cuanto al peso, no está muy alejada la una de la otra, aunque la BMW es más ligera.
Estéticamente, las modificaciones realizadas en la BMW –se actualizó en 2024 y se ha adaptado a la homologación Euro 5+ en 2025- le han conferido una imagen más dinámica y una apariencia más ligera que la Voge, a pesar de que la diferencia real de peso entre ellas sea de poco más de diez kilos. En este sentido, conviene recordar que la Voge carga con elementos que no están en la BMW (caballete, defensas, faros antiniebla, parrilla…), y que
la china tiene un depósito de más capacidad. Por su parte, Voge también parece haber
con un diseño al gusto europeo, que sin ser convencional resulta contemporáneo, y esto marca las diferencias con otros fabricantes chinos, como Zontes, vanguardista y radical en este sentido, pero con una clara identidad asiática.
Probamos los dos modelos
Una vez sobre ambas motos, dejando a un lado marca y diseño, las diferencias de comportamiento a favor de la BMW, con un conjunto más refinado en todos los apartados, se han reducido con la incorporación de la electrónica Bosch en la Voge. Y
si nos ponemos a comparar el equipamiento, Voge gana claramente a BMW. Tiene una pantalla de instrumentación de mayor tamaño, un parabrisas regulable, conectividad con sistema mirroring y tres años de suscripción gratuita a Carbit Ride, control de presión de los neumáticos, cuatro modos de conducción (BMW tiene dos de serie), control de crucero, radar de ángulos muertos, keyless, asistente de cambio, puños y asiento calefactables, frenada de emergencia, defensas, caballete y parrilla, y cámara HD.
Todo ese equipamiento no se encuentra en la BMW, que ofrece de serie escape Akrapovic y pedales regulables, algo que no tiene la Voge. La marca alemana ofrece como opción muchos elementos que ya tiene la Voge,
con su correspondiente coste extra. Así que si queremos equipar la F 900 GS con modos de conducción Pro (197 €), control de crucero (337 €), control de la presión de los neumáticos (221 €), asistente de cambio (418 €), asiento más bajo (203 €), llave keyless (267 €), y la extensión a 5 años de la garantía (219 €), tendríamos que desembolsar 1.862 € más,
lo que nos llevaría el precio hasta los 15.842 €, que abriría aún más la brecha con respecto a la DSX900. Y todavía faltarán cosas: Carbit Ride, radar, frenada de emergencia, antiniebla, asiento calefactable, antiniebla, caballete,
cámara HD, parrilla, 1 año de seguro gratis…
La BMW F 900 GS.
Uno de los problemas de BMW, que comparte con otras marcas del mundo del motor, es que
carga con mayores costes de producción, como por ejemplo el bastidor de estructura monocasco, más costoso de elaborar, o el hecho de emplear un basculante de aluminio. Mientras que Voge recurre al acero y un diseño más convencional. Hay que tener en cuenta, además, que Voge, así como sus otras competidoras chinas como Zontes y QJ Motor, cuenta con un enorme volumen de producción, lo que les permite abaratar enormemente el coste por unidad. Loncin, la casa matriz de Voge,
produce 2,5 millones de motos al año,
cinco veces más que la producción anual de BMW, KTM, Triumph y Ducati juntas, que son los principales fabricantes europeos.
Del mismo modo, este volumen tan grande les permite disfrutar de una posición más fuerte frente a los inevitables proveedores (frenos, suspensiones, neumáticos), por no hablar de la enorme cantidad de elementos que no se externalizan y son de producción propia, y eso se refleja en el PVP.
Ni siquiera tiene peso ya el argumento de la incertidumbre a futuro. ¿Serán fiables estas motos? ¿Funcionará el servicio posventa? Tras años de implantación en nuestro país, Voge cuenta ya con una amplia red comercial y un servicio posventa de primer nivel. La clave reside en
la empresa que está detrás, el Grupo Onex, en su día importador de Ducati y en la actualidad a cargo de otras marcas asiáticas como Royal Enfield, Zontes o Daelim, entre otras. Su experiencia es clave para ofrecer confianza al cliente. Y vistas las cifras en las que se manejan, lo han conseguido.
Muchas veces pensamos que el usuario de moto es, por lo general, conservador y poco dado a las novedades, que se aferra a lo palpable y rehúye lo desconocido. De esta forma, podríamos decir que el usuario de moto es muy marquista. Pero poco a poco estamos viendo cómo esa tradicional fidelidad a las marcas conocidas va quedando atrás y el usuario no duda en abrirse a nuevos productos.
La clave está en la relación calidad/precio, porque no basta con que algo sea barato. Tiene que merecer la pena.