Día 13. Kairouán (TN) - Túnez. 160 km
Magnífico día para rutear -24 ºC y soleado- así como para hacer las visitas que tengo pensadas. Me dirijo a Túnez capital utilizando la autopista que viene de Sousse en cuanto me cruzo con ella. Sus bajos importes en los peajes unidos al precio de 0,65 € por litro de gasolina hacen que el desplazamiento resulte muy económico.
La primera visita tiene como objetivo Cartago -otro nombre mítico- o más concretamente lo que queda de ella. Se encuentra junto a un magnífico puerto natural y por eso fue colonizado por los fenicios en el siglo IX a. C. pasando por las manos de otras potencias de la antigüedad: romanos, vándalos, bizantinos y finalmente árabes.
No queda nada de la época púnica; lo que puede verse son ruinas romanas de en torno al siglo II muy deterioradas debido a toda suerte de calamidades: incendios, terremotos, saqueos, devastaciones...
Entre los diversos emplazamientos hay 8 de pago que pueden visitarse con el mismo y único ticket. El primero de ellos que visito es la Colina de Byrsa en donde estaba la ciudadela que fundó Elisa de Tiro, primera reina de Cartago:
Al salir iba caminando y se para un taxi al lado. Me explica lo de los emplazamientos arqueológicos y yo le doy cuerda, me enseña una ristra de postales de ellos y yo memorizo cuáles son los mejores. Acaba diciéndome que en una hora o así los veríamos todos a lo que le contesto que tengo una moto aparcada más abajo. Puntualiza que son difíciles de encontrar y tal y tal a lo que remato que llevo navegador GPS (mientras pinzo con dos dedos el teléfono y lo dejo asomar del bolsillo del pantalón), lo que pone punto final a la conversación. Decido que voy a visitar otros cuatro, lo que me ha llevado más del doble de tiempo pero es que a dos he ido andando partiendo de otro.
El siguiente emplazamiento es el del Anfiteatro de finales del siglo I:
Detalle:
Continúo y me acerco a las Termas de Antonino, las mayores de África:
De aquí salgo dando un paseo hasta la Colina del Odeón en donde están las Villas Romanas...
... y al lado -en la misma colina- el Teatro Romano en el que estaban ensayando un desfile de modelos:
Doy por concluida la visita y me dirijo a Sidi Bou Said que está a sólo 2 km. Se trata de un bonito y pintoresco pueblo famoso porque en 1920 el barón Rodolphe d'Erlanger aprobó una ley en la que, para protegerlo, obligaba pintar las casas de una determinada forma, una medida que hoy en día se mantiene con el resultado que a la vista está:
El pueblito es una preciosidad:
Terminada la visita vuelvo a por la moto, paso por un Carrefour para comprar algo para cenar cómodamente en la habitación y voy para el hotel supuestamente reservado encontrándome con la sorpresa de que el recepcionista del otro día no registró la reserva y el hotel está lleno. De fábula. El que está ahora me propone esperar una hora a ver si se produce alguna cancelación (¿?). Saco el netbook (que tiene memorizada la WiFi y su contraseña), reservo en otro que está a 1,5 km, introduzco las coordenadas en el navegador, cojo los bártulos y hasta otra...
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