ITALIA-GRECIA-TURQUÍA-GEORGIA-ARMENIA "CUNA DE CIVILIZACIONES" (EL VIAJE)

D3MIO

Curveando
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Prólogo:

A través de este medio os vamos a intentar trasladar, como en todos nuestros viajes, las vivencias, impresiones e imágenes que nos hemos traído de esta aventura, realizada durante el mes de julio de 2018.

Como siempre os daremos dos visiones de la ruta, una la mía como piloto y la otra la de Tacirupeca , que será la que traslade nuestra visión de lo acontecido y vivido, de una manera muy personal. Ella es con la que comparto casi todos los kilómetros que recorre "La Taca"

En esta ocasión hemos utilizado 2 aviones, 6 ferris y se han recorrido casi 11.000 Kms. en los que nos hemos encontrado todo tipo de asfalto y caminos.

Los 2 aviones son transporte para Tacirupeca, por motivos laborales, ella no podía salir antes de una fecha y yo no podía volver después de otra, por lo que la ida hasta Estambul la hice en solitario. Aprovechando esta situación me permitía recorrer más kilómetros diarios y así avanzar después de una manera más pausada cuando ya estuviéramos juntos. El otro avión es de Barcelona a Granada, que Tacirupeca lo coge siempre a la vuelta.

Esperamos que os Guste…

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Día 1.- Granada - Barcelona (895 Kms. / Acumulados 895 Kms.)


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Ya ha comenzado la aventura #CunaDeCivilizaciones hoy y los siguientes tres Días los haré en solitario, a Tacirupeca la recogeré el viernes en el aeropuerto de Estambul. Ella por temas de trabajo no ha podido salir el mismo día que yo. También es cierto que de esta manera avanzó más rápido, ya que por donde voy a pasar lo tenemos visto de otros viajes y no merece la pena hacer un alto nuevamente.

De hecho el recorrido de hoy ha sido desde las instalaciones de #IlbiraMotorGranada concesionario BMW en Granada hasta el puerto de Barcelona, donde cogeré un Ferry que me llevará hasta Civitaveccia (Italia)

No hay mucho que destacar, ha sido un recorrido de autovía y autopista con la monotonía que eso conlleva.

Todo hubiera sido perfecto, a no ser de un SMS que recibo de la naviera llegando a Barcelona en el que me indican que el barco zarpará 1 hora más tarde, después fueron 2...

Mañana más!!!


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Estupendo: un gran viaje que seguro nos mantendrá con todo el interés... :)
 
Día 2: Civitaveccia - Aquino (205 Kms. / Acumulados 1.100 Kms)

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Otro día de mero trámite para ir acumulando kilómetros.

Las horas de la mañana, toda la tarde y la noche se pasaron en el ferry, ya que llegamos a Civitaveccia a las 23h, con 4 horas de retraso.

Tenía reservado hotel en Aquino a 200 kms, habiendo llegado a su hora (19h) no había problema en realizar estos kilómetros y llegar a Aquino para la cena. Este retraso me hacía replantearme la situación...

Pues nada, me lo tomé con tranquilidad y salí de Civitaveccia, una parada en la primera área de servicio que hay en la autopista camino de Roma, un bocadillo a la plancha, que después se puso como una piedra de llevar todo el dia en el expositor y una CocaCola. Con esto en el cuerpo nos encajamos La Taca y yo en Aquino.

La circulación en Italia no me gusta nada, para mi es de las peores de todos los países que he visitado, pero de noche todo cambia al haber menos tráfico. Aunque nunca te quitas de encima el pesado que cuando lo adelantas se pica y lo tienes kilómetros y kilómetros adelantándote en las rectas y frenado en las curvas (siempre y cuando quieras mantener una velocidad mas o menos "legal")

Llegamos a Aquino a las 2 de la mañana y a dormir que había que madrugar.

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Día 3: Aquino - Brindisi (433 Kms. / Acumulados 1.533 Kms.)

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Hoy ha sido un día de horarios cambiados debido a las conexiones, el ferry que tenía que llegar a la 19h llegó a las 23h y quedaban 2 horas hasta el hotel. El de hoy tenía que salir a las 22h y hace unas semanas lo adelantaron a las 13h. Desde el hotel en Aquino a Brindisi hay más de 400 kms y había que hacer el checking a las 11h. Llegue al hotel a las 2h y me he marchado a las 6h. Total días y días calculando distancias y horarios para no ir muy saturado para nada.
Bueno es lo que tiene esto.

Nuestra ruta será de Aquino a Brindisi para coger un ferry que nos llevará a Igoumenitsa en Grecia.

El día ha sido excelente de temperatura, un chaparrón en Bari y mucho mucho tráfico a partir de ahí.

La conducción en Italia siempre estresante... cada vez que miras por el retrovisor ves un cincuecento empujándote, o la necesidad que tienen por no llevar a nadie delante. No se, será algo del agua de estas tierras.

Autopistas muy caras para lo que ofrecen ya que vas encajonado entre los guardarraíles, los de la izquierda dan miedo, llegan hasta la altura de tu cabeza y las pilonas que los sostienen no dejarían escape ni a un ratón de lo juntas que se encuentran, a la izquierda apenas hay arcén, para una moto es estrecho, solo hay cada cierta distancia una isleta muy pequeña y que a menudo se encuentran ocupadas por camiones.

La noche la pasamos en un hotelito muy bien de precio frente al puerto, La Taca durmió dentro del recinto delante de la recepción, sin problemas.

Ya mañana recojo a Tacirupeca en Estambul, la echo de menos. Yo soy un mero transportista, ella es la que traslada las vivencias.

Tengo poco que ofreceros en imágenes.

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Día 4: Igoumenitsa - Estambul (915 Kms. / Acumulados 2.448 Kms.)

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Comienza la mañana con la Taca dispuesta a seguir navegando, (normal se ha metido 2 travesías importantes en el cuerpo) pero se equivoca, hoy será todo carretera. Desayunamos los dos, yo un bocadillo y un café y ella se llena el depósito con súper 95, de las más caras de Europa. Para hacernos una idea hay una diferencia de casi 15€ llenar su depósito en España a hacerlo en Grecia.

Salimos de Igoumenitsa y cogemos la autovía, muy muy buen asfalto y un sube y baja con todo tipo de curvas que te incitan a ir deprisa... mucha autovía, durante todo el día la temperatura respeta y se van haciendo una medias bastante altas.

En Kavala me salgo de la autopista para comer algo y me dirijo directamente a la zona del puerto donde hay todo tipo de restaurantes y cantinas griegas para comer pescado, totalmente recomendable.

Ya directo a Estambul, los últimos 150 kms. de autopista hasta la frontera turca de pena, hay que tener mucho cuidado para no pegar un llantazo.

Otro dato en el 95% de las autopistas griegas se cobra el peaje en efectivo, no admiten ningún tipo de tarjeta electrónica, hay que llevar cash.

Después de casi 2.500 kilómetros de carretera en solitario, dos ferrys, atravesar dos países de sur a norte y uno de norte a sur ya estoy en Estambul... Lo bueno es que Tacirupeca también, la he recogido en el aeropuerto y al hotel, duchita, un pequeño paseo para estirar las piernas y cenar algo.
A partir de hoy el relato de esta aventura corre a su cargo.

Seguro que os gustará.

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Día 5: Estambul - Estambul (0 Kms. / Acumulados 2.488 Kms.)

D3MIO:

Hoy va a ser un el único día en todo el viaje que La Taca esté parada.
Tacirupeca y yo volvemos a Turquía después de 28 años con el recuerdo de un pueblo que empezaba a abrirse al turismo. Claro está que sabemos que no nos encontraremos ni mucho menos lo que nos dejamos, pero también es cierto que vamos a ver, conocer y saborear mucho mas de lo que nos llevamos en aquel viaje organizado. Nos Alojamos en un hotel muy cerca de la zona de las Grandes Mezquitas, el Palacio de Topkapi y la Cisterna, de hecho esas visitas las hicimos cómodamente andando y el resto como la torre de Gálata y el Gran Bazar en metro. La Taca durmió en la calle delante del Hotel y en una calle peatonal.

Tacirupeca:
Alborea un día fresco con el cielo barrido de nubes, desayunamos en la terraza del hotel con la mirada desafiante de una gaviota. El Bósforo brama su fuerza tejiendo la mar de espuma. El corazón se me acelera al reencontrarme con esa vieja amiga situada en el punto más alto de Estambul, Hagia Sophia... Santa Sofía... aquella que fue iglesia del Papa para ser doblegada a mezquita por el imperio Otomano, su poderío me sobrecoge... cierro los ojos y puedo sentir al emperador Justiniano dictando fuerza en los medallones que ornamentan cada esquina... sus columnas son oscuras como la muerte y grandes como los sueños... subimos a la segunda planta entre recodos de ladrillo labrados por el contorneo de lo caballos y se abre ante nuestros ojos el emperador Constantino reflejado, tesela a tesela, en esos bellos mosaicos que estudié en los libros de arte... la iluminación difusa dibuja sombras dantescas por las esquinas... se oye el chasquido de espadas cruzar tierra sagrada... Sigue el recuerdo... la Mezquita Azul, enerva seis poderosos minaretes para sujetar el cielo y baña su interior con hermosos azulejos que acuarelan sus paredes con la gama de los océanos. Las lámparas se descuelgan como arañas gigantes en la noche y la gente transita deprisa y descalza por respeto a un espacio venerado, de un lado a otro sin cruzar palabra... sin medida, para escurrir el calor. Me derramo en una columna inabarcable y una paz desconocida me trae el sueño en un estado de consciencia ausente... Nos refrescamos en el palacio Sumergido, la Cisterna Basílica subterránea que puede almacenar hasta cien mil toneladas de agua... en la luz roja y mortecina vislumbramos unas colosales columnas q llevan el bajorrelieve de la cabeza de Medusa en sus capiteles, Eda terrible monstruo del ultramundo, hermana de las Górgonas puede petrificarnos con su mirada... La Cisterna surtía de agua a los Palacios imperiales pero cuando se introdujo el agua corriente fue abandonada a su suerte y olvidada en la penumbra angustiosa de la cálida humedad donde conviven, entre el fango, cientos de peces... Salimos a la luz para visitar Topkapi, un palacio imperial que simboliza el poder de Constantinopla y cuyo nombre significa Palacio de la puerta de los cañones. El palacio desmesurado se despliega en más de setecientos mil metros cuadrados de jardines y palacetes, con un harem que recluyó a más de ochocientas mujeres adiestradas en ciertas habilidades por la reina madre. Las estancias se cubren de delicados azulejos y camas con doseles para refrescar las noches vaporosas del verano, tiene un punto oriental que me hace imaginar los corazones de gorrión de las concubinas cuando eran reclamadas a la presencia del codicioso sultán por aquellos vericuetos de espejos y roca... empieza a pegarse el calor y cada vez veo más mujeres vestidas de negro con burkas rigurosos que apenas permiten asomar sus infinitas pestañas, me parece oírlas reír bajo esos ropajes de fuego indecentes mezcladas con muchachas de ropas livianas que difuminan el calor pero enrojece sus pieles casi de leche... Decidimos marcharnos al Gran Bazar, una locura desatada de jabones y perfumes de imitación, de pieles gastadas y cerámicas exquisitas, de calles de oro y antigüedades protegidas del flash de los turistas que pasean con la mirada perdida ante la abrumadora variedad artículos. Los turcos son listos como el hambre, te miran y te sitúan rápidamente en tu país sin equivocarse. Su capacidad de entablar conversaciones en varios idiomas es impresionante y además son infinitamente simpáticos... “yo te voy a engañar menos que otros”... es su técnica de venta y te despliegan una sonrisa tan grande como una puerta... cae el sol y subimos a la Torre Gálata desde donde Estambul se abre sin secretos a nuestros pies... hermosa y digna como sus ancestros... los tonos de la tarde noche empiezan a irisar la gran ciudad de colores estridentes como el carnaval. La gente sale a la calle de sus termiteras para disfrutar el frescor que extiende a ramalazos de sal y arena el río-mar... los niños chicos como retozan como animalillos en el césped de los parques y una luna llena anaranjada ilumina los gatos de los tejados que bajan por el balcón para ratearnos un poco de comida fresca... ya huele a aventura... a verano recién nacido, ya toca respirar... buenas noches, a descansar!.

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Día 5: Estambul - Safranbolu (411 Kms. / Acumulados 2.859 Kms.)

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D3MIO:

Día para avanzar en kilómetros, aunque la salida de Estambul es un poco caótica y nos hace perder mas de media mañana. Las carreteras son buenas, autopista, "falsa" autovía ya que son carreteras con doble carril en ambos sentidos, pero los cambios de sentido se hacen en la misma rasante, sin semáforo ni rotonda y carretera de dos sentidos bien asfaltada en general, con lo que permite hacer unas medias bastante altas. La temperatura es buena y nada sofocante, al estar a veces nublado.

Tacirupeca:
Las nubes se acumulan formando obesos gigantes de bruma, va a llover... pensamos en silencio pero ninguno de los dos mencionamos la intuición que sólo quedaría en un fallido presagio. Partimos de Estambul con la mochila cargada de emociones y rodamos, una vez más, ese puente fraguado de pescadores tempraneros que anzuelan las lisas del borroso fango... salimos de la encantadora ciudad otomana salpicada de leyendas y conspiraciones para entrar en la capital moderna de bosques de rascacielos retorcidos que despiden la luz del sol. Cruzamos el puente Fatih Sultan Mehmet en procesión con la mente distraída en la belleza de la ciudad encantada que recorre el perfil del horizonte. Un cartel, nada discreto, nos indica que estamos en Asia. Empezamos a borrar kilómetros en una carretera que investiga la zona boscosa del norte donde la gente no respeta las señales y cruzan y giran a su antojo en un piterío ininteligible y olores a freno quemado. Pasamos con precaución y en absoluta alerta, tanta que cierro los ojos y despierto cincuenta kilómetros más adelante... Necesito un café, está claro... paramos en un pueblo en medio de la nada conformado por tres calles arrejuntadas por el olvido, vemos unas mesitas al sol con cuatro ancianos encallecidos que nos observan curiosos... sin duda seremos su tema de conversación... Dos cafés con leche, por favor. Su sonrisa amable y sus ojos redondos de gato delatan que no tiene ni idea de lo que le he pedido a pesar de hablarle en inglés. El dueño de la pequeña cafetería llama al señor de la tienda que viene solícito a prestarnos ayuda... me encanta esta gente amable con un toque de ternura que la vida aún no le ha robado. Gracias, por favor dos cafés con leche... su expresión no varía ni un milímetro y me hace gestos con las manos para que intente explicarle (os recuerdo que allí sólo ponían té, café y buena conversación) Demio busca rápido el traductor del google y me dice atentamente... lee... lo miro suplicante y con la voz casi afónica digo muy bajito “lütfen, sütlü bir kahve”.... ahhhhhhh!! sonríen todos en coro y nos traen dos exquisitos y bien calientes cafés con leche pero... sin azúcar... paso de pedir azúcar, pagamos setenta céntimos por ambos cafés y nos marchamos con la sonrisa puesta, la gente sale curiosa a despedirnos y es que claro... estamos fuera de toda ruta turística... la Taca se abre paso con fuerza en las interminables cuestas boscosas para llegar, al atardecer, a nuestro destino: Safranbolu, un enclave Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO situada en la provincia de Karabük. Su nombre deriva de la palabra azafrán, un cultivo muy popular que impregna de un olor especial cada rincón mimado de la zona. La vieja ciudad se ha retirado a un profundo barranco al regazo de la montaña. Se protege con treinta mezquitas, suntuosos palacios, baños turcos e impresionantes acueductos y fuentes utilizadas para lavar el azafrán. Pero lo más reseñable son sus recias casas de arquitectura otomana construidas con piedras ancestrales y madera curtida en lides, sus fachadas encaladas con vigas y mampostería tallada delimitando esas calles estrechas que todavía se mantienen empedradas con lascas de roca inalteradas... pasear la vieja ciudad es retroceder en el tiempo respirando la delicia de esa flor azulada y los dulces de nubes que guardan tesoros de pistacho, nuez y avellana en su interior... mañana más, ya es hora de descansar..

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Día 6: Safranbolu - Samsun (432 Kms. / Acumulados 3.291 Kms.)

https://www.myrouteapp.com/route/open/689048

DEMIO:
Comienza la ruta con una carretera en ambos sentidos para ir después cambiando a una ruta bien asfaltada un solo carril y bastantes curvas sobre todo en un tramo que va bordeando una presa, algo que se agradece ya que echaba de menos inclinar la Taca después de tanta autovía y autopista. El día es bueno y una temperatura agradable, aunque con bastantes nubes, la lluvia no llega a aparecer y nos respeta. La gasolina tiene un precio muy similar al que tenemos aquí. Día para seguir avanzando, poco o nada destacable que ver en el recorrido. Impresionante la primera visión del Mar Negro, después de coronar un gran repecho en autovía, aparece ahí con toda su inmensidad, es algo que siempre has tenido tan lejos y de pronto te lo encuentras para disfrutarlo con la vista. Esa imagen se me ha quedado grabada y la compartimos con vosotros en una de las fotos que subimos.

Tacirupeca:
Recuperamos fuerza con un desayuno basado en una amplia variedad de quesos ácidos que refuerzan su sabor con mermeladas de higo o de almendra y una untuosa mantequilla casera que tapiza el pan recién calentado con ese sabor de antaño tan peculiar. Antes de partir, decidimos desandar lo vivido y armonizar la noche repleta de polillas noctilucas con la luz de la mañana. Safranbolu guarda en los recodos de sus cuestas mancilladas el galopar furioso de caballos otomanos, en la posada para las caravanas del Sur se oyen los relinchos y jadeos del fragor de batallas... ahora sólo se respira calma. Las parras entretejen la techumbre de caña revistiendo de frescor las antesalas de las tienditas que preparan con decoro deliciosos cafés turcos en sus pucheros individuales... paladear ese café espeso que deja el futuro plasmado en sus posos es un placer que no podemos dejar pasar... sabe a Oriente con toques de chocolate y canela, a tierra seca y adusta, a Kavhe.... Seguimos nuestro camino a lomos de la Taca, densos bosques de pinos cubren las cimas de las montañas, y una exuberante vegetación entre abundantes cosechas de ajos crecen en los valles interiores tremendamente elevados. Las montañas se arremolinan en recios vientos que bandean la cabalgadura como si de paja se tratara. La carretera se encañona a merced del viento airado que silba con saña... avanzamos abriendo la tormenta ciega y esquivamos el agua... al final de la carretera hermana se intuye una costa exuberante, pintada de tonos verdes y si fijamos la mirada vemos ese mar antiguo que bebe del Bósforo y de trescientos ríos más... ese Mar Negro que rezuma sal y se nutre de las pieles de pecios hundidos arañando con sus aguas los espacios robados... La línea costera se bordea de playas despobladas que se alfombran con diminutas flores silvestres que crecen entre las rocas. El mar Negro viene y se va con la cadencia encerrada de un mar interior... su nombre es relativamente nuevo, pueblos de antiguas civilizaciones lo llamaban mar Inhóspito. No se sabe exactamente a qué se debe su nombre actual, quizás motivado por el tono oscuro que los marineros observaban durante las fuertes tormentas, o bien, por la materia vegetal que se cubrió con lodo negro aparecido por la alta concentración de sulfuro de hidrógeno en sus aguas... la única verdad es que se encuentra en riesgo mortal... lo miro desde los ojos tristes de quien nos prepara el café en la orilla varada y presientes su destino en un remanso de paz... partimos a la colosal Samsun, la ciudad venerada porque aquí es donde Atatürk comenzó la Guerra de la Independencia turca contra los Aliados en 1919, que culminó en la creación de la República de Turquía en 1923... Ahora es una ciudad moderna que se extiende en decenas de kilómetros baldíos para albergar su más de medio millón de almas que visten la ciudad de parques egocéntricos e inabarcables con guerreras amazonas que atacan leones de piedra y lucen colores estridentes en sus fachadas... sólo un poco... para descansar...

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Día 6: Samsun - Trebisonda (321 Kms. / Acumulados 3.612 Kms.)

https://www.myrouteapp.com/es/social/route/689050?mode=share

D3MIO:
Comienza la mañana con nubes, la carretera que tenemos hoy es autovía, por lo que no hay prisa en el desayuno y las paradas. Son escasas las autovías en Turquía que evitan el paso por pueblos o ciudades, por lo que vas a perder bastante tiempo en el trasiego de cruces y semáforos. Hoy es otro día de transito, en el que no vamos a hacer paradas para visitar o fotografiar algo, solo lo que vayamos encontrando por el camino.

Tacirupeca:
La mañana se adivina fresca y húmeda. Desde la atalaya del hotel observamos como los barcos se rizan en las tibias sacudidas de mar mientras degustamos esos desayunos turcos que especian nuestras papilas hasta la saciedad, los quesos se emborrizan en cayena y se envuelven en pura miel de abeja... no importa, la vista merece la pena y el reloj hace tiempo que dejó de ser el protagonista. Llega una pareja turca a una mesa cercana, ella lleva un burka radical que apenas abre una rendija a la altura de los ojos, para desayunar debe levantarse meticulosamente el velo que le tapa esa hermosa boca que besa a sus hijos... la angustia se hace nuez en mi garganta y quiero irme ya desesperada. Sé que tengo que respetar otras culturas que no me pertenecen pero... que están ahí y cuando las sientes tan cercanas se te rebela el alma... Pertrechamos la Taca y rodamos por la costa del Mar Negro, es una sorprendente procesión de terrazas con plantaciones de té que se derraman Colina abajo para besar el mar. Me ha sorprendido gratamente esta región fecunda y exuberante en contraste con el árido paisaje interior de Turquía que veremos a la vuelta. Las carreteras serpentean el trazado abrupto y retorcido de la costa descubriendo pequeñas calas de aguas esmeraldas donde los jóvenes juegan a chapotear mientras ellas, varadas en las rústicas tumbonas de playa, los observan tímidamente con un rayo de luz ansiosa en sus miradas... las casas se pintan con colores estridentes que llaman al sol mientras la vegetación las devora por la espalda... Una pareja de delfines dibujan eses en el mar inquietantemente en calma mientras busco cangrejos en este mar sin nada... los barcos yacen abandonados en las pequeñas radas de puertos de juguete... hace años que no catan el mar, hace años que la sobrepesca los ha enviado a tierra firme mientras la herrumbre pinta de viejos tonos sepia los cascos oxidados que antaño fueron ágiles y vigorosos... Llegamos a Trebisonda o Trabzon... su historia no es fácil de abreviar... Trebisonda fué griega, persa, póntica, romana, bizantina y turca. Incluso fue la capital del Imperio de Trebisonda del siglo XIII al XV. La ciudad fue la cuna del sultán Solimán el Magnífico, quien expandió el Imperio Otomano y dominó las principales ciudades del Islam. Hoy es la principal ciudad turca del Mar Negro que aúna historia y pasado con modernidad... sus calles al atardecer son un bullicio constante de gentes con ascendientes de todo el mundo que conviven en paz... a partir de la siete y media las calles se oscurecen y emanan un olor especial a salsa de queso y a exquisitos Döner, Kebab... (döner significa algo que gira, y kebab carne asada) que nos despierta la hora de cenar en la típica plaza de İskenderpaşa, bajo la atenta mirada de Mustafá Kemal Atatürk, fundador y primer Presidente de la I República de Turquía... buenas noches, a descansar...

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Día 7: Trebisonda - Batumi (318 Kms. / Acumulados 3.930 Kms.)

1/2 - https://www.myrouteapp.com/es/social/route/689052?mode=share
2/2 - https://www.myrouteapp.com/es/social/route/1138054?mode=share

D3MIO:
Hoy entramos en Georgia, por lo que a causa de que no hay cartografía comercial en TOMTOM o Garmin tanto de Georgia como de Armenia. lo que hice después de buscar mucho fué instalar en el teléfono dos aplicacionse que durante la estancia en estos dos paises fueron de mucha utilidad.
Las aplicaciones son Scenic (solo para iPhone) y maps.me, ¿porqué dos? no las había utilizado con anterioridad mucho, aunque sabía de ellas y su funcionalidad por otros compañeros, pero no quería encontrarme con la sorpresa de que hubiera utilizado una y no me funcionara en el momento de la necesidad. Al final del uso de ambas saqué una conclusión:
- Scenic, navegador total, una pantalla con mucha información, pero no le pidas ir a algún lugar muy rebuscado que no lo encuentra, yo lo utilizaba para ir de punto a punto de la etapa y perfecto, también asume perfectamente la ruta que le metas diseñada en gpx. Apenas gasta batería y no calienta el móvil. (fácil de usar)
- Maps.me, este te localiza hasta el kiosco de pipas de la esquina, este lo usaba para localizar puntos como restaurantes u lugares de interés en la ciudad donde me encontrara. Peeero, gasta muchísima batería y hay que tener el teléfono conectado constantemente, por lo que los calentones de este son tremendos. (fácil de usar)
Nuestro punto de referencia de hoy era Sumela a 70 kilómetros de Trebisonda, los últimos 25 kms una maravilla de curvas entre bosques, nada mas que por esa carretera merece la pena ir al monasterio.
El día se levanto bastante nublado, y la lluvia no tardó en aparecer, no era muy constante ni fuerte, lo justo para mantener la carretera mojada. Por cierto las autovías y autopistas durante la lluvia en Turquía, para las motos son un peligro, ya que antes y durante una curva un poco pronunciada empiezan a avisártelo con señales de peligro, y de velocidad máxima pintadas en la calzada que ocupan todo el carril y la pintura no es antideslizante precisamente, hay que ir con mucha precaución para no pisarlas, en un par de ocasiones noté como perdía tracción.
Este paso de aduana entre Turquía y Georgia, es bastante lento, para los vehículos, tu acompañante es obligado a pasar por otra zona y termina el proceso bastante antes. Una vez pasado el trámite burocrático hay que sacar un seguro obligatorio para el vehículo, creo que lo mínimo son dos semanas y unos 25€. Para el cambio de moneda no hay problema hay un cajero automático y varios sitios donde cambiar. Todo esto se encuentra en pequeñas oficinas c

Tacirupeca:
Despertamos con un cielo plomizo enmarañado entre hilos fibrosos de niebla, a veces sale el sol para ocultarse en segundos como jugando al ratón y al gato. Sacamos la Taca del garaje y Manolo la equipa meticulosamente con un orden establecido desde que llegó a sus manos... un grupo de turcos que están plácidamente tomando té lo observan curiosos, hablan entre ellos y ríen mirándonos con descaro... me siento ajena a sus conversaciones de bar cuando uno de los hombres se levanta y nos pide amablemente compartir un té con ellos... nos coge de sorpresa pero sus manos francas y abiertas nos convencen y caímos rendidos a su entusiasmo... su curiosidad no tiene fin, charlamos sobre fútbol... son del Barça, nos preguntan sobre qué piensan en España de su país y le decimos que la tele sólo muestra conflictos y crispación y ellos niegan con la cabeza... el problema es Trump, dice uno... y Putin.. responde otro... coincidimos en que los gobiernos separan el mundo con sus fronteras y el poder y nos desean un buen viaje... un coloquio de una cordialidad exquisita y sincera... me despido con la mano en el corazón pensando cuánto nos queda por hablar y consensuar para alcanzar un mundo más justo y solidario... y nos vamos a ver la iglesia más bonita que los bizantinos construyeron en Trabson: Santa Sofía, muy cerca del centro de la ciudad y en una zona elevada desde la que se puede admirar la costa del Mar Negro, el edificio en forma de cruz está acompañado por un campanario rodeado de jardines. En su interior se resguardan magníficos frescos que representan escenas del Nuevo Testamento y del génesis. Tapados, bajo una alfombra ,se guardan valiosos mosaicos en el suelo. Es una pena que cuando Mehmet el Conquistador ocupó la ciudad, en 1461, ordenara que el edificio se reconvirtiera en mezquita y los frescos se cubrieran con cal y desde el espléndido campanario de inspiración italiana, ahora se llame a los fieles a la oración en un barrio en el que sus habitantes dicen que la mitad de las mezquitas están vacías. Fue entre los años 1958 y 1964 cuando se restauró la iglesia con la ayuda de expertos de la Universidad de Edimburgo y la Dirección General de Fundaciones y por fin abierta al público para sentir como sus personajes bíblicos transmiten calma o nos invitan a los mismos confines del averno. Nos escurrimos de entre la multitud de turistas de todas las nacionalidades que comienzan a saturar el reducido aforo y rodamos rumbo al Monasterio de Sumela situado en los montes de Zigana a más de trescientos metros de altura, fue fundado en el año 386 d. C. por monjes ortodoxos griegos y consagrado a la Virgen María... La carretera se abre entre frondosas montañas de un verde exuberante y pequeños riachuelos de aguas lechosas que bajan con fuerza para morir en su mar... es una carretera deliciosa de curvas bien trazadas y resultonas que permite juguetear con la Taca... las nubes descienden rencorosas para tocar tierra y ocultar el monasterio... una débil lluvia difuminada nos moja la cara sin apenas rozarnos... llegamos y nos sorprende un cartel de que el monasterio está cerrado por obras de restauración... sólo podemos desear desde los pies que la niebla abra su manto de agua para mostrarnos ese nido de águilas encaramado en el perfil de la roca tallada y lo hace poco a poco, desde la cortesía de quienes amamos el arte con pasión... apenas unos instantes para compensar una ida llena de vida... regresamos algo decepcionados y seguimos el camino hacia Batumi, Georgia donde el paso de una frontera a otra se hace lento y tedioso hasta que enfilamos el surrealista paseo de la moderna ciudad georgiana de Batumi con sus retorcidos edificios de creativa iluminación que nos hace sentir que estamos de feria... Ay! lo que gustan de los colores... mañana daremos un paseo a La Luz del sol si es que se deja...

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Día 8: Batumi - Mestia (278 Kms. / Acumulados 4.208 Kms.)

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D3MIO:
Lo primero que te sorprende en Georgia es que cualquier vehículo de cuatro ruedas de cualquier marca y tamaño van con el volante a la derecha o a la izquierda, no es una situación uniforme como puede suceder en Europa que todos los vehículos matriculados llevan el volante a la izquierda o en Inglaterra que todos lo llevan a la derecha.
Esta situación provoca que si ya de por si la conducción es algo caótica de por si en ciudad, se incremente en las carreteras y que te puedes encontrar un camión de gran tonelaje conducido con un volante a la derecha asomándose para ver si viene alguien de frente para adelantar y quien resulta que viene eres tu... la sorpresa que te llevas es monumental y el susto ni te cuento.
Por otro lado las carreteras, porque autopistas o autovías son inexistentes, están en un estado lamentable cuanto mas te sales de las rutas de mayor afluencia, es proporcional su mal estado... carreteras rotas, falta de arcén, obras mal indicadas, tramos de kilómetros pendientes de asfalto.... y sobre todo la ley del mas grande.
No se respeta la linea continua, ni en rectas... ni en curvas.
Si todo esto fuera poco, los animales de las granjas, pollos, gallinas, cabras, ovejas, cerdos, vacas, asnos.... campan a sus anchas por cualquier tipo de carretera, andando, durmiendo o simplemente comiendo en la cuneta.
La carretera de hoy estaba, salvando todo lo que os he comentado estaba bien, los primeros 100 kms., el resto fue empeorando hasta los últimos 50 kms que la calzada era de cemento.
Lo que sí os puedo decir es que mereció la pena llegar a Mestia.

Tacirupeca:
Hoy es una de mis etapas ansiadas, la llevo guardada en la retina desde que vi esa cordillera caucásica salpicada de pequeños pueblos medievales... Empezamos dando una vuelta por Batumi, una ciudad capaz de albergar los edificios más estrambóticos al lado de bloques de chabolas... mirando sus calles no sé si todo está por construir o el tiempo mató de agonía sus infraestructuras y edificios devorados por enormes enredaderas salvajes que se tragan las casas asfixiadas en la maleza abriendo sus bocas en forma de ventanas para respirar... la ciudad es un tremendo caos circulatorio, hay coches con volante a la izquierda y a la derecha que pitan insistentemente para moverse de un lado a otro como hormigas erráticas saturando nuestra capacidad de tolerancia... quiero salir de allí... tres cuartos de hora después salimos del atolladero y “enrutamos” la Taca dirección a la región de Svanetia. Las carreteras son infernales, se rompen, se desplazan, desaparecen y se convierten en un lodazal... ocas, patos y vacas campan a sus anchas en medio del asfalto inmutables ante el paso de vehículos... cientos de cerdos, grandes y chicos, hocean el barro con sus hocicos roncos en los arcenes de la carretera buscando raíces, hierbas y basura... los coches los esquivan como si de un juego se tratara... Los curiosos cementerios también están junto al arcén... las lápidas llevan grabadas en color enormes imágenes sonrientes de las personas fallecidas que se asoman tras el muro de piedra al concurrido camino... me cuesta mirarlos y no sentir un escalofrío... son tremendamente jóvenes... Empezamos a subir kilómetros y el paisaje nos atrapa enriqueciéndose con picachos nevados, desfiladeros profundos y oscuros, bosques espesos y enormes ríos estruendosos que arrastran la furia del deshielo... Svanetia es una región excesiva para los sentidos... curva a curva tropezamos con cientos de colmenas que recolectan pura miel... La carretera se engancha como la hiedra en la ladera de las altas montañas y a veces se rompe al vacío en tramos desiguales que tenemos que sortear con el estómago apretado... la temperatura nos acaricia en los 22 grados y las zarzamoras nos ofrecen sus frutos frescos y crujientes en cada parada que hacemos para recoger esos instantes infinitos en nuestra cámara y en la memoria... Estamos a pocos kilómetros de Mestia, en esta región el tiempo paró su reloj de arena a la civilización... busco con la mirada, bajo los picos de más de cuatro mil metros del gran Cáucaso, sus casas fuerte están provistas de altas torres de vigilancia medieval construidas para la defensa de las familias... los esvanos tienen su propio idioma y sus peculiares tradiciones que forman una parte muy importante de su vida cotidiana... Dejamos a la Taca descansando y salimos a cenar algún plato típico georgiano como el puré de patatas y queso fundido y el jachapuri... un placer para los sentidos... seguimos caminando y viviendo otros mundos que están aquí... a descansar, el día ha sido largo...

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Día 9.- Mestia - Kutaisi (246 Kms. / Acumulados 4.454 Kms.)

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D3MIO:
Para continuar nuestra ruta había que pasar Mestia hacia el este o desandar 170 kms, pero en ese pueblo acaba la carretera y pasa a ser camino en unos tramos mejor y otros peor. La noche anterior había estado lloviendo como si no hubiera un mañana...
Tenía metidos en el teléfono los dos recorridos para según que, hacer uno u otro y por supuesto con lo que había caído la noche de antes, la moto cargada y dos sobre ella, no era una opción segura, máxime haciendo el recorrido una sola moto. Ya tendríamos bastante of-road, de vuelta, en los tramos que estaban sin asfaltar o en obras donde tendríamos la posibilidad de "disfrutar" todos los tipos y texturas de barro.
Así que nos dimos la vuelta y con mucha paciencia empezamos a recorrer esa carrete con bastante dificultad, pero con con unos paisajes inigualables.
Nos levantamos lloviendo y decidimos desayunar una vez pasada la tormenta con la intención de avanzar y quitarnos lo más pronto posible los tramos que nos estaban asfaltados y la obras antes de que el paso de vehículos los deterioraran.
A los pocos kilómetros de salir dejó de llover y se abrió el cielo. El resto del trayecto fue un continuo estrés cada vez que entrabas en un tramo sin asfaltar... El peso de la Taca a veces te hundía y a veces te hacía bailar la rueda trasera. Luego los vehículos si veían que te distanciabas un poco del de delante te intentaban adelantar, muy pegados, con el consiguiente riesgo. Optamos por parar en los tramos conflictivos y dejar que pasaran los vehículos que tuviéramos detrás o que nos pudieran alcanzar durante el paso del tramo para así hacerlos mas cómodos. En varios Tacirupeca tuvo que hacerlos a pie, ya que era imposible de gobernar la taca con el peso añadido atrás y por su puesto con ello bajábamos el centro de gravedad de la moto. Al final no nos fue tan al como esperábamos y llegamos a Kutaisi para comer.

Tacirupeca:
Menuda noche hemos vivido, una tormenta gestada en las propias entrañas del Cáucaso, a más de cuatro mil metros, ha estallado sin piedad en una madrugada de rayos, truenos y agua airada. A las 7:30 h estaba la Taca y nosotros equipados para luchar bajo esa lluvia espesa. La carretera es complicada, tiene bastantes tramos en obra y eso significa barro, mucho barro y con las montañas nunca se sabe, no hay certeza de si nos van a dar permiso para atravesarlas... teníamos por delante 137 Kms de curvas, barro, animales sueltos y rocas inquietantes en medio de la calzada... inconscientemente tanteamos la dirección del viento en el más absoluto silencio, un cruce de miradas y a rodar... Estoy segura, hoy no es el día. Apenas navegamos tres kilómetros cuando, inesperadamente, la tormenta gira y se ceba en un macizo bestial que la rodea... las nubes se desvanecen y el cielo viste un azul transparente y limpio, huele a madera mojada y hierba fresca, a musgo y tierra... echamos la penúltima foto a esas Torres que nos guardan la espalda y nos pertrechamos para afrontar el reto de salir indemnes de la encomienda... sin prisa devoramos cada kilómetro, cruzamos cada charco, esquivamos cada piedra caída, baches y obstáculo. Sabíamos, por la tarde anterior, casi de memoria, donde se encontraba el peor tramo... a 21 Kms de Mestia... y allí estaba, esperándonos... fraguado en agua y arcilla, batido por las ruedas de pesados camiones que mueven la montaña de un lado a otro tapando las grietas de muerte abiertas en la primavera... metro a metro superamos el difuso trazado con un regusto ácido en la boca de apretar el estómago vacío. Ahora si, a disfrutar... la Taca recortaba la silueta de la carretera rodando junto al río crecido por el agua de las torrenteras... Nos detenemos en un barecillo del camino para desayunar algo caliente... la señora que nos atiende nos dice “No problema” y la cocina la engulle, pasan 15 minutos y aparece con una torta de harina hecha al horno rellena de carne picante, dos cafés turcos y dos vasos de un ácido vino lugareño... al olor de la carne asoma un San Bernardo del tamaño de la moto, se llama Ursus y quiere probar la empanada... no problema pienso.... y le ofrezco un buen trozo que no había forma de pasar por la garganta... El viento frío picaba en la espalda avisándonos de que la tormenta se acerca. Ponemos tierra de por medio y llegamos a Kutaisi, otra ciudad a medio solventar... Mientras yo capturo instantes, la gente se detiene a curiosear la Taca, le preguntan a Manolo sobre nuestra ruta, nuestro país de procedencia... se llevan las manos a la cabeza cuando les dice España y seguidamente se ríen y le responden: España fuera por Rusia... Ay! El fútbol, ese idioma internacional... Recorremos cada rincón de la ciudad, sus fuentes y su preciosa catedral de Bagrati situada en un promontorio desde donde divisamos toda la ciudad... La catedral ha sufrido una importante restauración desde que en 1632 el ejército otomano la masacrara requisando todos sus tesoros y derribando más del ochenta por ciento de aquella bella arquitectura georgiana. Hoy conserva el color turquesa de la cubierta porque los fragmentos encontrados en las excavaciones lucía ese color... Bajamos por una empinada calle de adoquines que muere junto al río, viramos hacia una plaza y nos topamos de frente con la fachada, de propaganda comunista, que da entrada al enorme mercado de Kutaisi, pura simbología en cada centímetro de este impresionante mural... me encanta... el cansancio empieza a hacer mella en nuestras sensaciones y decidimos irnos a descansar para encaminar los sueños... queda tanto por vivir...


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Última edición:
Gracias por las crónicas (por partida doble) y por esas estupendas fotos...
 
Una gran pasada..Sigue,sigue....
Este año,no he podido hacer mi viaje que tenia preparado y me esta entrando envidia de tu viajazo...Pero envidia muy sana...
Felicidades y gracias por compartirlo...
 

Una gran pasada..Sigue,sigue....
Este año,no he podido hacer mi viaje que tenia preparado y me esta entrando envidia de tu viajazo...Pero envidia muy sana...
Felicidades y gracias por compartirlo...

Gracias a ti por comentar la crónica.

La tuya del año pasado me gustó muchísimo, llena de detalles y de información muy interesante para apuntar.
 
Día 10.- Kutaisi - Tiflis (240 Kms. / Acumulados 4.694 Kms.)

https://www.myrouteapp.com/route/open/781925

D3MIO:

El trazado de hoy podríamos dividirlo en tres partes, una llena de curvas y buen asfalto, otra aburrida con muchísimo tráfico y unas rectas aburridísimas y por último una en la que se encuentran los lugares de interés para el día de hoy.
Georgia es un país emergente, donde la existencia de autopistas o autovías es prácticamente nula, hay un gran parque de vehículos antiguos y los camiones con exceso de carga, por lo que la circulación en las carreteras se hace un poco tediosa y bastante peligrosa. Los adelantamientos en línea continua se producen continuamente y el acoso por los vehículos que llevas detrás constante, la relajación es imposible.
A modo anecdótico, nos multaron... En una recta larguísima tanto los vehículos que venían de frente adelantaban como los que iban en nuestra misma dirección, es un una regla no escrita ni lícita, en la que cuando vas más rápido que el de delante te echas encima y se aparta a la derecha, aprovechando el poco arcén y el que viene de frente se aparta también al arcén, con lo que se consigue un adelantamiento "limpio". Gracias a este método ves desde muy mucha distancia un baile de coches adelantando en línea continua, entrando y saliendo, tanto en un sentido como en otro.
Pues bien, en una de estas adelantamos nosotros, en este caso no venía nadie de frente, solo estaba el otro vehículo y nosotros, hicimos la maniobra pertinente para adelantar (echarnos encima del de delante) y rápidamente se apartó al arcén, nosotros por el volumen de la moto no llegamos a pisar la línea... peeeeero había una patrulla que a unos 500 metros en lo alto de un cambio de rasante que nos vio, las luces de la Taca nos delataron.
Al pasar a su altura y supongo que al detectar que éramos extranjeros, pusieron las sirenas y un kilómetro más adelante estábamos parados y manteniendo una conversación de signos, ellos en georgiano y nosotros en castellano, nos preguntaron si hablamos inglés y respondimos afirmativamente (error) llamaron por móvil a la central y se puso una chica que en un perfecto inglés nos explicó porque nos habían parado, porqué nos iban a multar y donde se pagaba la multa. (nos quedamos con la duda de si hubiéramos respondido negativamente nos habrían sancionado o nos darían por imposible) La multa se paga en cualquier banco presentando la denuncia y el importe fue de unos 40€ al cambio.
Cerca de Tiflis en la explanada del Monasterio de Jvari, nos encontramos con un grupo de Harleys, son miembros de una peña llamada "Invictus Georgia" nos pidieron hacernos unas fotos juntos y nos dejaron un contacto por si teníamos algún problema durante nuestro periplo por su país.

Tacirupeca:

Hoy tenemos el día concentrado, amanece una mañana húmeda que se irá tornando soleada. Salimos rumbo a Uplistsikhe, “la fortaleza del Señor”, una ciudad que estuvo habitada ya hace cuatro mil años y pudo acoger a más de 20.000 personas. El trayecto se hace tenso con un tráfico infernal en una carretera de doble sentido donde los conductores adelantan, incluso, cuando vienen coches de frente pasando ajustados los tres vehículos... los minibuses de viajeros se sitúan a un metro de la Taca empujándonos para adelantarnos en cualquier momento... nos faltan ojos y espejos retrovisores para controlar la situación... en los márgenes de la carretera brotan tiendas de cerámicas, dulces lugareños y hamacas de todos los modelos y colores... el paisaje va cambiando sin apenas notarlo... el verde intenso y acuoso de las montañas cede paso a los terrenos cultivados, a las zonas de viticultura y finalmente a los secanos que huelen a verano y calor... Tras la pantalla de una enorme alameda que se bordea el río Mtkvari, vislumbramos, entre las hojas mecidas por el viento aún fresco que se agradece, la ciudad de Uplistsikhe excavada en un alto acantilado de roca moldeable que permitió crear una arquitectura pagana y cristiana. La subida a la ciudad bajo un sol de justicia se hace dura, enormes lagartos mimetizados en la roca huyen veloces a nuestro paso... y comienza un entramado de cuevas y salas, bodegas, despensas y dormitorios... con ricos tallados en la techumbre y una pequeña basílica cristiana construida en piedra y ladrillo de los siglos IX-X que corona el complejo y permite una impresionante vista del valle serpenteado por el río de vida que cruza esta región... bajamos por un túnel arañado en la roca que climatiza el calor y llegamos a la entrada buscando agua para calmar la sed... Aliviamos el sofoco y rodamos rumbo a Mtskheta, la antigua capital del reino caucásico de Iberia del este... nosotros somos los íberos del oeste. Su patrimonio reconocido por la UNESCO es extraordinario, cada rincón del casco histórico narra en silencio una hazaña. Visitamos la imponente catedral de Svetitsjoveli que significa “pilar de vida” y hace alusión a una leyenda relacionada con la vida de Santa Ninó de Georgia y la túnica de Jesús. Dentro de la catedral hay una pequeña iglesia fiel reflejo de la Capilla del Santo Sepulcro de Jerusalén erigida para convertir a Svetitskhoveli en el segundo lugar más sagrado del mundo gracias a la leyenda. Que dice que la reliquia de la Túnica de Cristo está enterrada allí. Georgia practica el cristianismo ortodoxo, la Iglesia Apostólica Ortodoxa de Georgia es una de las iglesias cristianas más antiguas del mundo, fundada en el siglo primero por el apóstol Andrés el “Primer Llamado”. La catedral está presidida por un fresco del Panteocrátor realmente imponente... comienza una misa y los sacerdotes ortodoxos nos invitan a marcharnos... y nos vamos al monasterio de Jvari o de la Cruz que está encaramado en una colina a cuyos pies resplandece Mtskheta... este monasterio tiene una energía especial, un olor extraño a aceite de rosas y arándanos. Un haz de luz entra por una ventana iluminando una gran cruz de madera tallada... se eriza la piel y el aire denso de la estrecha estancia susurra nombres al oído... cuánta paz he sentido... descendemos la colina ruteando hasta la capital, Tsibilis, cae la tarde, es hora de descansar y encender los sueños... mañana más...

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Día 11.- Tiflis - Tiflis (311 Kms. / Acumulados 5.005 Kms.)

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D3MIO:
La ruta de hoy es hacia el norte (ida y vuelta) llegaremos hasta Kazbegi a unos 11 kilómetros del único paso fronterizo abierto entre Georgia y Rusia, bordearemos la región de Osetia del Sur, causante del conflicto entre estos dos países y que aún mantiene conflictos armados independentistas con Georgia.
El trazado, en si, es bueno, exceptuando algunos tramos de sin asfaltar. Tiene un poco de todo varias zonas de curvas y el asfalto en general bueno, el único problema es el transporte pesado ya que al ser una carretera fronteriza, es muy espeso. De hecho, los último kilómetros hasta Kazbegi el arcén esta ocupado por una larga fila de camiones de todo tipo.
Mucho coche y moto rusa, también carretera de paso para los europeos que van hacia Mongolia.

Tacirupeca:
Se presenta una jornada apasionante, una de las tres rutas que tengo grabadas a fuego en el corazón... volar entre la Cordillera del Cáucaso y llegar a Kazbegi... Rodamos por la nominada carretera militar georgiana, el sendero milenario de la ruta de la seda cuando surge de las aguas esmeraldas del río Aragvi la Fortaleza de Ananuri, no podemos pasar de largo sin visitar el calor intramuros de las pequeñas iglesias que iluminadas bajo la tenue luz de cientos de velas parece un baile de luciérnagas... La Taca avanza desbocada, su alma de viajera ventea la fuerza de la naturaleza y nos vamos adentrando en extensas alfombras de tonos verdes difuminados por un creador de sueños, la belleza me sobrecoge, parece irreal... las nubes se enredan en las montañas en un abrazo permanente de subidas y bajadas... cualquier rincón se hace mirador del infinito y los elevados picos caucásicos recortan el perfil del horizonte en dientes de sierra, afilados como palabras con hiel, o se mueven al vaivén de suaves olas redondeadas como pechos de mujer... La carretera se rompe en obras que nos bajan a la tierra y durante dos infernales kilómetros arrastramos el barro y la pena por la dureza del camino de piedras vivas... afortunadamente e hace corto ante la ansiedad de llegar al destino.... Algunas cumbres encrespadas se aderezan con puro hielo, nieve y ventiscas elevadas que espolvorean de azúcar los perímetros inmediatos... un río de leche se abre paso reptando en el amplio valle y la carretera se alza rasgando la cintura esbelta de la roca dura... Llegamos al paso de Jvari Pass, a 2.379 metros de altitud y visitamos el monumento soviético al arco ruso georgiano de la amistad de los pueblos... situado en un paisaje abrumador donde la gente practica el parapente irrumpiendo la fuerza del viento con cientos de arco iris vivos que simulan mariposas. Seguimos rodando por una de las fronteras naturales más extraordinarias que hay en el viejo continente entre colas kilométricas de camiones que esperan cruzar la frontera hacia Rusia... la niebla se derrama por algunas montañas y me genera desazón, quizás nos impidan ver la Iglesia de la Santísima Trinidad (la Tsminda Sameba). Llegamos por fin a Kazbegi y allí estaba esperándonos, en la serenidad de su cerro verde... para subir nos vemos obligados a coger un taxi, no suben motos ni coches no autorizados. Aparcamos la Taca frente a la montaña para que pueda compartir la experiencia y nos subimos al taxi que en quince minutos de locura, barro, hoyos, atascos y cientos de improperios... nos deja a los pies de la iglesia junto a cien personas más... es lo que tiene el verano. No me importa, me suelo enajenar con facilidad... Siento una especial conmoción al tomar consciencia, casi espiritual, de saberme allí... una perfecta unión del paisaje y la historia... esa pequeña iglesia escoltada por grandes colosos como el Monte Kazbek, que se alza a 5034 metros sobre el nivel del mar es mítico para mí... siento en paz y armonía... sólo respirar... intento aprisionar cada segundo en retina, paisaje es de un belleza que hiere... bajamos en silencio a pesar de los saltos inhóspitos del camino, almorzamos y emprendemos la vuelta satisfechos, con una sonrisa de niño en la cara... y llegamos Tbilisi la ciudad más bonita del Cáucaso, para recorrer su casco histórico con su fortaleza Naarikala, sus balcones de madera, sus empinadas calles interminables, la catedral dorada de Sameba que se alza a ochenta y cinco metros del suelo y puede abrazar a más de quince mil almas... visitamos el puente de La Paz y la Torre de las Marionetas con sus líneas torcidas que parece salida de un cuento infantil... Me sorprende esta ciudad porque es capaz de maridar el contraste de lo antiguo y lo nuevo sin que nada quede fuera de lugar... seguimos sumando sueños... a descansar...

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Día 12.- Tiflis - Dilijan (184 Kms. / Acumulados 5.189 Kms.)

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D3MIO:

Hoy entraremos en Armenia. La frontera se pasa rápido, si no fuera por que en su base de datos no existe la moto que llevamos para registrarla y tiene que ir hasta el comandante del puesto a ver como meten el modelo de moto en el ordenador para que cuando salgamos coincida... Algo parecido sucede con el seguro, que se saca en una caseta y después hay que ir a la comandancia de nuevo a presentarlo para que te den el pasaporte para la moto con una validez de 30 días.
En Armenia no tienen cultura de moto, es decir, no hay motos durante la semana que estuvimos en el país solo vimos tres motos, en la capital a lo largo de los dos días de estancia. Una era una naked y las otras dos eran R, los tíos iban con camiseta, bañador y chanclas. El no tener cultura de moto tiene muchas consecuencias, que paso a enumeraros, no te respetan una distancia mínima de seguridad a los lados, piensan que te mueves como un coche y no tienes inclinación al tomar una curva... o te encajonan entre dos vehículos con el espacio suficiente para que pasen los retrovisores.... conducen a tu lado para hacer fotos o videos... te dejan adelantar para después adelantarte sea como sea y donde sea... se pican una barbaridad... (mas que en Italia, solo que con peores vehículos) sobre todo el problema incide en que te encuentras con un vehículo de dos ruedas en un mundo de cuatro, en el que las costrumbres y hábitos de conducir se han ido formando para vehículos de cuatro ruedas, no hay motos y muy pocas bicicletas, que son usadas a modo de carrillo, las cargan y van andando junto a ellas.
Por otro lado es un país en pleno crecimiento, tanto es así que no esperan a terminar una carretera o un túnel para abrirlos al tráfico rodado y te encuentras con la maquinaria pesada trabajando al lado de tu paso. A la mayoría de las carreteras les falta aún mucho para considerarlas como tales, pero eso también tiene su encanto.

Tacirupeca:

Los preparativos de la mañana nos han retrasado la salida de Georgia y nos hemos topado de bruces con el temido calor, menos mal que los trajes de moto son frescos y ventilan muy bien el aire que entra distribuyéndolo por todo el cuerpo. A las 13 horas cruzábamos la frontera entre Georgia y Armenia por un puente en tierra de nadie. Ha sido un paso rápido, poca burocracia y muchas miradas penetrantes por parte de la policía en todo momento correcta... Empezamos a rodar en otro mundo, con otra alma y otra forma de avanzar. Armenia huele a brevas maduras y pasas, a las tardes tórridas de calor donde las chicharras se desgañitan en los troncos de los árboles para mitigar su ardor. Un aire dulzón y templado nos embriaga, el sopor de la siesta nos llama... Armenia es ese lugar donde el reloj habla de siglos y milenios, ese territorio bíblico donde la llama de la religión Cristiana prendió por primera vez, es una confluencia entre Oriente y Occidente en un horizonte de cruces de piedra. Camino a nuestro destino, Dilijan, nos encontramos con una zona de bosques espesos lagos de cuento e impresionantes macizos rocosos pero las carreteras son una tragedia, llenas de profundos socavones y parches... de pronto vemos una cola de coches varados a cien metros de la entrada a un túnel, paramos la Taca y preguntamos ¿qué sucede? Hay que esperar quince minutos... me responde un muchacho... de fondo escucho la algarabía de niños chapoteando en el río, me asomo y veo como disfrutan en una pequeña balsa natural en medio de la nada... los motores arrancan y vuelvo a la moto... los coches empiezan a entrar en el túnel, sus siluetas borrosas van a trompicones y se oye una máquina excavadora en el interior... nos toca entrar... no puede ser!! Están construyendo el túnel y nos dejan entrar sin ninguna medida de seguridad... Llevo los ojos abiertos como faros, hay grandes piedras en medio, hoyos de tierra y barro... pero bueno qué le pasa a estos países con las carreteras??? Salimos con una risa nerviosa y una sensación de incredulidad engañosa.... la carretera mejora a tramos pero el paisaje es sorprendente... la maleza se ha tragado fábricas oxidadas enteras, y las casas y edificios se construyen con bloques de piedra rojecina que los hace parecer descuidados y mortecinos. Subimos una empinada cuesta para ver el Monasterio de Haghpat que mira por encima del río Debet desde un promontorio ubicado en medio de un circo montañoso, una obra maestras el siglo X de la arquitectura religiosa que amalgama elementos bizantinos y tradicionales de la región del Cáucaso y el Monasterio de Sanahi a trece kilómetros del anterior... ambos forman parte del Patrimonio de la Humanidad... la luz entra a estas reliquias de la cultura a través de estrechos ventanucos que mantienen el frescor de los anchos muros... los vencejos entra como kamikazes por las oberturas en medio del chillerío de las crías que reclaman su sustento... el suelo está tapizado de tumbas centenarias y grandes lápidas de roca tallada con cruces armenias reposan callados por el viento caucásico que lame los muros de piedra... royéndolos poco a poco. Esas grandes columnas de piedra negra en la que fue una biblioteca del saber reposan en sus basamentos enormes vasijas de barro donde se guardaba la historia transcrita en miles de pergaminos... la luz huele a sal e impregna de humo negro la estancias que se abren con pequeñas luminarias... es un remanso de serenidad que da al corazón lo que el pensamiento no puede... a seguir caminando en el tiempo..

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Sensacional. Además mejorando carreteras y, sobre todo, túneles (un punto a favor para los siguientes que vayan por allí)...
 
Día 13.- Dilijan - Tatev (309 Kms. / Acumulados 5.498 Kms.)

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D3MIO:
Segundo día en Armenia, con las lecciones de circulación y estado de carreteras aprendidas después del impacto social recibido ayer. El trazado de hoy está en buenas condiciones, nos dirigimos hacia el sur, la carretera circula una primera parte junto al lago Sevan y para pasar a continuación cerca de la frontera con Azerbayan, por lo que el transito de vehículos militares y camiones repletos de soldados es continuo.
Cuanto más al sur vas, los vehículos son mas antiguos, pero la gente más cercana, de vez en cuando ves alguna minivan de turismo organizado, pero nada de autobuses, el turismo es incipiente y en muchos monasterios o iglesias nos encontramos solos con el vigilante que intenta explicarnos la historia del edificio, con la dificultad que entraña la diferencia de idioma. Los lugareños suelen saludarte tu paso. Durante todo el recorrido junto al lago te encuentras apostados en la cuneta puestos de madera con pescado seco. Si os gusta y pasáis por allí, no dudéis en parar y comprar una trucha, por 10 céntimos de euro al cambio, tendrás un almuerzo exquisito.

Tacirupeca:

Armenia es ese país ancestral origen de civilizaciones, ese país por descubrir, por sentir... sus gentes son afables y siempre quieren ayudar, te hablan en un perfecto armenio que evidentemente no entendemos, pero refuerzan su lengua con un manoteo permanente y una gesticulación digna de admiración... les encanta que seamos de España, siempre responden Armenia-España hermanos... y sonríen sin timidez, con esa sonrisa franca que te hace pensar porqué existen fronteras... sus vidas son apacibles y sencillas... los niños juegan en las calles, se bañan en los ríos, trepan a los árboles, te saludan con ahínco cuando pasas a su lado con sus manillas sucias y pequeñas y hasta ayudan a sus padres en el campo con risas chillonas que se oyen desde lejos... qué país tan atrasado verdad? Armenia es una reliquia en sí misma, algo en estado puro a preservar de la voracidad turística... ojalá haya un desarrollo planificado para crecer sin perder su esencia, su verdad... Hoy he disfrutado sin medida subiendo cremalleras interminables de escaleras escarbadas en las colinas para contemplar el tiempo detenido en esos humildes monasterios tremendamente bellos... monasterios que atesoraron el saber de casi dos milenios asentados en las orillas del lago Sevan, turquesa como la piedra de luna. Es uno de los lagos alpinos más grandes del mundo situado a 1900 metros sobre el nivel del mar con una longitud de ochenta Kms... el primer Monasterio que enfrento es el de Sevanavank, su nombre quiere decir “monasterio negro” su origen está en el año 874... me ha llamado la atención una cruz de piedra llamada khachkar en la que aparece representado un Cristo con ojos rasgados, barba y de su pelo cuelgan dos largas trenzas. Los artistas armenios lo representaron así con la intención de que si durante las invasiones mongolas los guerreros veían en estas figuras unos rasgos reconocibles con su raza no los destruyeran... Siguiendo la línea de costa dulce, entre el vuelo frenético de cientos de libélulas esmeraldas, se asoma al lago desde su colina la iglesia de Hayravank. La gente que visita estos espacios sagrados sale caminando hacia atrás, le pregunto a una guía inglesa y me responde que es para no dar la espalda a nuestra Señora la Virgen María... Avanzamos para topar con un retazo de la historia viva medieval de este país, el impresionante cementerio de Noraduz que recoge la mayor concentración de Khachkars de Armenia. 800 cruces de piedra talladas y viejas tumbas con relieves que narran toda una vida, desde el siglo IX al XV, se levantan en el valle como un ejército fantasma y cuenta la leyenda que el destacamento invasor de Tamerlan dio media vuelta al confundir, inmersos en la bruma del lago, las cruces con terribles soldados armados mientras los lugareños hacían ruido con metales para hacerles creer que estaban en posición de hacer frente en la batalla... una anciana se me acerca sin hacer ruido como una aparición, mientras fotografío las tumbas ancladas en otros tiempos que dejaron huella, para venderme calcetines o gorros de lana calientes como el día de hoy... agradezco su ofrecimiento y con un gesto amable declino su oferta... me coge de la mano y casi me arrastra a una cruz que no había visto, me dice: “Esta mejor. Arriba Ararat, medio Cristo, abajo sol, luna y granada, pies familia. Gracias”, y se va ondulando su cuerpo menudo entre las cruces talladas... Termino la visita bajo un sol castigador que tiñe de rojo mis hombros y partimos hacia el origen vital de esta aventura... el monasterio de Tatev... atravesando mares de flores silvestres, donde almorzamos en el mejor restaurante del mundo... el campo... encontramos escondidas posadas para aquellas caravanas que recorrieron la ruta de la seda y lo sueños... pero eso será mañana... llegamos a una zona de cabañas de madera, el calor es tolerable, se cuela un grillo en la habitación... miramos al cielo y un espectáculo visual me estremece... millones de ojos de estrellas me acunan en la noche... solo respirar y a descansar...

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Día 14.- Tatev - Erevan (271 Kms. / Acumulados 5.769 Kms.)

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D3MIO:
Hoy ha sido un día de encuentros, por u lado el Monasterio de Tatev y por otro el monte Ararat, dos iconos de este viaje.
Cuando planificamos el viaje, este día teníamos previsto hacerlo sin prisas, visitar el monasterio a primera hora de forma que no hubiera mucho turisteo alrededor, disfrutando del momento y marchar después de vuelta unos cien kilometros por la misma carretera dirección Erevan, hasta llegar a las inmediaciones del Ararat.
Así lo hicimos, el desayuno a la vuelta del monasterio nos esperaba según lo pactado, eran las 12:30 de la mañana.
El teleférico tiene el record Guinness de distancia.
Ya camino de Erevan la temperatura fue subiendo de forma considerable hasta los 39º, ante situaciones como esta habíamos echado unos chalecos refrigerantes, que hicieron su trabajo a la perfección.
La carretera hasta la capital era bastante buena y llena de curvas, la gran parte del trazado junto a un río encañonado por paredes de roca.
Junto al monte Ararat el calor ya era sofocante, así que nos tomamos un refresco y para el hotel, el día terminaba frente a un aparato de aire acondicionado.

Tacirupeca:
Por fin esta mañana he vivido el germen que auspició este viaje... el Monasterio fortificado de Tatev que en armenio significa “dar alas”, situado a 1600 metros de altura, que ha sido uno de los puntos espirituales más importantes de la historia y que en la Edad Media llegaron a vivir, en este recinto sagrado, más de mil monjes. Aún recuerdo como el destino me atrapó, hace tres años, mostrándome por casualidad en Google una fotografía de este mítico lugar que fue el señuelo para poner en marcha esta inimaginable expedición caucásica. Me he despertado un poco nerviosa, ya casi estoy ahí... Hemos salido muy temprano, sin desayunar apenas una galleta rellena chocolate, para estar los primeros en el teleférico llamado “Las alas de Tatev” disfrutando de las horas más frescas de la mañana. Una moderna cabina diseñada por ingenieros suizos sobrevuela como un águila mansa, en absoluto silencio, las montañas milenarias y el cañón del río Vorotán. Un vuelo de doce minutos que recorre casi seis kilómetros de un paisaje brutal que tiene como destino esta joya del siglo IX. Nada más bajarnos de la cabina hemos ido a embelesarnos con la imagen de mis sueños... dos kilómetros de una cuesta polvorienta e interminable bajo un sol tempranero intentaban restarle emoción a lo esperado... pero puede más la ilusión y el vértigo de saberte ahí que el esfuerzo físico agotador... un paso, otro paso hasta encadenar cientos de ellos y en un recodo, ante una altiplanicie de basalto, emerge como un antiguo galeón el monasterio anclado al borde del precipicio en el profundo desfiladero del Vorotán. Tengo que sentarme de la impresión, las emociones me alborotan el pecho y un nudo de belleza se abre paso en mi garganta... absorta en el deleite de contemplar como un cuadro cada detalle repasado en mi memoria, observo las tres iglesias (Santos Pablo y Pedro, San Gregorio el Iluminador y Santa María), la biblioteca, un refectorio, un campanario y un mausoleo. Al sur de la catedral se yergue una columna de ocho metros de altura coronada por una cruz tipo khachkar que actúa de péndulo, conocida como Gavazan Siun, construida en el siglo X que ha resistido numerosas invasiones y terremotos. El propósito de la columna es alertar del menor temblor de tierra, dando las primeras señales de atención sobre un posible terremoto o para avisar a los monjes si venía de camino algún pueblo invasor, ya que también oscila ante los movimientos provocados por estampidas de caballos. Este monasterio ha sido destruido y reconstruido en varias ocasiones por manos invasoras que saquearon sus tesoros y quemaron más de diez mil pergaminos que concentraban el conocimiento recopilado de la época y un bravío terremoto en el año 1136 que causó serios daños al recinto. Después de dos horas de disfrute nos dejamos llevar, abrumados por tanta serenidad e historia, por las alas de Tatev a nuestra residencia donde nos esperaba un consistente desayuno puramente caucásico... Partimos hacia Erevan, el calor arrecia y la temperatura se eleva cada kilómetro recorrido, ya sobrepasa los cuarenta grados a pulmón y echamos mano de los chalecos refrigerantes que nos saben a gloria divina... Entre la calima vemos la silueta desdibujada del gigante Ararat asomarse por los visillos de las nubes con sus 5.135 metros. Es un volcán inactivo cuya cima se encuentra cubierta de nieves perpetuas. Armenia lo siente suyo, es su símbolo nacional, su montaña sagrada donde descansan los restos del arca de Noé. Me entristece pasar a su lado y ver una frontera de alambres espinosos arañar la tierra y garitas de hojalata con militares escondidos tras sus rifles de asalto... malditas fronteras que separan lo humano de lo divino siempre en beneficio del poderoso... mientras tanto la gente sobrevive y es amable, tanto que a veces me da un poco de vergüenza interior. Ojalá este mundo cambie, cada uno de nosotros podemos influir en nuestros ámbitos cotidianos... tenemos la oportunidad y la obligación de dejar un mundo mejor del que encontramos a nuestros hijos e hijas... queda tanto por caminar... y caminamos... a descansar...

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Última edición:
Día 15.- Erevan - Erevan (240 Kms. / Acumulados 6.009 Kms.)

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D3MIO:

Nos levantamos temprano, hoy la intención es ver diferentes emplazamientos alrededor de Erevan, pero no sabíamos del infierno que nos esperaba.
La ciudad es un caos y salir o entrar un suplicio, no posee una circunvalación para poderla rodear, por lo que ir de un punto a otro te obligaba a pasar por alguna parte de la ciudad, por avenidas mas o menos grandes repletas de semáforos. Los conductores tampoco ayudan a la fluidez, ya que impera la ley del mas grande y no existe un mínimo de raciocinio o preferencia de paso, por lo que el atasco en cruces y rotondas está asegurado. La Taca se vio en muchas ocasiones atascada al igual que un vehículo cualquiera, ya que tampoco dejan mucho espacio, por lo que no puedes ratonear entre los coches.
A todo esto hay que sumarle autobuses y camiones con muchos años y una capacidad contaminadora impresionante, no puede ser cierto lo que sale de esos tubos de escape. De hecho al llegar al hotel y al quitaros los cascos vimos que ambos teníamos la marca del hollín en toda la cara.
A todo esto había que sumar la temperatura ambiente, llegamos a mantener una constante de 45º y en alguna ocasión el termómetro de la Taca marcó los 47º. Esto nos obligó a reducir las visitas y volver al apacible clima del hotel. Por suerte el traje y los chalecos refrigerantes, de nuevo nos ayudaron a resolver este problema.
Ya por la noche cambia todo, la temperatura se hace agradable, el tráfico se relaja considerablemente y te permite circular por el centro de la ciudad de manera fluida.

Tacirupeca:

Anoche planificamos darnos un madrugón para evitar las horas de máximo calor que rondarían los 45º a las tres de la tarde. A las ocho y media ya estábamos a 39º, como rutina diaria llenamos el depósito de gasolina y a rodar rumbo al templo helenista de Garni, el templo del Sol, en la provincia de Kotayk. Fue mandado a construir en el siglo I por el rey Tiriades en honor al dios del sol Mitra. Está erigido sobre una meseta triangular, protegida en tres de sus lados por un profundo valle y rocosos desfiladeros que ofrecen una panorámica espectacular casi a vista de pájaro... en un lateral del templo, se conservan los vestigios de unas termas de estilo romano del siglo III d.C que un sacerdote ortodoxo contempla pensativo ajeno al chillerío de un grupo de escolares que se concentraban en la base del podio elevado. Los veinticuatro pilares que sostienen el techo del templo, hecho íntegramente de basalto, simbolizan las 24 horas que tiene el día y su decorado cuenta con muestras del ornamento antiguo armenio, como imágenes de flores, frutos de granada y racimos de uva. Garni es un superviviente, es uno de los pocos vestigios históricos que tiene Armenia antes de la llegada del cristianismo. Armenia fue el primer país que adoptó el cristianismo como religión de Estado en el año 301 y, en ese momento, todos los lugares de culto paganos en su territorio fueron destruidos. El calor se empieza a condensar, nos refrescamos en una animada fuentecilla que mana, con generosidad, un agua inusualmente fría. A pesar de saber que no es recomendable beber agua no envasada, la calor nos obliga, total un sorbito no puede hacernos mal. Subimos a la Taca y el asiento parece un cojín de brasas vivas... enhebramos la carretera hacia el monasterio de los salmos, Saghmosavank y el monasterio de Hovhannavak, ambos encaramados al borde del cañón del Río Kasakh. Me abruma la soledad que los envuelve, una especie de aura húmeda levita en el interior de estos resquicios de espiritualidad... cada columna, cada muro, cada piedra lleva grabado un secreto tan profundo como el mismo desfiladero... estar sola dentro de esas reliquias te lleva a escuchar susurros de voces apagadas, murmullos de rezos y el crujido impertinente de aquellos bancos de que ya no están. Huele a velas de cera y un suave aroma de rosas limpias se despliega en los rincones... La luz resbala pesada por las ventanas abiertas y dibuja contornos de figuras que pasean en los sueños inertes... las paredes se rellenan de textos religiosos que no puedo entender pero que me atraen sobremanera, cientos de cruces se erigen trepando las aguerridas columnas que sostienen la memoria... estar sola y escuchar la pisada ausente de mis propios pasos me genera una cierta inquietud que me hace mirar hacia atrás... me sumerjo en la oscuridad de las naves laterales y, poco a poco, van apareciendo de la nada perfiles de santos bajo gigantescas lámparas de velas que magnifican sus proporciones... pero sigo ahí, buscando esa paz de quienes no están. Lo vencejos se refugian en la frescura de la nada y vuelan audaces cada espacio vacío de calor... Salgo y el sol me ciega... miro esos templos tornasolados anclados en el pasado y siento... me siento viva... Todos los monasterios de Armenia utilizan en sus construcciones un tipo de roca llamada toba o tuff con una paleta cromática de tonos color rojo rosado intenso, tonos pardos veteados o negro poroso dependiendo de la región donde se extrae la toba. Seguimos camino a el pequeño Vaticano de Armenia, Echmiadzin, donde reside la máxima autoridad de la Iglesia Apostólica de Armenia, el Catholicós... aquí se encuentra la catedral Cristiana más antigua del mundo levantada en el año 303... mi visita ha sido fugaz porque la catedral está en pleno proceso de restauración y apenas se puede ver nada... el moderno complejo religioso que circunda la catedral me parece exagerado y decido marchar a la última visita del día, las ruinas del templo de Zvartnots del siglo VII. Es el lugar donde fue enterrado Gregorio l Iluminador... fue una de las obras más grandes de su época con un cúpula que llegó a medir 45 metros, pero un terremoto hizo que el edificio viniera abajo dejando las ruinas que hoy he podido admirar a pesar de un calor que en este punto asfixiante alcanzaba los 45º. Partimos raudos para el hotel situado a 30 Kms que me han parecido 100... entramos en Erevan, no es una capital especialmente bonita... se caracteriza por su grandiosa arquitectura de la época soviética y los edificios cuadrados construidos de toba en un color rojizo que los iguala provocando que Érevan fuera conocida como la “Ciudad Rosa”... no es una ciudad atractiva pero su gente es muy mediterránea y al caer el sol llenan sus plazas y calles de energía en una capital que crece... la gente se desplaza en autobuses estrechos y antiguos asomando sus almas por las tórridas ventanas de sus ojos calientes... se paladea el calor en sus miradas ausentes... la calima se espesa en tonos ocres sometiendo al dragón de fuego bajo el yugo de nuestro interior... es hora de buscar refugio para seguir caminando bajo las estrellas, para bailar en el mar de la vida... para soñar... ahora a descansar...

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Última edición:
Fantástico viaje,fantásticas foto y fantástico relato muy diferenciado por cada uno pero igual de interesante
Muchas gracias por ilusionarnos!!
Un saludo


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Día 16.- Erevan - Akhalsitkhe (281 Kms. / Acumulados 6.290 Kms.)

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D3MIO:

Hoy volvemos de nuevo, antes de partir hacia Georgia, a las inmediaciones del monte Ararat e intentar hacer una foto decente... Otro intento fallido.
Conseguimos atravesar el nudo de la capital dando un rodeo y alejándonos un poco mas de esta urbe.
No tenemos nada planificado para este día, solo hacer kilómetros, cruzar la frontera de Armenia a Georgia y disfrutar del paisaje.
La carretera es buena y divertida hasta la frontera, a partir de ahí una vez en Georgia se hace un suplicio, 100 kms. de agujeros en el asfalto (cuando lo hay) donde por muy despacio que vayas y mucho que maniobres te toca seguro seguro, siempre tienes premio y te veras con la relajación del paso de los kilómetros pegando un llantazo con el consiguiente escalofrío por la espalda.
La aduana se pasa rápido y sin muchas complicaciones.

Tacirupeca:

Son las ocho de la mañana, la temperatura es de 30º y vamos a realizar un segundo intento para fotografiar el monasterio de Khor Virap con el Ararat, la montaña sagrada de Armenia como telón de fondo... el monasterio se encuentra en una loma situado a unos 100 metros de la frontera turco-armenia cerrada con un espantoso alambre de espinas y protegida por militares que vigilan la zona de frontera conflictiva... La pérdida del monte Ararat en manos turcas en 1921 fue un duro golpe para los armenios, ya que era su monte sagrado y simbólico. El Ararat no fue lo único que Turquía arrebató a Armenia, el estado turco quiso aniquilar por completo al pueblo armenio y casi lo consiguen. El genocidio se produjo entre 1915 y 1923, a manos de los turcos, que obraron con enorme crueldad masacrando a la población armenia por el mero hecho de ser armenia y cristiana, mediante decapitaciones, fusilamientos, crucifixiones, abandonos en el desierto sin comida ni bebida, palizas y torturas medievales. De esta forma asesinaron a un millón y medio de la población incluyendo mujeres, niños y ancianos. Es bueno conocer la historia para no repetirla. En la actualidad, las fronteras están cerradas entre ambos países y para entrar o salir de Armenia hay que hacerlo a través de Georgia.
La importancia de este monasterio y sitio de peregrinación se debe a que Gregorio el Iluminador, el Santo, fue encarcelado durante 14 años por el rey Tiridates III de Armenia en este monasterio, posteriormente sería el mentor espiritual del rey e irían de la mano para declarar a Armenia como nación Cristiana. Khor Virap está a unos 30 Kms. de Erevan, la alta temperatura empieza a obnubilar el ambiente empañando el horizonte con una gasa de calima que borra la silueta de esta montaña bestial... conforme nos acercamos nuestros temores se confirman y apenas se distingue el majestuoso Ararat tras el monasterio... jugando con los contrastes de la imagen se intuye su imponente silueta elevada a 5.165 metros... damos la vuelta, algo desanimados, pero con las ganas de seguir recorriendo mundo... nuestro objetivo es cruzar la frontera Armenia y dormir en Georgia. Vamos cruzando ciudades de diferentes tamaños y las construcciones no varían... todos los edificios y casas son fruto de la misma roca lo que les confiere un estilo soviético militarizado... los pequeños autobuses van abarrotados, la temperatura se eleva a 44º a las once y media de la mañana. El aire caliente entra por la visera del casco resecándome los labios, las carreteras están en plena construcción para abrirle la puerta al desarrollo y la temida modernidad... mi cerebro empieza a tararear una canción inconscientemente para evadirme del infierno. La Taca va devorando los kilómetros con ansia, la gente no usa ni abanicos... están perfectamente aclimatados y cuando les dices sudando y resoplando “vaya calor” te sonríen resignados encogiendo los hombres y respondiendo “summer here”... Paramos a tomar una cocacola en un kiosco improvisado en medio de la nada, justo en frente de un pequeño cementerio del que sobresale una inmensa iglesia no restaurada... me parece tan romántica... seguimos la ruta y el campo pierde las casas y los pueblos, se va quedando aislado... ya se vislumbra la frontera que cruzamos con bastante rapidez, no hay ganas de preguntar... El tono de la tierra evoluciona del ocre seco y duro a un verde incipiente que cubre las lomas tiñéndolas de tímida primavera malva... la carretera absolutamente rota, va escalando un paso de montaña y pasados 150 kilómetros desde Erevan la temperatura cae 20º... el cielo recoge las nubes para formar una tormenta que no llega a desprenderse, la brisa se vuelve fresca y transparente para traernos ese dulce olor de la hierba... bajamos el puerto y el propio edén asoma a nuestra mirada... campos cubiertos de florecillas de todos los colores, un humedal en el que se recrean cigüeñas, garcetas y ocas mientras un águila sobrevuela nuestra cabeza a escasos tres metros para tirarse en picado en busca de su presa... en todo el camino nos acompaña un río alegre cruzado por decenas de estrechos puentes que facilitan su paso... los niños pequeños saludan desde las inexistentes aceras en pueblitos pequeños donde hacen ladrillos de barro y paja... paramos la Taca junto una cortijada para colocarnos el chubasquero porque el frío empieza a calar la espalda... de la nada aparecen dos niñas, de unos doce años, cogidas de la mano y me preguntan
- Where are you from? - Spain... y se ríen curiosas, empiezan a entablar una conversación de cuándo, cómo, dónde, porqué... y yo les respondo desde la paciencia divertida de sus rostros novatos... cuando agotan su repertorio de un inglés correcto me dan las gracias y me dicen “encantadas de conoceros” y se van comentando su ratico de charla... me gusta su desparpajo adolescente... seguimos de ruta y un castillo mimetizado en la roca de la montaña sale de su bajorrelieve para dejarse admirar cerca de Vardzia... seguimos el cauce del río encañonados entre estrechos cortados de riscos inquietantes bajo un cielo gris que me genera cierta nostalgia... llegamos a nuestro destino para dormir en paz... esa paz de caminar con la mente abierta y dispuesta a aprender y valorar el regalo de cada amanecer, un día menos vivido y mañana uno más... a descansara descansar...

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Día 17.- Akhalsitkhe - Erzurum (338 Kms. / Acumulados 6.628 Kms.)

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D3MIO:
Hoy no hay mucho que reseñar, día de transición. Carreteras buenas (entramos en Turquía de nuevo y son un gustazo) Tormentas estivales, a partir del medio día y una frontera muy rápida, apenas 15 minutos.

Tacirupeca:
El día ha amanecido desapacible, estamos en plena zona boscosa que actúa a modo de atrapa tormentas, desayunamos ligeramente porque la etapa de hoy es de transición, poco más que cruzar la frontera de Turquía... este pueblo se encuentra situado en una posición estratégica, en mitad de la importante ruta comercial de la seda que conectaba Georgia con Bizancio y el resto de países europeos, convirtiéndose en el centro político, cultural y administrativo del sur del país. De ahí que albergara tanta mezcla de culturas. Akhaltsikhe es un ejemplo de tolerancia entre las diferentes culturas. Aquí vivieron georgianos, armenios, griegos, rusos, turcos y judíos. Aún se pueden encontrar en la ciudad iglesias ortodoxas, una mezquita, una sinagoga y una madraza. Sus orígenes datan del siglo IX y su nombre original era Lomisa. La palabra Akhaltsikhe es posterior y significa “el castillo nuevo”, este municipio se enorgullece de mostrar al mundo su imponente Fortaleza de Rabati. En esta fortaleza se resume la personalidad de Akhaltsikhe concentrando la arquitectura de las diversas culturas que pasaron por la ciudad: en su interior está la ciudadela, unos baños, la mezquita del pachá Haji Ahmed, una madraza, una iglesia, un castillo y otros edificios de diversos usos… una amalgama de culturas que no desentona en un espacio dotado de una calma armónica inusual con estilos tan variados. Hace ese calor húmedo que precede a la tormenta y decidimos ponernos es marcha... rodar por las carreteras montañosas de Georgia es un placer para todos los sentidos, se disfruta de un hervidero de vida silvestre que apasiona, los bosques prietos entreverados con valles verdes, pequeños riachuelos se derraman por las laderas como cicatrices brillantes bajo la luz poco constante del sol... Ya vemos las fronteras, una al lado de la otra separada por apenas 50 metros de distancia de nadie y millones de kilómetros de cultura... son unos pasos de frontera poco transitados, se nota en la desidia de algunos policías que miran hacia otro lado con pocas ganas de faenar... todo en regla y pasamos a Turquía, no puedo evitar observar que hay una poderosa valla de alambre de espino que delimita y separa... me genera una angustia irracional... la tormenta hace acopio de todas las nubes vecinas y avisa con estruendosos truenos que parten el cielo en dos... Le damos vuelo a la Taca para adelantar la tormenta que se adivina excesivamente negra... corremos como alma en pena hasta la hora de almorzar, viramos hacia un pequeño pueblo cuyas calles de tierra podrían tragarse en un bache cualquier modelo de coche. Vemos una humilde “casa de comidas” y entramos... arroz, alubias, ensalada y kebap... delicioso, una chica joven llamada Hilal se siente emocionada de que estemos allí, no es sitio de paso ni de visita... nos pregunta nuestro nombre, de donde somos, a donde vamos... con los ojos abiertos como puertas y una sonrisa de las de verdad... me pide hacerse una foto conmigo para subirla a Instagram y en cinco minutos toda su familia y amigos estaban allí para conocernos... nos puso un café turco y al terminar le dio la vuelta a la taza para leer el futuro... sonreía y le pregunté- bien? Y me dijo con un inglés muy básico: “tu muy afortunada, muy bien”... y su sonrisa de canela decía que no mentía... la tormenta nos alcanzó estallando con una furia descomunal, nos equipamos rápido y salimos a carretera bajo el diluvio universal... el agua formaba ríos en el asfalto aún caliente levantando una capa de bruma a medio metro... la lluvia repiqueteaba en el casco con un ritmo desacompasado... demasiado ejército armado en la carretera con cara de pocos amigos, coches blindados, puestos de control...la tormenta se iba gastando por momentos y salió una esperanza de sol... por fin llegamos al hotel... hechos un charquito de mar... los paisajes lunares atravesados me han tocado el corazón... estamos cansados de la pelea de hoy así que con los sueños puestos me voy a descansar con vuestro permiso. Buenas noches

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Día 18.- Erzurum - Elazig (319 Kms. / Acumulados 6.628 Kms.)

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D3MIO:

Otro día mas de transición, sin ninguna visita prevista. Estamos inmersos en pleno Kurdistan y los puestos de control militar se suceden, la sensación de peligro no es latente, pero tanta "protección" te intimida y te hace pensar... La carretera es buena y nos permite avanzar rápido. La lluvia de nuevo nos da la bienvenida después del almuerzo.

Carolina:

Después de un sueño reparador despertamos en la capital de Anatolia Oriental, una moderna ciudad en la que se celebraron los Juegos Universitarios de Invierno pero que conserva una identidad cultural e histórica fascinante. Esta antigua ciudad Armenia, debido a su situación de cruce de rutas entre Constantinopla, Rusia y Persia... ha visto pasar ejércitos armenios, romanos, persas, bizantinos, turcos y mongoles... todos han dejado impronta en sus cimientos. La mañana se ha presentado agradable y nos ha permitido visitar los lugares más emblemáticos que afortunadamente se encontraban abiertos, a pesar de ser domingo, porque hoy, 15 de julio, se conmemora, el segundo aniversario del fallido golpe de Estado y por tanto los pueblos y ciudades lucen miles de banderas turcas y.... hay un fuerte control del ejército absolutamente armado con las tanquetas expuestas en carreteras, plazas y espacios de concentración. Es una sensación rara sentirte observada, allá por donde pasas, por cientos de cámaras instaladas en las farolas de las carreteras, Torres de vigilancia en cada colina... varios soldados armados con fusiles de asalto nos han parado en cuatro controles de carretera... muy amables, si... pero armados hasta los dientes... Nos hemos dirigido a la plaza central en la que se encuentra la Yakutiye madraza, es un precioso edificio de 1310 muy bien conservado que se ha reconvertido en un interesante museo etnográfico que muestra las costumbres y usos locales. Hoy había una impresionante exposición del fallido golpe de Estado. La entrada es un bordado bellamente tallado en la piedra, destaca el minarete decorado con una exquisita porcelana y cuerdas de relieve... en su interior se percibe el ambiente de recogimiento diseminado en pequeñas salas para el estudio y la íntima oración... proseguimos el camino para ver solo desde fuera la mezquita Lala Mustafa Passa porque los fieles estaban orando, pero si pude apreciar el colorido techo de la entrada principal que se adorna con motivos florales... seguimos hasta dar con el monumento más espléndido de Erzurum, la Cifte Minarelli Medresse con sus dos minaretes gemelos, de ladrillo estriado, decorado con llamativos azulejos pequeños elevados sobre una entrada principal tallada con suma delicadeza, data del siglo XIII. Es un edificio con alma que invita a la reflexión y el recogimiento, sus muros cantan letanías de otros tiempos y resuenan las huellas descalzas de los chiquillos correteando por las galerías de columnas conectadas al árbol de la vida. Un poco más arriba están las tres tumbas llamadas Üz Kumbetler que podrían pertenecer a un cementerio mayor ya desaparecido, en una de ellas, la más hermosa es donde fue enterrado el emir Saltuk en el siglo XII. El entorno está absolutamente abandonado lo que le resta atención a un espacio histórico tan curioso... cuando la restauración paisajística esté finalizada será un lugar de encuentro muy evocador... La Taca nos espera para llevarnos a nuestro destino, Elazig... cruzamos hermosos campos de flores, secanos que huelen a paja mojada por una tormenta de verano, subimos un solitario puerto de montaña encerrado entre pinos infinitos que elevan nuestra inquietud... estamos en terreno kurdo y el conflicto aún permanece, se palpa en las miradas esquivas de los hombres cuando paramos a tomar un café en cualquier sitio de esos parajes forjados en oscuras cavernas que albergan ira... rodamos con un sigilo ensordecedor, ni siquiera cruzamos palabra atentos a cualquier movimiento en la montaña... un puesto de control nos para para comprobar la documentación... todo en regla... pasa... y es como si abrieran una puerta al infierno... la Taca se abre paso en caminos de tierra, bajo túneles esquilmados en la propia piedra...el río juega al escondite entre grandes farallones de sierra... sus aguas turquesas se arremolinan entre las rocas viejas y forman pozas serenas donde se bañan las meres y los hombres pescan. En una roca se alza un comedor improvisado y paramos a almorzar... la gente nos mira de frente, el camarero sorprendido nos pregunta en un perfecto turco que vamos a comer... carne y cocacola respondo... sonríe trae una pipirrana con guindillas picantes y “yerbabuena” espolvoreada... bien? Asiento con la cabeza y cinco minutos después viene con un plato mixto rico, rico... empieza a llover, es la tormenta de las cuatro y diez... nos persigue puntual y partimos veloces a Elazig... todo huele a recién mojado, a recuerdos infantiles del heno caliente tras la lluvia, la luz se hace hebras en la tormenta y nos abre paso... llegamos a una ciudad tomada para conmemorar lo que no fue... entramos al hotel, desde el minarete llaman a la oración... las calles se vacían de gente y solo en los cafés se escucha !Gooool! Francia gana y el fútbol invade la cabeza de las buenas gentes... seguimos caminando, ya es hora de descansar...

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Qué barbaridad de viaje y de crónica, es más o menos lo que quiero hacer el verano que viene y me va a servir de muchísima utilidad, en serio... BRUTAL.
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR COMPARTIRLO!!!
 
Día 19.- Elazig - Malatya (268 Kms. / Acumulados 6.896 Kms.)

D3MIO:

Hoy visitaremos NEMRUT, para llegar a este emplazamiento hay dos carreterras y dos accesos al monte, por el sur y por el norte, después de mucho buscar, no encontraba nada que me diera algo de luz de cual era la mejor ruta para llegar, nosotros escogimos la norte, ya que la del sur era mas arriesgada en cuanto a situación político-militar. Al final acertamos y os explico porqué... Por el sur te quedas a unos 500 metros del monumento ya que ahí termina la carretera y hay que hacerlos subiendo escaleras (si o si), cosa poco recomendable, por la climatología que puedes encontrar.
Por el norte tienes un desvío entre Elazig y Malatia en el que empieza una carretera espectacular, por unos tramos mejor y por otros peor, pero muy divertida y con unas vistas impresionantes. El asfalto acaba a cuatro kilómetros del monumento junto a un centro de visitantes con cafetería. Esos cuatro kilometros restantes es una camino, en mejor o peor estado y con arenilla suelta y con varias curvas cerradas de ascenso, está cerrado por una valla, que previo pago de 4 liras turcas por cabeza te lo abre el señor del museo para que accedas con tu vehículo. En nuestro caso desistimos de subir con la Taca, ya que no era camino para hacer con ruedas mixtas y el peso de los dos mas el equipaje. Para estos caso en el centro de visitantes hay un coche que te sube por un módico precio (ese día el coche estaba roto).

Tacirupeca:

Me despierto con la inquietud de realizar un sueño, la mañana se despereza radiante con un sol transparente que llena de luz cada rincón del pensamiento. Desde la terraza echo un último vistazo furtivo a la mezquita de Elazig, sus minaretes impolutos parecen destinados a bordar el cielo... apoyados en decenas de cúpulas de plata, se yerguen para difundir su credo, sus palabras resuenan en la noche calmada confundiendo los sueños. La Taca está en marcha hambrienta de caminos perecederos, rotunda y suave, traza cada curva adaptándose al terreno... Los paisajes tranquilos pronto se enervan al ritmo de la carretera pasando de valles y ramblas serenas a escalar altivos puertos de montaña... La tierra cambia de color dibujando con ocres y rojos las líneas de pan de cada colina redondeada por la fuerza del viento y la tormenta que hoy nos ha perdonado la mañana. Poco a poco, la sierra muerde el perfil del cielo y los caminos se hacen estrechos. Vamos conquistando curvas y enhebrando rectas que serpentean como heridas abiertas en la tierra. El horizonte acuarela un cielo tremendamente azul donde los halcones practican caída libre sin motor... la carretera asciende, casi asfixiada, rasgando las paredes verticales de las laderas mancilladas. Un viento fresco y errante me trae imágenes de libros estudiados, de lecturas grabadas a sangre y fuego en el corazón en las que un rey, Antíoco I Theos de Comagene, mandó construir un túmulo funerario en la cima de una montaña flanqueado por colosales estatuas de 8 metros de altura y expresiones intrigadas... Por fin vamos a visitar el monte Nemrut a 2.150 metros de altitud. La carretera evoluciona de buena a mala, de mala a no existir o volver a empezar. No importa acariciar los sueños lleva implícito un pago no verbal. Atravesamos un minúsculo pueblo donde las niñas juegan a pasear en caballo y los buenos juegan a un dominó extraño... al final la carretera muere, con una barrera que nos impide el paso, en un camino empedrado con rocas vivas y revoltosas junto al museo de Nemrut. Vemos muy difícil subir en moto, quedan 3,5 Kms. de empinadas cuestas y curvas imposibles y decido subir andando... no hemos hecho 180 Kms para quedarnos allí sentados... Entonces llega un señor con una furgoneta cargada con su familia y le pido, con ojos de gato de Shrek, que nos suba al monte, Ibrahim abre su sonrisa de gala y asiente sin problema... de un salto dejamos a la Taca aparcada al relente del viento del sur y vamos hacia la furgoneta numerosamente habitada. Nos abre la puerta de atrás una joven madre con su hijo de tres años, hay dos chiquillos más sentados en el suelo... no tenía asientos traseros... unos cojines alargados rodean el perímetro interior de la furgoneta y en una esquina llevan una enorme sandía turca y varias bolsas con viandas. Damos las gracias y entramos, en el asiento corrido delantero va la madre del conductor y su segunda esposa... Subimos la cuesta infernal dando saltos de feria mientras nos hacen una batería de preguntas en “turco-inglis”... reímos a carcajadas porque no había forma de casar nada... tan tranquilos, subidos en una furgoneta con amables desconocidos compartiendo el lenguaje universal de la alegría... la furgoneta se queda a cien metros de la cima que subimos juntos como una familia. Al llegar, la sobrecogedora imagen soñada me absorbe...Nueve gigantes destronados, nueve dioses y reyes descabezados por la historia y por la deliberada mano humana de iconoclastas, vigilan el horizonte de piedra escuchando los ecos del crepitar de roca viva. Nemrut Dag es la tumba colosal de un rey cuya tumbó aún no ha sido descubierta, un rey que gobernó Turquía desde el año 98 aC al hasta el 31 aC. Probablemente, la tumba se encuentra en las profundidades del templo, justo en la montaña Nemrud pero aún es un misterio... dos milenios nos contemplan bajo esas miradas de hielo que rezuman sal y fuego... me siento emocionada, me dan ganas de abrazarlos en el silencio de sus rostros impasibles... el viento silba canciones funerarias, es hora de bajar. Tubha, la chica turca, canta... llegamos y nos deshacemos en darles las gracias. No quieren nada, aceptan un refresco y quieren invitarnos a compartir su almuerzo. Declinamos amablemente su sincero ofrecimiento y nos dan un abrazo que se siente... se van, nos vamos y enfilamos el regreso absortos en nuestros propios pensamientos aferrados a la existencia de esa buena gente en todos lados y con el corazón repleto de la belleza hierática de esos seres que no son de este mundo pero que están allí, esperando... el paisaje toca melodías de otros tiempos, el viento trae un aroma lejano de moras silvestres y cerezas amarillas dulces como los sueños vividos... tan bonito... tan humano... buenas noches, es hora de descansar...

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Qué pasada de crónica, muy interesante. Enhorabuena, has conseguido contagiarme el interés por reservar destino ;)
Si las carreteras mejoran es sin duda un destino apto para todo tipo de monturas...

Un saludo.
 
Día 20.- Malatya - Göreme (414 Kms. / Acumulados 7.310 Kms.)

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D3MIO:
Hoy tenemos una distancia mas larga de lo habitual, va a ser una etapa de transición hasta la capital de la Capadocia. Las carreteras perfectas y con muy poco tráfico, solo entorpece el ritmo el paso por los pueblos y ciudades, aunque a la vez se agradece en ocasiones por cambiar la monotonía. La temperatura que durante todo el viaje nos ha sido favorable, sin mencionar el paso por Erevan (para no recordar), empieza a subir se nota que nos acercamos al sur.

Tacirupeca:
Terminado el desayuno, equipamos la Taca y ponemos rumbo a Arslantepe (la colina del león) es un sitio arqueológico situado a 6 km de Malatya que data de la primera mitad del I milenio a. C., en la edad de hierro en el que se ha descubierto un complejo palaciego único en su género y lo que se consideran las armas más antiguas encontradas en el mundo. Me llama poderosamente la atención las pinturas del muro de una sala por su movimiento y creatividad. Dos bueyes tiran de un carro atadas por un hombre... la abstracción de las pinturas rojizas me recuerda a los cuadros de Miró. Una escultura del soberano Milid junto a interesantes frisos del palacio se sitúan a la entrada de la excavación que permanece viva... seguimos la ruta rodando entre secaderos de nectarinas que se extienden en plásticos sobre la tierra, el aire sabe a fruta fresca y llegamos a un cañón exprimido entre paredes de 1.500 metros de altura, donde descender las bravas aguas del río Çoruh es una experiencia emocionante, sobre todo, cuando hay que torear una sucesión de rápidos muy complicados con nombres tan sugerentes como King Kong y Alta Tensión. Al final el río descansa en un remanso de paz donde una antigua noria eleva el agua esmeralda a una delicada piscina de rocas en la que decenas de truchas pugnan por ocupar un espacio suficiente para crecer... el agua gotea de las paredes resguardándose del sol en una tupida selva natural que aísla del calor. Partimos rumbo a Göreme en la Capadoccia... El cielo se baña en azules añiles y las montañas vestidas de dulzones tonos ocres, se agazapan como leonas en la sabana... Los pueblos se pierden en la carretera, una infinidad de mezquitas extienden sus minaretes al cielo para tocar el paraíso prometido... de fondo aparece el monte Erciyes, es la montaña más alta del centro de Anatolia, con sus 3.916 metros, sus paredes cortan como filos de navaja invitado a los esquiadores atrevidos a descender por sus laderas de plata. La ciudad de Kayseri es un bullicio de gente desplazándose por cada rincón decorado con amplios espacios florales... visito el complejo Hunat Hatun con la madraza, la mezquita y el haman que está cerrado... todo me resulta familiar, unas fotos y a seguir que el día es largo. Ya se van viendo los tristes campamentos de refugiados y unos niños sin zapatos te miran con ojos de hambre... se me revuelve la conciencia... Rodamos hacia Göreme, la tierra se vuelve blanda contorneando extrañas figuras, ayudado por el viento y la furia de la lluvia. Ya vemos las siluetas de las chimeneas de las Hadas romper el horizonte mordido a trompicones... el sol va cayendo despacio arrastrando la luz a los avernos. Un espectáculo de luz y casas horadadas se funden con la noche anaranjada... ya es tarde, me sumerjo en la penumbra de los sueños donde se confunde la realidad con la esperanza... a descansar, mañana será un día espectacular...

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Última edición:
Por Dios, cuánta excitación ....... pedazo de viaje y crónica. Y todavía queda, verdad?
 
Día 21.- Göreme - Göreme (140 Kms. / Acumulados 7.450 Kms.)

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D3MIO:
El día de hoy lo vamos a dedicar a visitar los espacios de interés de la Capadocia, nos despertamos temprano, con los resoplidos de los calentadores de los globos que pasan junto al hotel. Las carreteras son buenas y con poco trafico, solo lo buses y microbuses que trasladan a los turistas de un lado a otro.
Hace justo 25 años estuvimos visitando la Capadocia, desde entonces hasta ahora ha cambiado mucho todo esto y los recuerdos que tenia de visitas a cuevas y capillas en solitario se ha transformado a tener que esperar a que entren y salgan varios grupos de alemanes, japoneses, rusos, chinos... para poder entrar... Sigue siendo todo magnifico... y quien lo visite por primera vez, lo verá como yo lo vi entonces. Pero para mi fue una gran desilusión.
Por otro lado el tema seguridad, es una anécdota muy puntual y para nada tiene que entenderse como algo generalizado, nos pasó en Turquía igual que nos podía haber pasado en España. Pues bien, estaba anocheciendo y volvíamos para el hotel, acabábamos de dejar una carretera principal en un cruce semaforizado según nos indicaba el GPS a cien metros nos encontramos con que nuestro camino estaba cortado y teníamos que desviarnos por un camino de tierra, yo estaba ya cansado y no sabía en que condiciones y la distancia de ese desvío, así que opté volver de nuevo a la carretera principal y cambiar la ruta de regreso del GPS. Así lo hicimos, al volver el semáforo para incorporarnos estaba en rojo, así que me quito el guante y aprovecho para cambiar la ruta, me dice Tacirupeca que ya está en verde, miro el retrovisor y al no tener a nadie detrás, me pongo el guante tranquilamente, voy a meter primera y se cruza por la carretera principal un coche de gran cilindrada lanzado... y al poco otro ( pienso pufff de lo que me ha librado el guante) pero eso no es todo, oigo TAP.... TAP,TAP,TAP,TAP... TAP,TAP... (eran disparos de pistola...) Los dos coches se perdieron en la carretera.....
Lo comentamos y seguimos hacia el hotel.

Tacirupeca:
Despertamos con el horizonte moteado por decenas de globos aerostáticos de colores que se funden con el amanecer... la Capadocia es ese lugar que recoge el arte excepcional de la naturaleza y lo mezcla con la capacidad creativa del ser humano... es un paisaje que hay que experimentar una vez en la vida. Pasear sin prisa entre sus caprichosas rocas cónicas, sus colinas onduladas teñidas de arena blanca... descubrir sus misteriosas ciudades subterráneas tejidas como un laberinto de pasillos claustrofóbicos que albergan a miles de personas bajo la luz titilante de los candiles de aceite que hacían emerger sombras de seres dantescos en los recodos de los huecos... te hace creer en la magia de Turquía... Capadocia es mucho más que un paisaje sobrenatural que te deleita con formaciones geológicas y colores imposibles ... Las civilizaciones también han dejado su sello en esta región donde la realidad se confunde con la ficción. Sus peculiares formas rocosas y la herencia del paso de culturas milenarias han dado forma a un paisaje singular en el que los hititas, asirios, persas, griegos, romanos, bizantinos y turcos han dejado una huella profunda que ha posibilitado que Capadocia fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Si impresiona ver auténticas ciudades excavadas en las paredes de las montañas más espectacular es todavía encontrarlas bajo tierra en medio de una llanura. Ese es el caso de Derinkuyu y Kaymakli, la primera la más profunda y la segunda la más grande de las 37 ciudades subterráneas que se encuentran en la región. Derinkuyu tiene una profundidad de casi 50 metros y unos 20 pisos aunque sólo se pueden bajar 8 y visitar el 10% de las galerías. Toda una población vivía en sus estancias, donde hay viviendas, almacenes donde guardar la cosecha recogida preservándola del áspero invierno y hasta cuadras para el ganado. La ciudad se utilizaba como refugio ante la presencia de enemigos y se calcula que el primer tramo de Derinkuyu fue excavado por los hititas hacia el 1400 a.C., siendo ampliada más tarde por las diversas culturas que habitaron Capadocia.
A primera hora hemos visitado el Museo al aire libre de Göreme, donde las rocas blandas de toba caliza fueron ahuecadas para dar forma a un complejo monástico en el que los monjes vivían. Recorrer cada iglesia escondida tras la piedra y observar esas paredes decoradas con hermosos frescos de una policromía fascinante te evade de la realidad... basta cerrar los ojos para imaginar el trasiego de aquellos monjes subiendo y bajando exiguas hendiduras talladas en la piedra a modo de escalera... Las iglesias se han resguardado de los rigores del clima pero no de la mano del hombre mediatizada por culturas diferentes que se ensañaron en las pinturas rayando los ojos de Cristos y Santos... Rodear con la mirada tanta belleza acumulada en siglos de historia me produce una sensación de bienestar interior. La historia y el arte son dos de mis pasiones más queridas que se desatan en esta aventura navegando por la cuna de varias civilizaciones tan antiguas como el mundo. Dejar la imaginación volar por El Valle del amor o de las rosas donde se concentran las sorprendentes chimeneas de las hadas, visitar los castillos de Ortahisar o Uçhisar, dos auténticas fortalezas talladas en el corazón de la piedra o contemplar una puesta de sol desde el techo de Göreme te llenan de luz la mirada y te dejan respirar... ha sido un día luminoso, templado y sentido... vamos regresando a casa con la mochila llena de muchísimo camino por recorrer... por vivir... y ahora a descansar...

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Un singular paisaje sin ninguna duda y un destino en sí mismo...
 
Un singular paisaje sin ninguna duda y un destino en sí mismo...

Exacto maestro, simplemente llegar allí es una gran viaje en si y ademas si le añades ese destino puedes perfectamente estar 2 o 3 días visitando lugares sin llegar a aburrirte.
 
Día 22.- Göreme - Beysehir (421 Kms. / Acumulados 7.871 Kms.)

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D3MIO:
Las carreteras de hoy, en general, han sido de largas y aburridas rectas en autovía, el paisaje y sus cambios son los que hacen que merezca la pena la conducción. La media de la temperatura sigue subiendo.
A destacar la tormenta de por la tarde, nos cogió de improviso, fue una cortina de agua que vimos a lo lejos y sin darnos cuenta se nos echó encima. Nos dio tiempo de ponernos a duras penas la parte de arriba del cubasquero y ya no pudimos hacer nada, el granizo empezó a golpear los cascos y la carretera se puso blanca rápidamente. Al no haber refugio cerca, nos apartamos de la Taca lejos del arcén y nos pusimos de espaldas a la tormenta, a la espera de que las protecciones de la ropa nos aliviaran el picoteo del granizo y que la tormenta terminara rápido. Al momento paró tras la Taca un Peugeot 405 y el conductor hizo ademan de bajarse, rápidamente me di cuenta de que el hombre, bastante joven, iba bien vestido con chaleco y corbata y lo que parecía un edredón en el asiento de al lado era una novia vestida de blanco y todo el vuelo de la falda al rededor. les hice ademan de que no se bajara, que no había ningún problema y así lo hizo y no se marchó hasta después de que amainara la tormenta y nos escoltara varios kilómetros, ya que la carretera había quedado llena de grandes charcos y en algunas zonas el barro había ocupado la calzada. No pude darle las gracias como se merecía...

Tacirupeca:
Recogiendo la exigua maleta que llevo voy repasando mentalmente todos los lugares sentidos, las anécdotas vividas y las sonrisas provocadas por tanta buena gente que se cruzan en el camino... Me da una cierta pereza de gato abandonar Capadocia, sería capaz de acariciar con la mirada, una y otra vez, cada roca tallada en ese mar de historia... llevo las retinas impregnadas de esa belleza natural que sobrecoge y enamora... Partimos rumbo a Beysehir, el aire es fresco y vibrante limpiando de nubes un cielo acicalado con los colores de mañana recién amanecida. El paisaje va perdiendo sus erosionadas colinas salpicadas de formas agrestes para estirazarse en un desierto de piedras calientes... Paramos en Agzikarahan para contemplar un caravasar del siglo XIII situado en la Ruta de la Seda... Los caravasars son un antiguo tipo de edificación donde las caravanas de los comerciantes que hacían viajes de muchas jornadas podían pernoctar junto a sus animales y custodiar sus mercancías... eran los precursores de los modernos albergues de nuestra época. Sus dimensiones son colosales, parece una fortaleza militar forjada en tres naves separadas por un bosque frondoso de columnas y arcos imponentes... una zona para descansar, otra para intercambiar cultura en las conversaciones ociosas del descanso, otra para la oración y otra para atender el merecido reposo de dromedarios, caballos, acémilas y aquellos animales que precisaran refugio. Subimos a la Taca y empezamos a rodar entre campos de girasoles y trigo cuyos colores parecen sacados de la paleta cromática del mismísimo Van Gogh... mientras observas, los pensamientos vienen y van enredados en ideas perecederas... doscientos kilómetros después llegamos a Konya, la hermosa ciudad de los derviches fundada en el siglo II a.C. por el imperio romano aunque una antigua leyenda dice que se fundó justo después del Gran Diluvio, lo que la convierte en una ciudad ancestral poseedora de un gran patrimonio cultural y quizás, una de las más conservadoras y tradicionales a nivel de religión... Callejeando llegamos al Museo de Mevlana donde se percibe una extraordinaria fuente de energía que me despeja del calor incipiente. Aquí se encuentra el mausoleo Rumi, el lider espiritual fundador de los derviches danzantes que a través de sus movimientos giratorios conectan con las leyes de la naturaleza. El museo está lleno de tumbas cubiertas con capas de terciopelo y turbantes bajo las paredes escritas con versos del Corán, la gente implora ayuda para solventar sus necesidades con las manos abiertas mirando tras una reja a oscuras custodiada por el guardián. Salgo de ese ambiente asfixiante para sumergirme en la luz de sus cuidados jardines y fotografiar la cúpula turquesa que simboliza el paraíso celestial... Nos ponemos en ruta para llegar a Catalhöyük, donde descubrimos la cuna de la civilización humana, el primer poblado conocido donde nuestra especie humana pasó de ser nómada y cazadora a asentarse y cultivar la tierra... hace la friolera de 9.000 años. Este yacimiento, en sus capas inferiores, pertenece a los períodos 4 y 5 de la prehistoria del Oriente Próximo entre los años 6600-5600 antes de Cristo y que la UNESCO incluyó dentro del Patrimonio de la Humanidad. Ver esa excavación, contemplar el trabajo concienzudo de los arqueólogos envueltos en el polvo de la tierra fina que se pega a la piel como un barniz me admira... bajo nuestros pies emergen 9000 años de historia, nuestra historia... siento un escalofrío recorrer mi cuerpo... ese lugar emociona y nos sitúa en un periodo tan corto de la historia que deberíamos saber aprovechar... Con los sentimientos dibujados en los ojos nos dirigimos a Beysehir, subimos un puerto de montaña donde la terrible tormenta nos acecha... descarga sus rayos y truenos con una furia inusitada, una granizada barre la carretera ya inundada y nos obliga a parar... a duras penas conseguimos equiparnos con los chubasqueros mientras la lluvia dura nos empapa el corazón... un coche para a nuestro lado para prestarnos ayuda, nos acercamos para agradecer su generosidad vemos que son dos novios recién casados... ella lleva un pomposo vestido de boda ataviada con una diadema en la frente que le da un aroma de princesa... tan bella... no les dejamos bajar a pesar de su insistencia... me parece tan tierno y fuera de nuestra realidad ese sincero gesto que casi me hace llorar... Se apacigua la tormenta y subimos, helados, a lomos de nuestra fiel compañera... nos trae salvos a nuestro destino... las nubes se retiran a sus aposentos y un sol nostálgico estremece su ocaso en el lago... otro remanso de paz para descansar...



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Última edición:
Turquía... un país con mucho que ofrecer al viajero. Gracias por acercárnoslo... :)
 
Día 23.- Beysehir - Pamukkale (393 Kms. / Acumulados 8.254 Kms.)

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D3MIO:
El principio del día ha sido un poco raro, por un lado un medidor de presion de aire de una gasolinera tan moderno, tan moderno que casi nadie sabía utilizarlo, solo en dueño del establecimiento (nunca he visto un aparato ta sofisticado para algo tan sencillo como meter aire en una rueda a la presión requerida)
Por otro una multa que no me merecía pero que por ser de donde soy y no llevar cerezas nos hizo perder un buen tiempo, os explico... Carretera de doble sentido en una recta infinita, un camión a un paso normal y tres vehículos detrás, dos coches los últimos nosotros. Adelanta el primero, adelanta el segundo y a continuación nosotros... todo bien, hasta que en el infinito aparece un guardia con la mano levantada y nos para a los tres.. mientras aparco la Taca se baja Tacirupeca y me doy la vuelta para ver que pasa. Veo a uno de los guardias, el que nos ha dado el alto con medio cuerpo dentro de la ventanilla de uno de los coches y entre risas y saludos se despide, llevando en la mano una bolsa de cerezas, hace el mismo ritual con el otro coche y su bolsa de cerezas... las deja en una mesa y se acerca a nosotros, nos pide documentación de la moto y todo lo que pueda hacer referencia legal a la moto y a nosotros, lo lleva a la mesa de las cerezas donde hay sentado otro compañero y se lo entrega todo. Bueno, el agente me dice que he pasado un radar con una velocidad máxima de 90 Kms/h y que yo he pasado a 92Kms/h... Nada a tragármela, ni ellos hablaban castellano o inglés, ni nosotros turco, así que a asumir el no llevar cerezas y ha pagar la multa (que esa será otra historia) religiosamente, no había manera de que nos entendiéramos y tampoco manera de salir airosamente de esa situación. Después cogimos una carretera que bordeaba el lago y todo se olvidó, la carretera estaba perfecta y las curvas se sucedían. la temperatura ya se nota bastante por esta zona, así que los descansos para hidratarnos se hacen mas continuos y largos. A primera hora de la tarde, después de comer llegamos a Pamukkale, un descansito en la habitación para que bajara la temperatura exterior y visita...

Tacirupeca:
Despertamos un poco tarde y con el pie cambiado… Cumplido el rito obligatorio de desayunar para abordar la mañana nos ponemos en marcha rumbo a Pamukkale pasando primero por la mezquita medieval de Esrefoglu en Beysehir... una señora mayor me insiste en turco que debo llevar un pañuelo en la cabeza y descalzarme, el edificio merece ese sacrificio... entró ante la mirada imperturbable de la guardiana de la puerta que sonríe cuando ve mis calcetines de ratoncitos rosas regalo de mi hija... impresionan sus 42 pilares de madera con capiteles policromados y su mihrab de azulejos en tonos azules y turquesas... una delicada alfombra de lana absorbe los pasos dejando mi presencia en absoluta penumbra... es preciosa... pienso... Nos dirigimos a una gasolinera cercana para recargar a la guerrera y mirar la presión de los neumáticos que anda deprimida... la máquina de aire no funciona, tras varios intentos bajo el sol de las 11h se acerca un buen hombre con la intención de ayudar y tres segundos después el dueño de la gasolinera... todos colaborando para que la Taca lleve la presión justa... diez minutos después de un turco ininteligible todo está correcto y quieren invitarnos amablemente a tomar un té hirviendo que mi mente rechaza de pleno por el calor pero utilizo la mejor de mis sonrisas para explicarles que vamos muy tarde y lo entienden... tomar un té significa una hora de conversación. Pasados diez kilómetros de una carretera provincial la policía nos da el alto, junto a dos coches más, y nos pide toda la documentación prácticamente desde que nacimos... El policía nos explica, en turco por supuesto, que el límite de velocidad de la carretera es 88 Kms/hora y nosotros íbamos a 92Kms/hora y multa. Cuánta precisión -pienso en voz baja- comprobamos el GPS y nos dice que íbamos a 90... pero, razonablemente, Manolo me cuchichea que es mejor no protestar. El policía rellena la multa de 25€ y amablemente nos invita a comer unas deliciosas cerezas crujientes que tiene preparadas en una bolsa... por su mirada entreverada creemos conveniente probarlas no vaya a ser que nos duplique la cuantía inicial. Nos despedimos con mucho tacto y nos volvemos a poner en marcha... El día se presenta con una temperatura muy agradable, incluso fresca. Rodamos por un paisaje variado entre lagos celestes y montañas aviesas. A 14 Kms del pueblo una inmensa mancha blanca tan grande como Mobydick se distingue en la montaña... ahí está nuestro destino final. Descargamos la equipación, un necesario descanso de una hora para evitar las horas centrales de máxima calor y salimos a ver Pamukkale, por fin... el Castillo de Algodón. El origen de esta extraña formación geológica proviene de los terremotos que sufrió esta región y que abrieron fallas por las que emanaron aguas termales que contienen una alta proporción de creta que le da ese color blanquecino a las terrazas de agua. Con la llegada del turismo se produjo una sobre explotación de los manantiales de aguas que provocaron que gran parte de las piscinas naturales se secaran convirtiendo esta maravilla de la naturaleza utilizada por los romanos dos siglos antes de Cristo en un erial hasta que la UNESCO intervino en 1988 poniendo medidas radicales en marcha para recuperar este espacio natural digno de admiración y aún sigue en el hospital... Cuando subes la cuesta interminable que te lleva a esa gran bandeja de porcelana blanca y te descalzas para caminar con los pies desnudos sobre ese manto de roca travertina blanca que no resbala... se hace un nudo en la garganta. Las cálidas aguas termales discurren, cantando estrofas de agua entre los pies de cientos de personas que se afanan por buscar la mejor foto sin pararse a contemplar tanta belleza. Cuando camino por la superficie rugosa tengo la sensación extraña de estar en algún lugar recóndito de la Antártida. En la cara interior de esa formación geológica milenaria, a la que nadie sube por pereza... se descuelga un panal de piscinas superpuestas con el hielo como frontera... La luz del sol se refleja en cada molde de agua como espejos de las estrellas... con el corazón flotando en este mar de nubes que no mueren nos acercamos para visitar la colosal ciudad romana de Hierápolis nacida alrededor del año 190 a.C. como zona de recreo de estos spas naturales con propiedades curativas y con una piscina termal, donde se bañó Cleopatra, con bloques de piedras y columnas romanas sumergidas en el fondo verdiazul de sus aguas a causa de un terremoto. Paseando por el entorno, que se extiende a lo largo de dos kilómetros, las columnas brotan de la madre tierra como barcos reflotados en las tinieblas, la imaginación levanta enseguida los muros descabalgados por el tiempo y reconstruye lo que fue una pujante ciudad... el sol se va poniendo y marca con sus sombras la piedra de un grandioso teatro bien conservado cuya acústica hace que el canto de las chicharras se multiplique por diez... El atardecer empieza a tornasolar los colores del paisaje, el agua se convierte en oro y las pisadas de sangre. Bajamos en procesión silenciosa por el sendero de seda, paso a paso, con la mirada sentida y el corazón emocionado... es hora de descansar...

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Día 24.- Pamukkale - Selcuk (212 Kms. / Acumulados 8.466 Kms.)

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D3MIO:
El día ha ido tranquilo, a no ser por querer pagar la multa de ayer y no haber manera de hacerlo. Ya por aquí empezamos a recorrer de nuevo autopistas de peaje.
Os pongo un enlace a un vídeo del amigo Miquel Silvestre, donde entendereis el tema multas en Turquía.

Tacirupeca:
Partimos de Pamukkale dirección Éfeso, echo la penúltima foto en el lago que hay debajo de la colina “nevada” y tres patos juguetones se empeñan en ser inmortalizados... una última mirada a esas rocas travertinas que arañaron un trocito de mi corazón y nos encaminamos en busca de una “Ptt”... la oficina del tesoro turco donde hay que pagar la NO multa, es sábado y sólo abren hasta las 12:30h. Buscamos dirección en el GPS y nos marca gentilmente el recorrido... cerrada! Bueno es un pueblo pequeño, buscaremos en otro más grande y así visitamos 4 dichosas Ptt que también estaban cerradas, en la última me atendió un muchacho muy atento que hablaba un perfecto inglés y tras tirarse quince minutos intentando cobrar la multa me dice: So sorry, the system not working... (lo siento, el sistema no funciona) Y que hago yo? Mañana es domingo y el lunes a las 8h salimos del país... necesitamos pagar la multa no vaya a ser que nos retengan en la frontera, ¿puede hacerme un escrito de que el sistema no funciona?... y otra vez responde con la mejor de sus sonrisas: So sorry, the system not working... Me voy de la oficina con el carácter agriado y un calor untuoso que alcanza los 41°. Son las once de la mañana y nos quedan 140 Kms por delante. A 7 kilómetros de Éfeso, en un parque natural, se encuentra la Casa de la Virgen María, llamada Meryemana en turco. Se dice que está fue su última residencia después de la resurrección de Jesús llevada allí por el apóstol Juan, por lo que es considerado un lugar sagrado para los cristianos y musulmanes. Los restos de la estructura se han fechado a los siglos VI y VII, sin embargo partes del asentamiento y del carbón encontrados en el sitio datan del siglo I. Es una edificación muy pequeña compuesta por una habitación y una cocina, su interior es muy humilde sin decoraciones importantes, sólo algunas imágenes de la virgen María y velas. Por debajo de la Casa pasa un manantial lechoso y la fe de los creyentes dice que tiene propiedades curativas. Junto a las fuentes que vierten el agua santa un muro de piedra se tapiza con miles de peticiones que la buena gente espera les sean concedidas en forma de milagro... el aire huele a incienso y nardos. La sencillez de la casa contrasta con la enorme infraestructura desplegada que incluye a ocho soldados del ejército poderosamente armados con fusiles de asalto.... salimos para Éfeso y el calor nos licúa el cuerpo y la mente desde dentro, tomamos algo ligero y subimos a despejar el sofoco bajo el agua fresca de una ducha reparadora. Una pequeña siesta de apenas una hora y recogemos a la Taca para rodar hacia la ansiada ciudad romana. Llegamos a la puerta y nos queda apenas media hora para el cierre, luego decidimos ir por la mañana a primera hora. Destinamos el atardecer a visitar el antiguo pueblo de Sirince, con apenas 600 habitantes que viven del turismo. Serpenteamos ocho kilómetros de un camino delicioso que atraviesa verdes campiñas, huertos de duraznos, olivares y viñedos para llegar a ese lugar dónde el tiempo se tomó un respiro mirando al mar Egeo. Cae la tarde como un plomo de balanza, la luz estalla en la ventana de la anciana iglesia como una explosión de color. Recorremos palmo a palmo cada rincón de sus calles empedradas donde las horas se refrescan entre las hiedras y madreselvas. La noche llega a escondidas como un grito y regresamos al hotel... mañana será Efeso.

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Día 25.- Selcuk - Ayvalik (226 Kms. / Acumulados 8.692 Kms.)

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D3MIO:
Ya notamos la vuelta, aunque aún quedan muchos kilómetros para llegar a casa, miramos atrás y parece tan lejos la salida, pero tan rápido el tiempo que hemos vivido... Vamos todo el día por autopista de peaje, la calor y la humedad por tener el mar cerca se hacen patentes.

Tacirupeca:
Madrugamos como el hambre y a las 8:30h estamos los primeros en cola para sacar la entrada bajo un cielo añilado a 30° en la sombra. Un paseo de pinos centenarios zigzaguea entre columnas muertas de mármol que conducen al Gran Teatro ubicado en la ladera de la Colina Panayir. Con un aforo de 25.0000 personas es considerado el más grande de la antigua Antioquía. Escalando sus gradas con los ojos cerrados puedo oír el griterío visceral y vaciado de los gladiadores que luchan por su vida o las dramáticas obras de teatro representadas entre murmullos. La acústica del escenario es extraordinaria... la voz y la música se expanden exponencialmente llenando el graderío de cultura y sangre. Recorremos una calle escoltada por impresionantes columnas retorcidas para admirar la Biblioteca de Celso, una de las bibliotecas más grandes del mundo. Se levantó en el año 114 por el hijo de Celso y llegó a contener más de 12.000 manuscritos colocados en nichos a lo largo de los diferentes muros. En los huecos de las fachadas se yerguen altivas diferentes estaturas relacionadas con el pensamiento, la sabiduría y el conocimiento. Me fascina contemplar tantos años de historia bajo esos frisos tallados en la roca dura, me emociona el plisado de las ropas... los capiteles ricamente adornados con hoja de acanto, el juego de luces y sombras. La estatuas te mira con los ojos vacíos desde sus atalayas, Medusa cimbrea su cabello de serpientes al viento y Androcles caza un jabalí... Éfeso es prueba y testimonio de la grandeza de una antigua civilización que cala... mares de columnas se bañan al sol mientras los gatos dormitan en los capiteles truncados, nos vamos con la retina teñida y laureles hacia Esmirna... poco que ver... y llegamos a Aivalik donde el ocaso nos recibe enardeciendo el mar de rojo y oro con sabor a limón y sal. A descansar...

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Día 26.- Ayvalik - Lesvos - El Pireo (236 Kms. / Acumulados 8.928 Kms.)

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Día 27.- El Pireo - Patras - Ancona (234 Kms. / Acumulados 9.162 Kms.)

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Día 28.- Ancona - Roma - Civitaveccia (383 Kms. / Acumulados 9.545 Kms.)

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D3MIO:
Comenzamos la vuelta "de verdad". Por este motivo, se acumulan las horas de ferry y las de espera, por lo que en este capítulo os pondremos todo la vivido en una sola entrega.
A partir de hoy cogeremos 4 ferrys, empezando por el primero de Ayvalik a Lesvos, una isla griega a pocos kilometros de Turquia, que nos permitirá enlazar con otro ferry que nos llevará a El Pireo junto a Atenas.
La mañana empezó mal, siempre tengo una especie de ritual a la hora de preparar por las mañana la Taca con todo el equipaje, de esta manera, procuro que no se me olvide nada. La primera es quitarle el bloqueo del Key-Less para dejar la direccion libre y poder la bolsa sobre-deposito. Pero cual es mi sorpresa que no hace nada (ni pompas) y el ferry a dos kilómetros y a cuarenta minutos de que zarpe. El resto os lo contará Tacirupeca.
Lesvos: Una isla que merece la pena ser visitada, las carreteras estan hechas para ir en moto, curvas y mas curvas junto a la orilla por las montañas con vistas impresionantes al horizonte,lo dicho para divertirse y disfrutar.
El Pireo - Ancona: Una autopista sin más, cuando circula cerca del mar el viento se mete bastante por la derecha, pero nada que destacar.
Ancona- Roma: Una autopista de peaje, que si la tuvieramos aquí, habríamos crucificado a todo responsable de esta... Que carreteramas mala, mas estrecha, mas mal indicada, mas.... de todo malo. Me quedo con la otra ruta que hay bajando junto al mar hasta enlazar con teramo,mucho mas moderna y mejor acondicionada, por supuesto alas vistas espectaculares en algunos tramos.

Tacirupeca:
Desde Aivalik, Turquía hasta Roma. Amanece un mar de seda, las olas apenas rozan la arena ausentes de murmullos... equipamos la Taca para tomar el ferry de las 9 horas que nos lleva a la hermosa isla griega de Lesbos. Me quedo pagando la habitación y cuando voy a subirme Manolo me dice que Taca no arranca... “está muerta” son sus palabras... Repaso mentalmente en apenas unos según de duro silencio la rutina diaria de la noche... no puede ser! Está profundamente dormida, no hace amago de arrancar... quizás cansada de tanto galopar en caminos ajenos... la miro y siento una frustrante desesperación, quedaba tan poco para terminar... no es la batería, no es el contacto, no es la bomba de la gasolina... ella se deja acariciar inmersa en lo recorrido. Busco desesperada en mi móvil situaciones parecidas mientras Manolo habla con el seguro para poner en marcha un plan de vuelta. Una palabra se repite en todas las respuestas... humedad... humedad... humedad. Y si al dormir en la calle junto al mar en una noche especialmente húmeda y calurosa algo estuviera mojado de más?... Manolo se fija en la pequeña caja negra que va debajo del contacto de encendido que lleva un pequeño interruptor que activa toda la moto... le da calor y cariño y... et voilà!...se enciende casi milagrosamente. La equipamos de nuevo y nos dirigimos veloces a la terminal del puerto para embarcar, con miedo de no querer parar a nuestra compañera por si decide dormitar de nuevo. En dos horas estamos en Mitilene, la capital de Lesbos, hasta las 20 horas no sale el siguiente Ferry que nos lleva al mitológico Pireo. Decidimos recorrer la isla azul donde la mar de acuarela besa el asfalto caliente y deja traslucir sus peces de piedra... las caracolas brotan plantas de la tierra... y los niños refugiados asoman sus ojos por las estrechas veredas, abrazados al pecho de sus madres con las carnes prietas para tirar adelante de sus casas deshechas... La isla es un paraíso verde y azul de gentes abiertas y frutos de mar. Los pulpos se secan al sol en los patios de naranjos y palmeras y la brisa trae a la mente el olor a “yerbabuena”. El tiempo pasa volando y volvemos a puerto para coger el Ferry al Pireo navegando toda la noche en estelas de aguas doradas. Hablando con vosotros mi amiga Luisa del Paso me advierte de que hay un gran incendio, tendremos cuidado... le respondo sin saber que íbamos directos al mismo infierno. Llegamos a Atenas al amanecer y el aire huele a lumbre, una nube oscura envuelve el cielo de la ciudad como un castigo... subimos a ver la Acrópolis que temblaba con el crepitar del fuego cercano. Cerrada, ver ese conjunto de templos era otro objetivo fascinante que se cerraba a mis manos... la saboreé hace dos años en otro viaje y estaría media vida recordando cada centímetro de piedra tallada... se me hace difícil ver ese complejo vacío de turistas y amantes del arte... con un pellizco en el pecho tenemos que irnos para poder solventar cualquier eventualidad provocada por esos malditos incendios. Avanzamos por la autovía descubriendo la enorme tragedia que se estaba desplegando como las manchas ariscas del alquitrán... Varios frentes de fuego convertían en ceniza las ilusiones forjadas de centenares de familias que ya no tenían nada... ni siquiera sus vidas... las lenguas rojas de un fuego atroz e insaciable avanzaban alentadas por el fuerte viento sibilante... sólo quedan tizones ardiendo entre bosques que ya son negras tierras baldías. Los aviones arañan el cielo soltando bocanadas de agua, a todas luces, insuficientes ante el terrible enemigo... tenemos que salir de ahí, apretamos los dientes y cruzamos el frente que caldeaba el arcén de la carretera... pasamos el canal de Corinto... paramos a ver ese canal imponente e imposible con los ojos abrumados de ver tanto dolor infringido a tanta buena gente... el ser humano es capaz de lo mejor... pero también de lo peor... Alcanzamos Igoumenitsa, embarcamos rumbo a Ancona, en Italia, donde una puesta de sol infinita nos da las buenas noches y serena nuestro corazón desbordado con minutos de paz que se hacen eternos... Despertamos navegando sueños y vamos directos a visitar la bella Roma. Un sol esquivo salta de nube en nube apaciguando el calor entre los arcos del Coliseo o Anfiteatro Flavio construido en el siglo I con capacidad para más de 65.000 personas que disfrutaban de la lucha entre gladiadores y espectáculos públicos. Paso a hacer una visita a mi querido y airado Moisés de Miguel Ángel en la iglesia de San Pietro... es una de mis esculturas preferidas... La imaginación sitúa esta representación de Moisés en el pasaje de éxtasis tras recibir los Mandamientos en el Monte Sinaí, mientras que, en el valle el pueblo de Israel se entrega a la idolatría. Su tremenda expresión de ira es un fiel reflejo de la “terribilitá” que el artista, de genio temperamental y exaltado, maneja con maestría. Rodamos hasta el edificio más especial para mí, el Panteón de Agripa dedicado a todos los dioses, no puedo dejar de sobrecogerme y emocionarme cada vez que lo vivo... esas tremendas columnas recias y precisas... esa enorme cúpula perforada por un óculo de 9 metros de diámetro... una creación arquitectónica perfecta con técnicas constructivas romanas que han permitido a la cúpula resistir diecinueve siglos sin necesidad de reformas o refuerzos. Continuamos con los magníficos frescos De la Iglesia de San Ignacio de Loyola, la remozada Fontana de Trevi inmersa en una marabunta de turistas asfixiante, el castillo de San Angelo junto al río Tíber y San Pedro inmortal... pero cada rincón de la antigua Roma narra una historia, en cada recodo brotan piedras que hablan de un pasado esplendoroso, cada esquina se tiñe de leyendas y afrentas... de dioses páganos que blasfeman y de Santos que salvan almas en la tierra... la gente bulle al compás de las chicharras chillonas que jalean el calor... tomamos un helado de pistacho y frutas del bosque en la plaza Navona y, cuando la luz comienza a evadirse entre las rendijas de los edificios rojos, cabalgamos rumbo a Civitavecchia para tomar el último Ferry a Barcelona. La noche nos abraza con sus sombras y los sueños empiezan a despertar... es la hora de descansar... gracias por haber compartido esta aventura con nosotros!!

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