Txarli RT
Acelerando
Hola buenas, ¿cómo estamos?
Para las vacaciones de este año, los días que teníamos para nosotros dos, nos apetecía moto, pero como este año en el norte, salvo días contados, el invierno ha durado hasta finales de Junio, teníamos ganas de un poco de solecito y un poco de playa. Así que después de unas cuantas navegaciones por internes y de valorar varias opciones, decidimos irnos a la Costa Brava.
Chupado: tiramos una línea desde el cabo Higer hasta el Cap de Creus, si es prácticamente recto...
DIA 1 DE JULIO
Castro Urdiales - Cabo Higuer - Bubal 400 km.
Pues dicho y hecho, después de cargar la moto y sin madrugar demasiado, arrancamos y cogemos la autopista hacia Donosti, Hondarribia y el cabo Higer, punto señalado como comienzo del viaje.
Despues de la foto de rigor y un cafecito, desandamos un trecho. En la bajada hacia Hondarribia, en algún claro entre los árboles, quedaba una buena vista de la playa y la desembocadura del Bidasoa.
Después, dirección Pamplona por la N-121A.
Lo que parece un río pequeño, que ancho se hace en la desembocadura.
En este tramo, parece que la señora fotógrafa no tenía muchas ganas de trabajar, así que no tenemos pruebas documentales de haber subido por el puerto de Belate, que no por el túnel, que además estaba cerrado por desprendimientos.
Después de un refrigerio en Liédena, nos confirmaron lo que nos venían anunciando, que el primer tramo de Yesa también estaba cerrado por grietas en la calzada, por lo que tuvimos que coger un trozo de autovía, para salvarlo.
La verdad es que el embalse estaba hasta arriba.
Pero aún nos quedó un tramo para disfrutar de la carretera que lo bordea.
Seguimos camino hacia Jaca.
De allí dirección Sabiñánigo y luego hasta Bubal, cerca de Biescas. Residencial Bubal, un sitio en el que ya habíamos estado en otras ocasiones y en el que a pesar de no tener ningún lujo, nos encontramos muy a gusto y a un precio más que razonable.
La idea era bajar a Biescas a dar una vuelta después de la ducha y el descanso correspondiente, pero una de las tormentas que se suelen formar en esa zona, nos hizo cambiar de planes. Así que relax, cena y a descansar, que mañana encontraremos unas cuantas curvas en la carretera.
DIA 2 DE JULIO
BUBAL - VIELHA 227 KM.
Hemos descansado bien, así que, después de un buen desayuno, a la rutina de los días de andar en moto: cargarla, ponernos el traje de romano y carretera.
Antes de entrar en Francia por El Portalet, llenamos el depósito, bien apretadito, por lo que pueda pasar, que aunque aquí últimamente no tenemos la gasolina nada barata, en Francia ya se sabe.
Bajando el Portalet, nos encontramos unos cuantos tramos con circulación alternativa, debido a los desprendimientos por las fuertes lluvias de finales de Junio. Así que a esperar a que se ponga verde.
En la parte francesa los embalses también estaban hasta los topes.
Qué miedo si se rompe algo.
Parada técnica en Eaux-Bones para comprar un poco de pan y bebida, que el embutido ya lo ponemos nosotros, que es de confianza.
Y de aquí enfilamos la subida hacia el segundo del día, con muy buen tiempo, poco tráfico y pocos ciclistas, que en esta zona suelen abundar en estas fechas.
Ya hemos llegado. Y para las fechas que son, aún hay bastante nieve. Foto de rigor en la cumbre, en la que se ven las bicicletas que un día se dejaron unos de Bilbao.
Tambien hubo tiempo para tomar el correspondiente cafecito, Por cierto, malo de cojones.
Le haremos una dispensa al camarero, porque nos confirmó que la subida al Tourmalet estaba cerrada desde este lado.
Así que nos vamos hacia Lourdes, a ver si se obra el milagro.
Y en vista de lo que vimos por allí, gente del clero, monjas, pedigüeños, las fotos en marcha y en los semáforos, con la primera metida..., por si acaso.
Como ya habíamos estado en otras ocasiones, decidimos dejar el Tourmalet a un lado y enfilar hacia el siguiente, eso si, con la paradita reglamentaria para reponer fuerzas, con postre incluído. Esas caracolas si que estaban buenas, y no el aguachirris que nos tomamos en el Aubisque.
Ahora si, con el estómago lleno, se ven las cosas de otra forma y se coge la moto con otra alegría.
A ver si cogemos la costumbre de apuntarnos las cosas. Ahora que veo esta foto, no se si es de la subida, o la bajada que tendremos que hacer. Bueno, está bonita, no?.
Y aquí la cazadora cazada. Aunque si le borramos la cámara, parece que está haciendo el salto de la rana, como El Cordobés. (Verás cuando vea esto, la que me va a montar).
Si, si, efectivamente el Peyresourde es nuestro próximo destino, pero ¿para dónde tiramos?
Menos mal que a pesar de algún que otro desencuentro, el GPS no se ha portado mal del todo y nos ha llevado donde queríamos.
Y de ahí al último del día.
Que nos volvemos pa España.
Antes de llegar a Vielha, en la N-230, nos encontramos unos cuantos tramos en que el río se había llevado parte de la carretera y estaban trabajando como locos para volverla a poner en su sitio.
Despues de instalarnos, ducha, descanso, refrigerio (no se si en ese o en otro orden), vueltita por el pueblo. Con pintxopote incluido, que aquí también se ha puesto de moda.
Nos alojamos en el Hotel El Ciervo, a muy buen precio en estas fechas, con una decoración al detalle en las habitaciones (como les gusta a las mujeres) y un desayuno espectacular (como nos gusta a algunos).
Y hasta aquí puedo llegar hoy, que me están llamando para cenar.
Para las vacaciones de este año, los días que teníamos para nosotros dos, nos apetecía moto, pero como este año en el norte, salvo días contados, el invierno ha durado hasta finales de Junio, teníamos ganas de un poco de solecito y un poco de playa. Así que después de unas cuantas navegaciones por internes y de valorar varias opciones, decidimos irnos a la Costa Brava.
Chupado: tiramos una línea desde el cabo Higer hasta el Cap de Creus, si es prácticamente recto...
DIA 1 DE JULIO
Castro Urdiales - Cabo Higuer - Bubal 400 km.
Pues dicho y hecho, después de cargar la moto y sin madrugar demasiado, arrancamos y cogemos la autopista hacia Donosti, Hondarribia y el cabo Higer, punto señalado como comienzo del viaje.
Despues de la foto de rigor y un cafecito, desandamos un trecho. En la bajada hacia Hondarribia, en algún claro entre los árboles, quedaba una buena vista de la playa y la desembocadura del Bidasoa.
Después, dirección Pamplona por la N-121A.
Lo que parece un río pequeño, que ancho se hace en la desembocadura.
En este tramo, parece que la señora fotógrafa no tenía muchas ganas de trabajar, así que no tenemos pruebas documentales de haber subido por el puerto de Belate, que no por el túnel, que además estaba cerrado por desprendimientos.
Después de un refrigerio en Liédena, nos confirmaron lo que nos venían anunciando, que el primer tramo de Yesa también estaba cerrado por grietas en la calzada, por lo que tuvimos que coger un trozo de autovía, para salvarlo.
La verdad es que el embalse estaba hasta arriba.
Pero aún nos quedó un tramo para disfrutar de la carretera que lo bordea.
Seguimos camino hacia Jaca.
De allí dirección Sabiñánigo y luego hasta Bubal, cerca de Biescas. Residencial Bubal, un sitio en el que ya habíamos estado en otras ocasiones y en el que a pesar de no tener ningún lujo, nos encontramos muy a gusto y a un precio más que razonable.
La idea era bajar a Biescas a dar una vuelta después de la ducha y el descanso correspondiente, pero una de las tormentas que se suelen formar en esa zona, nos hizo cambiar de planes. Así que relax, cena y a descansar, que mañana encontraremos unas cuantas curvas en la carretera.
DIA 2 DE JULIO
BUBAL - VIELHA 227 KM.
Hemos descansado bien, así que, después de un buen desayuno, a la rutina de los días de andar en moto: cargarla, ponernos el traje de romano y carretera.
Antes de entrar en Francia por El Portalet, llenamos el depósito, bien apretadito, por lo que pueda pasar, que aunque aquí últimamente no tenemos la gasolina nada barata, en Francia ya se sabe.
Bajando el Portalet, nos encontramos unos cuantos tramos con circulación alternativa, debido a los desprendimientos por las fuertes lluvias de finales de Junio. Así que a esperar a que se ponga verde.
En la parte francesa los embalses también estaban hasta los topes.
Qué miedo si se rompe algo.
Parada técnica en Eaux-Bones para comprar un poco de pan y bebida, que el embutido ya lo ponemos nosotros, que es de confianza.
Y de aquí enfilamos la subida hacia el segundo del día, con muy buen tiempo, poco tráfico y pocos ciclistas, que en esta zona suelen abundar en estas fechas.
Ya hemos llegado. Y para las fechas que son, aún hay bastante nieve. Foto de rigor en la cumbre, en la que se ven las bicicletas que un día se dejaron unos de Bilbao.
Tambien hubo tiempo para tomar el correspondiente cafecito, Por cierto, malo de cojones.
Le haremos una dispensa al camarero, porque nos confirmó que la subida al Tourmalet estaba cerrada desde este lado.
Así que nos vamos hacia Lourdes, a ver si se obra el milagro.
Y en vista de lo que vimos por allí, gente del clero, monjas, pedigüeños, las fotos en marcha y en los semáforos, con la primera metida..., por si acaso.
Como ya habíamos estado en otras ocasiones, decidimos dejar el Tourmalet a un lado y enfilar hacia el siguiente, eso si, con la paradita reglamentaria para reponer fuerzas, con postre incluído. Esas caracolas si que estaban buenas, y no el aguachirris que nos tomamos en el Aubisque.
Ahora si, con el estómago lleno, se ven las cosas de otra forma y se coge la moto con otra alegría.
A ver si cogemos la costumbre de apuntarnos las cosas. Ahora que veo esta foto, no se si es de la subida, o la bajada que tendremos que hacer. Bueno, está bonita, no?.
Y aquí la cazadora cazada. Aunque si le borramos la cámara, parece que está haciendo el salto de la rana, como El Cordobés. (Verás cuando vea esto, la que me va a montar).
Si, si, efectivamente el Peyresourde es nuestro próximo destino, pero ¿para dónde tiramos?
Menos mal que a pesar de algún que otro desencuentro, el GPS no se ha portado mal del todo y nos ha llevado donde queríamos.
Y de ahí al último del día.
Que nos volvemos pa España.
Antes de llegar a Vielha, en la N-230, nos encontramos unos cuantos tramos en que el río se había llevado parte de la carretera y estaban trabajando como locos para volverla a poner en su sitio.
Despues de instalarnos, ducha, descanso, refrigerio (no se si en ese o en otro orden), vueltita por el pueblo. Con pintxopote incluido, que aquí también se ha puesto de moda.
Nos alojamos en el Hotel El Ciervo, a muy buen precio en estas fechas, con una decoración al detalle en las habitaciones (como les gusta a las mujeres) y un desayuno espectacular (como nos gusta a algunos).
Y hasta aquí puedo llegar hoy, que me están llamando para cenar.
Continuará...