Buenas tardes!
Les platico esta experiencia principalmente por el poder terapéutico que tiene la escritura. Por supuesto que si alguien se siente identificado puede reaccionar.
El pasado 2 de noviembre, había pensado dar un paseo para ver las máscaras monumentales que con motivo del Día de Muertos se exhiben en una avenida céntrica de la Ciudad de México, son producto del trabajo de artesanos y suelen ser muy coloridas y fastuosas. Se trataba de un viaje de menos de 150 km ida y vuelta desde mi sitio de residencia. Salí con mi esposa en la parte trasera de la moto (una R850R del año 2004) y decidí tomar una ruta escénica muy vistosa. Para llegar a ella se atraviesan varios pueblos cuyas calles de acceso y salida suelen tener múltiples topes (badenes, dos d'âne o gendarmes acostados). No llovía, ya habíamos rodado por lo menos 35 minutos y estábamos perfectamente conscientes de la existencia de estos reductores de velocidad. Nos acercábamos a este tope, ya lo había yo visto, rodaba por debajo de 20 kmh y al momento de enfrentarlo frené para evitar el salto que tanto incomoda a mi esposa...no sé cómo pero sentí que la moto se deslizaba sobre su lado derecho al tiempo que mi esposa se quedaba atrás sobre la ruta y yo me deslizaba detrás de la moto. Cuando mi movimiento terminó me levanté y asistí a mi esposa que estaba en shock...su más temido momento acababa de ocurrir, caer de la moto. En breve, no tuvimos nada más que golpes y moretones, la moto se fue con un raspón en la cabeza derecha y el protector destrozado, ningún problema para regresarnos a casa.
El tiempo ha pasado, he usado frecuentemente la moto para trayectos locales pero siempre con un sentimiento de pánico que me llena de inseguridad. Ayer solamente me atreví a tomar nuevamente carretera, un trayecto banal que hacía cuando tenía tres horas disponibles y que disfrutaba enormemente. Me alegra que lo hice sin problemas y con un poco menos de miedo. Mi esposa no ha conseguido subir a la moto, el miedo es poderoso! Hemos analizado qué hicimos mal, y llegamos a la conclusión que el concreto del piso estaba anormalmente liso y mi llanta trasera se deslizó al aplicar el freno y se fue de lado antes de poder corregir. La inseguridad que se instala después de un evento traumático como este es muy fuerte. Hace falta mucha más práctica para superar el sentimiento. No quiero imaginar las consecuencias mentales de haber habido huesos rotos...
Manejen con cuidado, nunca por encima de sus capacidades
SE
Les platico esta experiencia principalmente por el poder terapéutico que tiene la escritura. Por supuesto que si alguien se siente identificado puede reaccionar.
El pasado 2 de noviembre, había pensado dar un paseo para ver las máscaras monumentales que con motivo del Día de Muertos se exhiben en una avenida céntrica de la Ciudad de México, son producto del trabajo de artesanos y suelen ser muy coloridas y fastuosas. Se trataba de un viaje de menos de 150 km ida y vuelta desde mi sitio de residencia. Salí con mi esposa en la parte trasera de la moto (una R850R del año 2004) y decidí tomar una ruta escénica muy vistosa. Para llegar a ella se atraviesan varios pueblos cuyas calles de acceso y salida suelen tener múltiples topes (badenes, dos d'âne o gendarmes acostados). No llovía, ya habíamos rodado por lo menos 35 minutos y estábamos perfectamente conscientes de la existencia de estos reductores de velocidad. Nos acercábamos a este tope, ya lo había yo visto, rodaba por debajo de 20 kmh y al momento de enfrentarlo frené para evitar el salto que tanto incomoda a mi esposa...no sé cómo pero sentí que la moto se deslizaba sobre su lado derecho al tiempo que mi esposa se quedaba atrás sobre la ruta y yo me deslizaba detrás de la moto. Cuando mi movimiento terminó me levanté y asistí a mi esposa que estaba en shock...su más temido momento acababa de ocurrir, caer de la moto. En breve, no tuvimos nada más que golpes y moretones, la moto se fue con un raspón en la cabeza derecha y el protector destrozado, ningún problema para regresarnos a casa.
El tiempo ha pasado, he usado frecuentemente la moto para trayectos locales pero siempre con un sentimiento de pánico que me llena de inseguridad. Ayer solamente me atreví a tomar nuevamente carretera, un trayecto banal que hacía cuando tenía tres horas disponibles y que disfrutaba enormemente. Me alegra que lo hice sin problemas y con un poco menos de miedo. Mi esposa no ha conseguido subir a la moto, el miedo es poderoso! Hemos analizado qué hicimos mal, y llegamos a la conclusión que el concreto del piso estaba anormalmente liso y mi llanta trasera se deslizó al aplicar el freno y se fue de lado antes de poder corregir. La inseguridad que se instala después de un evento traumático como este es muy fuerte. Hace falta mucha más práctica para superar el sentimiento. No quiero imaginar las consecuencias mentales de haber habido huesos rotos...
Manejen con cuidado, nunca por encima de sus capacidades
SE