Acelerando en recta a fondo, lo cierto es que la BMW parece siempre ser la más poderosa.
Su bicilíndrico calado a 270º, al estilo de las bicilíndricas en línea longitudinal (V-2 o L-2 de Ducati, por ejemplo), es muy rotundo, de manera que hace valer su superior caballería para ganar unos metros finales.
Su primera patada es bastante seca, -aunque nuestra unidad monta un eficaz control de tracción, además de los dos modos de motor-, y la progresividad de su embrague por mordazas es muy buena.