Fez-Ketama-Chaouen 259 km 17/9/2013
A través del hotel contratamos un guía para visitar temprano la medina y estar de vuelta al hotel antes de las doce para recoger todo e irnos. Como disponíamos de poco tiempo le dejamos claro al guía que solo queríamos ver lo más interesantes y el trabajo de los curtidores de piel, que no se molestara en llevarnos a tiendas ni pensara vendernos nada.
La visita empezó en un cementerio abandonado en el exterior de la medina donde ponen las pieles a secar. Continuamente burros cargados a tope de pieles olorosas, desfilando por las estrechas calles de la medina, se dirigen a este cementerio para dejar allí la mercancía.
Cementerio que usan para poner a secar las pieles.
El de la derecha fue nuestro guia.
Nos introducimos de lleno en las estrechas, laberínticas, sucias y olorosas calles de la medina. La primera visita es en un taller de elaboración de productos de cuero, un edificio de tres plantas, donde desde su azotea nos brinda una magníficas vistas de la zona de los famosos barreños de los curtidores de piel, que de forma artesanal tiñen y secan la piel que luego usan para elaborar todo tipo cosas que más tarde se venden en Fez y en el resto de Marruecos.
Allí, Pepe, como se hace llamar el dueño de la fabrica nos da una breve charla sobre los trabajos de pieles y luego, como no, intenta vendernos algo de su fábrica. Antonio no compró nada y yo me lleve las babuchas clásicas que huelen a ese olor tan fuerte, entre agrio y podrido. Aun cuando las huelo me recuerda al olor desagradable de los curtidores de piel.
Seguimos callejeando y nos mete en un taller de elaboración de productos medicinales naturales y esta vez el que pica es Antonio ya que yo me mantengo al margen. El vendedor que se hace pasar por doctor es algo desagradable cuando ve que no queremos comprar nada. Observo que es muy habitual que al principio el vendedor te regale su mejor sonrisa y- ¡oh amigo español!, y luego si no logra su objetivo se acabó la sonrisa y lo de -¡oh amigo español!. Yo con esta falsedad no puedo.
Tiene allí para su orgullo, dos fotos de Florentino Pérez y Bill Clinton cuando visitaron su tienda.
Aquí huele que alimenta, jajaja.
Seguimos y el guía nos intenta meter en un taller de elaboración de alfombras y desistimos porque no nos apetece que nos intenten vender nada más. Solo queremos ver las calles de la medina.
Terminamos la visita y cuando volvemos al hotel el guía nos pide, de 200 dirham que acordamos al principio, a 1000 dirham. Inmediatamente nos negamos rotundamente y yo le dije que nos acercáramos los tres al hotel y lo aclararíamos con recepción que fue donde se cerró el trato. En ese momento se ve que el no quería tener problemas con el hotel, que es quien le da el trabajo y se olvida de su petición. El se escudaba que, como lo grabamos en video, pues que el reportaje vale más, jajajaja, que máquinas y que espabilados son.
Cualquier sitio lo aprovechan para secar la piel.
Burros cargados con piezas para extraer la piel.
La salida de Fez fue muy buena, sin problemas, ya que en la avenida donde se encontraba el hotel solo había que seguirla recta y nos llevaba dirección Ketama.
La sierra de Ketama me es un poco familiar ya que se parece mucho a algunas partes de Andalucía. Mucho antes de llegar a Ketama me penetra por el casco un olor a marihuana, pero yo pensaba que era sicológico ya que sabía que por estos lugares había cultivos de esta planta, aunque siempre he pensado que se trataba de plantaciones clandestinas y ocultas por la sierra, cuando de repente al salir de una curva, veo que junto a la carretera misma, una ladera con una gran plantación y varios niños segando la planta, uff eso no me lo esperaba. A partir de aquí, plantaciones enormes, cualquier trozo de campo era bueno para una gran plantación y al borde de la carretera. De los vendedores de chocolate ya os podéis imaginar, por todos lados salían para venderte y así durante kilómetros y kilómetros.
Uno de los vendedores y a pocos kilómetros de Ketama le dio por ponerse más pesado de la cuenta y me persiguió con su
Volkswagen Golf de forma amenazante durante un rato hasta que ya cansado de que yo le dijera que no me interesaba, que yo no fumo, me dejó ya tranquilo. Los pueblos que había por esta zona son auténticos basureros, el paso por cada uno de ellos era caótico de tráfico y de gente andando por el centro, la basura se agolpaba junto a las casas y donde se ve que cuando acumulan mucho le meten fuego. En realidad no es una zona peligrosa pero si dan mucho por saco queriéndote vender algo. Este tramo, durante muchos kilómetros, Antonio y yo lo hicimos por separados y sin problemas. Cuando paré en Ketama para esperar a Antonio tardaron poco en acercarse el primero y resulta que era un marroquí que había trabajado en Ibiza y solo hablamos de España y poco más, pero al rato vino otro que pretendía invitarme a pasar la noche en su casa con el propósito de venderme algo, y así, proposiciones como está fueron más de una. Una cosa que me chocó mucho fue que en el primer sitio donde intentaron venderme algo al borde de la carretera, con los brazos levantados y enseñándome una piedra de chocolate, a unos doscientos metros mas adelante después de pasar una curva estaba un control de la policía, no me pararon pero parece que esto de cultivar marihuana y vender chocolate es como el que siembra tomate en España y lo vende en puestos en el mercadillo, aquí no pasa nada. Sencillamente esta es una ruta que no volvería hacer.
En Ketama decidimos ir hacia Chaouen en vez de Alhucema porque lo más probable es que se nos hiciera de noche.
Por segunda vez en Chaouen pero esta vez encontramos el Hotel Alkhalifa de dos estrellas, que llevaba solo un mes abierto. Este hotel lo recomiendo fervientemente porque está muy bien situado para visitar la medina, es escrupulosamente limpio, barato, buena atención del personal que habla español y puedes tener las motos en su patio. Nos costo 400 dirham habitación doble. Otros que habían en la misma avenida costaban más caro y algunos no tenían donde dejar las motos.
Nos duchamos y otra vueltecita más por la cuidada medina de esta ciudad.