El sueño de Chicho Lorenzo
De Porto do Son a Malasia. Así podría resumirse la trayectoria de un piloto gallego con escaso éxito deportivo que supo convertir a su hijo de 16 años de edad en ganador de una prueba del Campeonato del Mundo de Motociclismo.
De la localidad coruñesa es originario José Chicho Lorenzo Lourido, que estos días se halla en el país asiático acompañando a su hijo Jorge, que prepara las próximas carreras del mundial de 125 cc tras obtener un sonado triunfo en la prueba disputada el sábado pasado en Brasil.
Este éxito supuso la culminación de la agitada vida de Chicho Lorenzo, que le llevó de Galicia a Baleares en busca de oportunidades laborales. En Mallorca nacería su hijo, al que le contagió su pasión por el olor a gasolina y a goma quemada.
"Igual que cualquier padre aficionado a un deporte, creo que es normal que sueñe con ver a su hijo llegar a triunfar en el deporte que le apasiona. Quiero dejar clara una cuestión: nunca le forcé a subir en la moto; se puede obligar a un niño a que vaya a la escuela pero no a que saque matrículas de honor en todas las asignaturas si a él no le gusta estudiar. En nuestro caso, Giorgio [así llama a su hijo Jorge] siempre tuvo la misma afición por la moto que yo y, además, es muy competitivo y ambicioso. Fue sólo una casualidad de la vida que ambos compartiésemos la misma pasión", explica Chicho Lorenzo desde Malasia.
Como su hijo, él también se sintió atraído por las motos desde pequeño, pero hasta los 13 años no pudo subirse a una: "Era una Mobilette", recuerda con nostalgia. De ahí pasaría a competir en motocross, "porque eran las pruebas que tenía a mi alcance, pero de haber podido hubiese competido en todas las especialidades motociclistas. De hecho, una vez en Mallorca competí también en velocidad". Después se hizo mecánico y pudo seguir de cerca el campeonato de España de velocidad. "Tenía un taller de motos en Porto do Son pero en 1986 la crisis era muy fuerte y pensé que era el momento de salir a buscarme la vida y alcanzar mis sueños".
Señala que su paso por Barcelona resultó negativo, por lo que decidió dar el salto a las islas Baleares. "Allí tenía unos amigos de Bertamiráns, Moncho y Mari Carmen, que me echaron una mano, y allí me quedé. El único trabajo que encontré fue de mensajero. Me compré una Montesa Impala y un mapa de Palma. Apenas ganaba para la comida y para la gasolina, pero me lo pasaba de miedo: el ambiente en la mensajería era estupendo y nos pasaban todo tipo de aventuras. Allí conocí a María, la madre de mis hijos, y tuve que sentar la cabeza y empezar a pensar en el futuro".
El 4 de mayo de 1987 nacía Jorge Lorenzo y con él la ilusión de un padre por que su hijo alcanzase la gloria sobre una motocicleta. Tres años después, el pequeño correría su primera carrera con una moto casera: "No andaba muy bien de dinero, así que decidí construirle la moto yo mismo. Me pasé un par de meses pensando en cómo lo haría todo y una vez que tuve las ideas claras la construí en un par de semanas. Con ella empezó a jugar a las carreras y a aprender a pilotar".
Chicho Lorenzo abriría más tarde una pista de minimotos en el Aquacity de Palma, negocio que ahora le permite seguir a su hijo por los circuitos de todo en mundo y ver cumplido un sueño.
