Tengo 66 años, una cardiopatía Isquémica y una R1200R que estrené hace tres años con un viaje a la Isla de Man, me acompañaba un amigo de 71 que el año anterior cumplió su sueño de ir a Cabo Norte. El año pasado fui solo a la Isla de Man y luego 10 días por Escocia (barato en albergues Juveniles) y este año he vuelto a la Isla de Man con mi mujer. Todos los años hago un viaje en verano con mi hermano de una semana, y con mi mujer en invierno 3 o 4 viajes de 4 o 5 días y en verano otro de 10 a 20 días. me gusta ir al circuito (a cursillos porque en las tandas libres me pueden dar un susto), aprendo un montón y me lo paso como un adolescente.
Cuando voy en ruta con frecuencia se me escapa una sonrisa de pura alegría debajo del casco porque soy consciente de lo que estoy disfrutando, como un niño literalmente, a veces me acuerdo de aquella Mercurio 125 azul y plata (la moto de los pescaeros), de la salvaje Metralla 250, o de aquella Ducati Forza que me dio tantas "enrritasiones" y entonces bajo la vista, miro el depósito, los perolos del motor y tiemblo de emoción diciéndome "joder que peaso moto llevo, vamos como reyes, quién me lo iba a decir" y me siento muy afortunado pero, sobre todo, tan feliz que me entra una risa nerviosa de pura emoción.
Y también están esos grandes momentos que se disfrutan tanto como el viaje en sí, preparando en el Google Maps las rutas, bicheando alojamientos, mirando la previsión del tiempo, haciendo el equipaje, joder qué ilusión.
Y es esto último, la ilusión, lo que yo creo que es la gasolina de la vida. Seguiré yendo en moto mientras sienta todo eso que he explicado antes y a medida que me vea más torpe, iré bajando de cilindrada y peso hasta que necesite esas ruedecillas que se le ponen a las bicis de los niños.
Sé que tengo mucha suerte.
Goc, espero que mi pequeña aportación te ayude a contestarte tú mismo a esa pregunta con la que iniciaste este post. (Por cierto, yo tenía 53 años cuando sufrí un ictus y me dio el primer ataque al corazón)
Uves a todos