A mí, particularmente, me han gustado los artículos, pero tengo que dar mi versión de los hechos (mi punto de vista).
Tengo 53 años y desde los 19 tengo moto (comprada por mí, empecé con una kawasaki Klr Tengaï, monocilíndrica de 650 cc). En aquella época, a los que nos gustaban las motos nos tomaban por un grupo de locos, como unos "gipis" con ruedas. Éramos pocos y por eso mismo sabíamos que si nos cruzábamos con alguno, teníamos en común eso, la moto, la aventura, la épica.
Si veias alguno parado, enseguida le acompañabas por si necesitaba le echaras alguna mano. No había móviles ni cosas de esas. A más de uno me ha tocado llevarle de copiloto hasta la gasolinera más cercana, para llamar a algún familiar a que viniera a recogerle.
En aquella época, una honda dominator costaba 950.000 pesetas (6.000 € de los de ahora). Yo, por entonces, ganaba 65.000 pesetas al mes. El esfuerzo económico que había que hacer era inaudito. No había select y los tipos de interés de los préstamos estaban por las nuves (una hipoteca en la Caja de Ahorros y monte de Piedad de Madrid, luego Caja Madrid, luego Bankia, estaba en torno al 14% de interés), no había competencia y el mercado exterior estaba casi cerrado.
A medida que las circunstancias económicas lo iban permitiendo (mejores sueldos, mercado de motos paralelo) fueron apareciendo más y más adoradores de este bonito deporte.
Llegó el momento que si no tenías moto, eras un atontao(la moda) y se empezó a imbadir el campo. Llegaron las restricciones para poder realizar paseos en moto por vías pecuarias y caminos vecinales. Los ganaderos estaban de nosotros hasta las narices. Atravesábamos sus campos sin piedad, con unos escapes que, cuanto más ruido hicieran, más machote era el piloto.
Masificación; hoy en día, muchas de las personas que tienen moto, la utilizan básicamente para ir al trabajo (se puede ir por el arcén, adelantar entre coche en línea contínua, estacionar encima de las aceras, hacer cambios de sentido en las avenidas, utilizando los pasos de cebra, con tal de no hacer 200 metros más hasta la siguiente glorieta). Esas personas no sienten la moto como la sentimos otros y por tanto, cuando se cruzan con nosotros, solo coincidimos en lo que llevamos entre las piernas, pero no en el espíritu.
Suelo montar en MTB, al menos dos veces por semana. Cuando cojo la bici en días de diario, apenas me encuentro con otros como yo y si coincidimos, nos intercambiamos un saludo. Cuando te cruzas con algún senderista o mochilero, normalmente el buenos días, se nos "escapa a los dos". Pero cuando cojo la mtb en fin de semana, tienes que andar con ojo, esquivar los que vienen de frente y por detrás, te quitan las pegatinas de la bici de la velocidad que llevan. No se dan cuenta que el camino es de todos, que hay niños pequeños, personas con sus perros, etc y, por supuesto, les cuesta decir ¡qué hay!.
Yo no me preparo para ningún triatlon, simplemente intento hacer deporte y disfrutar del campo, del paisaje.
Se que no se puede generalizar y, en este escrito mío, eso intento. Por favor, que nadie se de por aludido si no entra en ninguna de las especificaciones de las que expongo. Solo doy mi punto de vista.
Vivimos en un mundo cada vez más rápido, más anónimo, más impersonal, donde el dicho de mi vecido se va cumpliendo paso a paso: "cada uno va a su bola, menos yo que voy a la mía".
Un saludo.