Hace unos años iba por la Gran Vía Fernando el Católico de Valencia. Iba por mi carril y una grúa que venía a toda castaña por el carril bus, al ver un autobús parado, decidió ocupar mi sitio, tirándose literalmente encima mío. Le esquivé por los pelos acelerando fuerte, adelanté al coche que iba delante mío y volví a mi carril derecho, pensando que había acabado el susto, pero no. La grúa había decidido adelantar al coche también por el carril bus, así que me repitió el embiste, esta vez mirándome a la cara. Ya se tiraba contra mí o se estampaba contra el autobús así que, viéndole cómo me miraba y cómo se me tiraba encima, me volví a apartar. la grúa, mirándome, siguió contra mí hasta casi subirme a los jardines centrales, que tienen un bordillo de aúpa. Me tocó clavar frenos o me espachurraba. En eso el semáforo se puso rojo y tuvo que parar. Yo quise ponerme a su lado a desearle buenas tardes, pero me cerró del todo para que no entrara entre la grúa y el jardín, así que me fui entre la grúa y el carril de mi derecha. Giró el volante para cerrarme por ese lado también, ya casi sin espacio, pues estaba a punto de darle al de delante. Me pude meter y me acerqué a su puerta, le grité, subió la ventanilla y me puse de pie en los estribos y le dí un puñetazo fuerte a su cristal mientras lo subía. No lo rompí. Oí cómo cerraba los seguros de la grúa. Muy chulito cuando iba voluntariamente a embestirme con su grúa, un cagón cuando vió que iba yo a por él. Me podía haber hecho mucho daño. Decidí calmarme, escurrirme entre el tráfico y desearle las buenas tardes que se merecía.
Sobre el vídeo, sin ver lo que pasó antes, no puedo opinar, pero desde luego le da una somanta de hostias de aúpa. Mal ejemplo, pero entiendo que a veces te sacan de tus casillas.