Una curiosidad mordedora.
Ver la boca abierta del tiburón blanco (
Carcharodon carcharias) es, como mínimo, intimidante. Pero, ve más allá de la impresión y fíjate bien... ¿No hay nada en su dentadura que te llame la atención?
Lo más evidente es la forma de sus dientes: grandes, triangulares y serrados, diseñados para desgarrar la carne de sus presas con facilidad. ¡Pero eso no es todo! No tienen una sola fila de dientes, sino varias; siete, para ser más precisos.
Los tiburones blancos pierden dientes a lo largo de su vida y por ello, cuentan con un total de 300. Aunque no todos son usados en una sola mordida, esta cantidad compensa las pérdidas dentales a lo largo del tiempo; y aquí viene lo más interesante: a diferencia de los dientes humanos, los del tiburón blanco pueden regenerarse... ¡Siguen creciendo durante toda la vida del animal!
Foto: Brandon Cole.