Oído en el "Carreful".
Había una sastrería en la que, para ser admitido como dependiente, el dueño hacía vender un traje horroroso de feo a los aspirantes al puesto.
Si el aspirante no vendía el traje, no tenía madera de vendedor y no conseguía el puesto de trabajo.
Pasaron los años sin que nadie lograse el objetivo.
Una mañana se presenta un joven pidiendo trabajo y el dueño le dice:
- Si vendes este traje el trabajo es tuyo.
A la media hora el aspirante le dice:
- ¡Jefe, ya está vendido!
- ¡Imposible! Si era lo más feo que había, viejo, pasadísimo de moda... ¿cómo lo has hecho?
- Fácil. Ha entrado un señor preguntando por un traje, y le saqué éste, que casualmente era de su talla. Se lo probó, estaba cómodo, no le tiraba por ningún lado. Lo puse delante del espejo y no dijo nada... lo pagó y se fué.
- Pero... ¿así de fácil?
- Bueno, llevaba un perro lazarillo que no quería más que morderme...