Alentejo y Extremadura - Viaje en moto con mi madre

MrRookieBiker

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Antes de nada quiero pedir disculpas por los post que voy a reservar, serán 6; uno por cada día del viaje. Si hay algún día que me queda corto unificaré varios post en uno y elimino los reservados. Hago esto porqué solo del primer día me han salido 6 páginas en Word, sin contar con las fotografías.

Aquí viene el tocho:

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De Madrid a Cáceres

9 de abril de 2022​

- ¡Venga mamá!, ¿nos vamos?
- Sí, tira.

Es sábado 9 de abril de 2022, mi primer día libre de una semana en la que mi idea inicial para aprovechar la Semana Santa es viajar por el Alentejo (Portugal) y Extremadura (España, por si esto lo lee alguien de fuera; mis ganas). Me incorporo a la circunvalación M40 de Madrid y le pregunto a mi madre si va bien. Me dice que sí. Me santiguo, toco mis amuletos de las vírgenes que llevo colgando en mi retrovisor derecho y guiño un ojo al cielo, dirigido a mi padre.

Unos días antes había tomado la decisión de realizar mi primer viaje con Sabrina (la tengo desde el 29 de enero de 2022). Desde que la traje a Madrid desde Barcelona sólo he ido a Alicante con ella (y volver). Todo ello por carreteras cómodas y sin exigirle nada a la moto. Después, algún viaje por la Alcarria para pasar un sábado o domingo de este soleado invierno que hemos tenido.

He recorrido con ella 2.500 kilómetros y sólo he hecho que estrenarla. Así que toca disfrutarla viajando, que para eso la tengo.

La idea era disfrutar en moto en estos días de casi total normalidad después de estos 2 años de mierda que llevamos. Ya disfruté mi viaje en moto por los Balcanes en septiembre y octubre, pero de eso aún no he publicado nada ya que quiero editar antes los vídeos. Eso sí, la narrativa la fui escribiendo sobre la marcha, todas y cada una de las noches de mi último gran viaje. Ahora el destino es mucho más cercano, el país vecino.

Tres días antes de salir de viaje llamé a mi madre para decirle que no me esperara esta Semana Santa; que me iba a de viaje.

- Ah, vale. ¿dónde vas?, ¿con la moto?
- Sí, me voy son la moto a recorrer el Alentejo, una zona de Portugal pegada a la frontera. Ver castillos, embalses, pueblecitos y a la vuelta pasar por Mérida, que la he visitado, pero no la conozco y la quiero conocer.
- Muy bien, ten cuidado.
- … - me quedé un momento callado, había silencio en la conversación, parecía una eternidad, pero no debió ser nada. - ¿Te quieres venir?
- ¿En moto?, ahhhh, pues sí. Venga. Bueno, espera. Tengo que hablar con tu hermano a ver si va a venir estos días.
- ¡Anda, no me jodas!, ¿Ahora va a decidir un capricho de mi hermano lo que vas hacer? Si quiere ir por allí que vaya, ¿no tiene llaves o qué? Bueno, tú verás. Eso sí, dímelo mañana que hoy es miércoles y me quiero ir el sábado.
- Vale, mañana te digo.

Al día siguiente me dice mi madre que ya tiene un BlaBlaCar y que el viernes por la tarde llega a Madrid.

La recojo a última hora de la tarde del viernes y nos dirigimos a casa.

- ¿Dónde vas con ese maletón? Que en las maletas de la moto hay que meter mis cosas y las tuyas.
- Sí, bueno, luego me quedaré aquí unos días.
- Anda…, bueno vale. Quédate en Madrid el tiempo que quieras.

Si hubiera viajado sólo creo que lo habría hecho del mismo modo. Cuando en mi viaje pretendo visitar ciudades lo hago más seguro si viajo con las maletas de aluminio. Si no es así y mis visitas son en pueblos tranquilos puedo ir con una bolsa impermeable sobre el asiento del pasajero. Tengo una de 60 litros que es una inmensidad de grande. Para la ocasión me compré una de 40L que se ha quedado en un armario sin estrenar.

En la maleta de 45Litros metimos toda la muda mía y la de mi madre, el neceser y una caja donde llevo mis dispositivos de grabación y sus cables. Me podía haber ahorrado esa caja ya que según me subí a la moto decidí que no iba a grabar el viaje. Tenía 2 razones:

1. Cuando grabo me pongo a soltar unas chapas por el micro que, si la gente en Youtube no lo aguanta, imagina a una madre tener que estar escuchando todo el rato. Es cierto que el canal lo hice para que ella viera los viajes, pero en este ella venía conmigo, así que decidí que no iba a ser necesario.
2. Grabar requiere mucho más esfuerzo. Para, saca el teléfono, coloca esta cámara aquí, (ahora tengo 2) el cable del micro que se ha salido, etc… Aunque yo disfruto con mis tonterías y chorradas no estoy seguro de que ella lo hiciera.

En la maleta del lado del escape, de 41L llevaba el calzado de civil (un par de cada uno), chanclas de baño (también un par de cada uno), chubasqueros y prismáticos. Luego iría metiendo en esa bolsa la bolsa de ropa sucia según avanzamos en el viaje.

En el top case llevaría una pequeña mochila de viaje (donde llevar algunas cosillas útiles durante las visitas). Durante los trayectos iría prácticamente vacío y lo llenaríamos con los cacos o las chaquetas según sea de larga la parada a realizar. Si la parada es larga dejamos ahí las chaquetas de moto y los cascos van atados con un candado en las agarraderas del asiento del acompañante.

Para ese viaje usaría los pantalones vaqueros con aramida, unas botas de moto de media caña muy cómodas para pasear, y la chaqueta de cordura. Mi madre igual, pero sus botas son unas botas de piel de calle. No tiene calzado de moto y con la premisa de no tener ningún accidente no habría problema alguno. Los puristas os podéis ahorrar el reproche.

Nos ponemos en marcha pasadas las 10:00 a.m. del sábado. Sin prisas. En la previsión del tiempo de anoche vimos que hoy sábado vamos a tener sol y nubes en nuestro trayecto. Eso sí, el lunes y martes Santo pintan bastos.

Mi idea es llegar a Cáceres después de recorrer la Sierra de Gredos, la Vera (haciendo una parada para comer en Cuacos de Yuste frente al Monasterio, que ya conozco pero no mi madre), parar a dar una paseo en Monfragüe, con su Salto de Gitano y el Castillo y llegar triunfantes a Cáceres donde darnos una ducha, pasear disfrutando del casco histórico de noche y cenar.

La primera en la frente, voy mirando el GPS y me paso la salida de la M40 de la carretera de los pantanos. Venga, como vamos bien de tiempo, un poco más. Las grandes ciudades es lo que tiene, te saltas una salida y ahora tienes que hacer una cantidad de kilómetros indecentes para volver al punto correcto.

Una vez bien situados, le vuelvo a preguntar a mi madre si va bien. Su respuesta es afirmativa. Así que ya no hay marcha atrás. Tiramos por la M-501 un sábado de mañana (además, previo a la Semana Santa), ¿Qué podría pasar? Pues sí, retenciones en Navas del Rey. Nada nuevo. Avanzamos lentamente los siguientes kilómetros y resulta que la retención era por lo de casi siempre; el efecto mirón. Dos enlatados estaban parador a la derecha, supongo que se darían algún toque y ahí estaban con el trámite de los seguros. Estaban parados casi en el desvío de la M-512, justo al pasar esa curva el tráfico fluye con normalidad. Eso sí… el cielo se está cerrando y esto de la previsión de sol y nubes me da a mí que se va a ir al garete, como la mayoría de las previsiones meteorológicas en este país.

Una vez pasamos Pelayos de la Presa y San Martín de Valdeiglesias tenemos la TRANQUILIDAD ante nosotros. Parece una piscina de Teruel.

Comienza a chispear levemente y justo llegamos a la primera parada, estamos en el parking de los Toros de Guisando. En este viaje tengo unos lugares que quiero visitar por su importancia en la historia. Este es uno de ellos. Los dos lugares tienen que ver con la misma reina, LA REINA en mayúsculas. Seguramente la mujer más importante de nuestra historia. Eso sí, no le han puesto el nombre a ninguna estación de Renfe en Madrid en esta ola de feminizar, qué cosas tú; algo me he perdido de Almudena Grandes para que le dieran el nombre a la estación más importante del país, Atocha.

Me empapo de la historia de los toros; pongo a mi madre en contexto con el lugar en el que estamos y después de más de media hora y tras escuchar la audioguía (2€ entrada más 1€ audioguía) nos volvemos a montar sobre Sabrina.

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El tiempo (clima) continúa en que quiere llover, pero no se decide. Seguimos la marcha por la M-501 después de este pequeño desvío que nos hicieron coger los toros y que nos adentraron en la provincia de Ávila durante unos centenares de metros.

A los 2 minutos, se puso a llover. Una lluvia poco intensa, pero que con el paso de los minutos termina empapando, así que nos paramos a la entrada de Santa María del Tiétar, ya en la comunidad de Castilla y León, para ponernos el chubasquero. El mío es un dos-piezas completo, mi madre sólo tiene la parte de arriba. Esperemos que no se moje y se me ponga enferma en las primeras de cambio. Continuamos circulando por la misma carretera, ahora nombrada como CL-501, poco originales con el nombre (no sé quién, la verdad).

Avanzamos, más lentos de lo previsible por la lluvia. Soy muy prudente sobre las 2 ruedas, pero ahora quizá más llevando a mi madre conmigo.

La altura de La Adrada dejamos la CL-501 para tomar la AV-930 que se transforma en la CM-5053 al pasar la frontera de la provincia de Toledo. Es una carretera secundaria mucho más tranquila, sólo serán unos kilómetros hasta que volvamos a empalmar con la CL-501 (pasando previamente por la CM-5006) para así pasar por el Puente Viejo. Un puente que conocí una la 3º Ruta de Lectores de Miquel Silvestre y que casi pilla de paso. Sólo es un pequeño rodeo y si lo haces me agradecerás la foto.

La lluvia no para. No llueve fuerte, pero llevamos un rato de lluvia. No comenzamos bien el viaje. A mí me da igual, es por mi madre.

Continuamos con los kilómetros, tranquilamente para no llevarnos ningún susto con el asfalto mojado. Nos adentramos en La Vera, ya en Cáceres, a carretera vuelve a cambiar de nombre, ahora es la EX-203. Vemos un merendero y decidimos parar a hacer uso de las viandas que llevamos, dar un trago, estirar las piernas y vaciar la vejiga. Aquí con los árboles parece que la lluvia es menos incesante, no deja de llover, pero nos permite “desconectar” unos minutos de la lluvia.

Después de una media hora, continuamos la marcha. La sinuosa carretera se va complicando por momentos a causa de la lluvia, está apretando. Mi madre sigue respondiendo lo mismo a la pregunta de si va bien en la moto. Después de pasar por un número incontable de pueblos con el mismo apellido “de la Vera” y al llegar a Jarandilla de la Vera decido hacer un cambio de planes.

No estoy disfrutando sobre la moto con la lluvia y el estado de la carretera. He viajado en muuuuuuucho peores condiciones, pero ahora llevo a mi madre conmigo y no me apetece que lo esté pasando mal nada más comenzar el viaje. Así que veo un cartel que indica la dirección a tomar para llegar a Navalmoral de la mata por la EX-119 y tomo esa dirección. Sí, estamos muy cerca de Cuacos de Yuste, pero otra vez será. Creo que tomé una muy buena decisión. Nada más salir de Jarandilla de la Vera el cielo se abre, ya no llueve, la carretera casi no está mojada y circulamos a buena velocidad para así cumplir los objetivos.

Al llegar a Navalmoral veo una Repsol y con esto de usar Waylet y tener un ahorro de 30 céntimos por litro de combustible decido parar y echarle de comer (o beber, no sé muy bien) a la moto. Con su depósito de 30 litros me permite hacer tiradas de 500 kilómetros sin repostar, lo lleno, me asusto al ver el importe y entro a pagar.

Comienza el lío. La señora que atiende la caja le cobra a un señor con un coche mi importe. Pensaba que esa cantidad de litros sería del coche (y la del coche serían los míos). Entonces colapsa. No sabe qué hacer.

- Señora, devuélvame el importe pagado y le pago lo mío. – Le dice el hombre del coche.
- No puedo, con esto de los descuentos y el Waylet no se puede.
- ¿Cómo que no se puede? – Le digo.
- No, no sé… - Y se pone a echar cuentas en un papel.

La aritmética no es complicada, pero la señora está sobrepasada por la situación. No sé cómo se sentirá el día que tenga un problema importante delante de ella.

Después de unos largos 5 minutos, y tras darle nosotros la solución de los cálculos, nos cobra a cada uno lo suyo.

Al salir veo que el cielo sigue completamente despejado, todas las nubes las veo a lo lejos por la sierra por la que veníamos, así se lo explico a mi madre indicándole con el dedo índice de mi brazo derecho. Así que nada, se terminó el chubasquero por hoy. Ya que llevamos un ratito parados, me lo quito. Mi madre está bien, su chubasquero hizo su función y presume de que sus vaqueros con Kevlar se han secado antes que unos vaqueros normales. Vamos, que no está empapada y menos mal, porqué ese era mi miedo.

Continuamos unos pocos kilómetros por la N-V hasta que empalmamos por la autovía EX-A1 en dirección a Plasencia. Aunque parezca mentira, agradezco esos minutos por la autovía; vacía, como casi todo por esta zona de la península. El sol nos ha calentado el cuerpo y pongo el control de velocidad de crucero. Esto es algo que no me llamaba la atención, pero ya sabéis como son los paquetes de BMW, si quieres algo tienes que tragarte otras cosas, aunque no te gusten y hacer el gasto.

Tomamos la salida 29 y tras unos metros de empalme por la EX-108 continuamos circulando por la EX-389 una carretera local que abandonamos a los pocos minutos al ver el desvío dirección Parque Nacional de Monfragüe. La carretera que lo recorre es la EX-208.

Nos topamos con el Tajo y sus múltiples miradores, la carretera está catalogada como paisajística, hace mérito a esa categoría. Paramos en varios de ellos y dimos algún paseo en el que casi llegamos a tocar el agua del río (embalsado). Luego el Salto del Gitano, la maravilla de los Buitres y demás fauna. Las cigüeñas, todo nos hace disfrutar con la boca abierta y mirando al cielo. Aquí hacemos usos de los prismáticos, sólo por este momento me los traje. Además, siempre que he ido coincido con algún grupo de gente que entiende y sabe dónde hay que mirar y qué ver en cada momento. Así que la jugada sale redonda. Cuando nos cansamos, llevamos a Sabrina a los pies del castillo y seguimos caminando por la zona y algunas sendas. En definitiva, pasamos unas horas muy buena en Monfragüe, nunca defrauda. Me alegra ver a mi madre cómo posa como una jabata en las fotos y cómo me dice que le ha gustado mucho ver los buitres.

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Llega el momento en que le digo que ya va siendo hora de ir saliendo. Llegar a las 20:00 a Cáceres sería buena hora. Además tenemos mesa reservada a las 22:00 en un buen restaurante de la ciudad. Aproveché y avisé a mi amiga Ana y a mi amigo Juanjo, que además son amigos entre ellos, así que chupi-cena de amiguis en Cáceres.

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Iba a pagar yo cuando Juanjo me quitó la cuenta de la mano.
- Aquí invito yo. – Dijo Juanjo.
- Mucha gracias tío.
- Gracias a ti, que hace dos semanas me quedé en tu casa.
- Hombre, una cosa no tiene que ver con la otra.

Ya sabéis, hoy por ti, mañana por mí.

Esta es la ruta que había previsto para el primer día, pero como habéis leído, hicimos una pequeña variante para no mojarnos más y viajar más seguros:
https://es.wikiloc.com/rutas-motociclismo/alentejo-y-extremadura-en-moto-1-madrid-caceres-101016029.

El día no termina en Cáceres, ya que nos quedamos a dormir en casa de Ana, en un pueblo cercano. Es lo bueno de tener amigos repartidos por muchos lugares, siempre puedes quedar para mínimo una cerveza si no es que te ofrecen fonda.

Aquí el enlace al artículo
https://mrrookiebiker.com/index.html?id=mI39
 
De Cáceres a Elvas

10 de abril de 2022​

Uffff, que poco me gusta madrugar un domingo. No es que me levante tarde, siempre me despierto pronto, pero lo que no me gusta es tener que usar una alarma.

Son las 8:30 y comenzamos a recoger el pequeño campamento que tenemos montado en casa de Ana. Metemos las cosas en las maletas y a las 9:15 estamos saliendo dirección a Cáceres, sí otra vez.

Toca hacer un free tour por la ciudad. Yo la he visitado con anterioridad y he realizado distintos tours; recuerdo uno nocturno y teatralizado que me encantó. El caso es que mi madre no la conoce, así que decidimos hacer el tour, aunque no era algo que entrara en mis planes.

La plaza mayor de Cáceres luce espectacular con un sol radiante y el sonido de tambores de fondo. Es Domingo de Ramos. Después del día pasado por agua de ayer, hoy hace un día de lujo para disfrutar de la moto.

Así que después de desayunar cual guiri y hacer el free tour vamos a nuestro aire por la ciudad. Compramos algo de fruta fresca para esas paradas en mitad de la nada en las que apetece comer algo y vamos al parking donde nos espera Sabrina.

Son las 13:00 (aprox.) y ya estamos preparados para salir de Cáceres. Lo hacemos por la N-521 dirección Aliseda. A la entrada al pueblo tomamos la EX-303 y nos adentramos en la Sierra de San Pedro, buen día para hacerlo. La típica dehesa extremeña, que a mí siempre me llama la atención. Me encanta ver las encinas y los alcornoques, alejados, el uno del otro. Sin separarse demasiado, pero dejándose espacio para respirar. Otra cosa no, pero espacio hay bastante por esta tierra. Los buitres, águilas y cigüeñas nos acompañan en este trayecto. Cuando nos queremos dar cuenta vemos el impresionante castillo de Alburquerque nos recuerda a qué hemos venido por estas tierras fronterizas. Vamos a ver muchos y muy variados en los próximos días. Me encantaría visitarlo, pero me lo dejo pendiente para otra ocasión en la que venga a visitar a mis amigos extremeños. Tenemos que hacer camino, es casi la hora de comer y apenas llevamos unas decenas de kilómetros y el día en moto sólo ha hecho que comenzar.

Bordeamos el pueblo, y a la espalda del castillo tomamos la EX-110 solo unos pocos metros para luego continuar por la BA-008 hasta La Codosera (por cierto, aquí hay unas piscinas naturales que deben ser un lujo en verano), ahí, por alguna razón que aún no me explico (y eso que estoy mirando Google Maps mientras redacto estas líneas) la carretera cambia de nombre a BA-053. Esta es la carretera, más que secundaria, por la que abandonamos el país justo después de pasar el pueblo de La Rabaza. En el mapa hay un corte, una frontera que antaño sería poco menos que de contrabandista por lo recogida y escondida que está. En el asfalto también hay un corte. Hemos cambiado la cartelería y comenzamos a circular por territorio portugués.

Engañamos al estómago con esto de que es una hora menos y, por lo tanto, aún no es demasiado tarde para llegar a algún sitio a comer.

Es curioso que a los pocos centenares de metros de cruzar la frontera entre los países no encontremos con el pueblo de Rabaça. ¿Recuerdas el nombre del último pueblo en territorio español?

Al sobrepasarlo, el nombre de la carretera es M-1044. Es la típica carretera de montaña en la que cabe poco más del ancho de un coche. Espero que conduzcan con cuidado, porque Sabrina tiene mucho pecho y además va cargada con las maletas, por lo que ocupa bastante espacio. Eso sí, curvear por aquí es un gustazo. Estamos en la Sierra de San Mamede, aquí en pocos kilómetros el paisaje ha cambiado y no volveremos a recuperar la dehesa hasta que estemos llegando al final de la etapa de hoy.

Cruzamos una y otra aldea. Inexplicablemente, al pasar São Julião, la carreta cambia de nombre, ahora es la M-521.

El hambre y el sol que está pegando de lo lindo lleva a mi mente a verme en una terraza a la fresca y con un buen tanque de cerveza en la mano.

Siendo la hora que es, (14:30 recuerda que estamos en Portugal) mi ilusión de hace unos minutos casi es real, me falta el tanque de cerveza. Si bebes no conduzcas. Estamos sentados frente a una mensa y al lado del río Sever; en la terraza del hotel Sever & restaurante Sever. La verdad es que no engañan a nadie con ese nombre. Los chopos a la orilla, el aire que comienza a correr y la música en directo que tocan de fondo hacen que la estampa sea idílica.

A unas decenas de metros está el puente romano de Portagem, muy coqueto.

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Pero lo mejor de mi vista lo tengo a unos palmos de distancia. El lomo de bacalao que se ha pedido mi madre.

Nos lo tomamos con calma y comemos sin prisa. Eso sí, llega un momento en que el viento se alza en fuertes rachas y se hace incómodo. De hecho, teníamos la propia del camarero preparada y se voló todo de la mesa. Botellas y copas al suelo. Al ser de tablones de madera se colaron las monedas por las rendijas que hay entre ellos.

Cuando, nos marchábamos venía el camarero hacia nosotros. Le señalé algunas de las monedas que se habían colado y que se veían, pero que no se podían recoger sin algún cuchillo o similar. ¿Recuerdas cómo vaciabas el cerdito de la hucha sin romperlo? Pues algo así habría que hacer para recuperarlas, eso sí, sin poder poner patas arriba al cerdo.

Volvemos a la moto, que se había quedado sola. La dejé acompañando a otras motos, alguna de ellas con matrícula española, es que estamos a pocos kilómetros de España.

Arrancamos y recorremos por la N-359 los cinco kilómetros que hay de subida a Marvão.

El coqueto y turístico pueblo de Santa María de Marvão se encuentra completamente amurallado y protegido por el castillo sobre una cresta de cuarzo a 850 metros sobre el nivel del mar. Esto hace que fuera prácticamente inexpugnable. Es tierra fronteriza es una baza importantísima. Desde lo alto se alcanza a ver otros castillos y poblaciones de la zona, tanto en territorio portugués como español. Como curiosidad, en Marvão se refugiaron muchos judíos españoles (sefarditas) tras su expulsión en 1492. ¡Cuántos acontecimientos se concentraron ese año!

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Cuando nos cansamos de recorrer el castillo y la ciudad amurallada salimos por la puerta oeste de la muralla y caminamos hasta el parking donde están los vehículos de los turistas que no han querido entrar rodando al interior. El parking tiene alguna zona un poco incómoda para las motos por estar en cuesta. Me subo a Sabrina y salgo de culo de mi aparcamiento. Encaro la salida más próxima y me doy cuenta que la vía es de sentido único y estoy mirando a la entrada; así que me pongo a girar la moto, cargada hasta los topes con las maletas y top case, en la pendiente… ¿qué podría pasar? Pues sí. Al suelo. Llegó un momento que mientras intentaba girarme, aún sin arrancar el motor, la moto se desplazó hacia el lado derecho; tanto que con el peso y que yo estaba desequilibrado no puede sujetarla con fuerza. Leñazo.

Menos mal que mi madre no se había subido a la moto aún. Yo no me hice nada, ni me caí, de hecho, al notar como la moto se escurría por mi entrepierna pude recuperar el equilibrio y con las piernas largas que tengo, sólo tuve que dar un paso a la derecha para que me arrastrara en su caída.

Sí, la primera caída de esta moto. Mientras me dirigía a socorrerla me di cuenta de un par de cosas. La primera que el sistema de seguridad y SOS de BMW funciona. Rápidamente, se pudo a pitar y salía en mi pantalla que cancelara la llamada en X segundos si me encontraba bien. Algo así decía el mensaje, tampoco quiero tirarla al suelo para volver a leerlo mientras escribo estas líneas. La segunda fue que a 4 o 5 metros había un coche saliendo de su aparcamiento y el pavo (eran un pavo y una pava) ni se dignó a ayudarme a levantarla y lo que es peor ni me preguntó si estaba bien. Me parece lo mínimo. Pero bueno… vería que soy la reencarnación de Mazinger Z y que no tendría problemas en levantarla. Así fue. Le puse la pata de cabra, la cogí apoyando mi trasero en el asiento y haciendo una sentadilla con algo de lastre la levanté hasta que se aguantó sobre la pata.

Ahora venía el momento de más tensión. Mirar si se había roto algo. Sí en el segundo día de viaje.

Afortunadamente no había nada, sólo una pequeña marca que si no te la señalo ni te das cuenta. Así que cuando la venda podré decir que no se ha caído nunca y siempre garaje.

La arranqué, salí en dirección prohibida, giré en un lugar con más amplitud y volví a entrar en el parking.

Si se me hubiera caído algún plato de la vajilla de mi madre seguramente me habría llevado algún reproche. “¿en qué estás pensando?”, “¿no veas que no se podía?”… algo así. Pero no. Mi madre se acercó, me preguntó si todo estaba bien y se subió a la moto cuando le dije que podría hacerlo.

Es curioso como en sólo unos pocos segundos cambió la situación. Estaba disfrutando del castillo, la fortaleza y empapándome de su historia. Estaba tan contento como un niño con zapatos nuevos. Pocos minutos después me estaba cagando en todo lo cagable. Eso sí, no es la primera vez que se me cae una moto. Aunque no me caí, tampoco habría sido la primera vez que me habría caído de la moto. Y aunque tampoco pasó nada grave, tampoco habría sido la primera vez en la que hubiera tenido un accidente de moto. Antes de encarar la bajada por la misma carretera de acceso ya se me había pasado el cabreo y volvía a disfrutar sobre ella.

Deshicimos los 5 kilómetros y llegamos a la rotonda que estaba en frente de donde habíamos comido. Ahí tomamos la N-246-1 en dirección al sudoeste.

En este trayecto no hay mucho destacable salvo que cambiamos de paisaje. De la sierra de San Mamede y algunos viñedos volvimos a toparnos con la dehesa. En este caso la dehesa portuguesa, repleta de corderos. Borregos, como me corrigió el portugués cuando pedí un estofado de cordero.

Pasamos por Portalegre, que es la ciudad más grande de esta zona del Alentejo y ahí tomamos dirección Elvas. Las carreteras, aunque son buenas, no llegan a la altura de una nacional en España. De algunas cosas podemos presumir, de muchas, de carreteras también. A la altura de Santa Eulalia, tomo un desvío y cambio a la N-243-1 para llegar a Barbacena y ahí tomar una carretera secundaria para llegar hasta Elvas.

Son casi las 20:00 y hemos llegado al destino. Busco el hostal y tras mucho callejear por el casco antiguo de la ciudad llegamos a la puerta. Descargo y me voy a aparcar la moto ya que ahí, en ese callejón, no la puedo dejar. Será su castigo por haberse caído, dormir en la calle. Eso sí, la dejo a un par de centenares de metros, frente a la comisaría de policía de la ciudad.

Elvas, Yelbes en español, está a poco más de 10 kilómetros de distancia de Badajoz. Sólo separados por una recta. Esa misma recta la recorreré dentro de unos días cuando esté de regreso a España. Aún nos queda mucho que recorrer por la zona, aunque viendo la cara de mi madre ya me queda claro que Elvas no le gusta. “Aquí en Portugal lo tienen todo abandonado”, esa será la frase que más repita durante el viaje. Siempre que ha viajado a Portugal se vuelve con la misma sensación. Su frase de días después cuando llegamos a Badajoz refleja a la perfección su pensamiento acerca del país vecino.

En parte no le quito razón. La decadencia y cara de mustio de Portugal o te atrae o no. Es así.

Elvas me da la razón cuando digo que los Patrimonios de la Humanidad es el timo de la estampita. Siempre pongo el mismo ejemplo; Elche. Elche tiene 2 patrimonios de la humanidad, no uno, dos. Siendo irrespetuoso con mis vecinos y amigos ilicitanos podríamos resumirlo en que tienen dos patrimonios de la humanidad por un huerto de palmeras y por una obra de teatro (sí, una representación muy antigua y bla, bla bla). Sé que no es así, pero casi. Lo conozco muy bien para que me vendan otra moto. En este caso… pues algo parecido. Una fortificación muy importante e imponente. Mucho más bonita si la ves a vista de dron que pateando la calle.

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Había que venir a Elvas y verlo. Pero esto es parte del paseo que daremos mañana, ya que esta tarde nos quedamos en la habitación descansando. Eso y que me apetecía ver el fútbol y a mi madre un culebrón turco de Antena 3.

Aquí dejo el enlace a la ruta

Y aquí al artículo completo
 
Última edición:
De Elvas a Serpa

11 de abril de 2022​

Así mucho mejor. Despertarse cuando el cuerpo dice que ya es suficiente descanso; no como ayer con un despertador. Es pronto, sobre las 8:00, pero necesitábamos descanso. Sobre todo, mi madre.

La ruta de ayer fue de 200 kilómetros y durante el día pateamos por Cáceres y más tarde por el precio pueblo amurallado de Marvão. El día anterior, el de la aproximación al terrero, rodamos durante más de 350 kilómetros y muchos de ellos bajo la lluvia; además de los paseos por Monfragüe. Que sí, que vamos en moto y no corriendo, pero el cuerpo pedía un poco de descanso y estas 8 horas de sueño nos han sentado fenomenal.

El día es un día gris, todo apunta a que nos vamos a mojar por la lluvia. Así lo vimos en las previsiones meteorológicas de hace un par de días.

Mientras mi madre se acicala a mí me da tiempo a ir a por unos cafés. ¡qué bueno el café en Portugal!, ¿cómo puede haber tanta diferencia y hacer un café tan asqueroso como en España a sólo 15 kilómetros de distancia? No lo sé, que alguien me lo explique. El caso es que a ella le cuesta más ponerse en marcha, guardar las cosas en las maletas, etc… la falta de práctica, claro. Según vamos completando las maletas y el top case lo voy acercando a la moto. Sigue perfectamente aparcada frente a la comisaría de policía. Después de mi segundo viaje a la moto mi madre ya está preparada para el nuevo día. Nos despedimos de la persona en recepción y nos vamos a con Sabrina, justo al lado hay una cafetería, supongo que ahí irán los policías a comer los donuts.

Desayunamos y degustamos otro café. El segundo del día. En casa puedo pasar semanas sin tomar ninguno. No me creo ninguna de las milongas sobre los efectos del café; lo tomo porqué me gusta su sabor. Nada de azúcar, como los machotes. Si estoy en lugares de buen café me puedo pasar el día sorbiendo chupitos, como quien se enciende un cigarro cada vez que se quita el caso.

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Comenzamos con el turismo por Elvas y con ello comienza a llover. Lo hace débilmente, por lo tanto, no nos impide pasear por el casco antiguo de la ciudad. En la Plaza de la República (lo que aquí sería la Plaza Mayor) encontramos la Catedral de Elvas, en honor a Nuestra Señora de la Asunción. No pudimos entrar a ella ya que supuestamente abría a las 10:00. Subiendo por una calle paralela a la iglesia llegamos a la puerta de la antigua alcazaba y dentro de ella nos encontraremos el castillo. También cerrado.

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Pasear a primeras horas de un día entre semana es un lujo. Los que tenían que llegar a su puesto de trabajo o colegios ya lo han hecho y no hay turistas. Da gusto pasear por estas calles estrechas que dejaron en herencia los musulmanes y sobre las cuales crecieron las ciudades medievales.

Aunque aún sigo saboreando el café, lo mejor de Elvas está fuera de la ciudad amurallada. El acueducto, aunque no es el de Segovia, fue construido durante el s. XVII para asegurarse al abastecimiento de agua durante los asedios. Ahora lo están restaura, así que las fotos que hago salen andamios.

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Sobre todo, lo que más llama la atención de Elvas y por lo que tiene concedido el título de Patrimonio de la Humanidad es por el sistema de murallas y fosos que configuran la fortificación terrestre de mayores dimensiones del mundo.

Es muy curioso ver estas fortificaciones con forma de estrella o tortuga. Lo que pasa que para disfrutar bien de ellas debes hacerlo montado en un globo o a través de fotografías realizadas con un dron.

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A escasos metros del perímetro de la ciudad y sobre otra colina de similar altura se encuentra el fuerte de Santa Lucía, también con las mismas características.

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A día de hoy, ya no hace falta tanta muralla, castillo y cañones apuntando a España a tenor del estado en que lo tienen los portugueses y sobre todo por qué hay un acuerdo con Badajoz para convertirse en la primera ciudad europea situada en dos países distintos. La unión da la fuerza, ¿no?

Llevábamos un par de horas paseando y contemplando la ciudad, cuando decidimos volver a la Plaza de la República y esta vez sí visitar la catedral. Continuaba cerrada. Eso de que abren a las 10:00 no es verdad. Con las mismas y aprovechando que estamos a escasos 100 metros de donde sigue aparcada la moto decidimos irnos y continuar el viaje.

Al llegar a la moto me visto con el mono de agua, temo que nos vamos a mojar, y salimos de la ciudad amurallada en dirección Sur-Oeste, justo paralelos al Acueducto de Amoreira. Ahí, en la rotonda, tomamos la salida por la N-4 dirección Borba. Es la nacional paralela a la autovía. No iba a coger autovía bajo ningún concepto, pero es que además no se necesita, la nacional está vacía y no es para menos. Teniendo algo menos poder adquisitivo que los españoles, los portugueses tienen la gasolina más cara. En esta Semana Santa “disfrutábamos” de un descuento de mínimo 20 céntimos por litro en España, allí no había descuento alguno; lo pregunté, y el litro de alimento de Sabrina superaba los 2 €.

Al llegar a Borba, pueblo que “visitamos” sin bajar de la moto, y para no continuar por carreteras nacionales, tomo un camino que sólo estaba autorizado para los empleados de la cantera de mármol. Y es que por esta zona hay muy buen mármol blanco y está plagado de canteras. Vi el cartel y me hice el loco ya que el GPS me decía que por ahí podía llegar al siguiente destino. A mi madre no se le escapó y rápidamente me espetó:
- ¡Por aquí sólo pueden ir los camiones que están trabajando!
- Ah, ¿sí?
- Sí, ¿no has visto el cartel?
- Ummmm, sí, pero aquí nadie nos va a decir nada.
- No deberías ir por aquí, ¿llegamos el mismo sitio?
- Sí.
- Bueno, ten cuidado.

Circulamos por un camino de campo, eso sí asfaltado. Yo ya me había montado la película en mi cabeza por si nos paraba la policía.

- (con lo que digo yo que es acento portugués) Disculpe usted, nos pensamos que tudo ben. Açí me indica GPS. Excuse.

A nadie le di semejante excusa, y menos con el acento de chiste que pongo. Por esta zona todo el mundo entiende y habla español casi mejor que yo. Además de que el no saber expresarme o hacerlo como un burro no me exime de respetar las señales de tráfico.

En pocos minutos entramos en la Vila Viçosa, por la cual teníamos pensado pasear, pero no hicimos por la lluvia. ¿te mojas menos en moto? No, todo lo contrario, pero no se hace agradable pasear con esta lluvia.

El impresionante palacio ducal y el castillo tienen parada obligatoria. Si vas por la zona no dejes de visitarlo.

A la salida del pueblo tomamos la N-255 dirección sur. Se suceden los pueblos, casi todos ellos con su castillo y después de pasar por el Santuario de Nuestra Señora de la Asunción dejamos la carretera nacional para tomar una mucho más rural y precaria, la CM-1114. Los viajes en moto son para disfrutarlos también en la carretera; por aquí disfruté un buen rato durante varios kilómetros hasta que llegamos al cruce con la M-514 que rápidamente nos llevaba hasta Monsaraz. No confundir con Reguengos de Monsaraz que es el pueblo administrativo.

Monsaraz, es un coqueto pueblo amurallado 100% dedicado al turismo, un pueblo museo. Ahí no vive nadie (sí, alguien vivirá) y la gente y la administración se encuentra en el cercano municipio de Reguengos.

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El pueblo, encalado de blanco y todo empedrado tiene visita obligatoria. Justo parece que la lluvia nos da una tregua, así que decidimos disfrutarlo.

Monsaraz, otro pueblo medieval a la butxaca, está situado en lo alto de una colina y con vistas al río Guadiana. Aquí el río se encuentra embalsado en lo que se conoce como Embalse de Alqueva. Este embalse es impresionantemente grande y lo cruzaremos varias veces. Es el lago artificial más grande de Europa y la megaconstrucción más importante de los portugueses.

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Desde el castillo se contemplan las mejores vistas y por las pequeñas calles encontrarás distintos negocios de artesanía y restauración. También alguna habitación. De hecho, casi tenemos que pedir una habitación porqué empezó una tormenta de narices. Nos refugiamos en un pequeño bar justo al lado de la entrada del castillo. Ahí aprovechamos para comer ya que las tripas ya nos daban aviso.

Cuando paró la lluvia (prácticamente una hora después) seguimos paseando por el pueblo y disfrutando de las vistas. Me dejé los prismáticos en la moto, pero este habría sido otro muy buen lugar para usarlos.

Estamos en la mitad de la ruta de hoy, es pasado el mediodía y el clima no acompaña en absoluto. Eso sí, no tengo prevista ninguna parada hasta Serpa. Ahí vamos a dormir. Mientras comíamos y nos refugiábamos de la lluvia aproveché para buscar el alojamiento para esta noche.

Salimos por la M-514 y al llegar al cruce con la N-256 tomamos dirección al lago. Impresionantes vistas al sobrevolar el agua. Casi parece que estés circulando sobre el mar. Toda esta zona está plagada de playas fluviales que seguramente estén hasta la bandera en verano. Hoy no, claro.

Después de Mourão, dónde paramos a pasear por el castillo (te lo puedes saltar si quieres) tomamos la M-517 que no soltaremos hasta llegar a Póvoa. Ahí iré encadenando distintos caminos rurales muy mal asfaltados hasta que vuelva a toparme con la M-517 por la que entraremos a Serpa.

En mi ruta inicial no bajaba más al Sur y desde Monsaraz me iba hacia el Oeste. El caso es que después de intercambiar unas líneas con alguien del motoclub decidí meter en el viaje la visita a Serpa y Beja. Esto hacía cambiar mi ruta sobre el papel, pero no es problema. Me encanta enfrentarme al precioso lienzo de un mapa y empezar a trazar líneas sobre él. Así que, hacia Serpa que nos vamos.

No íbamos a ir en línea recta, claro que no. Hice un trazado sobre Google Maps que me hacía pasar por caminos terciarios que con la lluvia y los socavones asustaron algo a mi madre.

- ¿Seguro que vas bien?
- Sí.
- ¿Por este camino de cabras te manda el GPS?
- Sí, por aquí nos manda.
- Pues no deberías ir por aquí tú sólo. Si coges un bache de estos y te caes al suelo a ver quién te ayuda aquí. No hay nadie.
- Ya, pero con no caerse lo solucionamos.
- Deja de decir tonterías y ve por carreteras normales. Aunque estos portugueses lo tienen todo hecho un bicarbonato seguro que hay mejores carreteras que esta.
- Sí, por aquí pasamos porqué monté la ruta sobre un mapa.
- Ah, vale. Bueno, pues no montes estas rutas si vas solo.
- Vale. Venga, que ya estamos llegando.

Seguía disfrutando sobre la moto, la lluvia continuaba afeando el día. Llegamos a Serpa, paró la lluvia y salió el sol. Tócate las narices.

El pueblo no parece gran cosa, pero el GPS nos lleva directos al hotel. No hemos tenido suerte de entrar por la parte bonita; supongo.

En el coqueto hotel Beatriz tenemos una amplia y luminosa habitación, además el desayuno está incluido.

- Hola, buenas tardes. – Digo al entrar en recepción.
- Buenas tardes. – Me contestan.
- Tengo una habitación reservada.
- ¿A nombre de quién?
- Jaime.
- Anda, que bonito nombre. Por eso se lo puse a mi hijo.
- Sí, yo también. – Dice mi madre.
- ¿Sí? ¿son madre e hijo?
- Sí. – Responde mi madre.
- ¡Qué bonito!, ¿qué edad tienes Jaime?
- Voy a cumplir 39.
- ¿Sí? pareces mucho más joven. Pensaba que tenías 29 como mi hijo. Él no me ha llevado de viaje en moto.
- Bueno, siempre tendrá la oportunidad de hacerlo.
- (se ríe la señora) Sí, seguro que sí.

Si no estoy acompañado por mi madre y en otras circunstancias, igual ceno lentejas, pero no, cenaré otra cosa; maldita sea.

Después de dejar los bártulos en la habitación y de ponernos ropa de civil salimos a caminar por Serpa.

Museo etnográfico, cerrado. Castillo, cerrado. Palaço dos Condes, cerrado. Vimos algunas puertas y partes de la muralla. También su acueducto, que no lo pueden cerrar, pero sí estaba cerrado el molino de agua (noria) que tiene una visita explicativa.

Así que vamos a la oficina de turismo.

- Hola, buenas tardes. – Digo al entrar.
- Buenas tardes.
- ¿Qué podemos visitar?
- Nada. Hoy lunes está todo cerrado.
- (…). – Sí, no digo nada. – ¿Entonces?
- Podrán visitarlo mañana.
- Aquí no hay nada que hacer. – Dice mi madre.
- Bueno, les puedo dar algo de información y así mañana lo visitan.
- Muchas gracias.

Salimos de la oficina y al mirarnos le digo a mi madre que vayamos a pasear y que algo veremos.

Pues no, no vemos nada más. Miro el mapa del pueblo y voy a los puntos turísticos que pueden tener algo de interés para mí y todos están cerrados.

Entrada al castillo
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Acueducto, con parte de su noria.
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- Mamá, ya tenemos la habitación, pero mira, es pronto (poco más de las 18:00) si quieres podemos ir a Beja, que es la capital de la zona. Ahí es dónde íbamos a dormir mañana, pero podemos ir y aprovechar allí la tarde visitando la ciudad, que seguro que tiene más que esto. Más tarde cenamos y luego volvemos.
- ¿Pero está lejos?
- Que va. En línea recta por la nacional tenemos 30 kilómetros, en 25 minutos estamos ahí. Por la noche cuando nos cansemos nos volvemos por la misma carretera, no es peligrosa.
- Bueno, si lo ves bien podemos hacer eso. Aquí no hay nada. Este pueblo no vale un duro.
- (…) – Pongo cara de Póker. – Bueno, no siempre se acierta, y aquí además está todo cerrado.
- (Entre risas y casi lágrimas). – Menos mal que aquí no has traído a tu hermano, si no te monta una que no hay quien lo aguante.
- Quizá por eso no me lo llevo a ningún sitio.
- Venga, vale hacemos eso que dices.

Nos volvimos al hotel, cogimos los cascos y con ropa de civil nos fuimos para Beja. Éste sería nuestro destino del día siguiente, después de una ruta de 120 kilómetros saliendo hacia el Norte de Serpa dirección Moura. Visitándola, pasando por Alqueva, que es el pueblo que da nombre al embalse que ya conocemos. Haríamos la visita en Portel y Vidigueira y luego llegaríamos a Beja por caminos rurales, algo parecido a la llegada de hoy a Serpa. Al final esa ruta no se realizó. Haré otra, ganaremos un día al calendario y lo aprovecharemos más adelante. Pero eso es otra historia.

En Beja nos encontramos con que el acceso a la torre del homenaje del castillo cierra a las 19:00. Son las 19:03. Otra que sale rana. Lo que no sé es si habría estado abierto, aunque hubiéramos llegado antes de las siete.

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Al menos Beja sí tiene un paseo más o menos agradable. Nos encontramos la catedral cerrada, también los museos, pero bueno, eso podría ser porqué ya era más de las 19:00. Claro, aquí habríamos llegado mañana después de comer, con toda la tarde para disfrutar. Pero no tenía que ser.

En la Plaza de la República nos encontramos con la picota de Beja. La cual mandó construir el rey Manuel I en 1521 tras conceder los fueros a la ciudad. Pasa bastante desapercibido por qué no hay un gran atractivo en la plaza.

Se hacía la hora de cenar, como teníamos todo el tiempo de mundo busqué un buen restaurante en la zona. Al menos las más de 4,5 estrellas de Google indicaba que cenaríamos bien. Pues ni eso. Los dos pedimos un lomo de bacalao. Aún tenía en la mente el impresionante lomo que se había comido mi madre el día anterior antes de subir al castillo de Marvão. Creo que ella aún salivaba por aquel plato. Así que los dos pedimos lo mismo.

Seguramente fue el peor lomo de bacalao que me han servido nunca; parecía estropajo. Cuando un lomo de bacalao es bueno puedes ir quitando las láminas una a una. Qué rico, ahora que escribo estas líneas sólo pienso en comerme un buen lomo de bacalao.

Dimos carpetazo al día de hoy. Nos dirigimos a la moto que estaba aparcada en cuesta justo al lado del castillo. Por mi mente se paseó el recuerdo de lo que me sucedió ayer al sacar del aparcamiento del castillo de Marvão. Esta es una situación bastante parecida. Cuesta y adoquines mojados. Además, también tengo que encarar la moto a la dirección contraria a la que la saco. Eso sí, no llevo las maletas.

No sucede nada, mi madre se monta y nos fuimos de regreso al hotel en Serpa.

Ato cabos y pude comprender por qué estaba todo cerrado. Cierran los lunes, de modo que si visitas Elvas, Serpa y/o Beja hazlo un día que no sea lunes o es muy probable que encuentres cerrados todos los lugares de interés. Un plan sin fisuras que siguen muchas otras ciudades, también en nuestro país.

Si en su momento no metí a Serpa y Beja en la ruta sería por algo. Aunque el día no terminara lo bien del todo que me hubiera gustado es un día más de un viaje; y eso siempre está bien.

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Última edición:
12 de abril de 2022​
De Serpa a Badajoz

Sin duda, esta es la mejor habitación en la que hemos descansado (y descansaremos) a lo largo del viaje.

- Está mejor el hotel que el pueblo. - Sentenció mi madre mientras desayunábamos en el propio buffet del Hotel Beatriz.

No le faltaba razón en su comentario, aunque tenía que ver mucho con el estado de ánimo con el que nos fuimos a la cama. Ayer terminamos algo desencantados con el día, pero hoy hacemos borrón y cuenta nueva. Eso sí, bajo la misma lluvia.

Tenía una ruta prevista para hoy, pero hay que cambiarla ya que no vamos a volver a Beja. Tenemos la mirada puesta en el destino de hoy, Évora. Damos por hecho de que no nos va a defraudar, de hecho, tenemos un tour a las 15:00 para conocer a fondo la ciudad, y con ese ánimo salimos del hotel. Creo que aun teniendo algo de interés en re-visitar Serpa y/o Beja no lo haríamos por la lluvia que cae. Lo que apetece es sentarse frente a una venta abierta y ponerse a leer con ese ambiente fresco de la mañana; en lugar de embutirse un traje de lluvia para montar en moto.

Salimos en dirección Norte, por la N-265, en dirección a Moura. Pasado la mitad del trayecto, empalmamos con la N-258 que será la carretera que nos lleve directos al municipio. Otro pueblo señalado en mi ruta para estirar las piernas y disfrutar del castillo, pero no paramos. No era cómodo, pasamos todo lo cerca que pudimos y continuamos la ruta; ahora por la N-255 en dirección a la presa del embalse de Alqueva.

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Impresiona ver cómo esta construcción contiene el agua acumulada a lo largo de tantos kilómetros. Además, la vista es privilegiada, la carretera transita por la misma presa (como muchas otras, sí). Tiene algunas zonas en las que se puede parar a disfrutar de las vistas, eso sí, si no llueve mucho mejor.

Continuamos la ruta y pasamos por Alqueva, el pequeño pueblo que da nombre al embalse.

A los pocos kilómetros la carretera nacional por la que circulamos se torna hacia el norte, pero nosotros continuamos recto por la R-384 en dirección a Portel.

Antes de llegar, comenzamos a disfrutar más sobre la moto. Deja de llover y sale el sol. Ya no dejamos que nos engañe más porqué en estos 4 días que llevamos de viaje, salvo uno, hemos tenido lluvia y sol en el mismo día. Incluso cambiando de un estado al otro varias veces a lo largo del mismo.

Portel es otro pequeño pueblo con su castillo en lo alto de una peña. Puedes pasear por los alrededores, pero no se puede visitar, al menos en estas fechas. Eso sí, tiene un centro de interpretación del mismo y con un breve resumen de su historia desde el siglo XIII hasta nuestros días. Si es tu primera parada o te sobra tiempo, te recomiendo que pares, pero si vas con el tiempo justo es mejor que continúes tu viaje.

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(disculpad por la calidad de esta fotografía, pero la hice sin mucho interés y con el sol de cara)

En mi caso paré porqué llevábamos un rato sin estirar las piernas, sólo unos minutos en la presa del embalse, y porqué el sol invitaba a ello. Además de que me obligaba a quitarme el traje de agua. Luego vendría uno de los motivos de mi viaje por estas tierras.

Hasta aquí, era parte de mi ruta prevista para el día de hoy. Con el cambio de planes de ayer había que modificar la ruta, pero si por alguna razón te interesa la ruta que tenía prevista; continuaba ahora hacia el Sur por la N-531 paralelo a la autopista, transcurriendo por los pueblos de Vidigueira y Cuba, hasta llegar a Beja. Pero esa no es la historia que contamos.

Si habéis leído esto desde el inicio, os comenté que “En este viaje tengo unos lugares que quiero visitar por su importancia en la historia. Este es uno de ellos (refiriéndome a los Toros de Guisando). Los dos lugares tienen que ver con la misma reina, LA REINA en mayúsculas. Seguramente la mujer más importante de nuestra historia”. Ahora viene el segundo motivo histórico de mi viaje. Alcáçovas.

Aquí se firmó el 4 de septiembre de 1479 un tratado entre los representantes de los Reyes de Castilla y Aragón (Isabel y Fernando) y el Rey de Portugal (Alfonso V) junto con su heredero el príncipe Juan (quien será Juan II de Portugal). Dicho documento fue firmado por Isabel y Fernando en Toledo el 6 de marzo de 1480. El tratado acomete cinco principales puntos:

- Declaró la paz entre el reino de Portugal y los reinos de Castilla y Aragón y puso fin a las hostilidades tras la guerra de Sucesión castellana (1475-1479). Alfonso V renunció al trono de Castilla e Isabel y Fernando renunciaron a cambio al trono de Portugal.
- Reconoció que el impuesto denominado el quinto real fuese percibido por Portugal en los puertos castellanos, incluyendo a los barcos que hubiesen zarpado hacia la Mina de Oro antes de la firma del mismo.
- Reconoció a Portugal la exclusividad de la conquista del Reino de Fez.
- En paralelo se negociaron las Tercerías de Moura, que resolvieron la cuestión dinástica castellana a través de dos convenios: Juana la Beltraneja o Juana de Castilla, rival de Isabel por el trono de Castilla, debió renunciar a todos sus títulos castellanos y optar entre el casamiento con el príncipe heredero de los reyes Fernando e Isabel, Juan de Aragón y Castilla, si este así lo decidía al cumplir los catorce años o recluirse en un convento, opción que escogió.
Y como quinto punto:
- Repartió los territorios del océano Atlántico entre Portugal y Castilla. Portugal mantuvo el control sobre sus posesiones de Guinea, Elmina, Madeira, las Azores, Flores y Cabo Verde. A Castilla se le reconoció la soberanía sobre las islas Canarias.

El hecho de reconocerse la soberanía de las Islas Canarias es para mí algo muy importante. Así que pasearme por la pequeña villa de Alcáçovas era imprescindible en este viaje. ¡Cuánto disfruto en las islas cada vez que tengo la oportunidad de ir!. Además, el puto COVID me fastidió mi viaje de buceo a El Hierro y esto es lo más cercano que estoy de Canarias desde aquel marzo de 2020.

Quince años más tarde tuvo lugar el Tratado de Tordesillas en el que se repartía el Atlántico en dos mitades. Este es uno de los acontecimientos más importantes de la historia de todos los tiempos. Gracias a él, hoy, conocemos el mundo como lo hacemos. Pero la lectura del viaje a Tordesillas aún no ha llegado.

En los ratos en los que preparé el recorrido y cuando me topé con la villa en lo que podría ser mi recorrido me obligué a pasar por aquí. Busqué información de algún rastro que pudiera seguir y visitar durante mi estancia, pero no lo encontré.

Llegamos a Alcáçovas a falta de diez minutos para las 13:00. Paramos frente a la iglesia mayor del pueblo, que se encuentra al norte de la ciudad. Ahí miré Google Maps para ver qué otro lugar de interés había y encontré que a 200 metros se encuentra el Paço dos Henriques, donde también se encuentra el museo etnológico de la villa. Entramos.

- Hola, buenas tardes.
- Buenas tardes. - Contestó la recepcionista, la cual estaba hablando segundos antes con la señora de la limpieza.
- ¿Se puede visitar?
- Sí, pero cerramos ahora a las 13:00. Volvemos a abrir a las 14:00. Puede visitarnos luego.
- Ahhh, pensaba que lo podría visitar ahora, a las 15:00 tenemos que estar en Évora.
- No, lo siento señor. Ahora tenemos que cerrar.
- Una pena. Sólo venía para ver si tienen algún documento relacionado con el tratado que se firmó aquí en 1479.
- Aquí sólo tenemos lo que usted ve aquí en la fotografía. - Me dice mientras me señala al mostrador que tiene delante y en el que se ve una gran fotografía del documento que se firmó por los representantes de los Reyes de Castilla y Aragón y el Rey de Portugal.
- ¿Sí?, ¿el documento original firmado? - Digo ojiplático. - ¿Y no lo puedo ver ahora?, sólo sería un minuto, es lo único que me interesa.
- Sí, ese documento, pero lo siento, puede venir en una hora y verlo todo el tiempo que desee.

No podíamos visitar el museo. Tenía ante mí la mayor atracción de mi viaje, ver ese documento. Ya me parecía extraño poder hacerlo, pero ante las palabras de la señorita no tengo más remedio que quedarme.

Hablamos mi madre y yo y decidimos ir a alguna tienda a comprar algo para dar un bocado y así a las 14:00 estar en la puerta del museo para ver el documento y salir del pueblo en dirección a Évora como muy tarde a las 14:30, ya que a las 15:00 teníamos el tour de la ciudad y hay una distancia de 32 kilómetros entre un punto y el otro.

Pues algo debimos hacer que ofendiera Zeus, Dios entre otras cosas de la lluvia, porqué mientras buscábamos una tienda abierta; ya que todas con las que dimos estaban cerradas, se puso a llover como si del diluvio universal se tratara. Nos refugiamos en la entrada de un banco o caja de ahorros, pero entonces comenzó a soplar un viento de costado y hacía que fuera inútil el resguardarnos bajo esa cornisa. Decidimos cruzar la calle y resguardarnos bajo el amplio techo de la gasolinera que se encuentra en el pueblo.

Fueron 8 minutos de reloj. Paró de llover y encontramos una cafetería/panadería abierta donde compré algo para comer. A la hora de comer se come.

Siendo las 14:00 estábamos en la puerta del Paço dos Henriques. Un minuto más tarde abrió y entramos.

- Hola, buenas tardes. Veo que al final se han quedado.
- Sí, queremos ver el documento.
- Claro, como quiera. Si van a entrar al museo son 2€ por persona.
- Mamá, ¿quieres entrar? - Pregunto a mi madre.
- ¿Sólo vas a ver eso? - Me contestó.
- Sí.
- Bueno, si es tan importante ese documento entonces entro contigo, por 2€ no pasa nada.
- Vale. Por favor, deme dos entradas.

Entramos en el coqueto museo del palacio recién restaurado. Estoy emocionado. Recorro las instancias a paso ligero, solo veo que trajes típicos y utensilios de labranza y tejidos de la zona. Pierdo a mi madre de vista, era lo más normal que sucediera. Subo, bajo, un pasillo, otro… no encuentro el documento. ¡Joder!, ¿dónde lo tienen? No doy con él, así que bajo a la recepción.

- Por favor, ¿me puede indicar dónde tienen el documento? He recorrido todo el museo, pero no doy con él. Todo lo demás está muy bien, pero no me interesa y como le comenté tenemos que estar en unos minutos en Évora.
- (...) - Puso cara de Póker. Supongo que no le sentaría bien mi frase de que no me interesaba su museo, sus costumbres. Pero me pidió disculpas. - Lo siento, creo que no me he expresado bien. Lo único que tenemos es esta fotografía del mostrador. - Me lo vuelve a señalar como hace una hora.
- (...) - Ahora el que tiene cara de Póker soy yo. - ¿Perdón?, ¿me dice que el documento no está en el museo?, ¿sólo esta fotografía impresa en un mostrador?
- Sí. Lo siento.
- No se preocupe. No nos hemos entendido. Yo no hablo portugués y bastante hace usted con expresarse en un muy buen castellano.
- Lo siento. - Vuelve a repetir.
- De verdad, no hay que disculparse. Es un error.
- Claro. Un error de comprensión. ¿Cómo íbamos a tener un documento tan importante en un pueblo tan pequeño? Eso lo tenemos en el archivo nacional de la Torre do Tombo, en Lisboa.
- Ya me imaginaba que aquí no estaría, pero ante su afirmación a mi pregunta de si era el documento original… me cegó la ilusión de verlo. Ya me extrañaba. Bueno, no hay problema alguno. Entro a avisar a mi madre y nos marchamos.
- Claro, le devuelvo los 4 €.
- Muchas gracias.
(...)
- ¡Mamaaaaaaaá!, nos vamos.

El Paço dos Henriques, tiene entidad para una visita, no sólo del museo; pero mi interés era otro.

Decepcionado con el momento, sólo por 1 segundo, nos subimos a Sabrina y recorrimos los poco más de 30 kilómetros que nos separan de la puerta vieja de la laguna, por donde llega el acueducto a la ciudad. Ahí habíamos quedado. Llegamos por la N-380 a la hora en punto y bajo un sol de justicia; ya que volví a la moto a por mis gafas de sol, comenzamos el tour por la ciudad.

Pasamos más de dos horas y media recorriendo la ciudad. Llovía, paraba, llovía, volvía a parar. Menos mal que no lo hacía con fuerza. Como en cualquier tour visitas los puntos más importantes y conoces sus curiosidades. Después del tour entramos en algunos de los lugares de interés.

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(Templo romano)

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(Jardín del Palacio del Rey Don Manuel I)

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(Capilla de los huesos, dentro de la Iglesia de San Francisco)

Pasadas las 19:00 paramos a merendar algo. Aproveché ese momento para buscar alojamiento para esta noche. Encontré uno que entraba en el presupuesto. Se encontraba a las afueras de la ciudad, así que podríamos pasar toda la tarde noche paseando por Évora (más aún) y a última hora ir a descansar al hotel para así salir a primera hora de la mañana a continuar el viaje.

El caso es que pensé que si volvía a llover prefería un alojamiento en la ciudad y así no tener que ir en moto de noche y con lluvia. No encontré nada que me apañara y sobre todo lo hiciera a mi bolsillo. Era mi viaje y lo que tenía que ver con la planificación (jajajaja, me río yo de esa palabra) del viaje corría a mi costa. Volví a por el hotel de las afueras… ¿qué podría pasar?, pues sí. Pasó. Ya no quedaban habitaciones en el hotel.

- Mamá, ya no quedan habitaciones en el hotel que te he dicho antes.
- Vaya. Entonces cogemos uno aquí.
- Podemos hacer eso… o como ya hemos visitado la ciudad y sólo queremos el hotel para descansar e irnos… podemos irnos para España y dormir en Badajoz. ¿Qué te parece?

Al oír la palabra España se iluminó la cara de mi madre.

- Vale, busca algún hotel a ver si te apaña. Mientras voy a merendar. - Sentenció.

Encontré un hotel en el centro de Badajoz y tras un último paseo por el casco histórico de Évora nos fuimos en busca de la moto para ir camino de España.

Recorrimos los 100 kilómetros en poco más de una hora y media. Nada de autovía ni autopista (N-18 y N-4) hasta que la nacional se pierde y es engullida por la A-6 a 2 kilómetros de la línea divisoria.

Cruzamos el puente del río Caya, afluente del Guadiana, que hace de frontera natural y entramos en casa. Lo primero que se ve a los pocos metros de cruzar la invisible frontera es un centro comercial.

- Mamá, mira. Llegamos a España y lo primero que hay es El Corte Inglés.
- Como Dios manda.

Esa frase de mi madre fue muy descriptiva. Estaba disfrutando del viaje, así me lo decía, pero como más tarde me comentó, siempre en sus viajes a Portugal se ha quedado con el mismo sabor de boca. No comprende cómo estando tan cerca puede haber esa diferencia entre un país y el otro. La diferencia existe. O te gusta la decadencia y tristeza de Portugal y su moho en las fachadas por muy históricos e importantes que sean los edificios o no. Es parte de su encanto. Yo le veo encanto a eso (sin excederme), pero también hay gente a la que no le gusta el jamón. ¿Quién soy yo para decirle lo que tiene que gustarle?


Aquí tenéis la ruta

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Última edición:
13 de abril de 2022​
De Badajoz a Mérida

No ha sido mi sueño más reparador. Nada que ver el hotel con el de anoche en Serpa. Nos acicalamos, montamos las maletas y dejamos la habitación en torno a las 10:00 de la mañana. Sabrina se quedará en el garaje del hotel hasta que volvamos a por ella.

Ha amanecido un día espléndido, ni rastro de nubes. Por fin nos acompaña el tiempo en plenitud. La ciudad aún está amaneciendo. Muchos de los pacenses están ayudando a preparar a las procesiones de Semana Santa. No sé si han tenido procesiones previas, supongo que sí, pero al menos hoy se espera un gran acontecimiento. Todas las parroquias por las que pasamos tienen su alboroto.

El tema de la Semana Santa en Portugal nos llamó la atención. En ningún momento vimos ninguna referencia, por el tiempo que tuvimos podríamos haber dicho que era octubre. No esperaba la parafernalia que montamos en España, pero sí tenía curiosidad por ver algo de su Semana Santa. Pues no vi absolutamente nada. Aquí, en Badajoz, vemos hasta los escaparates de las tiendas con maquetas de sus pasos con su Cristo y/o su Virgen. Debe haber algún concurso, son muchos los escaparates que vemos así. Es curioso, pero en Cáceres vimos una exposición de pasos de Semana Santa realizados con piezas de Playmobil, estos escaparates podrían estar en la exposición; algunos de ellos son espectaculares.

Bajamos a la ladera del río Guadiana hasta llega la Puerta de Palmas, admiramos el puente del mismo nombre y continuamos caminando por el paseo fluvial en la ladera izquierda del río. ¡Cómo echábamos de menos pasear al sol!

Nos adentramos en la ciudad y disfrutamos de la Plaza de San Francisco y de algunas de las representaciones de hechos históricos que hay en los respaldos de azulejo de los bancos.

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Llegamos a la Catedral de San Juan Bautista, toda la plaza está repleta de sillas. Se está preparando para las procesiones. Quería estar a verla, pero no fue posible por el mismo motivo.

Continuamos por la Calle San Juan y llegamos hasta La Plaza Alta, que podría llamarse casi la Plaza Roja, por las Casas Coloradas que allí se encuentran. Es una plaza pintoresca y tiene su encanto. Entonces, llegamos al recinto de la Alcazaba y Castillo. Me encantó su visita. Me ayudé de Google Maps para leer en cada uno de los muchos elementos que lo componen. Además, podemos encontrar el Museo Arqueológico provincial. Es de visita gratuita y merece mucho la pena. A la salida continuamos por la Alcazaba.

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Se nos hicieron las 14:00 horas y seguíamos por ahí. Pero claro… a la hora de comer se come. Buscamos un bar que me habían recomendado en el hotel para ir a almorzar. Hay muchos por la zona y la verdad es que acertamos con el nuestro. Un par de cervezas frescas sentaron de lujo. Luego fuimos poco a poco deshaciendo el camino hasta llegar al hotel.

Nos pusimos la chaqueta de montar en moto y continuamos el camino.

Badajoz no estaba en mi ruta, llegamos por casualidad. Nunca había escuchado a nadie recomendar la visita y es por eso que llegué sin ninguna expectativa. Así hay que llegar a los sitios; de ese modo salí encantado con la ciudad. Es cierto que el sol y la temperatura nos pone de mejor humor y nos ayuda (sobre todo a los que somos del Levante español). No sé, puede que fuera la unión de varios factores, pero la realidad es que me gustó mucho la visita de Badajoz, cuando vuelva por la zona seguro que le dedico otra.

Salimos por el Sur de la ciudad y tomamos la EX-107; tras recorrer 27 kilómetros llegamos a Olivenza.

Olivenza sí estaba en mi ruta. Es el típico pueblo encalado, con calles estrechas que buscan hacer sombra por la que pasear.

Llegamos con toda la solana de la sobremesa e intentamos visitar alguno de sus atractivos, como la Parroquia de Santa María del Castillo o la Torre del Homenaje, pero estaban cerrados; de modo que hicimos lo que se hace en estas ocasiones, pasear por calles vacías en busca de un bar.

Al pasear, te das cuenta de que las calles tienen dos nombres; el nombre actual y el nombre pasado, de cuando la villa fue portuguesa.

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Es algo curioso, pero que si lo piensas, tiene su sentido como homenaje a su propio pasado. Esto lo conocía, como también sabía lo de que los oliventinos tienen derecho a la doble nacionalidad española-portuguesa pero más tarde sabré que no todo es tan sencillo como parece.

Visitamos la plaza de Toros, algo que yo sin ser taurino hago casi en cualquier pueblo que tiene alguna plaza más o menos coqueta. En los alrededores me encontré con este mural que siempre llama la atención allá donde se ve. Normalmente escondido en alguna calle de algún pequeño pueblo agrícola.

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En la primera y genuina ruta de Lectores de Miquel Silvestre hablamos de ellos. Tengo varios en mente, pero ahora sólo recuerdo con exactitud otro en el pueblo de Tobarra, por el que paso de vez en cuando en algún trayecto de Madrid al Levante y no voy por la autovía.

Finalmente llegamos a la Plaza de España y nos sentamos en la terraza de uno de los bares, junto a una mesita dónde daba la sombra de las palmeras que tanto me recuerdan a mi tierra. Pedimos un descafeinado con leche para mi madre y un sólo para mí; además le pido el dulce típico, pero me dice que no lo tiene, que puedo ir a comprarle a la mejor pastelería del pueblo y que me lo tome mientras degusto el café.

No sé por qué, pero aquí está mejor el café. ¿Será algún atractivo portugués que no sabemos identificar?, ¿Por qué si me separo unos kilómetros más el café vuelve a saber a rayos requemados?

El caso es que seguí sus indicaciones para llegar a la pastelería Casa Fuentes y allí lo tenían expuesto por cualquier rincón del mostrador. Técula Mécula. Nadie sabe de dónde viene, pero está bueno y dulce de narices. Compré un par de porciones para quitarnos el deseo y volví a la terraza del bar donde estaba mi madre atendiendo sus quehaceres del WhatsApp; claro, había estado unos días sin poder usarlo por algún problema con su compañía y el roaming. Tenía que recuperar el tiempo perdido; o perder el tiempo que había recuperado durante el viaje, no lo tengo muy claro aún.

Volvimos para la zona de la alcazaba para visitarla. Tienen un museo etnológico dentro del castillo. Entre la parroquia y el castillo había un seto con una planta y estaba cercado con la típica cinta de la policía. Se había producido un crimen. Bueno, más bien se iba a producir. Dos aplicadísimos policías locales estaban situados en cada una de las dos entradas a la plaza. A la sombra, claro. De ahí avisaban a los viandantes que había un panal de avispas en el seto y que se iba a fumigar para aniquilarlo. Lo que haría que por algunos minutos estuvieran furiosas y envistieran más que un Miura.

- ¿A dónde van?
- A la parroquia.
- ¿Ve ese seto? Tiene un panal con avispas asesinas.
- ¿Entonces?
- Usted verá, pero le pueden picar.

Ante esa conversación no puedes hacer otra cosa que quedarte dónde estás y ver como el operario del ayuntamiento comienza la acción.

Van pasando los minutos y mientras Manolo, no mejor Benito,… mientras Benito realizaba las acciones pertinentes se acercó un paisano, de avanzada edad y sordo, que pretendía pasar por el mismo lugar que nosotros.

- ¿A dónde va? – Le preguntó el policía municipal.
- Vengo de comer de casa de mi hija.
- Sí, pero ¿a dónde va usted?
(…)
Aquí el señor le contó una historia que ahora no recuerdo, pero no le contestó a la pregunta y se alargó al menos dos minutos.
- Hay un panal y ahora es peligroso pasar por ahí.
- En la huerta… . – Continuó con otra historia.
- Ahhh, muy bien. – Dijo el policía que no había atendido a nada de lo que el señor mayor había dicho.

El paisano se cansó de “conversar” con el policía municipal y siguió su camino. Pasó por donde debe pasar todos los días y ningún bicho volador le atacó ni le robó la cartera. Viendo la actitud del señor hice el mismo camino y entré en la parroquia.

Aún, mientras redacto estas líneas, pienso en qué hacía o tenía que hacer ese agente de la ley y el orden.

En la parroquia nos encontramos con la señora que atiende a las visitas. Una dicharachera y amable señora que nos da una interesante charla sobre el lugar en el que estamos.

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El retablo del altar es bonito, pero lo que me llamó realmente la atención es el árbol de Jesé.

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Durante la amena charla con la señora, de la que por desgracia no recuerdo su nombre, me hice el listillo y le pregunté sobre lo que había leído de que los oliventinos tienen la posibilidad de tener la doble nacionalidad. Me dijo que en teoría así es, pero que en la práctica es un tema burocrático cargado de papeles y tasas tanto en un lado de la frontera como en el otro que poca gente lo solicita. Además de que tienes que cumplir con unos requisitos que como si tu abuelo, aun siendo oliventino, se ha tomado un café en un pueblo de Toledo la llevas negra para que te lo aprueben. Me contó que ella y sus ancestros cumplen con todos los requisitos de oliventinidad y que hace años que inició el trámite y aún no la tiene. Hasta ahí puedo contar.

Mientras estábamos de charla entró el mismo agente que estaba salvaguardando la integridad de los viandantes por el problema de las avispas furiosas. Le dijo que abriera la puerta lateral porqué empezaba a venir gente y poco menos que se jugaban la vida si accedían por la puerta principal. Así que la señora se puso con sus cosas y el agente nos fastidió la interesante charla. Salimos de la parroquia y seguimos paseando por el pueblo, sin rumbo fijo hasta que nos cansamos y volvimos dónde estaba Sabrina tomando el sol.

Nos adentramos en la península, abandonamos las tierras fronterizas que tanto me ha gustado recorrer en estos días y nos dirigimos a Mérida por caminos secundarios que no tienen ningún interés.

En Mérida nos topamos con la Semana Santa emeritense y los múltiples atractivos de la ciudad en estos más de 2.000 años; pero eso es otra historia.

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14 y 15 de abril de 2022​
De Mérida a Madrid

Prácticamente pasamos dos días en la magnífica ciudad de Mérida. Hace cerca de 10 años de mi última visita y tocaba rememorarlo como Dios manda.

Disfrutamos de alguna procesión de Semana Santa y aunque el marco es casi inmejorable y aun siendo de Interés Turístico Internacional nos defraudaron. Quizá el siguiente comentario parezca de un paleto, que puedo serlo, pero no me lo considero.

Soy de un pueblo de unos 29.000 habitantes en el sur de Alicante, Crevillente, y las procesiones de Semana Santa tienen la misma catalogación; eso sí, no tenemos un puente romano por el que procesionar, pero aun siendo mejorables en algunos aspectos son mucho mejor (a mi parecer) que las que vimos en Mérida. Vimos un par de ellas, todas con retraso más que considerable sobre el horario previsto. En los distintos lugares donde las vi había tal alboroto que parecía un día de mercado, gente cruzando y caminando justo a los cofrades, etc… incluso alguno que iba en patinete y otro empujando una bicicleta; esto último hizo que mi madre y yo nos riéramos de la situación y perder el contexto de dónde estábamos. No entendí en ningún momento cómo se permite ese comportamiento. Sin contar en cómo estaba el suelo, repleto de cáscaras de pipas. He ido al circo y he visto menos alboroto que en estos momentos de procesión.

Estas catalogaciones, como las de los Patrimonios de la Humanidad, están sobrevaloradas. No las entiendo.

Esto fue lo único que no me gustó de la visita a Mérida; por lo demás salí encantado. Algún mosquito menos en la zona del río estaría mejor, pero bueno, tampoco me voy a quejar porqué por mi zona los hay como elefantes y hasta que la gente no se presenta delante del ayuntamiento a prenderle fuego no son capaces de fumigar las zonas aledañas a la Laguna de Torrevieja.

Desconocía que Mérida también tiene su acueducto; de hecho, creo que mucha gente lo desconoce.

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El Acueducto de los Milagros toma nombre a causa de que los lugareños comentaran que era un milagro que siguiera en pie según su estado de conservación. Sí, no es el de Segovia y puede que tampoco sea romano y sí visigodo, pero tiene su encanto y mucho; formando parte del conjunto arqueológico de Mérida que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1993.

Si te gusta la historia, aquí en Mérida tienes un poco, así que mi recomendación es que hagas un tour completo. Si tienes la suerte de que te toque una guía que hace su trabajo con todo lujo de detalles, mucho mejor.

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Después del tour puedes visitar el Museo Nacional de Arte Romano, que además es gratis. Complétalo con la audioguía, pero no pretendas que la secuencia de los audios sea la misma que la de las galerías por las que caminas. Además, solucionar eso sería un imposible sólo al alcance de unos pocos dioses. Aun así, hazlo.

En la mañana del Viernes Santo, 15 de abril, nos levantamos y nos montamos en Sabrina para recorrer lo que será nuestro último trayecto de este viaje. Eso sí, lo dividiremos en 2 tramos.

La salida de Mérida la hicimos por la EX¬-307 y a la altura de Valverde de Mérida fuimos en busca de la A-5 por la que circulamos tranquilamente y rápido hasta la salida 287 donde tomamos dirección Escurial y comenzamos a disfrutar de la moto al tomar la EX-102. Prácticamente podría llegar al cruce previo de Guadalupe circulando por esta carretera de titularidad de la Junta de Extremadura, pero antes de llegar a Cañamero hay un cruce escondido a nuestra derecha. Si lo tomamos, circularemos durante unos centenares de metros paralelos por la CC-21.2 y luego continuaremos varios kilómetros por asfalto roto y rodeado de árboles hasta que nos topemos con la EX-116, que nos devuelve de nuevo a la EX-102 por la que disfrutaremos del trazado hasta la rotonda en la que nace la EX-118 que nos lleva hasta Guadalupe.

Hace muchos años que tenía pendiente la visita a Guadalupe. Cuando me dio por la bicicleta, era mi escapada siempre postpuesta, una y otra vez. Ahora con la moto también la había postpuesto en alguna ocasión. Aun siendo un destino motero siempre me había decidido por otro destino, pero en este viaje por Extremadura no lo iba a dejar escapar.

El pueblo estaba muy, pero que muy, concurrido. La festividad del Viernes Santo hace que muchos más turistas nos desplacemos allí. Puedes pasear y disfrutar de los encantos del pueblo, pero lo que más te llamará la atención será el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe.

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Otro Patrimonio de la Humanidad. En su interior se custodia la Virgen de Guadalupe, la cual desconocía que es negra, patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad. En referencia a esto último puedo presumir que he estado delante de la Virgen de Guadalupe en España como en México. Allí cualquier mexicano siente devoción por ella y los más normal es que cualquier sicario se encomiende a su virgensita antes de hacer su trabajo. No exagero. Así de contradictorio es el ser humano. En México se le apareció al indígena chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin y en España al vaquero Gil Cordero.

En el altar se encuentran enterrados Enrique IV de Castilla y su madre María de Aragón. La hermana de Enrique fue Isabel I, LA REINA. Con la visita que hice a Granada y al sepulcro de los Reyes Católicos (donde también están enterrados Felipe I El Hermoso y Juana I, La Loca) puedo decir que he estado en los sepulcros de todos los reyes de “las Españas” a excepción de Amadeo I (de la casa Saboya). Sí también he estado en el de Pepe Botella. Quizá en un futurible viaje a los Alpes me acerque a Turín a ponerme el pin.

Entre los encantos del pueblo que creció entorno del primer santuario podemos encontrar el Arco de Sevilla o el Arco del Tinte.

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Los más probable es que en un día tan concurrido te los encuentres con gente haciendo uso de él; pasando por debajo, claro, pero que también lo veas acaparado por alguna morritos de las que se tira minutos posando para que sus amiguis le hagan la última fotis para subir a Instagram. Eso sí, no se te ocurra pasar por debajo del arco por el que continúa la calle después de estar esperando un par de minutos si no quieres que te llamen desconsiderado, por el hecho de no comprender que la importancia de esa foto es mucho mayor a la de que tú continúes tu paseo. Claro, mi paseo no tiene likes salvo el mío.

Después de tapear algo, comer la famosa morcilla y visitar el monasterio (previa cola de 1 hora para sacar la entrada) toca salir del precioso valle en el que nos encontramos. Para ello tomamos la salida norte por la revirada EX-118 y aquí comprendí porqué es un destino motero. Carretera en la que se encadena una curva con otra. Eso sí, este día con mucho tráfico.

A los pocos centenares de metros de la salida de la puebla de Guadalupe se encuentra la Ermita del Humilladero, cuyo verdadero nombre es Ermita de la Santa Cruz. Este es un lugar de descanso para que los peregrinos puedan orar con vistas al monasterio. Aquí, hoy podrás comer y disfrutar del merendero. Como curiosidad, Miguel de Cervantes trajo aquí sus cadenas con las que estuvo cautivo en Argel para ofrenda de la Virgen de Guadalupe.

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Sin soltar esta carretera y antes de llegar a Navalmoral de la Mata (donde no llegaremos) se encuentra el Templo de los Mármoles, justo antes de cruza el embalse de Valdecañas.

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Con la construcción del embalse se anegaron las ruinas de un templo romano, La Cilla. Augustobriga era un municipio romano situado en la calzada que iba desde Emerita Augusta (Mérida) hasta Caesarobriga (Talavera de la Reina), Talavera La Vieja como también se le conoce.

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Este sí es nuestro último hito de esta semana en moto. A partir de él mi madre y yo fuimos hablando de las conclusiones de nuestro viaje. Si mal no recuerdo, desde un crucero en el año 2007 no hacíamos un viaje de varios días juntos. Han pasado muchos años y muchas cosas desde entonces. Esas conclusiones las guardo para nosotros.

Para finalizar, deshicimos un par de kilómetros hasta el cruce con la EX-387 y circulamos por ella hasta que me cansé de hacerlo por carreteras con poco atractivo así que a la altura de Talavera de La Reina tomamos la A-5 por la que entramos triunfantes en Madrid.


Aquí el enlace a la ruta

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Hoy no me ha dado tiempo. Mañana actualizo con el tercer día.

Muchas gracias por vuestros comentarios.
 
Me uno a los mensajes anteriores: tienes suerte de contar con unir los viajes en moto y tu madre. Por cierto, feliz día a todas las madres.
 
Bravo por tu madre y por ti. Una experiencia increíble y un recuerdo para toda la vida. Muy buen relato. Ya leí el primer post. Seguiré hasta el final porque vale la pena.
Gracias por compartir
 
Hola, buenas tardes.

Actualizado el hilo con el 4º día del viaje.
De Serpa a Badajoz.

Un saludo.
 
Hola, buenas tardes.

Actualizado el hilo con el 5º día del viaje.
De Badajoz a Mérida.

Un saludo.
 
Que buena pinta @MrRookieBiker, y lo de conseguir que tu madre te acompañe sin una queja.... ya es de nota.

Pendiente de los demás días....

Gracias por la crónica. Y bravo por llevar a tu madre.
👏👏

Ole, buena cronica y por llevar a tu madre, siempre lo recordaras

Pode viajar con tu madre en moto no tiene precio.
Gracias por compartir tu experiencia.

Me uno a lo dicho por los que me anteceden, magnífica crónica y un privilegio poder disfrutar con tu madre de un viaje en moto.

¡Fantástico relato! Gracias por compartirlo. Por aquí me quedo para leer el resto.

Me uno a los mensajes anteriores: tienes suerte de contar con unir los viajes en moto y tu madre. Por cierto, feliz día a todas las madres.

Bravo por tu madre y por ti. Una experiencia increíble y un recuerdo para toda la vida. Muy buen relato. Ya leí el primer post. Seguiré hasta el final porque vale la pena.
Gracias por compartir

Ostras… enhorabuena por el relato, algo diferente y al final me engancho… espero los siguientes….

Hola, buenas tardes.

Actualizado el hilo con el 6º y 7º día del viaje.
De Mérida a Madrid. Fin del viaje.

Cito a todos los compañeros que han mostrado interés por si alguno esperaba al final para leer el hilo completo.

Muchas gracias.

Un saludo.
 
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