-Eres una inútil. Nunca llegarás a nada. Te caíste del árbol cuando aún estabas verde y así no, ¿me entiendes? Nadie te va a querer. Acabarás tu vida más sola que la una.
-Así no se descorazona una manzana, Anselmo.
-¿No? Pues ya casi estaba empezando a llorar.