Seguimos con la resolución de problemas, porque un gran viaje no es más que eso. Resolver problemas. Encontrar el camino correcto, combustible, comida, alojamiento, repuestos... Como cantaban los Leño, si controlas tu viaje serás feliz... feliz incluso en La Sección Peligrosa (para los que habláis inglés, que no se os pase inadvertido el uso del artículo determinado en la señal, como si fuera la única sección peligrosa del mundo!).
En cuanto a las herramientas para salir de los mil apuros en que uno se mete, hay dos fundamentales. La actitud propia, de la que ya hablé en el post anterior, y la otra es la ayuda ajena. Cada vez que uno se detiene en cualquier villorrio asiático o africano, se monta este tiberio. Pero los curiosos son útiles. Ellos son la primera fuente de información. La gente local es siempre la que mejor sabe dónde está todo y cómo localizar lo que se necesita. Hay que preguntar, preguntar y preguntar.
Y también tener cara dura. Pisar fuerte y no arrugarse pero sin avasallar ni ir de Conan. Alguien preguntaba si se debe esperar en un peaje. Yendo en moto no se espera nunca. Y menos en una frontera del tercer mundo donde las colas sí son kilómetricas. Los camioneros, conductores y militares flipan tanto con la llegada del astronauta en moto que ni se plantean que te estás colando. Serás el primero en pasar aduanas porque tu presencia es extraordinaria. En la duda, siempre hasta la cocina (salvo en USA, donde no se circula entre coches, a no ser en California)
Cuando la moto se rompe, entonces hay que repararla. Lo primero es llevarla a algún lugar seguro donde podamos buscar las piezas y ayuda mecánica; quedarse en la jungla no ayuda nada. Hay que moverse aunque la ciudad más próxima esté a 700 km, como me pasó a mí en Zambia. Tuve que llevarla a Lusaka desde Mpika. Otro consejo: negociad con cabeza y nunca perdáis el buen humor.
Cuando no queda más remedio, hay que usar el transporte público. También se aprende.
La solución muchas veces está en un mercado popular, escondida entre la chatarra.
Pero si no se encuentra, no hay que desesperar. DHL vuela a todo el mundo. Es importante proveerse de un buen contacto capaz de enviarnos en 5 días una pieza orginal a Uzbekistán.
Y no os quedéis sin gasolina. Sólo hay que preguntar dónde la venden porque a veces lo que no hay son gasolineras, pero si hay coches, habrá combustible. Y creedme, coches hay en todas partes.