Bermiego, el pueblo asturiano, donde el tiempo se detiene.
Cuando se alcanza este pueblecito alejado de la mano de Dios, uno cree haber aterrizado en otro planeta. Un planeta donde las preocupaciones y las prisas dejan de existir. Bermiego es uno de esos lugares donde las agujas del reloj se paran. Un auténtico museo natural, donde los arboles cobran vida.
De entre sus muchos atractivos, el texu o tejo milenario, es uno de los más célebres. Muchos vienen a esta aldea para verlo, cuando se topan con otras muchas sorpresas. Leyendas, hórreos, fuentes o una capilla son algunas de ellas. Las callejuelas de Bermiego trasladan al viajero a épocas medievales.
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Cuando se alcanza este pueblecito alejado de la mano de Dios, uno cree haber aterrizado en otro planeta. Un planeta donde las preocupaciones y las prisas dejan de existir. Bermiego es uno de esos lugares donde las agujas del reloj se paran. Un auténtico museo natural, donde los arboles cobran vida.
De entre sus muchos atractivos, el texu o tejo milenario, es uno de los más célebres. Muchos vienen a esta aldea para verlo, cuando se topan con otras muchas sorpresas. Leyendas, hórreos, fuentes o una capilla son algunas de ellas. Las callejuelas de Bermiego trasladan al viajero a épocas medievales.