Chavalote
Curveando
Espectáculo penoso. A la vuelta de La Bañeza pasamos por este lugar tan espectacular. Este año fuimos en coche para llevar a los niños por lo que al llegar tocó buscar sitio para aparcar. No había demasiado movimiento pero el parking que hay a la entrada del pueblo ya estaba lleno. Algunos habían optado por aparcar a un lado de la carretera, no molestando en absoluto la circulación, tan reducida que apenas impedía que la gente paseara a su gusto. A la entrada del pueblo hay una señal que dice que sólo pueden aparcar en el pueblo los residentes... :tongue:
Como en muchos sitios de interés histórico o paisajístico de nuestro país, un propietario o poseedor de terreno cercano a la entrada del pueblo y al lado mismo del aparcamiento tiene puesto un cartel cutremente escrito a mano en el que dice que por la voluntad deja aparcar. Aclara algo más adelante en el texto que la cuantía de la voluntad será de tres euros. El señor vara en mano y riñonera en cintura ofrece su terreno a todos los que damos una vuelta al aparcamiento público y gratuito pero no tenemos suerte de encontrar sitio.
Cuando estabamos acabando de dar la vuelta a la zona pública comienza la acción: un chico joven de unos 25 años parece que vuelve a uno de los coches que están aparcados al lado de la carretera, como a coger algo olvidado. El señor le grita a lo lejos que no puede aparcar ahí. El chico, coge algo en el maletero y parece que no le hace mucho caso, pero el "viejo" comienza a insultarlo a gritos fuera de sí. El chaval, que ya se iba, se da la vuelta y se dirige hacia el individuo con paso firme, y parece que con intención de hacerlo callar "de golpe", pero da muestra de más educación y le grita que el coche no molesta, que hay más aparcados y que aún encima el coche es de un familiar que no está allí. Se da vuelta y se va.
El "señor" viendo que el chico ni se lleva el coche ni pasa por su caja, lo insulta de nuevo, le dice que le van a caer cien euros, que se va a enterar de quien es él, que le va a abrir la cabeza y que ahora mismo llama a la Guardia Civil. El chico se da la vuelta y le dice que muy bien, que llame que el insultado y amenazado es él.
La cosa acaba. Todo esto fue menos de un minuto, no reaccioné. Puse primera y avancé a ralentí metiéndome en la carretera de vuelta opuesta al pueblo. No había sitio para aparcar (ni siquiera al lado de la carretera) y ni por nada del mundo le iba a dejar ni un céntimo a ese impresentable.
Resulta que a unos cien metros a la izquierda está el cementerio del pueblo, con una zona más o menos amplia para aparcar. Dejamos el coche allí y nos vamos caminando hacia el pueblo con los niños, el pequeño en la sillita. Al llegar al punto de conflicto, aparece al mismo tiempo una patrulla de la Guardia Civil. El señor se dirige a ella y con tono amigable le dice al guardia que conduce que a ver qué pasa con esos coches que están aparcados ahí: Más o menos fue así:
SEÑOR: Buenos días... estos coches no pueden estar ahí, hay que multarlos.
GUARDIA: Bueno hombre, en el pueblo no pueden aparcar y aquí tampoco molestan.
SEÑOR: Bueno, pero aquí no se puede aparcar.
GUARDIA: Ya, ¿y donde quiere que aparque la gente que viene?
SEÑOR: Pues si no tienen donde aparcar que no vengan. (para flipar)
GUARDIA: Mire, yo no voy a denunciar a esta gente.
En este momento no me pude resistir: busqué el contacto visual con el otro guardia, señalé al señor, luego al cartel de la finca, hice el característico gesto del dinero con el dedo pulgar e índice de la mano y luego unos golpecitos en la cara tipo "hard face". A buen entendedor pocas palabras bastan: comunicación sin palabras, total entendimiento.
Dimos nuestro paseo. Habíamos estado hace diez años, solteros y sin hijos. El sitio es espectacular y más su historia. Tiene ese típico tufillo (no literal) de los lugares en los que se intenta sacar los cuartos al turista a toda costa: refrescos 2euros agua 1.5, reza un cartel manuscrito en alguna casa particular...
A la vuelta, los agentes ya no estaban y no vi ningún coche con papelito en el cristal.
Me sorprendió que el viejo no se metiera con un grupo de moteros que seguro que también venían de la Bañeza y dejaron las motos donde les pareció, eso sí, sin molestar también.
Se metió con el chavalito, pensando que lo iba a amilanar, pero el joven dio una lección al viejo y a todos los presentes en educación, templanza y saber estar.
Id a Las Médulas, no seréis bien recibidos por todos, pero vale la pena y siempre nos queda el cementerio municipal.
Saludos.
Como en muchos sitios de interés histórico o paisajístico de nuestro país, un propietario o poseedor de terreno cercano a la entrada del pueblo y al lado mismo del aparcamiento tiene puesto un cartel cutremente escrito a mano en el que dice que por la voluntad deja aparcar. Aclara algo más adelante en el texto que la cuantía de la voluntad será de tres euros. El señor vara en mano y riñonera en cintura ofrece su terreno a todos los que damos una vuelta al aparcamiento público y gratuito pero no tenemos suerte de encontrar sitio.
Cuando estabamos acabando de dar la vuelta a la zona pública comienza la acción: un chico joven de unos 25 años parece que vuelve a uno de los coches que están aparcados al lado de la carretera, como a coger algo olvidado. El señor le grita a lo lejos que no puede aparcar ahí. El chico, coge algo en el maletero y parece que no le hace mucho caso, pero el "viejo" comienza a insultarlo a gritos fuera de sí. El chaval, que ya se iba, se da la vuelta y se dirige hacia el individuo con paso firme, y parece que con intención de hacerlo callar "de golpe", pero da muestra de más educación y le grita que el coche no molesta, que hay más aparcados y que aún encima el coche es de un familiar que no está allí. Se da vuelta y se va.
El "señor" viendo que el chico ni se lleva el coche ni pasa por su caja, lo insulta de nuevo, le dice que le van a caer cien euros, que se va a enterar de quien es él, que le va a abrir la cabeza y que ahora mismo llama a la Guardia Civil. El chico se da la vuelta y le dice que muy bien, que llame que el insultado y amenazado es él.
La cosa acaba. Todo esto fue menos de un minuto, no reaccioné. Puse primera y avancé a ralentí metiéndome en la carretera de vuelta opuesta al pueblo. No había sitio para aparcar (ni siquiera al lado de la carretera) y ni por nada del mundo le iba a dejar ni un céntimo a ese impresentable.
Resulta que a unos cien metros a la izquierda está el cementerio del pueblo, con una zona más o menos amplia para aparcar. Dejamos el coche allí y nos vamos caminando hacia el pueblo con los niños, el pequeño en la sillita. Al llegar al punto de conflicto, aparece al mismo tiempo una patrulla de la Guardia Civil. El señor se dirige a ella y con tono amigable le dice al guardia que conduce que a ver qué pasa con esos coches que están aparcados ahí: Más o menos fue así:
SEÑOR: Buenos días... estos coches no pueden estar ahí, hay que multarlos.
GUARDIA: Bueno hombre, en el pueblo no pueden aparcar y aquí tampoco molestan.
SEÑOR: Bueno, pero aquí no se puede aparcar.
GUARDIA: Ya, ¿y donde quiere que aparque la gente que viene?
SEÑOR: Pues si no tienen donde aparcar que no vengan. (para flipar)
GUARDIA: Mire, yo no voy a denunciar a esta gente.
En este momento no me pude resistir: busqué el contacto visual con el otro guardia, señalé al señor, luego al cartel de la finca, hice el característico gesto del dinero con el dedo pulgar e índice de la mano y luego unos golpecitos en la cara tipo "hard face". A buen entendedor pocas palabras bastan: comunicación sin palabras, total entendimiento.
Dimos nuestro paseo. Habíamos estado hace diez años, solteros y sin hijos. El sitio es espectacular y más su historia. Tiene ese típico tufillo (no literal) de los lugares en los que se intenta sacar los cuartos al turista a toda costa: refrescos 2euros agua 1.5, reza un cartel manuscrito en alguna casa particular...
A la vuelta, los agentes ya no estaban y no vi ningún coche con papelito en el cristal.
Me sorprendió que el viejo no se metiera con un grupo de moteros que seguro que también venían de la Bañeza y dejaron las motos donde les pareció, eso sí, sin molestar también.
Se metió con el chavalito, pensando que lo iba a amilanar, pero el joven dio una lección al viejo y a todos los presentes en educación, templanza y saber estar.
Id a Las Médulas, no seréis bien recibidos por todos, pero vale la pena y siempre nos queda el cementerio municipal.
Saludos.