Bien, ya recuperada de la última noche barbateña, sólo puedo decir que ¡ole mis amigos de Barbate!. por lo que organizaron; y ¡ole el resto del grupo! por las ganas de diversión, por las risas y el ánimo. Fue una velada maravillosa, para recordar; en un espacio que, al entrar casi chocas con un pozo solitario y reblanqueado. Pero ese pozo, fue testigo de que en breve, aquello se convirtiera en un hervidero de personas, voces, risas y canciones. Y una vez más, todos fuimos testigos de que por encima de las motos, ya nos une una gran amistad.
Besos a todos. Escribo poco, pero hoy debía hacerlo.