Soy motero desde que con 9 años le quitaba las llaves del garaje a mi abuelo para arrancar la mobylette a escondidas y acelerar con el caballete puesto (hasta que se me cayó y la lie parda). Mi primera carpeta del cole estaba forrada con cromos de motos. A los 11 años en vez de jugar a las maquinitas, me guardaba ese dinero para pagar a un chico del pueblo que nos alquilaba su Vespino 2 vueltas a la manzana. Desde los 11 años, trabajaba los fines de semana (antes se podía sin que metieran a tu padre en la cárcel) para ahorrar y poder comprar mi primera moto a los 14 años (Suzuki DR-BIG 50cc), desde entonces no he parado de tener motos.
Lo que se siente cuando te subes a una moto es algo tan especial y personal que cada uno le asigna un valor y una preferencia en su vida. En mi caso no entiendo la ecuación de la vida sin una moto por el medio. Como habéis comentado, es un anti-estrés, un método de meditación, relajación, sentirse libre por un momento, solo o en pareja, una vía de escape mental en la rutina semanal, podría estar toda la mañana escribiendo...
Que moto tengas es secundario y varía en función de tus gustos, posibilidades económicas y edad. Pero como bien dice, lo importante es tener una.