Conducir con hielo requiere de toda la suavidad del mundo. Si en lluvia es delicado, en hielo es delicadísimo. La dosificación de gas, el intentar no tener que frenar, el no forzar dirección ni el contramanillar, mantener la posición lo más estática posible y la sangre fría de no desplazar pesos nos dará más posibilidades de salir "con vida". Cargar la dirección tampoco es buena idea y confiar en los neumáticos tampoco, así que nuestro único aliado es la suavidad y el equilibrio puro y duro, ya que lo que le pidamos a la moto fuera de la mera insinuación no sólo no va a responder, sino que será un riesgo.
Yo he tenido la experiencia -no digo que sea buena ni mala- de ir varias veces muchos kilómetros por hielo. No placas, sino hielo contínuo durante decenas de kilómetros por el aguanieve y la ventisca, las más importantes hace unos años por la A3 de camino a Pingüinos, y la última este año intentando llegar a Praga desde Elefantes. Las ruedas yéndose para todos lados, los frenos ni mirarlos, la postura relajada pero completamente estática, el gas mantenido aunque se vaya un poco la moto y los pies en los estribos, porque abajo tampoco es que puedan hacer mucho salvo que vayas casi parado.
Si es nieve pisada y arrugada la cosa empeora, porque las rodadas de otros vehículos no tienen porqué ser buenas ni ir por donde tú quieres ir, así que lo más fácil en esa situación es caerse, siendo aún peor que el hielo liso. Ahí me caí en Elefantes 2 veces seguidas en 100 metros. La rueda trasera se sale de la rodada, la delantera no... se cruza la moto y al suelo. En primera y sin consecuencias, pero no hace gracia de todos modos.
A falta de cadenas, una cuerda bien enrollada en la rueda puede ayudar y mucho. También unas bridas de nylon funcionan bien. Aquí está mi moto en suelo "fresquito"