masu
Curveando
- Registrado
- 26 Abr 2006
- Mensajes
- 3.270
- Puntos
- 38
Un hombre caminaba por una playa gaditana en profunda meditación.
Repentinamente, dijo en voz alta:
- Señor, concédeme un solo deseo.
En ese instante el cielo se nubló y la voz poderosa y profunda de Dios dijo:
> Como me has si do fiel en todos los sentidos, te concederé el deseo que pidas.
El hombre dijo inmediatamente:
- Quiero que construyas un puente hasta Lanzarote para poder conducir allá cada vez que se me antoje.
El Señor contestó enseguida:
- Tu petición es extremadamente materialista. Piensa en la complejidad logística de semejante proyecto. ¡Los pilares del puente tendrían que alcanzar el fondo de mi Océano Atlántico! Imagina la cantidad de hormigón y acero que eso requeriría... Puedo hacerlo, pero es difícil para mí justificar tu deseo por una razón tan frívola. Tómate un poco más de tiempo y piensa algo que me honre y glorifique.
E l hombre meditó largamente. Finalmente dijo:
- Padre mío, he estado casado cuatro veces y las cuatro me he divorciado.
Mis mujeres decían de mí que soy desconsiderado e insensible. Mi deseo es poder comprender a las mujeres. Quiero saber cómo se sienten por dentro,lo que piensan cuando me someten al tratamiento del silencio, por qué lloran, qué quieren decir cuando dicen "nada" y cómo puedo hacer para que una mujer se sienta realmente feliz y dichosa.
Tras unos minutos, Dios respondió:
> ¿Y ese puentecillo, lo quieres de dos o cuatro carriles?
Repentinamente, dijo en voz alta:
- Señor, concédeme un solo deseo.
En ese instante el cielo se nubló y la voz poderosa y profunda de Dios dijo:
> Como me has si do fiel en todos los sentidos, te concederé el deseo que pidas.
El hombre dijo inmediatamente:
- Quiero que construyas un puente hasta Lanzarote para poder conducir allá cada vez que se me antoje.
El Señor contestó enseguida:
- Tu petición es extremadamente materialista. Piensa en la complejidad logística de semejante proyecto. ¡Los pilares del puente tendrían que alcanzar el fondo de mi Océano Atlántico! Imagina la cantidad de hormigón y acero que eso requeriría... Puedo hacerlo, pero es difícil para mí justificar tu deseo por una razón tan frívola. Tómate un poco más de tiempo y piensa algo que me honre y glorifique.
E l hombre meditó largamente. Finalmente dijo:
- Padre mío, he estado casado cuatro veces y las cuatro me he divorciado.
Mis mujeres decían de mí que soy desconsiderado e insensible. Mi deseo es poder comprender a las mujeres. Quiero saber cómo se sienten por dentro,lo que piensan cuando me someten al tratamiento del silencio, por qué lloran, qué quieren decir cuando dicen "nada" y cómo puedo hacer para que una mujer se sienta realmente feliz y dichosa.
Tras unos minutos, Dios respondió:
> ¿Y ese puentecillo, lo quieres de dos o cuatro carriles?