De nuevo en casa, y saboreando el recuerdo de una de nuestras concentraciones preferidas y de la maravillosa gente que conocíamos a través de los foros, pero no aún en persona, vamos a liarnos con el teclado.
RECORDANDO LA HISTORIA DE STELLA ALPINA
Stella Alpina cumple 38 años. Es la concentración más grande de moto de campo de toda Europa, y tiene lugar desde 1966 en Bardonecchia (Italia), un pueblecito del Valle de Aosta, en el corazón de los Alpes, dedicado al turismo de montaña y esquí.
Es una reunión libre de motos que surge de una antigua discusión entre Mario Artusio y Harry Louis "The Motorcycle", que consiste en recoger una medalla en el punto en que la pista, normalmente bloqueada por las nieves eternas de los Alpes, permite el paso de las motos.
Harry decía que el punto más alto al que se podía acceder en moto era el Stelvio, y Artusio, que para eso es turinés, le enseñó donde estaba el verdadero punto más alto. Organizaron una pequeña concentración, mitad italiana, mitad inglesa, a la que se añadió el Alpine Safari (una travesía trail entre Bardonecchia y Marmora) a mediados de los 70, que son 3 días más y hasta ahora.
En algún momento de los años 80 eran tantos los participantes que a Louis y a Artusio la organización se les fue de las manos, y decidieron no suspenderla, pero sí darle muy poca difusión.
Por tradición, está muy concurrida por ingleses, italianos y alemanes, algunos exhibiendo unas máquinas dignas de un museo que recorren como el primer día la pista entre Bardonecchia, a unos 1300 m de altitud, y el refugio, a 3100. En cuanto a los españolitos, siempre hemos disfrutado de una nutrida representación, hasta que hace unos años una errata en una publicación de motos hizo que se plantasen veinte personas venidas de toda España una semana antes de la concentración en Bardonecchia (menuda pu**da).
Desde entonces la difusión en nuestro país es mínima, y lo que sabemos de ella es a través de Internet.
Acabo el rollo, y hablo del viaje, que las fotos de este año han salido muy guapas 8)
VIERNES 8: A dormir a Orange como sea
Hemos oido que en la zona más cercana a la frontera española de las autopistas francesas se han dado algunos casos de asaltos a viajeros en las áreas de servicio (como aquí se lo han puesto más difícil al "clan de los peruanos", ahora van a dar por saco a Francia), así que para dormir hemos decidido ir lo más al norte posible, a ser posible en la zona de Orange, donde dejamos la autopista.
Esta es la Porta Catalana, ya en la frontera. Si podeis poner gasolina antes de llegar a la misma frontera (en Francia cuesta 1,11 la 95 SP), mejor, porque os evitareis las largas colas de turistas que aprovechan para llenar el depósito y ahorrarse unos céntimos.
A una media de 110 km/h, no era cuestión de forzar la DRZ400 de Toni, transcurrían mansamente los kilómetros de autopista bajo las ruedas de nuestras motos.
Da gusto ir por la autopista francesa. Vale, es cara, pero ves un servicio. Las áreas de servicio y descanso nada tienen que ver con las de aquí. Son limpias, tienen toda clase de comodidades como duchas, lavapiés para los musulmanes, parques y juegos para los niños, zonas de pic-nic y camping, tiendas muy bien surtidas, medición gratuita de presión de las ruedas y luces, y sobre todo, tranquilidad, vigilancia y limpieza, muchísima limpieza.
La ruta está jalonada por diferentes señales de información turística que te explican por dónde pasas, qué es lo que estás viendo, mensajes de seguridad vial... a mí no se me hace aburrido. Además a estas velocidades vas más o menos acompañando a los camiones que llevan lechugas y melones al norte de Europa. Al cabo de varias horas, ya te vas saludando con ellos
A partir de Sète, los paisajes son muy bonitos. Este año ha hecho más fresco, y el airecillo racheado tocaba las narices, pero se podía aguantar.
Finalmente llegamos a un área de servicio donde cenamos y montamos la "suite nupcial" junto a las motos y camiones españoles. Hace un par de meses intentamos reservar sitio para dormir, pero estaba imposible y nos rendimos. Se trata de la zona más turística de Francia y no hay sitio. Como es verano, tampoco se está tan mal haciendo vivac.
SABADO 9: DISFRUTANDO DEL PAISAJE
Como no hay más prisa que la de llegar a Bardonecchia a tiempo de poder disfrutar de sus impresionantes pizzas, salimos de la autopista y nos dirigimos hacia los Alpes atravesando el Drôme, que es el corazón de la Provenza, en dirección Nyons-Gap.
Muy, muy representativo de lo que vimos.
Esto es Nyons, uno de los pueblos más bonitos de Francia. ¡No hay que perderse su repostería!
La carretera que va de Nyons a Gap es una sucesión de curvas perfectas, magníficamente asfaltadas y con protectores en las biondas de los guardarraíles que atraviesan unos paisajes maravillosos entre montañas azules y campos enteros de lavanda que inundan la carretera con su perfume a la que cambia el aire de dirección. Por algo le llaman el país azul.
Una vez pasada la travesía de Gap, que se hace interminable con su tráfico, nos aproximamos a las cumbres más elevadas de los Alpes, en dirección a Briançon, en cuyas inmediaciones están algunas de las estaciones de esquí más exclusivas de Francia (Alpe D'Huez, etc...)
Pasada Briançon, hay que coger el desvío para alcanzar el puerto Col de L'Échelle, que nos llevará a Italia por una carreterita que atraviesa unos pueblecitos de alta montaña dignos de Heidi y que están incomunicados por la nieve la mitad del año.
Hacía bastante fresco y se veía nieve en las cumbres. ¡La noche de camping promete!
Por fin hemos llegado a Italia, tras cruzar ese complicadísimo puerto de montaña, estrecho y lleno de gravilla y agujeros, que supera un desnivel de 1000 m. Estamos cansados, helados y felices en Bardonecchia.
Ya habían llegado nuestros amigos Pepe "El Moro" y Toni y Angelina. Agustín con su Fazer llegó un poco más tarde, y saludamos por primera vez a Fran y Valky, Ximo y Epsilon, de Valencia y los Amoter@s Susana, Tere, Javier y Jose Antonio, de Vinaroz. ¡Que buena gente sois! Quedamos en vernos más tarde y nos dispusimos a dar buena cuenta de la pizza, paninis y focaccias que solamente preparan de esa forma en Italia.
Con la panza llena, y después de recorrer las tiendecillas de Bardonecchia (el bolso de Krizia no me lo pude llevar
) nos fuimos por la carreterilla de Rochemolle y la pista de montaña al refugio Camillo Scarfiotti, a 2100 m, antes de que se nos hiciera de noche, más contando con que estaba muy nublado.
Estábamos a 4 grados, y bajando. Empezaron a encenderse hogueras.
Por fin pudimos saludar como es debido a nuestros amigos virtuales, que ahora son amigos personales, Valky, Fran y sus compañeros de la peña MotoAlmuerzos de Valencia, los Amoter@s de Castellón, Susana, Tere, Javier y Jose Antonio, de Vinaroz y Ximotet, también de Valencia. Valentina (Pilar y Juan), de Zaragoza, y Tranky y La Peque, junto a sus compañeros de La Rioja, llegaron de noche y no pudieron subir (hicieron bien, de noche es peligrosa esa pista).
¡Fue todo un placer!
DOMINGO 10: PARRIBA Y PACASA
Pepe y Agustín se encargaron de sacarnos de la cama a las 7... y a todos los demás de paso. Se oyeron insultos en todos los idiomas de Europa. Aquello estaba ya lleno de gente proviniente de Europa entera, predominando italianos e ingleses (claro).
A las 9 salía la furgoneta que reparte los bocadillos y las medallas y que se detiene en el punto donde la pista es ya impractible. Como este año ha nevado, nos quedamos en los 2800 m de altitud.
Preparados para salir.
Este era el final de la pista. Quién más quién menos acabó en el suelo por culpa de la nieve, si bien hay que conducir de manera conservadora porque hay que llegar enteros a dormir a España.
Servidora, dos veces, pero piensas, "alégrate, te has caído, pero ha sido en Stella Alpina".
Allí es donde el cielo es más azul, la nieve es más blanca, y los bocatas saben a gloria
Tocó recoger y bajar a toda prisa. En el pueblo nos esperaban Tranky, su señora y colegas, que de Italia salían para recorrer Suiza unos días de vacaciones, Pilar y Juan y la otra pareja de la foto son Toni y Angelina, que prefirieron coger autopista. Lástima tener tan poco tiempo, porque fue un placer conoceros. A ver si podemos coincidir pronto y contar las batallitas ruteras que nos han quedado pendientes, porque sois todos majos de verdad.
Llegamos del tirón a España acompañados durante un rato por el gran Alfredo, el símbolo rutero de nuestro país :lol: , a la una de la madrugada.
Muertos de sueño y de cansancio, pero felices.
RECORDANDO LA HISTORIA DE STELLA ALPINA
Stella Alpina cumple 38 años. Es la concentración más grande de moto de campo de toda Europa, y tiene lugar desde 1966 en Bardonecchia (Italia), un pueblecito del Valle de Aosta, en el corazón de los Alpes, dedicado al turismo de montaña y esquí.
Es una reunión libre de motos que surge de una antigua discusión entre Mario Artusio y Harry Louis "The Motorcycle", que consiste en recoger una medalla en el punto en que la pista, normalmente bloqueada por las nieves eternas de los Alpes, permite el paso de las motos.
Harry decía que el punto más alto al que se podía acceder en moto era el Stelvio, y Artusio, que para eso es turinés, le enseñó donde estaba el verdadero punto más alto. Organizaron una pequeña concentración, mitad italiana, mitad inglesa, a la que se añadió el Alpine Safari (una travesía trail entre Bardonecchia y Marmora) a mediados de los 70, que son 3 días más y hasta ahora.
En algún momento de los años 80 eran tantos los participantes que a Louis y a Artusio la organización se les fue de las manos, y decidieron no suspenderla, pero sí darle muy poca difusión.
Por tradición, está muy concurrida por ingleses, italianos y alemanes, algunos exhibiendo unas máquinas dignas de un museo que recorren como el primer día la pista entre Bardonecchia, a unos 1300 m de altitud, y el refugio, a 3100. En cuanto a los españolitos, siempre hemos disfrutado de una nutrida representación, hasta que hace unos años una errata en una publicación de motos hizo que se plantasen veinte personas venidas de toda España una semana antes de la concentración en Bardonecchia (menuda pu**da).
Desde entonces la difusión en nuestro país es mínima, y lo que sabemos de ella es a través de Internet.
Acabo el rollo, y hablo del viaje, que las fotos de este año han salido muy guapas 8)
VIERNES 8: A dormir a Orange como sea
Hemos oido que en la zona más cercana a la frontera española de las autopistas francesas se han dado algunos casos de asaltos a viajeros en las áreas de servicio (como aquí se lo han puesto más difícil al "clan de los peruanos", ahora van a dar por saco a Francia), así que para dormir hemos decidido ir lo más al norte posible, a ser posible en la zona de Orange, donde dejamos la autopista.
Esta es la Porta Catalana, ya en la frontera. Si podeis poner gasolina antes de llegar a la misma frontera (en Francia cuesta 1,11 la 95 SP), mejor, porque os evitareis las largas colas de turistas que aprovechan para llenar el depósito y ahorrarse unos céntimos.

A una media de 110 km/h, no era cuestión de forzar la DRZ400 de Toni, transcurrían mansamente los kilómetros de autopista bajo las ruedas de nuestras motos.
Da gusto ir por la autopista francesa. Vale, es cara, pero ves un servicio. Las áreas de servicio y descanso nada tienen que ver con las de aquí. Son limpias, tienen toda clase de comodidades como duchas, lavapiés para los musulmanes, parques y juegos para los niños, zonas de pic-nic y camping, tiendas muy bien surtidas, medición gratuita de presión de las ruedas y luces, y sobre todo, tranquilidad, vigilancia y limpieza, muchísima limpieza.
La ruta está jalonada por diferentes señales de información turística que te explican por dónde pasas, qué es lo que estás viendo, mensajes de seguridad vial... a mí no se me hace aburrido. Además a estas velocidades vas más o menos acompañando a los camiones que llevan lechugas y melones al norte de Europa. Al cabo de varias horas, ya te vas saludando con ellos

A partir de Sète, los paisajes son muy bonitos. Este año ha hecho más fresco, y el airecillo racheado tocaba las narices, pero se podía aguantar.
Finalmente llegamos a un área de servicio donde cenamos y montamos la "suite nupcial" junto a las motos y camiones españoles. Hace un par de meses intentamos reservar sitio para dormir, pero estaba imposible y nos rendimos. Se trata de la zona más turística de Francia y no hay sitio. Como es verano, tampoco se está tan mal haciendo vivac.

SABADO 9: DISFRUTANDO DEL PAISAJE
Como no hay más prisa que la de llegar a Bardonecchia a tiempo de poder disfrutar de sus impresionantes pizzas, salimos de la autopista y nos dirigimos hacia los Alpes atravesando el Drôme, que es el corazón de la Provenza, en dirección Nyons-Gap.


Muy, muy representativo de lo que vimos.

Esto es Nyons, uno de los pueblos más bonitos de Francia. ¡No hay que perderse su repostería!

La carretera que va de Nyons a Gap es una sucesión de curvas perfectas, magníficamente asfaltadas y con protectores en las biondas de los guardarraíles que atraviesan unos paisajes maravillosos entre montañas azules y campos enteros de lavanda que inundan la carretera con su perfume a la que cambia el aire de dirección. Por algo le llaman el país azul.

Una vez pasada la travesía de Gap, que se hace interminable con su tráfico, nos aproximamos a las cumbres más elevadas de los Alpes, en dirección a Briançon, en cuyas inmediaciones están algunas de las estaciones de esquí más exclusivas de Francia (Alpe D'Huez, etc...)
Pasada Briançon, hay que coger el desvío para alcanzar el puerto Col de L'Échelle, que nos llevará a Italia por una carreterita que atraviesa unos pueblecitos de alta montaña dignos de Heidi y que están incomunicados por la nieve la mitad del año.
Hacía bastante fresco y se veía nieve en las cumbres. ¡La noche de camping promete!


Por fin hemos llegado a Italia, tras cruzar ese complicadísimo puerto de montaña, estrecho y lleno de gravilla y agujeros, que supera un desnivel de 1000 m. Estamos cansados, helados y felices en Bardonecchia.


Ya habían llegado nuestros amigos Pepe "El Moro" y Toni y Angelina. Agustín con su Fazer llegó un poco más tarde, y saludamos por primera vez a Fran y Valky, Ximo y Epsilon, de Valencia y los Amoter@s Susana, Tere, Javier y Jose Antonio, de Vinaroz. ¡Que buena gente sois! Quedamos en vernos más tarde y nos dispusimos a dar buena cuenta de la pizza, paninis y focaccias que solamente preparan de esa forma en Italia.

Con la panza llena, y después de recorrer las tiendecillas de Bardonecchia (el bolso de Krizia no me lo pude llevar




Estábamos a 4 grados, y bajando. Empezaron a encenderse hogueras.

Por fin pudimos saludar como es debido a nuestros amigos virtuales, que ahora son amigos personales, Valky, Fran y sus compañeros de la peña MotoAlmuerzos de Valencia, los Amoter@s de Castellón, Susana, Tere, Javier y Jose Antonio, de Vinaroz y Ximotet, también de Valencia. Valentina (Pilar y Juan), de Zaragoza, y Tranky y La Peque, junto a sus compañeros de La Rioja, llegaron de noche y no pudieron subir (hicieron bien, de noche es peligrosa esa pista).
¡Fue todo un placer!
DOMINGO 10: PARRIBA Y PACASA

Pepe y Agustín se encargaron de sacarnos de la cama a las 7... y a todos los demás de paso. Se oyeron insultos en todos los idiomas de Europa. Aquello estaba ya lleno de gente proviniente de Europa entera, predominando italianos e ingleses (claro).
A las 9 salía la furgoneta que reparte los bocadillos y las medallas y que se detiene en el punto donde la pista es ya impractible. Como este año ha nevado, nos quedamos en los 2800 m de altitud.

Preparados para salir.




Este era el final de la pista. Quién más quién menos acabó en el suelo por culpa de la nieve, si bien hay que conducir de manera conservadora porque hay que llegar enteros a dormir a España.
Servidora, dos veces, pero piensas, "alégrate, te has caído, pero ha sido en Stella Alpina".

Allí es donde el cielo es más azul, la nieve es más blanca, y los bocatas saben a gloria

Tocó recoger y bajar a toda prisa. En el pueblo nos esperaban Tranky, su señora y colegas, que de Italia salían para recorrer Suiza unos días de vacaciones, Pilar y Juan y la otra pareja de la foto son Toni y Angelina, que prefirieron coger autopista. Lástima tener tan poco tiempo, porque fue un placer conoceros. A ver si podemos coincidir pronto y contar las batallitas ruteras que nos han quedado pendientes, porque sois todos majos de verdad.

Llegamos del tirón a España acompañados durante un rato por el gran Alfredo, el símbolo rutero de nuestro país :lol: , a la una de la madrugada.

Muertos de sueño y de cansancio, pero felices.