De motos y zombis

anot72

Curveando
Registrado
29 Sep 2013
Mensajes
7.758
Puntos
113
Año 2035. Después de varias epidemias y pandemias importantes, llegó el peor virus que la humanidad nunca conocerá: la pobre gente que lo contrajo no sólo falleció sino que además revivió convertida en un ente abominable que recorría el mundo en pos de otros seres vivos a los que hincarles el diente y convertirlos en nuevos zombis.

A mí todo esto me cogió dando una vuelta en moto con un amigo. Rodábamos por unas carreteras recónditas y nos libramos de milagro, escondiéndonos, comiendo cosas que harían vomitar a una cabra (sic) y alejándonos en nuestras motos de las hordas que nos salían al paso.

Dejo este manuscrito en mi lecho de muerte 40 años después del día D por si hay alguien vivo más allá de los territorios por los que hemos circulado y le puede servir de ayuda o de entretenimiento. Versa sobre las motos que hemos tenido y encontrado abandonadas por el camino. En estos 40 años no hemos encontrado a nadie más con vida.

Yo he llevado la mayoría de todos estos años una Suzuki. El modelo no lo recuerdo ya, un nombre raro e impronunciable. No sé qué de una tormenta, un rayo o una chuminada parecida. La moto era, es, más bien fea. No corría mucho y no era especialmente cómoda, pero tenía un motor indestructible, y eso es bastante importante cuando se trata de escapar de zombis. En uno de los cambios de aceite tuve que ponerle un mejunje que saqué de la caja de cambios de un camión. Con aquella plasta negra y maloliente hice algunos kilómetros. 80mil concretamente. Cuando encontré un par de garrafas de aceite de girasol y se lo puse a la moto, ufff, parecía otra: mucho más suave, el cambio no hacía ruidos, aceleraba mejor, le costaba menos subir de vueltas… la verdad es que recomiendo el aceite de girasol sin dudarlo.

Mi amigo tuvo una BMW. Él decía que en su época ya era una clásica. R65/5 creo recordar que se llamaba el modelo, pero no me hagas mucho caso porque mi memoria ya no es la de antes. En aquella época de zombis, correr delante de ellos, escondernos, buscar comida, cobijo y gasolina encontramos un montón de BMW más modernas. Mucho más modernas que la de mi amigo. Pero todas estaban conectadas a ordenadores que ya no funcionaban, y sin ellos las motos no arrancaban. Afortunadamente y a pesar de la diferencia de años entre esas y la R65, mi amigo tuvo recambios y todo tipo de accesorios para toda la vida. Muchos accesorios. Muchísimos. Incluso en un garaje encontramos impresos unos folios de un foro en español con instrucciones detalladas, con fotos y pares de apriete, para cambiar la junta de la trócola. Un lujo.

Por esos caminos y ciudades encontramos muchas Honda. Motores muy buenos pero nos parecían motos tan sosas que les acabábamos quitando la gasolina y poniéndosela a las nuestras.

Las Yamaha también tenían buenos motores. Cuando acabamos todos los repuestos de las mil y una mierdas que se les cascaban, optamos lógicamente por quitarles la gasolina y para las nuestras.

Las Kawasaki que encontramos eran del último modelo cuádruple-Turbo. Eran más peligrosas esas motos que los propios zombies. Gasolina fuera.

Las Harley y las Triumph eran las más bonitas y sonaban espectacularmente. Sonaban mucho. Demasiado cuando lo que se trata es de huir de zombies, no de atraerlos. Hasta abrir el tapón de la gasolina sonaba a kilómetros de distancia así que ni nos acercábamos a ellas. Una pena.

Ducatis encontramos alguna por ahí, no muchas. Ninguna de ellas tenía una sola gota de gasolina dentro. Nos pareció raro de cojones teniendo en cuenta que durante estos años no hemos encontrado a nadie con vida y que las motos no gastan gasolina paradas…. No había por tanto mucho que aprovechar de ellas.

Con las primeras KTM que vimos nos pasó algo curioso: parecían motos totales, capaces de ir por cualquier terreno, ideales para un mundo post-apocalíptico lleno de zombis. Pero nos fijamos en un cartel que habían pegado en una de sus cúpulas. Rezaba así: “Usar sólo en caso de ser pariente de Chris Birch, tener herramientas y saber usarlas. Lo digo en serio”. Además estaba escrito con tipografía ComicSans para acabar de acojonar. Nos fuimos de allí corriendo y nunca más volvimos a acercarnos a una moto naranja.

Durante algunos años vimos antiguos carteles de concesionarios MotoGuzzi, pero por más que buscamos, no los encontramos. En la calle tampoco vimos ninguna. Creo que la moda post-neoclásica tuvo poca aceptación.

Estas son las marcas que recuerdo ahora; si me viene alguna más a mi maltrecha memoria, dejaré posterior constancia en este manuscrito.

Hoy cenaré paloma.
Otra vez.


Postdata: si estás leyendo esto significa que tú también conseguiste escapar de los zombis y has encontrado este escrito. No estás solo. Te invito a dejar aquí tus propias experiencias y métodos de supervivencia para que otros puedan beneficiarse.


—————————————



Disclaimer 0: Los personajes, hechos, marcas y modelos de este relato son completamente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. ;-P


Enviado desde mi iPhone utilizando Tapatalk
 
Arriba