Sobre el autor del cuadro.
El Tahúr, también conocido como El Tramposo del As de Diamantes. (1625).
(Museo del Louvre, París)
No suelo abrir ningún hilo porque para leer, escribir, entretenerme o pasar un buen rato, ya suelo encontrar material suficiente en este gran foro.
También encontrar la información necesaria sobre muchísimos temas sobre nuestras motos es fácil con tantísimos hilos abiertos, muchísimos de ellos con gran variedad de intervenciones de gran calidad.
No obstante, no he encontrado ningún hilo que verse sobre arte, su interpretación y sobre su evolución en el tiempo.
Estoy convencido de que el mejor y más fiable crítico de arte es el imperturbable discurrir del reloj de arena universal que todo y a todos nos iguala.
El paso del tiempo pone las cosas en su sitio y únicamente las obras de arte que por su belleza, su calidad o su oportunidad son capaces de sobrevivir al paso de años, decenios, centurias e incluso milenios sin perder valor, vigencia y oportunidad, pueden ser, en mi opinión, consideradas ARTE intemporal y no moda efímera y casual.
Las obras de arte, pueden ser interpretadas y reinterpretadas miles de veces aguantando perfectamente el paso del tiempo.
Me atrevo a decir que cada uno de los casi ocho mil millones de seres humanos, que por este precioso planeta pululamos, puede interpretar o percibir cosas distintas respecto a una única obra de arte.
Condicionantes éticos, estéticos, culturales, ideológicos, temporales, generacionales, sociales, étnicos, educacionales, morales, etcétera, nos abocan a ello.
Yo, como algunos sabéis, fui músico profesional durante treinta años y me consta que en este foro hay artistas de todo tipo, de muchas disciplinas distintas y de épocas diferentes.
Ahora tengo 60 años y voy teniendo una perspectiva histórica y estética algo amplia, para valorar lo que desde antes de la plandemia acontece en el "mundo" a ritmo vertiginoso. Puedo errar, pero es mi percepción.
Así pues, he pensado que podríamos exponer obras de arte de todo tipo, que nos sorprendan, nos emocionen, nos perturben, o nos interesen por su vigencia y actualidad, sean éstas de la época que sean y de cualquier disciplina.
También hay motos y coches que son convertidos en obras de arte por artesanos y artistas de todo tipo y su contemplación puede contarnos, transmitirnos o sugerirnos muchísimas cosas.
Ahí va pues, mi interpretación y puesta al día de "El Tahúr).
■◇○●
En la escena de burdel de este cuadro, que se desarrolla en 1625, año en que fué pintado, se aprecian gestos y miradas que son suficientemente significativos como para distinguir lo que el pintor francés Georges de la Tour podría haber querido transmitir.
La acción se desarrolla en el lupanar que acoge a los cuatro personajes y a mí me transmite distintas sensaciones e ideas diferentes.
Pero aquí me voy a quedar con una de ellas, que es aplicable a estos contemporaneos tiempos de deslealtades institucionales, subordinaciones arteras de nuestras autoridades a poderes y potencias agenas a nuestros intereses patrios.
La traición, la inestabilidad, las luchas por la hegemonía global, los cambios sociales drásticos, los conflictos armados en los que nada tenemos que ganar y sí mucho que perder, la asunción e imposición de estrafalarias Agendas que ningún ciudadano ha votado jamás, etcétera.
Parecen actualmente estas acciones ser plenamente aceptadas y legitimadas por todos nosotros.
Absolutamente ahora todo se mercadea, los engaños, las deslealtades y las traiciones son ya tratadas y aceptadas con asombrosa normalidad.
Un oligarca dice mirándonos a los ojos desde los medios de comunicación, que sus evidentes mentiras son ahora cambios de opinión y la sociedad lo acepta, lo entiende y lo blanquea aplaudiendo como focas de circo.
Llenan las instituciones grupos de personas que desean cargarse las instituciones y nosotros lo aceptamos, lo pagamos y lo justificamos.
En las relaciones Internacionales, también todo es engaño, impostura, falsedad, turbidez, hipocresía, estrategia interesada e imperativo servilismo mediante el sometimiento velado de los países y de las personas desde la cultura, la educación, las ONGs e instituciones internacionales de todo tipo tras las que siempre se encuentran tres o cuatro gigantescas megacorporaciones financieras y cinco o seis familias provenientes de la riquísima Nobleza Negra.
Son dichas familias las mismas que desde hace más de cinco siglos controlan el devenir financiero de Estados y Gobiernos del Occidente cultural.
Los cambios drásticos de todos los paradigmas mundiales y la pérdida paulatina de derechos fundamentales, individuales y colectivos a lo largo de tan sólo dos generaciones, insisto, son docilmente aceptados por todos nosotros con actitud despreocupada lacaya y servil.
El Globalismo y la digitalización otorgan un desmedido poder a desconocidos entes siempre con ellos relacionados que, desde la sombra, convierten a los humanos en meros números, en potenciales clientes y en débiles y vulnerables individualidades, cada vez más controladas, solas y aisladas, en un multitudinario caos hipertecnológico.
El hombre masa postmoderno, parece haberse convertido en un ruidoso enjambre desnortado, que busca algo que ni siquiera sabe lo que es.
●●●●●●●●●●●● ●●●●●●●●●●●●●
Aparece en el cuadro, a nuestra izquierda, en primer plano "El Tahúr". El protagonista tiene la espalda iluminada, al igual que las cartas que sostiene por delante y por detrás. La cara parece enjuta y tensa, contrariamente a la cara regordeta y relajada del mentecato joven y opulento al que van a despojar de sus monedas de oro y también, sin que el joven sea consciente, de su dignidad.
Su brazo peludo y curtido por el Sol nos cuenta que es personaje mundano, curtido y activo.
Los otros personajes del cuadro son una prostituta que aquí representa a la cómplice del tahúr, y una sirvienta que mira también cómplice de reojo al tahúr y al espectador, mientras susurra a la puta algo al oído de forma siempre cómplice.
La sirvienta trae copas a la prostituta y además una jarra de vino, como armas o herramientas necesarias, con las que encubrir y perpetrar el engaño y la treta de seducir al fulano joven y rico.
También en primer plano aparece el joven rico, bastante afeminado y fatuo que no desea pasar desapercibido y se hace notar. Cabello probablemente artificialmente rizado y limpio y vistiendo una especie de faldón.
Ricos y trabajosos bordados con flores, dorados, granadas, lazos y ricas pulseras. El incauto y acaudalado joven, va ataviado con muchísimo lujo, transmite algo de candidez, pero destaca en él una actitud narcisista e indiscreta a juzgar también por la gran pluma que porta en su sombrero.
Transmite el joven, una actitud marcadamente prepotente y soberbia a través de sus lujosos ropajes y una actitud distanciada de la plebe del burdel.
Todos en la representación, salvo la víctima, miran aviesamente de soslayo y con el rabillo del ojo.
El rico Joven, no se da cuenta de que el tahúr, tramposa y arteramente, se está sacando por detrás del cinturón un as de diamantes.
Esta obra me sugiere que en el burdel en el que el mundo se está convirtiendo, todos los días que en él pasamos son como una especie de inseguro y sórdido lupanar, poco apto para una joven presuntuosa, narcisista, hedonista, manipulable, inexperta e ingenua nueva y joven sociedad.
Es para mí evidente el engaño que las élites están perpetrando contra toda la población, pero especialmente contra la errática juventud occidental, mediante los medios de adoctrinamiento, medios de comunicación y medios de manipulación e ingeniería social.
Esta juventud está representada en el cuadro por el joven pudiente. Veo a los jóvenes europeos, americanos y occidentales en general representados por este incauto personaje.
La prostituta en la acción del cuadro, ya induce a pensar por su pose, malas intenciones. Su puesta en escena aparece con un insinuante escote, un gran collar de perlas con pendientes y ostentosas pulseras a juego.
La atención sobre ella por parte del joven rico a desplumar, parece estar así asegurada.
Mientras, el tahúr lanza una mirada cómplice al espectador al que muestra las cartas que evidentemente tiene en la mano. Parece hacernos entender que con las tramposas cartas que arteramente sujeta por detrás, desplumarán y robarán al joven e ingenuo rico que no ha conocido, como los tramposos del burdel, la necesidad, la escasez y la frustración de pertenecer a una clase social o casta mundana, que únicamente tiene por objetivo vital, la supervivencia diaria, sea ésta como sea.
La sirvienta, ataviada con un corsé azul, una rica pulsera y la cabeza cubierta por un turbante sosteniendo el vaso de vino y la jarra, sabe ya quién está ganando y quién está perdiendo en este impostado duelo en el que únicamente habrá un perdedor.
En el juego de tramposos todos se encubren y todos representan eficazmente su papel. (Organizaciones Internacionales, gobiernos, ONGs, Fundaciones, Megaempresas transnacionales, todas sirvientes del auténtico poder en la sombra que representa "El Tahúr).
El joven rico se adorna con estrafalario sombrero y penacho amarillo con petulancia pero con pose vaga, e inane.
El tahúr, como único protagonista, representa a las élites globalistas y financieras que mueven los hilos de Occidente, engañan y desean controlar y manipular también el gran teatro del mundo. (Nobleza Negra Veneciana, EEUU y sus primos anglos de Los Cinco Ojos con Reino Unido a la cabeza).
La sirvienta, creo que representa a los que no son la élite y sirven a la prostituta para el propósito del engaño del tahúr.
Falso oropel de joyas y perlas que ya no pueden esconder que la prostituta en la que Europa se ha convertido y vendido a ajenos intereses es eso. Una fulana que ha acabado prostituyéndose, vendiéndose y perdiéndose casi gratuitamente sirviendo al Gran Hegemón.
Europa, tras cinco siglos de prosperidad e indiscutida hegemonía mundial, se ha convertido en tan sólo dos generaciones, en una servil ramera. Ha perdido toda su fuerza y potencia en favor del gran Tahúr que es EEUU.
La sirvienta, con un curioso turbante, inclinada y sirviendo a la prostituta, pienso que representa a todos los gobiernos, instituciones y organizaciones de todos los países que sirven a la prostituta en la que se ha convertido Europa.
Ambas, a su vez, sirven a los ambiciosos intereses del auténtico protagonista del cuadro que es el tahúr.
Evidentemente, el turbante de la sirvienta, a mi juicio, tiene a día de hoy una especial relevancia sabiendo como sabemos, que la islamización de Europa está siendo un hecho indispensable e inducido para la realización de los interesados planes de sometimiento de todo el ecosistema 2030 y sus gigantescas ramificaciones.
La servidumbre de los gobiernos e instituciones que la sirvienta del cuadro representa, hacia la inducida y permitida permeabilidad de nuestras fronteras, es otro hecho difícilmente discutible.
Además, medio Parlamento europeo parece haber estado últimamente en nómina de Marruecos, que es ahora el verdadero aliado de EEUU para el control del acceso al Mar Mediterráneo, Europa, Asia Central, Medio Oriente, etcétera.
El torticero juego del cuadro se desarrollará siempre en el sentido deseado y por supuesto controlado por el Gran Hegemón que es el tramposo tahúr.
El joven estafado del cuadro representa la pobre esperanza que la juventud tiene y parece estar asumiendo, siendo infantilizados con propagandas malévolas, con adoctrinamientos interesados dentro de una sociedad superficial, hipernarcisista. Perdidos en naderías y en mercaderías.
Jóvenes que parecen poco preocupados mientras les roban, no solo su futuro económico, sino también su alma y la posibilidad de supervivencia como especie en desarrollo con posibilidades de continuar con la labor de mejora de la civilización humana.
Jóvenes ahora hipersexualizados pero que en lugar de hijos, tienen perros.
Jóvenes que se cuestionan cosas como si son hombres, varones, hembras, mujeres, hombras, varonas o todo eso a la vez.
Jóvenes, nuestros jóvenes, que ven el aborto como un "derecho reproductivo", y ven con absoluta indiferencia y normalidad como los musulmanes que a miles llegan a diario, jamás se plantean tirar niños a la basura, tan sólo porque les va mal tenerlos.
También ven con indiferencia y asumen con normalidad como los foráneos son subsidiados para puedan procrear rápidamente y sin límite mientras las tasas de desempleo juvenil rondan el 40 %.
Robamos a la juventud el dinero futuro para malgastarlo en el presente.
(Deuda Pública).
El joven rico del cuadro de Georges de la Tour, (Jorge de la Torre), se empluma ostentosamente la cabeza y disfruta del vino, la lujuria y el juego, que lo mantendrán sumido como una prepotente pero desvalida y manipulada pieza boba, infantiloide y decorativa dentro del artero juego que se desarrolla delante de él, controlado plenamente por los otros jugadores-poderes y totalmente por él desapercibido.
Las blancas, suaves e infantiles manos del joven rico de la escena, denotan que han vivido sin carencias y poco o nada han necesitado trabajar.
Poco o nada sabe el jóven del cuadro, (Nuestros jóvenes), del incierto futuro que les espera en esa pérfida partida de naipes.
Tras cuatro siglos, en mi opinión, este cuadro está tan vivo como cuando fue creado hace casi cuatrocientos años.
El cuadro conocido como "El Tahúr", pintado nada más y nada menos que en el año 1625, era, es y probablemente será ARTE.
Ahora... ¡¡Llamadme loco!!
El Tahúr, también conocido como El Tramposo del As de Diamantes. (1625).
(Museo del Louvre, París)
No suelo abrir ningún hilo porque para leer, escribir, entretenerme o pasar un buen rato, ya suelo encontrar material suficiente en este gran foro.
También encontrar la información necesaria sobre muchísimos temas sobre nuestras motos es fácil con tantísimos hilos abiertos, muchísimos de ellos con gran variedad de intervenciones de gran calidad.
No obstante, no he encontrado ningún hilo que verse sobre arte, su interpretación y sobre su evolución en el tiempo.
Estoy convencido de que el mejor y más fiable crítico de arte es el imperturbable discurrir del reloj de arena universal que todo y a todos nos iguala.
El paso del tiempo pone las cosas en su sitio y únicamente las obras de arte que por su belleza, su calidad o su oportunidad son capaces de sobrevivir al paso de años, decenios, centurias e incluso milenios sin perder valor, vigencia y oportunidad, pueden ser, en mi opinión, consideradas ARTE intemporal y no moda efímera y casual.
Las obras de arte, pueden ser interpretadas y reinterpretadas miles de veces aguantando perfectamente el paso del tiempo.
Me atrevo a decir que cada uno de los casi ocho mil millones de seres humanos, que por este precioso planeta pululamos, puede interpretar o percibir cosas distintas respecto a una única obra de arte.
Condicionantes éticos, estéticos, culturales, ideológicos, temporales, generacionales, sociales, étnicos, educacionales, morales, etcétera, nos abocan a ello.
Yo, como algunos sabéis, fui músico profesional durante treinta años y me consta que en este foro hay artistas de todo tipo, de muchas disciplinas distintas y de épocas diferentes.
Ahora tengo 60 años y voy teniendo una perspectiva histórica y estética algo amplia, para valorar lo que desde antes de la plandemia acontece en el "mundo" a ritmo vertiginoso. Puedo errar, pero es mi percepción.
Así pues, he pensado que podríamos exponer obras de arte de todo tipo, que nos sorprendan, nos emocionen, nos perturben, o nos interesen por su vigencia y actualidad, sean éstas de la época que sean y de cualquier disciplina.
También hay motos y coches que son convertidos en obras de arte por artesanos y artistas de todo tipo y su contemplación puede contarnos, transmitirnos o sugerirnos muchísimas cosas.
Ahí va pues, mi interpretación y puesta al día de "El Tahúr).
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En la escena de burdel de este cuadro, que se desarrolla en 1625, año en que fué pintado, se aprecian gestos y miradas que son suficientemente significativos como para distinguir lo que el pintor francés Georges de la Tour podría haber querido transmitir.
La acción se desarrolla en el lupanar que acoge a los cuatro personajes y a mí me transmite distintas sensaciones e ideas diferentes.
Pero aquí me voy a quedar con una de ellas, que es aplicable a estos contemporaneos tiempos de deslealtades institucionales, subordinaciones arteras de nuestras autoridades a poderes y potencias agenas a nuestros intereses patrios.
La traición, la inestabilidad, las luchas por la hegemonía global, los cambios sociales drásticos, los conflictos armados en los que nada tenemos que ganar y sí mucho que perder, la asunción e imposición de estrafalarias Agendas que ningún ciudadano ha votado jamás, etcétera.
Parecen actualmente estas acciones ser plenamente aceptadas y legitimadas por todos nosotros.
Absolutamente ahora todo se mercadea, los engaños, las deslealtades y las traiciones son ya tratadas y aceptadas con asombrosa normalidad.
Un oligarca dice mirándonos a los ojos desde los medios de comunicación, que sus evidentes mentiras son ahora cambios de opinión y la sociedad lo acepta, lo entiende y lo blanquea aplaudiendo como focas de circo.
Llenan las instituciones grupos de personas que desean cargarse las instituciones y nosotros lo aceptamos, lo pagamos y lo justificamos.
En las relaciones Internacionales, también todo es engaño, impostura, falsedad, turbidez, hipocresía, estrategia interesada e imperativo servilismo mediante el sometimiento velado de los países y de las personas desde la cultura, la educación, las ONGs e instituciones internacionales de todo tipo tras las que siempre se encuentran tres o cuatro gigantescas megacorporaciones financieras y cinco o seis familias provenientes de la riquísima Nobleza Negra.
Son dichas familias las mismas que desde hace más de cinco siglos controlan el devenir financiero de Estados y Gobiernos del Occidente cultural.
Los cambios drásticos de todos los paradigmas mundiales y la pérdida paulatina de derechos fundamentales, individuales y colectivos a lo largo de tan sólo dos generaciones, insisto, son docilmente aceptados por todos nosotros con actitud despreocupada lacaya y servil.
El Globalismo y la digitalización otorgan un desmedido poder a desconocidos entes siempre con ellos relacionados que, desde la sombra, convierten a los humanos en meros números, en potenciales clientes y en débiles y vulnerables individualidades, cada vez más controladas, solas y aisladas, en un multitudinario caos hipertecnológico.
El hombre masa postmoderno, parece haberse convertido en un ruidoso enjambre desnortado, que busca algo que ni siquiera sabe lo que es.
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Aparece en el cuadro, a nuestra izquierda, en primer plano "El Tahúr". El protagonista tiene la espalda iluminada, al igual que las cartas que sostiene por delante y por detrás. La cara parece enjuta y tensa, contrariamente a la cara regordeta y relajada del mentecato joven y opulento al que van a despojar de sus monedas de oro y también, sin que el joven sea consciente, de su dignidad.
Su brazo peludo y curtido por el Sol nos cuenta que es personaje mundano, curtido y activo.
Los otros personajes del cuadro son una prostituta que aquí representa a la cómplice del tahúr, y una sirvienta que mira también cómplice de reojo al tahúr y al espectador, mientras susurra a la puta algo al oído de forma siempre cómplice.
La sirvienta trae copas a la prostituta y además una jarra de vino, como armas o herramientas necesarias, con las que encubrir y perpetrar el engaño y la treta de seducir al fulano joven y rico.
También en primer plano aparece el joven rico, bastante afeminado y fatuo que no desea pasar desapercibido y se hace notar. Cabello probablemente artificialmente rizado y limpio y vistiendo una especie de faldón.
Ricos y trabajosos bordados con flores, dorados, granadas, lazos y ricas pulseras. El incauto y acaudalado joven, va ataviado con muchísimo lujo, transmite algo de candidez, pero destaca en él una actitud narcisista e indiscreta a juzgar también por la gran pluma que porta en su sombrero.
Transmite el joven, una actitud marcadamente prepotente y soberbia a través de sus lujosos ropajes y una actitud distanciada de la plebe del burdel.
Todos en la representación, salvo la víctima, miran aviesamente de soslayo y con el rabillo del ojo.
El rico Joven, no se da cuenta de que el tahúr, tramposa y arteramente, se está sacando por detrás del cinturón un as de diamantes.
Esta obra me sugiere que en el burdel en el que el mundo se está convirtiendo, todos los días que en él pasamos son como una especie de inseguro y sórdido lupanar, poco apto para una joven presuntuosa, narcisista, hedonista, manipulable, inexperta e ingenua nueva y joven sociedad.
Es para mí evidente el engaño que las élites están perpetrando contra toda la población, pero especialmente contra la errática juventud occidental, mediante los medios de adoctrinamiento, medios de comunicación y medios de manipulación e ingeniería social.
Esta juventud está representada en el cuadro por el joven pudiente. Veo a los jóvenes europeos, americanos y occidentales en general representados por este incauto personaje.
La prostituta en la acción del cuadro, ya induce a pensar por su pose, malas intenciones. Su puesta en escena aparece con un insinuante escote, un gran collar de perlas con pendientes y ostentosas pulseras a juego.
La atención sobre ella por parte del joven rico a desplumar, parece estar así asegurada.
Mientras, el tahúr lanza una mirada cómplice al espectador al que muestra las cartas que evidentemente tiene en la mano. Parece hacernos entender que con las tramposas cartas que arteramente sujeta por detrás, desplumarán y robarán al joven e ingenuo rico que no ha conocido, como los tramposos del burdel, la necesidad, la escasez y la frustración de pertenecer a una clase social o casta mundana, que únicamente tiene por objetivo vital, la supervivencia diaria, sea ésta como sea.
La sirvienta, ataviada con un corsé azul, una rica pulsera y la cabeza cubierta por un turbante sosteniendo el vaso de vino y la jarra, sabe ya quién está ganando y quién está perdiendo en este impostado duelo en el que únicamente habrá un perdedor.
En el juego de tramposos todos se encubren y todos representan eficazmente su papel. (Organizaciones Internacionales, gobiernos, ONGs, Fundaciones, Megaempresas transnacionales, todas sirvientes del auténtico poder en la sombra que representa "El Tahúr).
El joven rico se adorna con estrafalario sombrero y penacho amarillo con petulancia pero con pose vaga, e inane.
El tahúr, como único protagonista, representa a las élites globalistas y financieras que mueven los hilos de Occidente, engañan y desean controlar y manipular también el gran teatro del mundo. (Nobleza Negra Veneciana, EEUU y sus primos anglos de Los Cinco Ojos con Reino Unido a la cabeza).
La sirvienta, creo que representa a los que no son la élite y sirven a la prostituta para el propósito del engaño del tahúr.
Falso oropel de joyas y perlas que ya no pueden esconder que la prostituta en la que Europa se ha convertido y vendido a ajenos intereses es eso. Una fulana que ha acabado prostituyéndose, vendiéndose y perdiéndose casi gratuitamente sirviendo al Gran Hegemón.
Europa, tras cinco siglos de prosperidad e indiscutida hegemonía mundial, se ha convertido en tan sólo dos generaciones, en una servil ramera. Ha perdido toda su fuerza y potencia en favor del gran Tahúr que es EEUU.
La sirvienta, con un curioso turbante, inclinada y sirviendo a la prostituta, pienso que representa a todos los gobiernos, instituciones y organizaciones de todos los países que sirven a la prostituta en la que se ha convertido Europa.
Ambas, a su vez, sirven a los ambiciosos intereses del auténtico protagonista del cuadro que es el tahúr.
Evidentemente, el turbante de la sirvienta, a mi juicio, tiene a día de hoy una especial relevancia sabiendo como sabemos, que la islamización de Europa está siendo un hecho indispensable e inducido para la realización de los interesados planes de sometimiento de todo el ecosistema 2030 y sus gigantescas ramificaciones.
La servidumbre de los gobiernos e instituciones que la sirvienta del cuadro representa, hacia la inducida y permitida permeabilidad de nuestras fronteras, es otro hecho difícilmente discutible.
Además, medio Parlamento europeo parece haber estado últimamente en nómina de Marruecos, que es ahora el verdadero aliado de EEUU para el control del acceso al Mar Mediterráneo, Europa, Asia Central, Medio Oriente, etcétera.
El torticero juego del cuadro se desarrollará siempre en el sentido deseado y por supuesto controlado por el Gran Hegemón que es el tramposo tahúr.
El joven estafado del cuadro representa la pobre esperanza que la juventud tiene y parece estar asumiendo, siendo infantilizados con propagandas malévolas, con adoctrinamientos interesados dentro de una sociedad superficial, hipernarcisista. Perdidos en naderías y en mercaderías.
Jóvenes que parecen poco preocupados mientras les roban, no solo su futuro económico, sino también su alma y la posibilidad de supervivencia como especie en desarrollo con posibilidades de continuar con la labor de mejora de la civilización humana.
Jóvenes ahora hipersexualizados pero que en lugar de hijos, tienen perros.
Jóvenes que se cuestionan cosas como si son hombres, varones, hembras, mujeres, hombras, varonas o todo eso a la vez.
Jóvenes, nuestros jóvenes, que ven el aborto como un "derecho reproductivo", y ven con absoluta indiferencia y normalidad como los musulmanes que a miles llegan a diario, jamás se plantean tirar niños a la basura, tan sólo porque les va mal tenerlos.
También ven con indiferencia y asumen con normalidad como los foráneos son subsidiados para puedan procrear rápidamente y sin límite mientras las tasas de desempleo juvenil rondan el 40 %.
Robamos a la juventud el dinero futuro para malgastarlo en el presente.
(Deuda Pública).
El joven rico del cuadro de Georges de la Tour, (Jorge de la Torre), se empluma ostentosamente la cabeza y disfruta del vino, la lujuria y el juego, que lo mantendrán sumido como una prepotente pero desvalida y manipulada pieza boba, infantiloide y decorativa dentro del artero juego que se desarrolla delante de él, controlado plenamente por los otros jugadores-poderes y totalmente por él desapercibido.
Las blancas, suaves e infantiles manos del joven rico de la escena, denotan que han vivido sin carencias y poco o nada han necesitado trabajar.
Poco o nada sabe el jóven del cuadro, (Nuestros jóvenes), del incierto futuro que les espera en esa pérfida partida de naipes.
Tras cuatro siglos, en mi opinión, este cuadro está tan vivo como cuando fue creado hace casi cuatrocientos años.
El cuadro conocido como "El Tahúr", pintado nada más y nada menos que en el año 1625, era, es y probablemente será ARTE.
Ahora... ¡¡Llamadme loco!!
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