Perdonadme por actuar como abogado del diablo, aportando dos simples argumentos.
Primero, el caso italiano. El lobby de las dos ruedas, en especial un fabricante que lo hace casi todo en Italia, es suficientemente poderoso para poder influir en el gobierno. Como comprador de scooter alguien podrá estar contento, cualquier contribuyente, no tanto.
Argumento dos ligado al anterior: ¿por qué apoyar este sector y no cualquier otro? El argumento de que pagan impuestos y generan empleo podrían decirlo -lo dicen de hecho- todos los demás: automóvil, construcción, turismo, siderurgia, banca, mobiliario, textil... incluso los funcionarios dicen que gracias a ellos el consumo -y por tanto la economía- se mantiene.
No hay ningún sector que sea comodín en esto y está que es nuestra afición la que no hace ver las cosas de un modo tan parcial. Las ayudas deberían ser para sectores de población y no tanto para sectores productivos. Estamos en un sistema que premia a los que se adaptan y castiga a los que no. Es duro pero es así. Si apoyamos a los que van mal simplemente prolongamos los desequilibrios. Ya sé que hay sectores más privilegiados -la banca por ejemplo- pero ni siquiera la banca escapa a este principio y por eso hoy los bancos que existen no son los que había hace 20 años. La cosa es que deben ser los ciudadanos los que reciban los fondos y que sean ellos los que decidan como gastarlos, comprando motocicletas, tractores, discos de vinilo, pisos o cenas de marisco con vino y desenfreno.
Ahora bien, si se trata de hablar mal del gobierno, eso es otra cosa, todo vale y me apunto.
Como dice el viejo dicho también italiano: "Piove... porco governo"
Saludos,