Jorgetac
Curveando
- Registrado
- 20 Abr 2003
- Mensajes
- 9.175
- Puntos
- 38
CON EL PERMISO DE MARCOS
Un hombre llega a vivir a un pueblo, se instala en su casa y sale a buscar champiñones.
A pesar de sus esfuerzos no encuentra hongos comestibles, pero con gran perseverancia sigue buscando.
De pronto se encuentra con un duende, que le dice:
Como eres el primer hombre que me ha visto, te concederé tres deseos..
El hombre contesta:
Yo no creo en los duendes, así que estoy obligado a negar tu existencia.
No te he visto.
Dicho esto, se va. El duende quedó perplejo, pero decidió otorgarle al recién llegado los tres dones que cualquiera pediría: buena salud, muchodinero y una intensa vida sexual.
Un año después, el mismo hombre sale otra vez a buscar champiñones. Se encuentra con el mismo duende, que le pregunta:
Amigo humano, ¿cómo te va con la salud?
No me puedo quejar. Desde que vivo aquí me siento muy bien; creo que el aire del campo me hace bien.
¿Y no tienes preocupaciones monetarias?
Pues no, ninguna. Cada vez que meto la mano en mi bolsillo encuentro un fajo de billetes, y no sé cómo aparece.
Y con las mujeres, ¿todo va bien?
Pues sí, bastante bien, una o dos veces por semana...
¿Cómo? -se sobresalta el duente, -¿dos veces por semana nada más?
El hombre responde:
Es bastante para un sacerdote católico en una parroquia de 56 habitantes...
Un hombre llega a vivir a un pueblo, se instala en su casa y sale a buscar champiñones.
A pesar de sus esfuerzos no encuentra hongos comestibles, pero con gran perseverancia sigue buscando.
De pronto se encuentra con un duende, que le dice:
Como eres el primer hombre que me ha visto, te concederé tres deseos..
El hombre contesta:
Yo no creo en los duendes, así que estoy obligado a negar tu existencia.
No te he visto.
Dicho esto, se va. El duende quedó perplejo, pero decidió otorgarle al recién llegado los tres dones que cualquiera pediría: buena salud, muchodinero y una intensa vida sexual.
Un año después, el mismo hombre sale otra vez a buscar champiñones. Se encuentra con el mismo duende, que le pregunta:
Amigo humano, ¿cómo te va con la salud?
No me puedo quejar. Desde que vivo aquí me siento muy bien; creo que el aire del campo me hace bien.
¿Y no tienes preocupaciones monetarias?
Pues no, ninguna. Cada vez que meto la mano en mi bolsillo encuentro un fajo de billetes, y no sé cómo aparece.
Y con las mujeres, ¿todo va bien?
Pues sí, bastante bien, una o dos veces por semana...
¿Cómo? -se sobresalta el duente, -¿dos veces por semana nada más?
El hombre responde:
Es bastante para un sacerdote católico en una parroquia de 56 habitantes...