La semana pasada tuve la ocasión de circular durante 5 días por los fabulosos puertos del alto pirineo que tanto deseaba conocer, y amén de haber sido una grandisima experiencia, he quedado gratamente sorprendido de la deferencia que muestran en general los enlatados hacia la moto. Insisto, en general. En cuanto veían aproximarse una moto rápidamente se orillaban a la derecha para dejarnos pasar, e incluso alguno medio paraba, con el fin de facilitar el adelantamiento en aquellas carreterillas que por su anchura no permitían hacerlo con seguridad. Enhorabuena para ellos, y lo digo con conocimiento. En nuestra madre patria eso es algo inconcebible, y es una pena, porque el retraso será de unos pocos segundos.
Qué gozada circular por los míticos puertos que también conocemos gracias a nuestros abnegados ciclistas.
En definitiva, me pareció que autos, motos, y bicis circulan en convivencia pacífica.
Qué gozada circular por los míticos puertos que también conocemos gracias a nuestros abnegados ciclistas.
En definitiva, me pareció que autos, motos, y bicis circulan en convivencia pacífica.