Se reúnen los ginecólogos en una convención nacional cuyo objetivo es intercambiar experiencias respecto de las anomalías y problemas que en su vida profesional han encontrado para intercambiar experiencias.
En su intervención, el decano expone:
"Estimados colegas, el caso más sorprendente que se me ha presentado es el haberme encontrado con un clítoris como un melón".
Ante esta afirmación, los demás miembros de la convención susurran:
"¡Mi madre, el maestro desvaría! ¡Es imposible encontrar un clítoris con semejante hipertrofia, es necesario corregir al maestro, puede ser que la memoria le falle!"
Entonces, inician una especie de cruzada para determinar cuál de los presentes lo corregirá. Como es lógico, ninguno quiere emprender tan incómoda tarea. Finalmente, uno de ellos se decide e increpa al decano diciéndole:
"Perdón, doctor, ¿no cree usted que hablar de un clítoris del tamaño de un melón es un poco exagerado?"
En aquel momento, el anciano galeno responde:
"¿Y a usted quién le ha dicho que hablo del tamaño? Hablo del sabor, del sabor..."
En su intervención, el decano expone:
"Estimados colegas, el caso más sorprendente que se me ha presentado es el haberme encontrado con un clítoris como un melón".
Ante esta afirmación, los demás miembros de la convención susurran:
"¡Mi madre, el maestro desvaría! ¡Es imposible encontrar un clítoris con semejante hipertrofia, es necesario corregir al maestro, puede ser que la memoria le falle!"
Entonces, inician una especie de cruzada para determinar cuál de los presentes lo corregirá. Como es lógico, ninguno quiere emprender tan incómoda tarea. Finalmente, uno de ellos se decide e increpa al decano diciéndole:
"Perdón, doctor, ¿no cree usted que hablar de un clítoris del tamaño de un melón es un poco exagerado?"
En aquel momento, el anciano galeno responde:
"¿Y a usted quién le ha dicho que hablo del tamaño? Hablo del sabor, del sabor..."
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