Pues yo no veo que haya para tanto.
Me asusta mucho más el resultado, una y otra vez, de unas elecciones en este país, o las movilizaciones de masas que provoca el fútbol, que un grupo de críos haciendo el ganso en la calle por un reality. Joer, es que uno hace memoria y por edad creo que la mayoría que escribimos aquí vivimos los 80, y muchos la Movida, lo cual pone de manifiesto que si hacemos algo de memoria, y practicamos un poco de empatía, a ojos de nuestros padres la dósis de imbecilidad de la época es más o menos la misma que la de ahora, solo ha cambiado el contexto, y el que evidéntemente el papel de hacer de padres ahora es nuestro.
Luego vienen los heroes populares estos, entiéndase Belenes Esteban y similares, y qué? el que quiera que los compre, no deja de ser un negocio con su clientela, es decir, si están ahí es porque producen beneficios, no hay otra. Mi hija mayor, sin ir más lejos, cuando vuelve de la universidad se pone a ver eso de las mujeres, hombres, y viceversa, luego come, y se marcha a dar clases particulares a niños. A mí ese programa me parece una puta mierda, por tanto no lo veo, en cambio mi hija ha llegado en los estudios mucho más lejos que su padre, y le encanta el programita de marras, lo mismo que el gran hermano, y mierdas semejantes. Programas por otra parte a los que también es muy aficionada mi tía, jubilada de banca y con cargo en aquel entonces, es decir, una persona con formación. Por tanto quién soy yo para juzgar sus gustos, yo tengo los míos, y cada cual disfruta a su manera.
No olvidar que hay gente que piensa que somos poco menos que retrasados por salir a pasar frío, o calor, encima de una moto, pagar las facturas de taller que pagamos (quién vaya a talleres), los dinerales que gastamos en equipación, etc, etc... Por tanto, lo mejor es no juzgar, y no seremos juzgados.
Es como cuando a un jóven de ahora le recriminas por el consumo de drogas en la actualidad, te va a contestar que nosotros no nos quedábamos cortos con el caballo, la diferencia es que nuestros yonkis ya han desaparecido, ahora están los de la siguiente generación. Y así seguiremos, lo único que me intriga, y ojalá viva para verlo, es saber que es lo que escandalizará a nuestros hijos en un futuro.