Ferry ancona-igoutmenisa

OGM

Curveando
Registrado
2 Abr 2003
Mensajes
1.007
Puntos
0
Buenas a Todos.
Alguien ha cogido el ferrie desde Ancona a Igoutmenisa. Con que linea me aconsejais???
Gracias por vuestros consejos
 
Minoan o Anek, la que mejor te cuadre por fecha / precio, ferry aburrido como todos.
 
Yo lo cogí desde Bari y estaba muy bien. Si te interesa te miraré la
compañia.
 
Hola, yo he hecho al reves, Patras-Igoumenitsa-Ancona con superfast ferries, muy bien, es un hotel flotante. Para esa linea Anek y Superfast comparten web. En el puerto de Patras estaba el de Minoan y tenia muy buena pinta tambien

turquiac2179.jpg
[/IMG]

Mira horarios y precios y decides. Saludos
 
Desembarque en Igoumenitsa (venía desde Bari) para ser más exacto el viernes 3 de Julio de 2009. Iba dirección Aqaba. Te paso el capitulo de mi libro donde lo explico (igual te puede dar pistas para tu viaje)
saludos

IGOUMENITSA – ALEXANDROPOLI (GRECIA) 654 KM.

Viernes día 3 de julio. Hoy estamos ya en Grecia. Sobre las seis treinta de la mañana, el ferry de la compañía Superfast Ferris Lines nos ha dejado en el puerto después de pasar toda la noche a bordo. A estas horas no hay demasiado movimiento, hecho que contrasta con la rapidez con la que nos han obligado a abandonar la bodega del barco. No nos ha dado tiempo de sujetar bien el equipaje, y tenemos que hacerlo una vez desembarcados. Hace fresco a esta hora de la mañana, vamos bien abrigados, cerrando cremalleras y velcros de nuestro equipo, y empezamos la ruta. Igoumenitsa es uno de los puertos más importantes a nivel nacional, junto con el del Pireo y el de Patras. Desde aquí salen ferrys hacia Bari, Brindisi, Ancona y Venecia, también hay un trasbordador que une Igoumenitsa con la isla de Corfú.
En el ferry no hemos podido desayunar y a los pocos kilómetros paramos en una área de servicio, ya dirección Tesalónica. Estos primeros minutos de moto son por una carretera en obras, que complica encontrar la dirección que buscamos. En el bar donde paramos no hay demasiado movimiento en esos momentos de la mañana, da la sensación de que se acaban de levantar. Después de pedir nuestro primer café (por cierto a 1,5 euros) un señor del fondo de la barra nos empieza a hablar en español. Resulta ser un camionero francés de origen murciano que se llama Manolo. Tipo peculiar, nos empieza a contar su vida con el camión y su mujer francesa (está durmiendo en esos momentos en la cabina del camión), de Perpiñán, que es donde tienen su casa, y viven sus hijos ya mayores. Ellos dos van de un lado a otro casi todo el año recorriendo Europa y lo que se tercie. Nos explica que nunca ha tenido ningún problema cuando ha viajado por países como Argelia, Marruecos, Turquía, Grecia o incluso nos dice que tampoco cuando estuvo por la zona de Mongolia.
Lo que llamamos el viaje consiste en esto, en ver, escuchar, hablar con gentes cada una con una historia en la que descubres lo que sabes y no sabes, es decir, lo variopintas que son las maneras de vivir que tenemos cada uno de nosotros, y que además resultan muy difíciles de valorar las que son mejor o peor. En todo caso, lo que sí puedes hacer es decir si te gusta más una forma u otra. Lo que sí es cierto es que cuando intentas hacer ese ejercicio de ponerte en el lugar del otro resulta muy complicado, sobretodo a los que llevamos una vida ordenada, tal vez mejor dicho monótona. Y, como dice la canción de Rosendo, seguramente hay muchas maneras de vivir.
Antes de partir, Manolo nos recomienda que paremos a tomar un pincho de tortilla de patata en el bar que regenta un español en una de las salidas de la autovía, más concretamente en Ioánnina. Dice que es fácil identificarlo porque en la entrada ondea una gran bandera española (me la imagino parecida en tamaño a la de la plaza de Colón de Madrid). Tampoco llevamos tantos días fuera de casa, pero un pincho de tortilla de patata es un pincho de tortilla de patata.
De todas formas no lo encontramos, ya que al haber obras nos equivocamos y ya no hay manera de tirar marcha atrás, por lo que continuamos viaje en dirección a Tesalónica. Ya habría mejor momento.
Es curiosa esta obsesión que se nos pone con la comida cuando salimos fuera de nuestras fronteras, y no será porque en otros países no se coma bien, y más si hablamos de países como Grecia, que podría ser la cuna de la dieta mediterránea. El aceite de oliva, por ejemplo, siempre está presente en la mayoría de platos griegos, así como el queso. Por ejemplo, seguramente el más famoso es el queso Feta que Homero ya describió cómo se elaboraba en su Odisea. Éste ha de ser por tanto el queso griego por excelencia. Por tanto, aceite, queso, ensaladas,… todo parece indicar lo saludable de esa dieta. También son populares los platos a base de calamares, pulpos o también a base de carne como el dolmades , que es un buen ejemplo de contraste de sabores dulces y salados. Antiguamente, aquí en Grecia una comida podía consistir sencillamente en un puñado de higos frescos o secos que se acompañaba con leche cuajada con jugo de higos y panes. No cabe duda que las costumbres gastronómicas han cambiado con el paso de los años, al igual que se han visto influenciadas por costumbres de países que, bien por conquista o por vecindad, han aportado una riqueza culinaria fabulosa, como por ejemplo el café, que se sirve muy fuerte y con mucho azúcar por estos lares, que es originario de la vecina Turquía.
Al mediodía, después de disfrutar de la autopista, prácticamente acabada de inaugurar, todavía libre de peajes, y acompañados de una temperatura muy agradable, paramos a comer en un chiringuito de la carretera. Nuestro amigo Santi en éste punto se despidió, ya que quería llegar esa noche a Estambul. Luego nos volveríamos a ver en la ciudad del Bósforo los tres días que estaríamos recorriendo las calles de lo que es una de las megalópolis (grande en todos los aspectos) más impresionantes del mundo. Nosotros, sin prisa pero sin pausa, fuimos haciendo camino.
Grecia tiene un perfil geográfico muy complejo, tanto por sus tortuosas costas como por su relieve montañoso, donde los picos se suceden aunque no sean de gran altura. Situada al sur de los Balcanes, es el segundo país de Europa después de Noruega con más costa. Seguramente por eso se le asocia al color azul del cielo y del mar.
El clima mediterráneo nos acompaña para bien, esperábamos encontrar más calor. Seguramente el bajar, subir, atravesar sus regiones desde Épico, Tesalia , pasando por la tierra de Alejandro Magno y el imperio Helénico en la zona de Macedonia, hasta la más oriental la zona de la Tracia, ya tocando a Turquía, hace que incluso los ratos de lluvia sean llevaderos. El viaje es muy agradable no sólo en lo climatológico sino también en el tema del estado de las carreteras, el buen asfalto ayuda a que nuestras gomas tengan un buen agarre que hace disfrutar de una forma especial la conducción.
Una vez pasada Tesalónica, parece que la frontera con Turquía esta cada vez más cerca, aunque todavía no es nuestra intención llegar al paso fronterizo ni por supuesto a Estambul. Lo queremos hacer de día, circunstancia que permitirá, al menos en teoría, hacerlo con más tranquilidad. Santi, en cambio, como he dicho antes, ya va dirección en a Estambul y lleva su navegador Garmin 550 Zumo actualizado con la cartografía turca, lo que le da mucha seguridad para llegar a destino.
A Albert y a mí la tarde se nos va echando encima y el cansancio empieza a mermar un poco nuestras fuerzas. Además, y aunque vamos por la costa, el sol ahora empieza a dejarse notar un poco más. Estamos ya a unos 160 kilómetros al este de Tesalónica. Hacemos un intento de parar y quedarnos a dormir en Kavala, ciudad tocando el mar Egeo a la que nos dirigimos a poner gasolina. Recuerdo que a la entrada había un gran mirador desde donde se podían apreciar unas vistas maravillosas del mar y la ciudad. Me recordaba un poco el mirador que está a pie mismo de carretera al llegar a la ciudad marroquí de Essaouira, en el Atlántico, y desde donde, si la calima lo permite, puedes contemplar la ciudad y el mar en todo su esplendor. Además en el caso de Essaouira, hasta en el mirador notas un calor intenso, seco y a partir de allí para abajo la humedad y el cambio de temperatura se intensifican con fuerza.
Una vez hechas las fotos de rigor desde los restos de lo que había sido un bar y su respectiva terraza con vistas, ahora abandonado, empezamos a bajar en busca de la gasolinera (1,035 euros el litro). Por una carretera revirada, estrecha y con comercios a ambos lados, nos van acompañando un montón de concesionarios de motocicletas de unas cuantas marcas conocidas como Kawasaki, Honda, Vespa y Aprilla, así como otros tantos de lo que llamaríamos multimarca. Por lo que fuese, la ciudad no nos acabó de convencer y decidimos continuar viaje hacia el este, hacia la frontera con lo que me gusta llamar el Imperio Turco.
Viajar por Grecia hace pensar, acerca de este país, muchas cosas que, salvando las distancias, se asemejan a situaciones similares a las que ahora estamos viviendo los países europeos. Seguramente fueron los primeros emigrantes cuando sobre el 700 a.C. ya navegaron por todo el mediterráneo desde el norte de África pasando por España, Francia e Italia hasta Asia Menor. También los primeros en hablar de ciudadanía y de pluralismo político con derechos y obligaciones, tal como redactó el estadista griego Solón (640 a.C. 558 a.C.) o los primeros que, como Herodoto (484 a.C. 420 a.C.), utilizaron un método objetivo (examen de evidencias) de investigación histórica. Y los primeros en que, a parte de esculpir o pintar, estudiaron el cuerpo humano. E incluso la práctica de deporte era considerada no solamente un bien físico, sino un signo de grandeza espiritual. Y por supuesto sin olvidar de nuevo al gran Alejandro, que después de su padre continuó ampliando la zona de influencia de toda esa cultura griega al conquistar territorios del Este del Mediterráneo, de la Península Arábiga y de Mesopotamia.
Imaginaos el intercambio de eso que llamamos cultura, o igual ya podríamos hablar de eso otro que hoy está tan de moda que conocemos con el nombre de cultura global o globalizada, que los llamados griegos ya vertieron por el mundo. La verdad es que encima de la moto tienes el don de poder saltar en el tiempo -ya no digo entrar en una tercera dimensión cuando llevas un par o tres de horas- e imaginar o hacer memoria sobre un montón de cosas. ¿Serán esos pocos centímetros cuadrados de cada rueda que te conectan con el asfalto los que hacen que, aunque pegado al suelo, veas y sientas las cosas de forma diferente?
En medio de esos pensamientos, la tecnología me vuelve a conectar con el mundo real. Suena el teléfono, es mi hermano Jorge. Me dice que por dónde vamos, que en Atenas ha habido un atentado en un McDonald’s, con una bomba casera que por suerte sólo ha provocado desperfectos sin importancia. Eso me hace pensar que hemos de parar a buscar sitio para pasar la noche. Un cartel anunciador indica Alexandropoli. Suena bien y con Albert decidimos que aquí dormiremos.
La ciudad es la típica que se extiende siguiendo la costa, lo que la convierte en un destino de vacaciones, aunque la verdad es que no se aprecia mucha gente ni mucho turista. De hecho, en el primer hotel del paseo marítimo en el que preguntamos, el Hotel Erika, no hay problema para obtener habitación, por cierto amplia, que ya nos viene bien para poder extender el equipaje, reordenarlo y poder montarlo al día siguiente.
Después de organizarnos, salimos a cenar. Las motos quedan aparcadas enfrente de la puerta misma del hotel. Tenemos ganas de estirar las piernas, de manera que empezamos a caminar hasta que encontramos una terraza para poder comer alguna cosa. La noche es muy agradable. Con Albert vamos hablando del viaje, que hasta ahora esta saliendo bien.
Una vez ya en la mesa, me vuelve a sonar el teléfono. Son mi padre y mi hermana Elena, que me comentan que en el periódico El País hay una contraportada en la que el entrevistado es mi amigo Emili, que ha sido nombrado Presidente de la Unión Progresista de Fiscales de España. Un gran tipo, desde hace tiempo sabía que llegaría lejos. Me hace ilusión y esa noche con mi compañero de viaje Albert brindamos con vino por mi amigo Emili y por nuestro viaje, que a buen seguro Emili sabría disfrutar tal como nosotros lo estamos haciendo en estos momentos a orillas del Egeo.

(creo que no han salido las notas de pie de página)
 
Última edición:
Muchas gracias a todos, veo que los ferris estan bien cualquiera de ellos.
Bonito relato estambul, esperamos poder disfrutar de grecia, como tu.
 
Arriba