Era el tiempo de la luna llena, ella que andaba con los pies colgando y al abrigo del descalzado suelo.La mirada nocturna se desprendía sin ambajes por los rincones de la plateada playa, Salinas es su nombre.Y sentado observo através del cristal hecho lente y me pregunto que miro en realidad.Hace mil trescientas noches que sueño con mirarla sin cortinas de rebajas.Por el camino que conduce a los arenales una sombra acecha tras la duna fronteriza, quieta y expectante asoma el perfil de su hermoso cuerpo.Ya son las doce de la noche nueva.
Las gaviotas blancas surfean el cielo abierto del que pintan colores casi grises y cormoranes prestos se acicalan.Después del tiempo cavernario los que andan a dos patas resumiran el eslabón perdido como la antesala del auténtico caos.Y no les faltan razones a juzgar por el presente.Seis plantas tiene el mirador donde me alojo aquí y ahora, y a la misma altura tres mil años atrás miraba con la misma perspectiva que dibujan los panales de la historia.Ya sé que ola peinar con los dedos del amor, pues también sé, que sin ella no podré dibujar el paisaje que un día soñé.Es el calor del hoy y el del de ayer tan mentiroso como lo fué cuando escribí con los pinceles desnudos sobre tu arena blanca.Hablan quienes dicen saber de los secretos, que la vida se viste de momentos. Algunos tan callados como el silencio que atesora la memoria.Otros sin embargo son testigos del devenir absurdo.Nadie sabe ni sabrá cual verdad será la que repique las campanas
Las gaviotas blancas surfean el cielo abierto del que pintan colores casi grises y cormoranes prestos se acicalan.Después del tiempo cavernario los que andan a dos patas resumiran el eslabón perdido como la antesala del auténtico caos.Y no les faltan razones a juzgar por el presente.Seis plantas tiene el mirador donde me alojo aquí y ahora, y a la misma altura tres mil años atrás miraba con la misma perspectiva que dibujan los panales de la historia.Ya sé que ola peinar con los dedos del amor, pues también sé, que sin ella no podré dibujar el paisaje que un día soñé.Es el calor del hoy y el del de ayer tan mentiroso como lo fué cuando escribí con los pinceles desnudos sobre tu arena blanca.Hablan quienes dicen saber de los secretos, que la vida se viste de momentos. Algunos tan callados como el silencio que atesora la memoria.Otros sin embargo son testigos del devenir absurdo.Nadie sabe ni sabrá cual verdad será la que repique las campanas
