IRAN "Descubriendo Persia"
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D3MIO
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@Lendakari74 ya una vez pasada la frontera, no hay problema con la visita a USA, el sello de entrada te lo ponen en el visado, que es un folio impreso por ellos y va a parte del pasaporte, no aparece en el pasaporte nada de tu visita a Irán 
Jman
En rodaje
Emocionante destino........Solo desearte buen viaje y seguiremos tus aventuras por el hilo. Gracias por compartir 
lapizlatzuli
Curveando
Me apunto a tu cronica y recordaré con nostalgia momentos de mi viaje por el pais.
saludos y buena ruta!
saludos y buena ruta!
D3MIO
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Ya estamos de vuelta... Ha sido un viaje para recordar y que mejor que hacerlo aquí, a través de este medio. Como ya sabéis casi toda la redacción de las etapas y las fotos las realiza Carolina, al final yo haré una valoración un poco más técnica de todo lo vivido y detalles que puedan ser de interés para otro viajero.
Mañana empieza la crónica...
Mañana empieza la crónica...
Te he estado siguiendo en el grupo de MRA en telegram y en facebook.... felicitarte a ti y como no a la redactora que te acompaña por hacernos vivir el viaje como si estuviéramos allí con vosotros.
Ahora , tenéis que echar el resto aquí , con una crónica para la historia....
Bienvenidos de vuelta .....
Ahora , tenéis que echar el resto aquí , con una crónica para la historia....
Bienvenidos de vuelta .....
Ya estamos de vuelta... Ha sido un viaje para recordar y que mejor que hacerlo aquí, a través de este medio. Como ya sabéis casi toda la redacción de las etapas y las fotos las realiza Carolina, al final yo haré una valoración un poco más técnica de todo lo vivido y detalles que puedan ser de interés para otro viajero.
Mañana empieza la crónica...
Yo también os doy la enhorabuena por el logro conseguido y por los, imagino, buenos momentos vividos en un país con tan importante patrimonio cultural.
Estaremos muy atentos a tan interesante relato...
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D3MIO
Curveando
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Dia 1 Irán “Descubriendo Persia” (Granada - Barcelona)
Ya en el barco que nos llevará a Civitaveccia.
Hoy ha sido un día de mucha autovía, pero con una grata sorpresa, he podido encontrarme por pura casualidad con Varanassi Por El Mundo.
Nos conocíamos por las redes, pero no habíamos coincidido nunca, mira tú por dónde, me lee el post de Facebook y me comenta que está en Salou y allí que nos hemos plantado a tomar café, que cosas…
Un rato de conversación y nace una amistad, porque todo ha hecho nada más que confirmar lo que ya sabíamos.
Un placer haber conocido también a Leire.
Por lo demás, mero trámite como yo digo de transporte. Un poco de nieve en el Puerto de la Mora y cuatro gotas de nubes dispersas por el camino.
Ahora a descansar, la cama me espera…
Ya en el barco que nos llevará a Civitaveccia.
Hoy ha sido un día de mucha autovía, pero con una grata sorpresa, he podido encontrarme por pura casualidad con Varanassi Por El Mundo.
Nos conocíamos por las redes, pero no habíamos coincidido nunca, mira tú por dónde, me lee el post de Facebook y me comenta que está en Salou y allí que nos hemos plantado a tomar café, que cosas…
Un rato de conversación y nace una amistad, porque todo ha hecho nada más que confirmar lo que ya sabíamos.
Un placer haber conocido también a Leire.
Por lo demás, mero trámite como yo digo de transporte. Un poco de nieve en el Puerto de la Mora y cuatro gotas de nubes dispersas por el camino.
Ahora a descansar, la cama me espera…
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D3MIO
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Día 2 / Irán “Descubriendo Persia” (Barcelona - Civitaveccia)
Poco que decir de este día, Ferry Ferry Ferry…
Zarpó a las 02:30h del domingo, o mas tarde... ya dormía y atracó a las 23:45h de ese mismo día.
La travesía la pasé entre el camarote y algún paseo por cubierta, tampoco había mucha gente para entablar conversación.
Muy cansado de travesía… no entiendo porqué esos horarios, en temporadas pasadas, la salida era a las 22:30 y llegabas a Civitaveccia con tiempo de ir al hotel y salir a cenar o quemar kilómetros hacia tu siguiente destino. También han cambiado los buques que hacen esta ruta, pero esto ya es un tema de polución y el puerto de Barcelona.
En fin.....
Poco que decir de este día, Ferry Ferry Ferry…
Zarpó a las 02:30h del domingo, o mas tarde... ya dormía y atracó a las 23:45h de ese mismo día.
La travesía la pasé entre el camarote y algún paseo por cubierta, tampoco había mucha gente para entablar conversación.
Muy cansado de travesía… no entiendo porqué esos horarios, en temporadas pasadas, la salida era a las 22:30 y llegabas a Civitaveccia con tiempo de ir al hotel y salir a cenar o quemar kilómetros hacia tu siguiente destino. También han cambiado los buques que hacen esta ruta, pero esto ya es un tema de polución y el puerto de Barcelona.
En fin.....
D3MIO
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Día 3 / Irán “Descubriendo Persia” (Civitaveccia -Igoumenitsa)
Me levanto y equipo a La Taca muy temprano, a las 13:30 zarpa el ferry de Brindisi a Igoumenitsa
La monotonía de las autovías se sucede día a día, solo el cambio de idioma y la gastronomía dan la nota.
Un día más de paso, las imágenes lo dicen todo…
El Vesubio desde la carretera y el Estrecho de Corfú desde el barco.
Me levanto y equipo a La Taca muy temprano, a las 13:30 zarpa el ferry de Brindisi a Igoumenitsa
La monotonía de las autovías se sucede día a día, solo el cambio de idioma y la gastronomía dan la nota.
Un día más de paso, las imágenes lo dicen todo…
El Vesubio desde la carretera y el Estrecho de Corfú desde el barco.
norte
Curveando
Espero que hayas premiado la paciencia del peludo de tu última foto...
Dicho lo cual, otro más que toma asiento a la espera de sucesivas entregas
Dicho lo cual, otro más que toma asiento a la espera de sucesivas entregas
D3MIO
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Fue premiado como corresponde, es mas, el lugar en cuestión es un restaurante en Igoumenitsa donde siempre que tengo oportunidad paro. esa foto fué de la cena posterior al desembarque y a la vuelta antes de zarpar para Italia también almorcé y allí estaba el amigo peludo esperando su recompensa a la paciencia... A nacido una gran amistad...Espero que hayas premiado la paciencia del peludo de tu última foto...
Dicho lo cual, otro más que toma asiento a la espera de sucesivas entregas
D3MIO
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Día 4 / Irán “Descubriendo Persia” (Igoumenitsa - Kesan)
Hoy el día comienza en Grecia y acaba en Turquía, al principio de la jornada y con el relax que da no tener horarios para ferrys, me he permitido romper el esquema de viaje y coger carreteras secundarias para estar un poco más cerca del mar.
Han sido 120 kms más de lo previsto, pero han merecido la pena.
Lo siguiente…. más autopista.
Hoy solo fotos del almuerzo griego y un descanso para tomar café frappé.
Hoy el día comienza en Grecia y acaba en Turquía, al principio de la jornada y con el relax que da no tener horarios para ferrys, me he permitido romper el esquema de viaje y coger carreteras secundarias para estar un poco más cerca del mar.
Han sido 120 kms más de lo previsto, pero han merecido la pena.
Lo siguiente…. más autopista.
Hoy solo fotos del almuerzo griego y un descanso para tomar café frappé.
velezdando
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Me quedo ! Vaya viajazo !
D3MIO
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Día 5 / Irán “Descubriendo Persia” (Kesan - Merzifon)
El día de hoy ha sido el de mayor kilometraje, hasta ahora y el más penoso.
Más de la mitad del recorrido ha sido en autopista de 4 carriles con el consiguiente tráfico, el rodeo de Estambul, los incesantes cambios de ritmo a causa de la infinidad de radares y controles de velocidad. (las autovías, tienen cruces al mismo nivel, plantando rotondas para ello) por lo que de 110/120 bajas a 70 o 50 según la densidad del cruce. Cuando no, te pasa por medio de una ciudad o un pueblo con sus entradas y salidas, semáforos…
También he tenido que "sufrir" 4 controles de la policía, solo piden documentación... pasaporte (lo abren por cualquier hoja y lo cierran) permiso de circulación del vehículo (no confirman que corresponda con la matricula).... En definitiva para darte conversación y saber a donde vas en este viaje...
Las temperaturas han bajado considerablemente y la lluvia ha hecho su aparición a mitad de la jornada, con momentos bastante intensa.
Tenía pensado salir a cenar, siempre lo hago cuando llego a destino cada día, pero el cansancio, el frío y la lluvia, me obligaron a pedir un Take Away en la habitación.
Bueno, mañana en Erzurum recojo a Carolina y estoy seguro de que os gustarán sus relatos más que los míos.
Mañana es cuando Empezamos el Viaje!!!
El día de hoy ha sido el de mayor kilometraje, hasta ahora y el más penoso.
Más de la mitad del recorrido ha sido en autopista de 4 carriles con el consiguiente tráfico, el rodeo de Estambul, los incesantes cambios de ritmo a causa de la infinidad de radares y controles de velocidad. (las autovías, tienen cruces al mismo nivel, plantando rotondas para ello) por lo que de 110/120 bajas a 70 o 50 según la densidad del cruce. Cuando no, te pasa por medio de una ciudad o un pueblo con sus entradas y salidas, semáforos…
También he tenido que "sufrir" 4 controles de la policía, solo piden documentación... pasaporte (lo abren por cualquier hoja y lo cierran) permiso de circulación del vehículo (no confirman que corresponda con la matricula).... En definitiva para darte conversación y saber a donde vas en este viaje...
Las temperaturas han bajado considerablemente y la lluvia ha hecho su aparición a mitad de la jornada, con momentos bastante intensa.
Tenía pensado salir a cenar, siempre lo hago cuando llego a destino cada día, pero el cansancio, el frío y la lluvia, me obligaron a pedir un Take Away en la habitación.
Bueno, mañana en Erzurum recojo a Carolina y estoy seguro de que os gustarán sus relatos más que los míos.
Mañana es cuando Empezamos el Viaje!!!
Buen viaje Manolo; imagino que a partir de Erzurum y según os vayáis acercando al Kurdistán aumentarán los controles de la policía y ejército, pero son rápidos y además hay poco tráfico por la zona. Esperaremos a que nos contéis cosas, que esto empieza a ponerse interesante...
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D3MIO
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No no, por toda esa zona estaba muy tranquilo, los controles eran de policía de tráfico, en alguna ocasión había personal de paisano y se hacían los interesantes, por eso del escalafón, pero no más.
lelc2
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Mucho animo y buen viaje. Otro que se apunta.
Limoncello
En rodaje
Hola, Pues yo también esperando con cierta ansia la crónica.
D3MIO
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Día 6 / Irán “Descubriendo Persia” (Merzifon - Erzurum)
Otro día más de autovía, la lluvia, como es tónica estos últimos días, hace acto de presencia pasado el mediodía.
Durante la mañana me han parado en 5 controles, no más de 200 kms del primero al último.
Esta situación tan repetida y seguida, me ha hecho agudizar el ingenio y en los 3 últimos, antes de que el agente me fuera pidiendo documentación… como ya la tenia preparada se la daba de corrido, creo que no están acostumbrados a eso y rápidamente me los devolvía y me decía Go! Go! Go! Indicando mi dirección de marcha.
El Ramadán se nota pero poco, sobre todo en la gente en la calle y en la hostelería. No he tenido problema para comer, pero si he apreciado que había establecimientos cerrados, los que estaban abiertos vacíos y con pocos productos.
Por la tarde todo cambiaba según se acercaba el crepúsculo, veías los bares de carretera adornados con giraldas y lucecitas de colores (en España, seguro que alguno los confundiría), regando los aparcamientos y ya salía humo de las barbacoas que ponen en la calle, olor a pan recién hecho… que hambre!!!
Y lo mejor del día…. Ya está aquí Carolina, yo se que os da pena que deje de contaros mis vivencias, pero lo cierto es que ella lo hace mejor.
Otro día más de autovía, la lluvia, como es tónica estos últimos días, hace acto de presencia pasado el mediodía.
Durante la mañana me han parado en 5 controles, no más de 200 kms del primero al último.
Esta situación tan repetida y seguida, me ha hecho agudizar el ingenio y en los 3 últimos, antes de que el agente me fuera pidiendo documentación… como ya la tenia preparada se la daba de corrido, creo que no están acostumbrados a eso y rápidamente me los devolvía y me decía Go! Go! Go! Indicando mi dirección de marcha.
El Ramadán se nota pero poco, sobre todo en la gente en la calle y en la hostelería. No he tenido problema para comer, pero si he apreciado que había establecimientos cerrados, los que estaban abiertos vacíos y con pocos productos.
Por la tarde todo cambiaba según se acercaba el crepúsculo, veías los bares de carretera adornados con giraldas y lucecitas de colores (en España, seguro que alguno los confundiría
), regando los aparcamientos y ya salía humo de las barbacoas que ponen en la calle, olor a pan recién hecho… que hambre!!!Y lo mejor del día…. Ya está aquí Carolina, yo se que os da pena que deje de contaros mis vivencias, pero lo cierto es que ella lo hace mejor.
D3MIO
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Día 7 / Irán “Descubriendo Persia” Erzurum – Doğubeyazıt (Turquía):
Amanecemos en Erzurum, la mayor ciudad de Anatolia Oriental. Tengo la sensación de estar en una llanura esteparia protegida por montañas nevadas, pero lo cierto es que estamos a 1800 metros de altitud… hemos llegado con las nieves tardías de la primavera y esa luz limpia que sobre impresiona los colores del paisaje.
A primera hora nos dirigimos al hospital “privado” de la ciudad para hacernos una PCR que tendremos que entregar, mañana sin falta, junto al visado, pasaportes y el carnet de passages, en la frontera de Irán. Hay que esperar cinco horas para recoger los resultados lo que nos va a permitir pasear sin prisa por cada recoveco de la ciudad antigua.
Nos adentramos en sus calles, menos concurridas de lo habitual porque celebran el ramadán. La gente se nos acerca con curiosidad para conversar en turco… complicado… pero sus gestos y miradas trasladan amabilidad y calor… en la cafetería nos invitan a un café turco y sentarnos a su lado para charlar… ávidos de curiosidad por nuestro país…
Nos despedimos amablemente con la mano tocando el corazón y nos dirigimos a visitar sus bellísimas madrazas de magníficos bajorrelieves con detalles de cerámica azul o verde que alegran el austero color de la piedra volcánica. Paseamos su ciudadela y sus tumbas anónimas entre decenas de mezquitas que llaman a la oración. La Taca serpentea divertida esquivando el intenso tráfico y el desorden humano.
Penetramos en sus mercados atraídos por el olor dulzón de las avellanas y los cacahuetes recién tostados… por el aroma hogareño del pan recién hecho en sus hornos de leña y piedra… las mujeres se desdibujan como sombras bajo sus ropajes negros mirando la vida pasar entre cuarto y mitad y los escaparates lucen trajes de príncipes para niños que van a ser circuncidados…
Es la hora!! regresamos al hospital para recoger el resultado de la PCR… negativo… respiramos aliviados…
La Taca nos espera inquieta en la puerta ansiosa por recorrer destinos lejanos, son las cuatro y media de la tarde y tenemos 320 kilómetros para devorar hasta Dogubayazit, al pie del mítico monte Ararat.
La carretera es excelente, amplia y bien asfaltada… con algún que otro parche levantado con gravilla por el excesivo tránsito de camiones que se dirigen a Irán… El trazado transcurre entre suaves puertos de montañas nevadas salpicadas de aldeas coloridas y un río de chocolate que recoge el deshielo de las cumbres cercanas. La temperatura baja a ocho grados y una tormenta impertinente nos atrapa durante cien kilómetros de agua… No hay miedo, la Taca se comporta fiel a la marca dando la talla en seguridad y rodando alegre con absoluto control… llegamos, nos sacudimos la lluvia y empezamos a recordar cada instante de este intenso día… mañana, si todo sale bien, cruzaremos los dedos y la frontera de Irán…
Amanecemos en Erzurum, la mayor ciudad de Anatolia Oriental. Tengo la sensación de estar en una llanura esteparia protegida por montañas nevadas, pero lo cierto es que estamos a 1800 metros de altitud… hemos llegado con las nieves tardías de la primavera y esa luz limpia que sobre impresiona los colores del paisaje.
A primera hora nos dirigimos al hospital “privado” de la ciudad para hacernos una PCR que tendremos que entregar, mañana sin falta, junto al visado, pasaportes y el carnet de passages, en la frontera de Irán. Hay que esperar cinco horas para recoger los resultados lo que nos va a permitir pasear sin prisa por cada recoveco de la ciudad antigua.
Nos adentramos en sus calles, menos concurridas de lo habitual porque celebran el ramadán. La gente se nos acerca con curiosidad para conversar en turco… complicado… pero sus gestos y miradas trasladan amabilidad y calor… en la cafetería nos invitan a un café turco y sentarnos a su lado para charlar… ávidos de curiosidad por nuestro país…
Nos despedimos amablemente con la mano tocando el corazón y nos dirigimos a visitar sus bellísimas madrazas de magníficos bajorrelieves con detalles de cerámica azul o verde que alegran el austero color de la piedra volcánica. Paseamos su ciudadela y sus tumbas anónimas entre decenas de mezquitas que llaman a la oración. La Taca serpentea divertida esquivando el intenso tráfico y el desorden humano.
Penetramos en sus mercados atraídos por el olor dulzón de las avellanas y los cacahuetes recién tostados… por el aroma hogareño del pan recién hecho en sus hornos de leña y piedra… las mujeres se desdibujan como sombras bajo sus ropajes negros mirando la vida pasar entre cuarto y mitad y los escaparates lucen trajes de príncipes para niños que van a ser circuncidados…
Es la hora!! regresamos al hospital para recoger el resultado de la PCR… negativo… respiramos aliviados…
La Taca nos espera inquieta en la puerta ansiosa por recorrer destinos lejanos, son las cuatro y media de la tarde y tenemos 320 kilómetros para devorar hasta Dogubayazit, al pie del mítico monte Ararat.
La carretera es excelente, amplia y bien asfaltada… con algún que otro parche levantado con gravilla por el excesivo tránsito de camiones que se dirigen a Irán… El trazado transcurre entre suaves puertos de montañas nevadas salpicadas de aldeas coloridas y un río de chocolate que recoge el deshielo de las cumbres cercanas. La temperatura baja a ocho grados y una tormenta impertinente nos atrapa durante cien kilómetros de agua… No hay miedo, la Taca se comporta fiel a la marca dando la talla en seguridad y rodando alegre con absoluto control… llegamos, nos sacudimos la lluvia y empezamos a recordar cada instante de este intenso día… mañana, si todo sale bien, cruzaremos los dedos y la frontera de Irán…
dirdam16
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Muchas gracias.
D3MIO
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Día 8 / Irán “Descubriendo Persia” (Doğubeyazıt - Kandovan)
Nos levantamos escoltados por la imponente silueta del bíblico monte Ararat. Un antiguo volcán solitario de más de 5.000 metros que esconde su cumbre en un nido de nubes atrevidas compartiendo el horizonte con Turquía y Armenia. Ahí está… recuperando el recuerdo del arca de Noé en nuestra memoria…
Equipamos la Taca y, antes de abandonar Turquía, ponemos rumbo al palacio otomano de Ishak Pasha. Un sorprendente complejo anclado en la montaña que incluye un espectacular palacio, una mezquita y el castillo dominando las impresionantes vistas del valle. La tierra se viste de tonos ocres verdosos a los pies de una muralla desdentada. Allí reposan, en un pequeño cementerio, un sinfín de almas privilegiadas bajo un viejo almendro en flor.
Partimos hacia la frontera con un pellizco en el estómago… No es fácil cruzarla. Demasiada documentación, requisitos, miradas inquisitivas, muchas cámaras de control y vigilancia, gestos serios casi sombríos… pero ahí estábamos los tres, Manolo, la Taca y yo… firmes y con la ilusión intacta. Entregamos toda la documentación a través de la verja. La policía de fronteras iraní no hizo ni un solo gesto de abrirla, apenas hablan inglés y es difícil entendernos. Pasa el tiempo, de pronto, por arte de magia aparece un muchacho al que llamaré “facilitador” y se ofrece a ayudarnos a agilizar la tramitación pagando un precio módico por sus servicios. Aceptamos sin dudarlo. Vuelve a por la documentación y aparece al cabo de media hora, cuando ya pensábamos que se había dado a la fuga con nuestros pasaportes.
Todo controlado, la verja se abre justo un metro para que pase la Taca que sin pensarlo arremete con furia cruzando la vencida valla antes de cualquier otro percance. Estamos dentro, ahora toca esperar a que nos sellen el carnet de passages… fundamental para entrar la moto en el país. Dos horas más tarde y un bollicao aparece el funcionario de turno, nos mira de arriba abajo, le pregunta al policía si todo estaba correcto y tras un pestañeo afirmativo estampa sello y firma en el carnet… ¡Por fin entramos! Ahora sí que comienza la aventura… nuevo país, un idioma incomprensible, nueva cultura, nueva gente y una moneda desmesurada. No sirve ninguna tarjeta de crédito, hay que llevar en efectivo el dinero que calcules necesario para completar el viaje.
Cambiamos 300€ y nos entregan 60 millones de riales iraníes… ahora la pregunta es… ¿dónde guardar semejante taco de billetes? En la faltriquera… jajaja
Cruzamos la frontera con mucha expectación y creo que Irán nos ha acogido con los brazos abiertos. Perdimos mucho tiempo en la frontera y eso nos hizo recorrer sus páramos infinitos a una velocidad de crucero perseguidos por la cansina tormenta .
El tráfico es tremendo y pesado. Conducen peligrosamente… sin respetar carriles ni normas de circulación. Te adelantan por la derecha y por la izquierda… incluso no dudan en dar marcha atrás en la propia carretera para tomar un desvío que se han saltado… Vamos con cien ojos y mucha precaución. Las carreteras son buenas o malas, de tres carriles se pasa a uno deteriorado y con resaltos donde suelen situarse los controles de la policía… pero la Taca lo lleva bien, es una muy buena moto y por cierto… las motos no pagan peajes y lo mejor… la gasolina está a 5 céntimos el litro… si, no me he equivocado… cuesta poco más de un euro llenar un depósito de 30 litros.
Como en Irán adelantamos dos horas y media más el reloj, nos cae la noche por sorpresa en carretera… justo cuando las estrellas alfombran el cielo… muy tarde llegamos a Kandovan… un lugar remoto del planeta, o así nos lo pareció ayer… donde tenemos el hotel, en un curioso complejo termal de cuevas excavadas en la piedra pero eso… os lo cuento mañana. Felices sueños.
Nos levantamos escoltados por la imponente silueta del bíblico monte Ararat. Un antiguo volcán solitario de más de 5.000 metros que esconde su cumbre en un nido de nubes atrevidas compartiendo el horizonte con Turquía y Armenia. Ahí está… recuperando el recuerdo del arca de Noé en nuestra memoria…
Equipamos la Taca y, antes de abandonar Turquía, ponemos rumbo al palacio otomano de Ishak Pasha. Un sorprendente complejo anclado en la montaña que incluye un espectacular palacio, una mezquita y el castillo dominando las impresionantes vistas del valle. La tierra se viste de tonos ocres verdosos a los pies de una muralla desdentada. Allí reposan, en un pequeño cementerio, un sinfín de almas privilegiadas bajo un viejo almendro en flor.
Partimos hacia la frontera con un pellizco en el estómago… No es fácil cruzarla. Demasiada documentación, requisitos, miradas inquisitivas, muchas cámaras de control y vigilancia, gestos serios casi sombríos… pero ahí estábamos los tres, Manolo, la Taca y yo… firmes y con la ilusión intacta. Entregamos toda la documentación a través de la verja. La policía de fronteras iraní no hizo ni un solo gesto de abrirla, apenas hablan inglés y es difícil entendernos. Pasa el tiempo, de pronto, por arte de magia aparece un muchacho al que llamaré “facilitador” y se ofrece a ayudarnos a agilizar la tramitación pagando un precio módico por sus servicios. Aceptamos sin dudarlo. Vuelve a por la documentación y aparece al cabo de media hora, cuando ya pensábamos que se había dado a la fuga con nuestros pasaportes.
Todo controlado, la verja se abre justo un metro para que pase la Taca que sin pensarlo arremete con furia cruzando la vencida valla antes de cualquier otro percance. Estamos dentro, ahora toca esperar a que nos sellen el carnet de passages… fundamental para entrar la moto en el país. Dos horas más tarde y un bollicao aparece el funcionario de turno, nos mira de arriba abajo, le pregunta al policía si todo estaba correcto y tras un pestañeo afirmativo estampa sello y firma en el carnet… ¡Por fin entramos! Ahora sí que comienza la aventura… nuevo país, un idioma incomprensible, nueva cultura, nueva gente y una moneda desmesurada. No sirve ninguna tarjeta de crédito, hay que llevar en efectivo el dinero que calcules necesario para completar el viaje.
Cambiamos 300€ y nos entregan 60 millones de riales iraníes… ahora la pregunta es… ¿dónde guardar semejante taco de billetes? En la faltriquera… jajaja
Cruzamos la frontera con mucha expectación y creo que Irán nos ha acogido con los brazos abiertos. Perdimos mucho tiempo en la frontera y eso nos hizo recorrer sus páramos infinitos a una velocidad de crucero perseguidos por la cansina tormenta .
El tráfico es tremendo y pesado. Conducen peligrosamente… sin respetar carriles ni normas de circulación. Te adelantan por la derecha y por la izquierda… incluso no dudan en dar marcha atrás en la propia carretera para tomar un desvío que se han saltado… Vamos con cien ojos y mucha precaución. Las carreteras son buenas o malas, de tres carriles se pasa a uno deteriorado y con resaltos donde suelen situarse los controles de la policía… pero la Taca lo lleva bien, es una muy buena moto y por cierto… las motos no pagan peajes y lo mejor… la gasolina está a 5 céntimos el litro… si, no me he equivocado… cuesta poco más de un euro llenar un depósito de 30 litros.
Como en Irán adelantamos dos horas y media más el reloj, nos cae la noche por sorpresa en carretera… justo cuando las estrellas alfombran el cielo… muy tarde llegamos a Kandovan… un lugar remoto del planeta, o así nos lo pareció ayer… donde tenemos el hotel, en un curioso complejo termal de cuevas excavadas en la piedra pero eso… os lo cuento mañana. Felices sueños.
Rabianegra
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Qué hay en las bolsas negras de la última foto?
No creo que sea basura, no?
No creo que sea basura, no?
lelc2
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Parecen cabezas cortadas de turistas curiosos...
ramondevic
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Oh que bueno, voy a seguir la crónica con mucha atención que ésto promete
Limoncello
En rodaje
Muy interesante y a la expectativa de nuevas entregas.
Me parece ver que lleváis los trajes enduro guard. ¿Qué tal con ellos en el viaje y distintas condiciones climatológicas?
Me parece ver que lleváis los trajes enduro guard. ¿Qué tal con ellos en el viaje y distintas condiciones climatológicas?
D3MIO
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No lo se exactamente, la tienda es de ultramarinos y en las bolsas puedes encontrar cualquier cosa, madera, carbón, algún material de mucha demanda... si no fuéra así, no hubiera preparado el dueño esas estructuras especificas para colgar las bolsas y tenerlas a la vista de todo el que pasa.
D3MIO
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Si, es el Enduro Guard, muy contentos con el. Es el segundo viaje largo con ellos en 2019 los llevamos a Cabo Norte.
La decisión de llevar estos trajes y no otros más mas específicos para las temperaturas iraníes fue el rango de temperaturas que íbamos a soportar, así como las inclemencias que nos encontraríamos.
Nos nevó y llovió el primer día y desde el segundo día en Turquía hasta el tercero en Irán nos llovió todos los días, la temperatura ha oscilado durante el viaje desde los -2º hasta los 33º.
Es un traje muy polivalente, no cala y sobre todo te permite refrigerarte a altas temperaturas de una manera razonable.
D3MIO
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Día 9 / Irán “Descubriendo Persia” (Kandovan-Ardabil)
Cómo decía ayer, en Irán tenemos dos horas y media de diferencia horaria, luego a las cinco de la mañana la luz se filtra entre telas y toca a la ventana.
Despertamos en una casa cueva de Kandovan, una pequeña aldea situada al noroeste del Azerbayán iraní que todavía se preserva del turismo extranjero conservando su íntima esencia. Los vecinos han esculpido el interior de las chimeneas que se formaron durante la erupción del volcán Sahand, hace más de 10.000 años, para hacerlas su hogar. Relaja pasear por los recovecos de este remanso de paz y gente humilde haciendo buen uso de los pulmones porque las callejuelas se retuercen en una pronunciada pendiente complicada de sortear con el traje y las botas de moto calzadas.
Siguiendo un pequeño sendero asciendo hasta una colina que ofrece una espectacular panorámica de la aldea. El aire gélido trae a mis oídos la algarabía risueña de un grupo de niñas jugando en el patio del colegio ataviadas con un pañuelo rosa cubriendo su cabello… no hay niños. Siento una cierta desazón, toca reflexión interna.
Nos dejamos llevar por la Taca hasta Tabriz. El paisaje se vuelve un tímido desierto y el tráfico un infierno. Hoy queremos visitar este bazar que Marco Polo recogió en sus relatos. Uno de los más antiguos e importantes de Oriente Medio por su ubicación estratégica en la ruta de la seda. Sus más de 7 kilómetros cuadrados de callejones laberínticos con techos abovedados en ladrillo son propicios para perderse intencionadamente. El bazar se divide por gremios… alfombras persas, sedas, repostería, telas y el de las especias. Recorrer estos callejones con los ojos semicerrados atraída por el olor de las especies es un placer para los sentidos. El olor dulzón de la canela, el perfume suave de las rosas secas, las hojas de lirio para el dolor de cabeza… orégano y “yerbabuena”. Me encanta navegar este mar de aromas orientales capitaneado por comerciantes expertos que saludan con una sonrisa franca.
Salimos del bazar por la Mezquita del Viernes flanqueada por sus dos imponentes minaretes para dirigirnos a la que fue una de las más bellas mezquitas del mundo, la mezquita Kabud o azul. Sus preciosos azulejos turquesas le dan nombre. Un terremoto acabó con tanta belleza y solo se conserva la puerta original y algunos de los azulejos esmaltados interiores. Me llama la atención la soledad del lugar, no hay turistas… una madre y sus hijas, invisibilizadas con el hiyab, admiran cada rincón ensimismadas. Me preguntan si quiero una foto… claro que sí. Y quedo inmortalizada vestida de motera y con pañuelo en esta maravilla azul que a mí, personalmente, me fascina.
Comienza a chispear, nos equipamos y ponemos rumbo hacia Ardabil, a más de 200 kilómetros. Paramos en un área de servicio para almorzar unos sencillos pero ricos platos iraníes y probamos el “doogh”, una bebida salada a base de yogur de cabra, agua y menta. Resulta muy refrescante.
Tras los cristales observamos divertidos un grupo de personas arremolinado junto a la Taca. Risas cómplices, fotos furtivas y cruces de miradas esperando nuestra salida. Un joven se acerca sonrojado para pedirle a Manolo que le dé una vuelta en la moto. Dicho y hecho, se dan una vuelta por el recinto y se hace decenas de fotos con la Taca ante la cara de satisfacción de sus padres que nos ofrecen su casa de Teherán para pasar un par de días con la familia… nos escriben su teléfono por si tuviéramos algún percance y se despiden con la mano en el corazón ofreciéndonos un puñado de exquisitos caramelos rellenos de fresa.
Comienza a llover en serio. La tormenta cansina nos ha encontrado. Nos equipamos con prisa y un hombre llamado Agmed se acerca para contarnos que vende ropa y que tiene el gusto de regalarnos dos camisetas. Queremos comprársela pero no acepta de ninguna manera. Se hace una foto con nosotros y la sube a Instagram… su texto dice: Dos españoles buenos en Irán.
Comenzamos a rodar bajo la lluvia intensa que se embalsa en la carretera. La Taca va rodando firme y segura, controlando el asfalto que empieza a parecer un río. Vamos conquistando kilómetros bajo ese manto de agua que da frío. Los coches pasan a nuestro lado y saludan sin bajar la velocidad. Temerarios, nos pitan con alegría. Nuestro humor no es el más óptimo en estos momentos. Manolo está súper concentrado en esa carretera que ya es mar… para colmo vamos en caravana. Es una carretera muy concurrida por grandes camiones pesados que se arrastran quejumbrosos en las cuestas interminables. Un coche nos hace una señal para detenernos, paramos y una pareja muy sonriente nos ofrece un “tupper” lleno de bizcocho casero. Nos insisten para que cojamos un trozo y les agradecemos sinceramente el gesto. ¡Qué delicia en medio de la tormenta!...
Seguimos el camino abrumados por el cariño de esta gente, de su bondad en las pequeñas cosas que son las que cuentan…
Tres horas y media después llegamos al hotel sumergidos en una gota de agua, pero con el corazón radiante y es que hay instantes que son pura vida… una auténtica experiencia.
Posdata 1: seguimos sin controlar los millones de riales…
Posdata 2: Internet funciona bastante mal. Facebook está censurado y hemos tenido que montar un pequeño trapicheo digital para actualizar cada día nuestro perfil…
Ahora toca ducha calentita y a descansar.
Cómo decía ayer, en Irán tenemos dos horas y media de diferencia horaria, luego a las cinco de la mañana la luz se filtra entre telas y toca a la ventana.
Despertamos en una casa cueva de Kandovan, una pequeña aldea situada al noroeste del Azerbayán iraní que todavía se preserva del turismo extranjero conservando su íntima esencia. Los vecinos han esculpido el interior de las chimeneas que se formaron durante la erupción del volcán Sahand, hace más de 10.000 años, para hacerlas su hogar. Relaja pasear por los recovecos de este remanso de paz y gente humilde haciendo buen uso de los pulmones porque las callejuelas se retuercen en una pronunciada pendiente complicada de sortear con el traje y las botas de moto calzadas.
Siguiendo un pequeño sendero asciendo hasta una colina que ofrece una espectacular panorámica de la aldea. El aire gélido trae a mis oídos la algarabía risueña de un grupo de niñas jugando en el patio del colegio ataviadas con un pañuelo rosa cubriendo su cabello… no hay niños. Siento una cierta desazón, toca reflexión interna.
Nos dejamos llevar por la Taca hasta Tabriz. El paisaje se vuelve un tímido desierto y el tráfico un infierno. Hoy queremos visitar este bazar que Marco Polo recogió en sus relatos. Uno de los más antiguos e importantes de Oriente Medio por su ubicación estratégica en la ruta de la seda. Sus más de 7 kilómetros cuadrados de callejones laberínticos con techos abovedados en ladrillo son propicios para perderse intencionadamente. El bazar se divide por gremios… alfombras persas, sedas, repostería, telas y el de las especias. Recorrer estos callejones con los ojos semicerrados atraída por el olor de las especies es un placer para los sentidos. El olor dulzón de la canela, el perfume suave de las rosas secas, las hojas de lirio para el dolor de cabeza… orégano y “yerbabuena”. Me encanta navegar este mar de aromas orientales capitaneado por comerciantes expertos que saludan con una sonrisa franca.
Salimos del bazar por la Mezquita del Viernes flanqueada por sus dos imponentes minaretes para dirigirnos a la que fue una de las más bellas mezquitas del mundo, la mezquita Kabud o azul. Sus preciosos azulejos turquesas le dan nombre. Un terremoto acabó con tanta belleza y solo se conserva la puerta original y algunos de los azulejos esmaltados interiores. Me llama la atención la soledad del lugar, no hay turistas… una madre y sus hijas, invisibilizadas con el hiyab, admiran cada rincón ensimismadas. Me preguntan si quiero una foto… claro que sí. Y quedo inmortalizada vestida de motera y con pañuelo en esta maravilla azul que a mí, personalmente, me fascina.
Comienza a chispear, nos equipamos y ponemos rumbo hacia Ardabil, a más de 200 kilómetros. Paramos en un área de servicio para almorzar unos sencillos pero ricos platos iraníes y probamos el “doogh”, una bebida salada a base de yogur de cabra, agua y menta. Resulta muy refrescante.
Tras los cristales observamos divertidos un grupo de personas arremolinado junto a la Taca. Risas cómplices, fotos furtivas y cruces de miradas esperando nuestra salida. Un joven se acerca sonrojado para pedirle a Manolo que le dé una vuelta en la moto. Dicho y hecho, se dan una vuelta por el recinto y se hace decenas de fotos con la Taca ante la cara de satisfacción de sus padres que nos ofrecen su casa de Teherán para pasar un par de días con la familia… nos escriben su teléfono por si tuviéramos algún percance y se despiden con la mano en el corazón ofreciéndonos un puñado de exquisitos caramelos rellenos de fresa.
Comienza a llover en serio. La tormenta cansina nos ha encontrado. Nos equipamos con prisa y un hombre llamado Agmed se acerca para contarnos que vende ropa y que tiene el gusto de regalarnos dos camisetas. Queremos comprársela pero no acepta de ninguna manera. Se hace una foto con nosotros y la sube a Instagram… su texto dice: Dos españoles buenos en Irán.
Comenzamos a rodar bajo la lluvia intensa que se embalsa en la carretera. La Taca va rodando firme y segura, controlando el asfalto que empieza a parecer un río. Vamos conquistando kilómetros bajo ese manto de agua que da frío. Los coches pasan a nuestro lado y saludan sin bajar la velocidad. Temerarios, nos pitan con alegría. Nuestro humor no es el más óptimo en estos momentos. Manolo está súper concentrado en esa carretera que ya es mar… para colmo vamos en caravana. Es una carretera muy concurrida por grandes camiones pesados que se arrastran quejumbrosos en las cuestas interminables. Un coche nos hace una señal para detenernos, paramos y una pareja muy sonriente nos ofrece un “tupper” lleno de bizcocho casero. Nos insisten para que cojamos un trozo y les agradecemos sinceramente el gesto. ¡Qué delicia en medio de la tormenta!...
Seguimos el camino abrumados por el cariño de esta gente, de su bondad en las pequeñas cosas que son las que cuentan…
Tres horas y media después llegamos al hotel sumergidos en una gota de agua, pero con el corazón radiante y es que hay instantes que son pura vida… una auténtica experiencia.
Posdata 1: seguimos sin controlar los millones de riales…
Posdata 2: Internet funciona bastante mal. Facebook está censurado y hemos tenido que montar un pequeño trapicheo digital para actualizar cada día nuestro perfil…
Ahora toca ducha calentita y a descansar.
D3MIO
Curveando
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- 10 Dic 2009
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Día 10 / Irán “Descubriendo Persia” (Ardabil-Zanjan)
Despertamos en Ardebil, una pequeña ciudad alojada en una increíble zona montañosa que propicia un clima lluvioso y frío. Por eso mismo, el día amaneció nublado amenazando lluvia. ¿Qué vamos a hacer? Disfrutar el día, a sabiendas de que nuestra siguiente etapa lucirá por fin el sol.
Esperaba encontrar un Irán más seco y extremo que de momento se resiste, claro está que lo que nos trajo a esta ciudad no fue su clima sino el Conjunto del Khānegāh y el santuario del Jeque Safi Al Din, declarado patrimonio de la humanidad en el año 2010. La entrada cuesta 1.800.000 riales para los extranjeros y 90.000 riales para el turismo local… una diferencia que se me antoja excesiva. Tuvieron el detalle de quedarse nuestros cascos en la taquilla, lo que nos permitió movernos con más libertad.
Entramos en un cuidado patio ajardinado que desprende un suave aroma a rosas frescas. Al fondo, una puerta nos conduce al paraíso. No puedo dejar de emocionarme al contemplar la belleza extrema de un patio rectangular cuyas paredes se visten con un elaborado tejido de baldosas en tonos azules y turquesas. Al fondo destacan tres edificios cilíndricos de azulejos vidriados que acogen las tumbas del mausoleo formando un conjunto sagrado. El tiempo se detuvo en ese patio. No sé el tiempo que estuve admirando cada detalle, los caracteres cúficos, las sobrepuertas exquisitamente decoradas… todo era pura armonía y belleza. Una amable guía me observaba y me invitó a pasar al interior. Debo descalzarme de las pesadas botas y entrar en la sala alfombrada de Ghandill Khaneh. Sus muros dorados se adornan de hermosas flores y plantas, continúo hasta la sala Chini Khaneh cuyas paredes están cubiertas de pequeños nichos de estuco donde se alojaban valiosas piezas de porcelana traídas de China que fueron saqueadas tras la batalla con el Imperio Ruso y ya nunca regresaron.
Me sorprende ver a Manolo acercarse a mí acompañado por dos iraníes, uno de ellos hablaba un perfecto español y se ofreció a contarnos la historia y los detalles de este complejo. No sé a ciencia cierta quien era, las formas me privaron de satisfacer mi curiosidad, pero vino acompañado de un buen séquito de personas y medios de comunicación y se dirigió a nosotros al saber que veníamos desde España en moto. Información que le trasladó la observadora guía que estaba en el patio. Al finalizar la detallada exposición le agradecimos su amabilidad y él nos pidió una foto de recuerdo. Dicho esto, desapareció entre las salas enrevesadas del complejo. Seguimos disfrutando más relajados de este espacio que invita a quedarse hasta que nuestros ojos se saciaron en la inmensidad de teselas magistralmente dispuestas para crear esa delicada ornamentación.
Salimos del mausoleo y percibimos que no había ni un solo extranjero en el recinto. Entonces recordamos que la policía iraní nos dio la bienvenida en la frontera informándonos que éramos los primeros españoles en cruzar la verja desde antes de la pandemia.
Nos encontramos varios memoriales con fotografías de los jóvenes soldados fallecidos en la guerra de Irak… para que su recuerdo perviva en la memoria.
Los vehículos se agolpan frenéticos en las calles taponando cualquier posible salida. Lo del tráfico deben hacérselo mirar… Disfrutamos escudriñando las pequeñas tiendas que ofrecen dos productos típicos de Ardabil: la miel y Halva Siyah, una pasta oscura hecha con harina de trigo, dátiles, nueces, especias y azúcar. La suelen servir en el desayuno, a mí se me asemeja un poco al turrón blandito. Está rica, pero empalaga.
También visitamos su curioso bazar para comprobar que los maniquíes infantiles de los comercios de ropa son los más terroríficos del mundo… es correcto, lo son (adjunto fotos) .
Se nos hace tarde, vamos a recoger la Taca y de nuevo está rodeada por un grupo de personas que curiosean las pegatinas de las maletas. Al llegar nos hacen miles de preguntas divertidas y nos quieren invitar a tomar té, pero es tarde… nos hacemos fotos para su Instagram y nos vamos con la sonrisa en la mirada.
Empezamos a rodar por una carretera amplia y quebrada que en pocos kilómetros asciende hasta la cumbre de esas montañas retorcidas como troncos de olivo. Es impresionante la subida y el paisaje. El río viene desbordado jaleando el tremendo caudal que baja de las montañas. Me encanta ver a las familias parar sus coches en cualquier espacio verde cercano a la carretera, extender sus mantas, sacar sus cestos y celebrar un sencillo picnic en el que no puede faltar el té, los ricos bizcochos y los dulces de nueces y miel mientras la chiquillería se despereza dando brincos por la tierra, aún húmeda y brillante.
Paramos a almorzar en un pequeño restaurante casero con unas vistas de vértigo… al terminar la comida, un señor mayor se acerca y me ofrece un puñado de bolsas limpias. Le pregunto sorprendida si es para guardar lo que nos ha sido imposible consumir y me dice con los ojos abiertos como puertas: “nooooo… es para que guardes tu bolso y los guantes de la moto que va a llover”…
Efectivamente, 20 kilómetros más arriba, la tormenta cansina nos vuelve a acompañar hasta llegar a Zanjan pero el paisaje de rojas montañas y ríos de chocolate es abrumador y la Taca se divierte subiendo y bajando esta carretera agreste como alma que lleva el diablo… a cien kilómetros tomamos el primer café expresso con galletas de coco y 60 kilómetros después finalizamos ruta con la satisfacción de seguir avanzando.
Toca descansar los sueños.
Despertamos en Ardebil, una pequeña ciudad alojada en una increíble zona montañosa que propicia un clima lluvioso y frío. Por eso mismo, el día amaneció nublado amenazando lluvia. ¿Qué vamos a hacer? Disfrutar el día, a sabiendas de que nuestra siguiente etapa lucirá por fin el sol.
Esperaba encontrar un Irán más seco y extremo que de momento se resiste, claro está que lo que nos trajo a esta ciudad no fue su clima sino el Conjunto del Khānegāh y el santuario del Jeque Safi Al Din, declarado patrimonio de la humanidad en el año 2010. La entrada cuesta 1.800.000 riales para los extranjeros y 90.000 riales para el turismo local… una diferencia que se me antoja excesiva. Tuvieron el detalle de quedarse nuestros cascos en la taquilla, lo que nos permitió movernos con más libertad.
Entramos en un cuidado patio ajardinado que desprende un suave aroma a rosas frescas. Al fondo, una puerta nos conduce al paraíso. No puedo dejar de emocionarme al contemplar la belleza extrema de un patio rectangular cuyas paredes se visten con un elaborado tejido de baldosas en tonos azules y turquesas. Al fondo destacan tres edificios cilíndricos de azulejos vidriados que acogen las tumbas del mausoleo formando un conjunto sagrado. El tiempo se detuvo en ese patio. No sé el tiempo que estuve admirando cada detalle, los caracteres cúficos, las sobrepuertas exquisitamente decoradas… todo era pura armonía y belleza. Una amable guía me observaba y me invitó a pasar al interior. Debo descalzarme de las pesadas botas y entrar en la sala alfombrada de Ghandill Khaneh. Sus muros dorados se adornan de hermosas flores y plantas, continúo hasta la sala Chini Khaneh cuyas paredes están cubiertas de pequeños nichos de estuco donde se alojaban valiosas piezas de porcelana traídas de China que fueron saqueadas tras la batalla con el Imperio Ruso y ya nunca regresaron.
Me sorprende ver a Manolo acercarse a mí acompañado por dos iraníes, uno de ellos hablaba un perfecto español y se ofreció a contarnos la historia y los detalles de este complejo. No sé a ciencia cierta quien era, las formas me privaron de satisfacer mi curiosidad, pero vino acompañado de un buen séquito de personas y medios de comunicación y se dirigió a nosotros al saber que veníamos desde España en moto. Información que le trasladó la observadora guía que estaba en el patio. Al finalizar la detallada exposición le agradecimos su amabilidad y él nos pidió una foto de recuerdo. Dicho esto, desapareció entre las salas enrevesadas del complejo. Seguimos disfrutando más relajados de este espacio que invita a quedarse hasta que nuestros ojos se saciaron en la inmensidad de teselas magistralmente dispuestas para crear esa delicada ornamentación.
Salimos del mausoleo y percibimos que no había ni un solo extranjero en el recinto. Entonces recordamos que la policía iraní nos dio la bienvenida en la frontera informándonos que éramos los primeros españoles en cruzar la verja desde antes de la pandemia.
Nos encontramos varios memoriales con fotografías de los jóvenes soldados fallecidos en la guerra de Irak… para que su recuerdo perviva en la memoria.
Los vehículos se agolpan frenéticos en las calles taponando cualquier posible salida. Lo del tráfico deben hacérselo mirar… Disfrutamos escudriñando las pequeñas tiendas que ofrecen dos productos típicos de Ardabil: la miel y Halva Siyah, una pasta oscura hecha con harina de trigo, dátiles, nueces, especias y azúcar. La suelen servir en el desayuno, a mí se me asemeja un poco al turrón blandito. Está rica, pero empalaga.
También visitamos su curioso bazar para comprobar que los maniquíes infantiles de los comercios de ropa son los más terroríficos del mundo… es correcto, lo son (adjunto fotos) .
Se nos hace tarde, vamos a recoger la Taca y de nuevo está rodeada por un grupo de personas que curiosean las pegatinas de las maletas. Al llegar nos hacen miles de preguntas divertidas y nos quieren invitar a tomar té, pero es tarde… nos hacemos fotos para su Instagram y nos vamos con la sonrisa en la mirada.
Empezamos a rodar por una carretera amplia y quebrada que en pocos kilómetros asciende hasta la cumbre de esas montañas retorcidas como troncos de olivo. Es impresionante la subida y el paisaje. El río viene desbordado jaleando el tremendo caudal que baja de las montañas. Me encanta ver a las familias parar sus coches en cualquier espacio verde cercano a la carretera, extender sus mantas, sacar sus cestos y celebrar un sencillo picnic en el que no puede faltar el té, los ricos bizcochos y los dulces de nueces y miel mientras la chiquillería se despereza dando brincos por la tierra, aún húmeda y brillante.
Paramos a almorzar en un pequeño restaurante casero con unas vistas de vértigo… al terminar la comida, un señor mayor se acerca y me ofrece un puñado de bolsas limpias. Le pregunto sorprendida si es para guardar lo que nos ha sido imposible consumir y me dice con los ojos abiertos como puertas: “nooooo… es para que guardes tu bolso y los guantes de la moto que va a llover”…
Efectivamente, 20 kilómetros más arriba, la tormenta cansina nos vuelve a acompañar hasta llegar a Zanjan pero el paisaje de rojas montañas y ríos de chocolate es abrumador y la Taca se divierte subiendo y bajando esta carretera agreste como alma que lleva el diablo… a cien kilómetros tomamos el primer café expresso con galletas de coco y 60 kilómetros después finalizamos ruta con la satisfacción de seguir avanzando.
Toca descansar los sueños.
D3MIO
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Día 11 / Irán “Descubriendo Persia” (Zanjan – Qazvin - Teherán)
Amanece en Zanjan, la lluvia del día anterior ha rociado los campos de pura luz. Hoy podremos rodar con la optimista certeza de saber que la tormenta no nos acompañará en esta jornada. Tomamos un desayuno contundente con dátiles, huevo y un poco de queso Panir que es un delicioso queso tradicional iraní elaborado con leche entera de oveja. Resulta algo salado y fragante, se come con hierbas frescas y pan. Es difícil encontrar nuestro habitual café con leche… la mayoría de las veces, tras mucho insistir, nos ponen un sobrecito de café soluble con leche en polvo incluida… no está malo, pero no quita el sueño. Los iraníes toman un té que a mí particularmente me resulta algo duro.
Con el apetito ya calmado enrutamos la Taca hacia Gonbad Soltaniyeh. Es un colosal mausoleo que domina el horizonte reconocido desde la distancia por su cúpula turquesa. El edificio, de forma octogonal, se corona con una de las cúpulas de ladrillo más grandes del mundo después de las cúpulas de la Catedral de Florencia y Santa Sofía. Se eleva dramáticamente hasta los 48 metros de altura otorgando una visión espectacular en el recinto donde convive con excavaciones arqueológicas polvorientas y paredes desvencijadas. La cúpula adornada con azulejos de loza azul turquesa recorta el perfil del cielo mezclándolo con el mar.
El interior está lleno de altísimos andamios que dificultan el paso, pero no restan interés a la visita. Se pueden contemplar bellísimos mosaicos, azulejos vidriados, marquetería o diseños en materiales con incrustaciones, estuco y frescos en las paredes. Paseé por el mismo cielo para contemplar los elaborados techos de los pisos superiores y las excelentes panorámicas del lugar.
Seguimos la ruta navegando por un paisaje que se desprende del verde tierno de la primavera y se arropa de arcilla y piedra. Llegamos a Qazvin, la antigua capital del imperio persa hasta que el Shah Abbas el Grande decidió llevarse la corte a Isfahan. Durante mucho tiempo fue un importante centro comercial, gracias a que era un lugar de paso en la ruta de la seda que conectaba el Golfo Pérsico y el Mar Caspio.
Nos dirigimos al Caravanserai Sa’d-al Saltaneh, un enorme edificio donde se alojaban los comerciantes que paraban en la ciudad. Ahora da vida a numerosas tiendas de artesanía, cafeterías, pastelerías de exquisitos dulces iraníes, galerías de pintura y músicos que regalan sus notas en los pasadizos de tenue luz y techos abovedados.
Un grupo de chicas se detienen para hablar conmigo, tras las preguntas de rigor abren una cajita de cartón y me ofrecen un Namoura, que es un pastel de sémola aromatizada delicadamente con flor de naranjo. Delicioso. Vuelvo de mi paseo en la memoria junto a Manolo que permanece sentado para ponerse al día de la actualidad nacional.
Nos vamos cruzando los arcos sin techo hasta el aparcamiento donde la Taca se encuentra desesperada y rodeada por una familia que siente curiosidad por saber de nosotros. No se cortan para preguntar la edad, profesión, gustos, hijos… y un sinfín de preguntas que disparan entre risas nerviosas. La abuela de la familia nos quiere invitar a cenar, declinamos amablemente su invitación explicándoles que tenemos que llegar a Teherán para dormir.
Seguimos ruta para contemplar la pequeña mezquita Payghambariyeh de los 4 profetas. Entro sola al recinto porque no encontramos aparcamiento adecuado, observo cada detalle, su fachada de cristales de espejos y su coqueta cúpula también azul. En la entrada, un imán guardián de la fe está ensimismado en su lectura, alza la vista , se acerca pausadamente y me pregunta mi origen, le digo española con claro sentido de pertenencia. Me pregunta si me gusta leer, afirmo que sí y me regala un libro de poesía traducido por él del persa al inglés… sonríe y se va y yo también me voy. Al llegar junto a Manolo veo que lo están entrevistando de una televisión local… hace mucho tiempo que nadie visita su ciudad y nuestra historia les interesa…
Y seguimos recorriendo rincones de las mil y una noches en esta miniciudad que es puro encanto… como sus gentes, como este maravilloso país. Tomamos la autovía para dirigirnos a Teherán, no queremos que nos anochezca en el asfalto. Es una autovía de tres carriles por donde circulan cuatro coches en paralelo en un estado frenético de adelantamientos y pitidos. La gente nos saluda, se cruzan temerariamente y hasta nos ofrecen un te desde un coche de ata gama. Los montes ya se han desprendido de la primavera y la roca se queda desnuda bajo la calima.
Nos acercamos a Teherán y el atasco adopta proporciones exasperantes, invertimos casi dos horas en recorrer doce kilómetros, por fin el GoogleMap nos desvía de esa jauría de automóviles enlatados y llegamos al hotel… está en obras… no importa, una buena ducha y salimos a pasear la noche. Es el penúltimo día de celebración del fin del Ramadán y se nota… la gente tiene ganas de vivir, de sentir… Nos tomamos un rico zumo de granada y a descansar…
Me quedo con estos escenarios humanos llenos de colores que son capaces de detener el tiempo para enriquecer nuestras mentes y culturas… me quedo con el calor de una población realmente amable hacia los extranjeros… me quedo con las mujeres iraníes… fuertes, cultas y emprendedoras,. Son pura vida, en un país que avanza a pasos agigantados. A descansar…
Amanece en Zanjan, la lluvia del día anterior ha rociado los campos de pura luz. Hoy podremos rodar con la optimista certeza de saber que la tormenta no nos acompañará en esta jornada. Tomamos un desayuno contundente con dátiles, huevo y un poco de queso Panir que es un delicioso queso tradicional iraní elaborado con leche entera de oveja. Resulta algo salado y fragante, se come con hierbas frescas y pan. Es difícil encontrar nuestro habitual café con leche… la mayoría de las veces, tras mucho insistir, nos ponen un sobrecito de café soluble con leche en polvo incluida… no está malo, pero no quita el sueño. Los iraníes toman un té que a mí particularmente me resulta algo duro.
Con el apetito ya calmado enrutamos la Taca hacia Gonbad Soltaniyeh. Es un colosal mausoleo que domina el horizonte reconocido desde la distancia por su cúpula turquesa. El edificio, de forma octogonal, se corona con una de las cúpulas de ladrillo más grandes del mundo después de las cúpulas de la Catedral de Florencia y Santa Sofía. Se eleva dramáticamente hasta los 48 metros de altura otorgando una visión espectacular en el recinto donde convive con excavaciones arqueológicas polvorientas y paredes desvencijadas. La cúpula adornada con azulejos de loza azul turquesa recorta el perfil del cielo mezclándolo con el mar.
El interior está lleno de altísimos andamios que dificultan el paso, pero no restan interés a la visita. Se pueden contemplar bellísimos mosaicos, azulejos vidriados, marquetería o diseños en materiales con incrustaciones, estuco y frescos en las paredes. Paseé por el mismo cielo para contemplar los elaborados techos de los pisos superiores y las excelentes panorámicas del lugar.
Seguimos la ruta navegando por un paisaje que se desprende del verde tierno de la primavera y se arropa de arcilla y piedra. Llegamos a Qazvin, la antigua capital del imperio persa hasta que el Shah Abbas el Grande decidió llevarse la corte a Isfahan. Durante mucho tiempo fue un importante centro comercial, gracias a que era un lugar de paso en la ruta de la seda que conectaba el Golfo Pérsico y el Mar Caspio.
Nos dirigimos al Caravanserai Sa’d-al Saltaneh, un enorme edificio donde se alojaban los comerciantes que paraban en la ciudad. Ahora da vida a numerosas tiendas de artesanía, cafeterías, pastelerías de exquisitos dulces iraníes, galerías de pintura y músicos que regalan sus notas en los pasadizos de tenue luz y techos abovedados.
Un grupo de chicas se detienen para hablar conmigo, tras las preguntas de rigor abren una cajita de cartón y me ofrecen un Namoura, que es un pastel de sémola aromatizada delicadamente con flor de naranjo. Delicioso. Vuelvo de mi paseo en la memoria junto a Manolo que permanece sentado para ponerse al día de la actualidad nacional.
Nos vamos cruzando los arcos sin techo hasta el aparcamiento donde la Taca se encuentra desesperada y rodeada por una familia que siente curiosidad por saber de nosotros. No se cortan para preguntar la edad, profesión, gustos, hijos… y un sinfín de preguntas que disparan entre risas nerviosas. La abuela de la familia nos quiere invitar a cenar, declinamos amablemente su invitación explicándoles que tenemos que llegar a Teherán para dormir.
Seguimos ruta para contemplar la pequeña mezquita Payghambariyeh de los 4 profetas. Entro sola al recinto porque no encontramos aparcamiento adecuado, observo cada detalle, su fachada de cristales de espejos y su coqueta cúpula también azul. En la entrada, un imán guardián de la fe está ensimismado en su lectura, alza la vista , se acerca pausadamente y me pregunta mi origen, le digo española con claro sentido de pertenencia. Me pregunta si me gusta leer, afirmo que sí y me regala un libro de poesía traducido por él del persa al inglés… sonríe y se va y yo también me voy. Al llegar junto a Manolo veo que lo están entrevistando de una televisión local… hace mucho tiempo que nadie visita su ciudad y nuestra historia les interesa…
Y seguimos recorriendo rincones de las mil y una noches en esta miniciudad que es puro encanto… como sus gentes, como este maravilloso país. Tomamos la autovía para dirigirnos a Teherán, no queremos que nos anochezca en el asfalto. Es una autovía de tres carriles por donde circulan cuatro coches en paralelo en un estado frenético de adelantamientos y pitidos. La gente nos saluda, se cruzan temerariamente y hasta nos ofrecen un te desde un coche de ata gama. Los montes ya se han desprendido de la primavera y la roca se queda desnuda bajo la calima.
Nos acercamos a Teherán y el atasco adopta proporciones exasperantes, invertimos casi dos horas en recorrer doce kilómetros, por fin el GoogleMap nos desvía de esa jauría de automóviles enlatados y llegamos al hotel… está en obras… no importa, una buena ducha y salimos a pasear la noche. Es el penúltimo día de celebración del fin del Ramadán y se nota… la gente tiene ganas de vivir, de sentir… Nos tomamos un rico zumo de granada y a descansar…
Me quedo con estos escenarios humanos llenos de colores que son capaces de detener el tiempo para enriquecer nuestras mentes y culturas… me quedo con el calor de una población realmente amable hacia los extranjeros… me quedo con las mujeres iraníes… fuertes, cultas y emprendedoras,. Son pura vida, en un país que avanza a pasos agigantados. A descansar…