La Capitana Sudamérica

Nuevo vídeo de mi paso por el desierto de Atacama en Chile y camino a Fiambala en Argentina pasando pero el mítico Paso San Francisco donde se me va un poco la pinza por la altura y el orgullo verdiblanco.

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Exelente video un gusto leer y ver esto.
Cuanto me falta pra hacer esto......
 
Buenas crónica y vídeos....Suerte Martín, te seguimos.
 
Os dejo el vídeo de mi paso por los vivacs del Dakar

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Muchísimas gracias Martin. Vaya video mas guapo. Si ya con la cronica del otro dia se me ponian los dientes largos, viendo las imagenes me he muerto de envidia. Que lujo poder rodar con ellos y poder entrar en el vivac.
Este es uno de los mejores hilos en mucho tiempo (en mi opinion, claro).
Un saludo
 
Que grande Martín. Eres el puto amo. Un fuerte abrazo y en hora buena por tan enorme viaje.
 
Gracias por el vídeo , ni el mejor reportero se mete ahí jajajja. Gracias y saludos desde las Afortunadas.
 
He colgado en mi blog la crónica sobre Bolivia. Ahora no tengo tiempo de pasarla al foro porque eso requiere copiar cada foto de una en una. Lo haré en cuanto pueda pero mientras tanto, si hay alguien interesado en ver fotos como esta

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Que se pase por mi blog
Bolivia | Martín Solana

En cuanto tenga tiempo la copio aquí como todas las anteriores. Espero que me lo perdonéis.
 
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En este viaje no te da tiempo a asimilar cosas como haber estado conviviendo con el Dakar y enseguida te ves metido en otro país nuevo y además muy sorprendente.



Una vez mas, me habían contado cosas terribles sobre la policía boliviana y sobre el recelo que nos tienen algunos a los “colonialistas” españoles pero aun así yo seguía teniendo muchas ganas de visitar este país y conocer de primera mano todas esas cosas.



He de decir que no se han cumplido para nada esos augurios y que aunque hay muchos Bolivianos muy reservados con los foráneos, es mas por timidez o incluso por estar inmersos en una sociedad de clases muy marcadas y al verme tan fuera de lugar, del suyo, se mantenían un tanto distantes. Eso si, las veces que he sabido romper esas barreras iniciales el trato ha sido fantástico como en todo el resto de mi viaje.



En mi última crónica os contaba mi llegada a Tupiza y el buen sabor de boca que me dejó su centro urbano y en general su ambiente por las calles.



Por la mañana y mientras desayunaba vi que habían llegado dos motos nuevas al aparcamiento del hotel y enseguida pude reconocerlas puesto que las había adelantado el día anterior en el camino desde la frontera con Argentina.



Me acerqué a saludar a uno de ellos, argentino y con una BMW F-800 que me recibió de forma muy cercana. Me contó que estaba de viaje con su hermano en dirección a Uyuni y me invitó a acompañarlos.



Al rato apareció su hermano y mira tu por donde ya nos conocíamos. Habíamos coincidido en la cena con los moteros de Santiago y aquella noche me lo presentaron como el único argentino del grupo. El mundo motero es un pañuelo.



Salimos en dirección a Potosí ya que a ellos les habían dicho que la pista que va directa de Tupiza a Uyuni estaba en muy mal estado por las lluvias. Una pena porque tenía muchas ganas de hacerla pero dados los consejos de la gente, preferí no meterme en ese lío de 200km yo solo y me uní a los argentinos para dar el rodeo de 500km.

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La carretera me sorprendió mucho porque cuando uno piensa que está en el altiplano se espera precisamente que sea plano. ¡De eso nada! Fue un día de continuas subidas y bajadas por muchos puertos de montaña enlazando curva tras curva y con un paisaje que pese a estar en muchos momentos a mas de 4.000m de altura no era tan inhóspito ni seco como en los pasos de los Andes, llegando a ser incluso boscoso en algunos tramos.

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Llegando a Potosí, cuando estábamos a mas de 4.300m se puso a granizar un poco pero solo para hacernos parar y ponernos los chubasqueros porque en cuanto volvimos a arrancar ya había parado. Se volvió a cumplir la famosa Ley de Murphy de los moteros y los chubasqueros. Si te paras a ponértelo deja de llover pero si no paras porque crees que son 4 gotas te pillas la calada de tu vida.



Llegamos a Potosí que es una ciudad en cuesta, rodeada de balsas enormes con deshechos de material de la minería y con un entorno completamente irrespirable por esa contaminación, por el humo de los viejos coches quemando gasoil malo y por estar a mas de 4.000m de altura.



Nos sorprendió el tráfico de locos de la ciudad y es que son todo callejuelas estrechas en cuesta y los bolivianos no respetan nada ni a nadie y están todo el rato pitando y metiendo el morro como si les fuera la vida en ello.



Aparcamos en el centro y dejamos las motos vigiladas por una “gorrilla” de unos 70 años que nos garantizó que no pasaba nada. Preguntamos por un restaurante cercano y que a poder ser llegar al mismo no implicara tener que subir cuestas porque los tres estábamos notando en mayor o menos medida la altura.



Después de comer la ciudad terminó de matarnos cuando nos pusimos a buscar una gasolinera entre el pesado tráfico. La gente a la que preguntábamos nos daba indicaciones contradictorias y dimos unas cuantas vueltas para encontrarla.



Una vez repostados y algo tarde, salimos en dirección a Uyuni y la carretera siguió siendo una maravilla.



En Bolivia cualquier carretera tiene peajes pero ahora se que las motos no pagan. Ese día, pasamos por uno en el que yo creo que nos engañaron porque nos hicieron pagar así que desde entonces ya ni paro a preguntar, simplemente me cuelo saludando al de la garita.



Paramos un par de veces a hacer fotos o a reagruparnos y al final nos pilló la noche en los últimos 20km. del recorrido.



Como ellos habían reservado hotel yo me fui al mismo por no romper la unidad del grupo aunque era de los mas caros de Uyuni. De todas formas mereció la pena porque estaba muy bien para lo que me he encontrado por aquí. Yo tenía pensado quedarme solo una noche porque en cinco días tenía que estar en Cuzco para encontrarme con mi hermano pero cuando fuimos a cenar me convencieron para quedarme una noche mas.



Por la mañana yo me desperté nervioso porque ya habían pasado varias horas en el pueblo y aun no había visto el Salar que tantas veces situé en los mapas en los últimos años y del que había visto cientos de vídeos y fotos por internet.



Cuando fui a reservar otra noche en el hotel me dijeron que estaba completo así que dejé mis cosas en la habitación de los argentinos y ya me ocuparía de encontrar alojamiento por la tarde.



Ante todos los consejos de la gente a la que preguntamos, mis compañeros decidieron hacer la visita al Salar contratando un paseo en 4×4 pero yo no me resignaba a llegar allí y no hacerlo con la Capitana así que me fui yo solo.



La entrada al Salar está a unos 25km. de Uyuni y es que en este caso si que acepté los consejos de quienes me decían que no se me ocurriera entrar “atajando” porque en esa zona está el suelo blando y te quedas atascado en mitad de la nada.



Hay unos vídeos del BúfaloKTM, que es un gaditano medio colgao pero muy gracioso que ha recorrido Alaska-Ushuaia de ida y vuelta en una vieja Kawa, en los que se le ve pasándolo realmente mal al quedarse atascado en el barro en mitad de la nada y obligándole a pasar la noche allí en medio. Por eso, con el consejo bien aprendido y no voy a negar que con cierto temor por meterme yo solo en el Salar inundado por ser temporada de lluvias, me fui a la zona de entrada por donde van las excursiones.



Llegué a la zona donde empezaba el agua y me paré unos segundos esperando que pasara alguien para ver cómo estaba el suelo y qué profundidad tenía el agua pero como no venía nadie y estaba ansioso por entrar me lancé a la aventura.



En esa zona el agua llega al eje de las ruedas y vas despacio por si hay algún sitio que pueda tener mas profundidad y meterte en un lio.



Enseguida compruebo que el suelo es duro y no hay problema de quedarme enganchado en el barro y poco a poco la profundidad del agua va decreciendo y el suelo deja de ser de tierra y pasa a ser blanco por la sal.



Sumido en una completa euforia voy llegando a zonas donde solo hay unos 5cm. de agua y empiezo a acelerar sin rumbo, haciendo eses, pegando gritos, mirando para los lados intentando alejarme de las zonas donde están los 4×4 de los otros turistas parados haciéndose fotos.

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La sensación es enormemente extraña porque todos estamos acostumbrados a circular siguiendo un camino aun cuando hacemos offroad pero allí la cosa cambia y puedes ir en la dirección que quieras a la velocidad que te de la gana. De hecho si no fuera por todo el agua que te va salpicando en las botas no tendrías ninguna sensación de velocidad.



En mitad de la nada experimenté la sensación de ir con los ojos cerrados, al principio solo unos segundos porque tu cabeza no lo asimila pero luego te dejas llevar y te pasas un buen rato sin mirar, simplemente sintiendo que vas rodando por el cielo.



Cuando vuelvo a abrir los ojos me veo un pequeño arcoíris horizontal que no había visto jamás. Como en días anteriores ya os he contado que me puse a pedirle cosas a Dios, paré inmediatamente por si me estaba intentando decir algo. No me dijo nada pero ya que estaba me puse a hacer unas fotos para tener fondos de escritorio personalizados en mi ordenador para toda la vida.

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Por supuesto que allí en mitad de la nada y completamente absorto por el medio en el que me encontraba me puse a pegar unos gritos como loco y yo solo me partía de risa por la incredulidad que me suponía vivir ese momento.

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A lo lejos se veía el punto donde se concentran todos los que entran al Salar que es como un islote con banderas que pone la gente. Puse dirección a ese punto y por el camino vi a lo lejos tres motos que se acercaban despacio.



Allí, y con la locura que ha supuesto en este país la llegada del Dakar, han construido una estatua de sal con la figura del tuareg que da imagen a la carrera y que por cierto tan poco les gusta a los franceses que se utilice para cualquier cosa habiendo llegado a poner numerosas denuncias por ser marca registrada.

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En esa zona la sal está manchada de barro y pierde su esencia pero cuando llegaron los tres brasileños de las motos les pedí que me hicieran una foto. Estaban un poco flipados por mi velocidad ya que ellos había entrado despacito para no salpicarse.



Me miré y tenía la moto cubierta de sal y las botas y el pantalón totalmente blancos pero eso no me importaba lo mas mínimo. La Capitana y yo habíamos llegado a un punto soñado y esos miramientos eran lo último en lo que podíamos pensar.

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El Salar mide unos 120km. de largo y 80km. de ancho por lo que es mas o menos de grande como Cantabria. En el centro hay una isla muy famosa pero como los brasileños no querían aventurarse, no quise irme solo ya que en esta época no van ni los 4×4 por la cantidad de agua acumulada.



Me di unas cuantas vueltas mas sin rumbo, fijándome en el reflejo de las nubes en el agua y volví a parar un rato para asimilarlo. No tenía a nadie a 10km a la redonda y estaba completamente rodeado de blanco.



En ese punto saque mi bufanda del Racing de Santander para hacerme una foto conmemorativa ya que esa mañana me había levantado con la noticia de la victoria en Copa frente al Almería y eso para nuestro maltrecho equipo es algo importante.

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Fijé rumbo a las montañas que quedaban cerca del pueblo por el que había entrado y tracé una recta interminable para volver a salir de ese mundo tan irreal en el que había estado inmerso. Paré en el borde para mirar por última vez atrás y despedirme sabiendo que tal vez nunca pueda volver a verlo.
 
Por el camino a Uyuni es cuando me empezaron a entrar los remordimientos por haber metido la moto en la sal tan dañina para todos los elementos mecánicos. Le pedí perdón a la Capitana pero me contestó como todos estáis suponiendo. Esta moto tiene alma de aventurera y nunca piensa en el mañana. Por eso es tan generosa en regalarme sensaciones y yo se lo compensé haciendo el tramo de pista en modo rally para ir a buscar cuanto antes un lavadero.



Encontré uno nada mas entrar en el pueblo y le pregunté al chaval que cuánto me cobraba. Me dijo que 30 Bolivianos pero yo le ofrecí 50 por hacerlo a mi manera. Primero con agua sin presión para escurrir toda la sal, luego quitando las maletas y ya por último agua a presión, jabón, aclarado y engrase.

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Me quedé mucho mas tranquilo al verla otra vez reluciente y contenta pero ahí empezaba nuestra odisea del día, encontrar alojamiento.



Recorrimos unos 30 hostales, albergues y hoteles y todos estaban completos o no tenían sitio para dejar la moto o se escapaban de precio. En esa ruta por el pueblo pasamos de un calor insoportable a una tromba de agua por lo que las cosas no se nos ponían fáciles.



Por un momento pensé en largarme pero a esas horas no llegaría mas lejos de Potosí que como ya os he contado es una ciudad inmunda en la que no apetecía estar. Además había quedado con mis colegas argentinos para cenar y me parecía de muy mal gusto despedirme con una nota.



En un último intento encontré un hostal cutre en el que me decían que no podía meter la moto porque se les había roto la puerta. Fui a ver de qué se trataba y les dije que si me dejaban intentar arreglarla. Saqué mis herramientas y conseguí desmontar el pestillo que se había roto y que no dejaba abrir la doble puerta que daba acceso al patio así que allí me quedé esa noche.



Volví al hotel de mis amigos para ir a cenar y contarnos nuestras batallitas aunque en este caso las mías eran mucho mas interesantes. Tanto, que incluso puede que al día siguiente antes de emprender su ruta a Chile se pasaran un rato por el Salar con las motos.



Después de cenar y tomar una copita nos despedimos porque yo al día siguiente tenía que seguir rumbo al Norte y a ellos les esperaban casi 300km por una pista para llegar a Chile.



Por la mañana tenía pensado hacer 700km. para llegar a La Paz y así recuperar un poco el tiempo perdido. El día no acompañó mucho por la lluvia y el frio así que decidí quedarme en Oruro habiendo recorrido solo 500km.

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Me alojé en un hotel cutre, de los de 10€ y con unos altares extraños en sus pasillos que daban cierto miedo por la noche. Me fui a cenar a una churrasquería justo en frente que estaba frecuentada por parroquianos locales muy de suburbio. Al entrar todos me miraron un poco pensando en que dónde me había perdido. En Bolivia además de por el tono de piel enseguida destaco por la altura y he notado que hay mucha gente que se me queda mirando. Tiene que ser por eso porque con lo mal que funciona internet en este país, no creo que me reconozcan como McMartin la incipiente estrella de Youtube. Jajaja.

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Allí cené el menú completo que consiste en sopa de primero, una cosa que llaman arroz con queso que es una especie de puré en el que no identificas ni el arroz ni el queso, una ensalada y pollo a la brasa. Eso si, dejé constancia de mi condición de pijo foráneo pidiendo agua mineral para beber. Con este lujo que me permití, el menú completo me costó euro y medio.





Por la mañana puse dirección a La Paz y por primera vez en todo mi viaje reservé el hotel antes de llegar. Lo hice porque la ciudad tiene una fama terrible en cuanto al tráfico además de ser gigantesca y no quería estar dando vueltas sin rumbo para encontrar un hotel.



Me había despertado con la noticia de mi hermano de que se retrasaría una semana en llegar a Cuzco por lo que cruzar el país a toda velocidad y perderme joyas como la ciudad de Sucre no había valido de nada. De todas formas era demasiado tarde para volver atrás así que me lo tomaría con calma a partir de ese momento.



En uno de los peajes en los que no pude colarme porque había cola se me acercó un niño de unos 4 años, mandado por su madre, par venderme chocolatinas. El niño estaba mal vestido y por supuesto que daba mucha pena. De todas formas a mi una vez en Marruecos me dijeron que no les diera nada a los niños porque si no aprendían que era mucho mas lucrativo estar al pie de las carreteras esperando la propina del occidental que busca lavar su conciencia en lugar de estar en el colegio preparándose para tener un futuro algo mejor. Aquella teoría se me quedó marcada y desde entonces no doy nada a los niños aunque algunas veces, como esta, me da mucha pena.



Miré a su madre y la pena se transformó en rabia por estar utilizando así a su hijo y salí del peaje cabreado con ella. Al rato seguía pensando en la escena vivida y mi reflexión mas pausada me llevó a pensar que quién soy yo, afortunado europeo, para juzgar a esa madre y la forma en que gestiona su miseria. Me puse a llorar dentro del casco y reflexioné durante muchos kilómetros sobre la suerte que he tenido de nacer donde he nacido porque aunque ahora mismo estoy técnicamente en ruina, mi ruina siempre será infinitamente mejor que la vida de esta gente humilde de Bolivia.



Llegando a La Paz las previsiones fueron ampliamente superadas ya que tardé cerca de dos horas en llegar al centro desde el primer atasco de la entrada. A pesar de ser una auténtica locura de coches pitando, intentando colarse, tramos de tierra y charcos como piscinas, a pesar de que mi GPS se empeñaba en meterme por avenidas que estaban cortadas por mercados peatonales en los que me quedaba encerrado y sin salida, a pesar de que el mapa que llevo me decía que se podía bajar de El Alto a El Centro directamente por las empinadas laderas por las que nunca encontré el camino y a pesar de que a ratos te morías de calor o se ponía a llover, a pesar de todo disfruté muchísimo de esa locura. Me encantó verme allí metido con total resignación viendo que en mi GPS seguía poniendo que me quedaban 14km. para llegar al hotel.



En un momento, cuando buscaba la famosa bajada de El Alto que nunca existió para llegar al Centro, puede ver una maravillosa perspectiva de la ciudad y allí mismo me paré junto a tres obreros que arreglaban una acera y les invité a un cigarro a cada uno.

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Desde el cielo me llegó una voz. No, esta vez tampoco era Dios para decirme que ya se estaba ocupando de lo que le pedí el otro día. Era una voz inequívocamente extremeña que me decía “Tío ¿tu de dónde sales?



Miré al cielo y a unos veinte metros de mi cabeza y subido a una torre de un nuevo teleférico que están construyendo se me presentaron un catalán madridista y el simpático extremeño que me contaron que estaban allí “buscándose la vida” trabajando en esa obra.



Les pregunté a mis nuevos amigos por el mejor camino para llegar al fondo de aquel enorme pozo que es La Paz y me indicaron que tenía que seguir dando la vuelta por toda la ladera para conseguir llegar al centro.

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Llegué a mi hotel que pasa a ser posiblemente el mejor de mi viaje. Costaba 30€ por noche y contaba con todas las comodidades. Bueno, todas menos una y es que no tenía sitio para guardar la moto.



Le pregunté al recepcionista por un aparcamiento cercano y una vez descargado todo y tomada una merecida ducha post-atasco me fui a guardar la moto.



El aparcamiento estaba a menos de un kilómetro del hotel pero esa distancia puede ser durísima si como fue mi caso era cuesta arriba y a los 3.800m. de altura a los que me encontraba. Me costó llegar de vuelta al hotel y eso que hice varias paradas por el barrio porque me parecía indigno subirme a un taxi estando a 500m. de mi destino.



A la mañana siguiente y tras un estupendo desayuno emprendí camino cruzando otra vez la ciudad para repostar y hacer la famosa Carretera de la Muerte.



En Bolivia pasa una cosa bien curiosa con las gasolineras y es que a los extranjeros nos cobran el triple que a los bolivianos y además no te sirven en todas las gasolineras porque dicen que no tienen esa autorización.



Bueno esa es la teoría porque a mi me ha pasado de todo. Desde que me cobren el precio normal en la YPFB de Uyuni sin decir nada, a que no me quieran servir, que me quieran cobrar el precio internacional pero sin hacerme factura y sobre todo, en la mayoría de los casos negociar un precio con ellos a condición de no pedirles factura y así se quedan ellos la “propina”.



De hecho lo que te dan no es ni gasolina, es gasohol, una mezcla de gasolina y alcohol que solo tiene 83 octanos pero que a pesar de todo la moto no ha notado para nada incluso llegando a bajar los consumos medios de mi viaje. No lo entiendo. ¿Será que nos engañan a nosotros con nuestra súper refinada gasolina? ¿Y ese mito de que la de 98 octanos hace que se consuma menos? Veremos mas adelante si esto no afecta a los filtros y me tare problemas en el futuro pero de momento, todo perfecto.
 
Por el camino, saliendo de La Paz, me encuentro con un motero que no pega mucho con lo que suele verse por allí ya que va con moto grande y perfectamente equipado pero con matrícula local.



Llegamos a una zona de control policial y me paro a su lado para saludar. Resulta que se trata de un ingeniero madrileño que lleva un par de años por allí haciendo túneles para las nuevas carreteras y que ha decidido tomarse la mañana del sábado para hacer unas curvitas.



Me dice que en ese control siempre piden el carnet de conducir y le digo que me lo he dejado con las maletas en el hotel pero que ya lo solucionaré. Me ofrece un cigarro mientras hacemos cola y al final paramos a un lado donde han muchos puestecitos donde venden comida y bebida. Me ofrece su carnet de conducir español para pasar el control pero tras su búsqueda se da cuenta de que tampoco lo lleva así que se acerca a uno de los puestecitos, compra cuatro Coca Colas y se las lleva a os guardias que las agradecen enormemente.



Cuando reemprendemos la marcha no nos piden nada y nos saludan muy alegremente.



José Luis me acompaña al comienzo la carretera antigua ya que su plan era ir a un pueblo a comerse una trucha. Allí nos despedimos aunque me invita a salir con el y sus amigos esa noche a la discoteca mas pija de la ciudad. Le digo que no tengo ropa digna y me ofrece dejarme algo que ponerme así que compartimos teléfonos y quedamos en hablar mas tarde.



Empiezo el descenso en solitario por la famosa Carretera de la Muerte que cuenta con la terrible cifra de 4.000 fallecidos en sus menos de 80 años de historia. Se trata de un camino de tierra que en algunos puntos no pasa de los 3 metros de ancho y que representa un camino de bajada de unos 32km. con un desnivel acumulado negativo de cerca de 2.800m.

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El trazado es un continuo serpenteo por la ladera de las montañas y en casi todo su recorrido tiene como inseparable compañero un cortado en el lado izquierdo que llega a tener 800m. de caída libre.



En la actualidad han construido una nueva carretera por lo que el viejo “Camino de la Muerte” se ha transformado en una ruta turística y ahora si, cuenta con guardarrailes en muchas de sus curvas mas peligrosas. Este lujo no existía años atrás cuando se tenían que cruzar camiones o autobuses en direcciones opuestas casi siempre con el camino mojado y rezando por que no cediera el talud a su paso.



Por desgracia el talud cedió demasiadas veces y en el peor accidente de la historia de Bolivia murieron a la vez mas de cien personas al despeñarse dos autobuses.



Una curiosidad de esta carretera es que se circula por el lado izquierdo porque se supone que los camiones mas pesados venían desde el valle a la capital y porque así los conductores que bajaban podían ver por la ventanilla la distancia que separaba sus ruedas del abismo.



Esta es un poco la historia negra de esta carretera y que cuando te paras a pensarlo te dan escalofríos porque la gente moría, como en otras partes del mundo, por haber tenido la mala suerte de nacer en el sitio equivocado.

Eso si, que nadie os cuente ahora su paso por la misma como algo casi heroico porque como os he contado se ha convertido en una vía turística donde bajan cada día cientos de bicis y que presenta en la actualidad mucho mejor estado de conservación que cuando era la única forma de llegar al valle.

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Vale que tiene sitios con caídas enormes pero a mi personalmente me daría un poco igual matarme desde 20 metros de cualquier otra carretera que desde los 800 de caída libre de esta. Es mas, puestos a escoger prefiero los 800 que por lo menos te da tiempo a fliparlo un poco en el aire antes de morir.



Tiene vistas muy bonitas en algunos puntos y en esta época es curioso ver como puede llover en un punto y hacer sol tan solo dos kilómetros mas adelante. En algunos sitios se ve la nueva carretera que par mi es una de las obras de ingeniería mas impresionantes que he visto y que particularmente me gustó mucho mas que la vieja.



Y es que cuando llegas al final y pasas por caja (25 Bolivianos por turista) te toca volver a subir por la nueva y para mi gusto las vistas son mucho mejores desde los mas de 50 puentes en curva construidos para superar las paredes casi verticales de las laderas.



Eso si, a la vuelta me topé con otro control y enseguida vi a los guardias con ganas de tocarme un poco el bolsillo. Uno de ellos con una risita cabrona me dice que tengo que presentar en una caseta el pasaporte, el “permiso de manejo” y el resguardo de haber pagado el peaje a la ida. (que os recuerdo que las motos no pagan) Así que como me dice que lo presente en otro sitio le respondo muy sonriente que no hay problema que tengo todo lo que me pide.



Me acerco a la caseta y le doy al otro guardia el pasaporte y los papeles de la moto porque pone “Permiso de Circulación” y por suerte el tipo ni lo mira y se piensa que es mi carnet. Este no me pide el recibo del peaje porque está claro que no hace falta así que cando me devuelve todo me monto en la moto rápido y arranco mientras el otro venía a por mi diciéndome algo del peaje que por supuesto no quise ni oír ni mucho menos parar y mirarle. No hay en todo el país un vehículo que pueda alcanzarme en esa carretera así que me escapé porque estoy seguro de que quería joderme. ¡Ahítedenporculo! ¡Cabrón!



Para volver a La Paz hay que pasar otra vez por el puerto a 4.650m. y no se si porque estos días no me estoy encontrando muy bien de mi enfermedad del estómago o por subir tan de golpe desde 900m. en el valle o por el frio que hacía con una espesa niebla y lluvia pero lo pasé mal en ese último tramo. Me estaba quedando sin fuerzas y medio dormido pero parar en esas condiciones no era una opción así que lo superé porque no había mas remedio.



Al llegar a La Paz me fui encontrando mejor pero me encontré una ciudad que parecía recién bombardeada. Había caído una granizada terrible y se podía ver aun restos en las cunetas. Las calles eran puros ríos y la corriente había dejado todo lleno de piedras como puños. Por suerte para mi ya no llovía y los coches circulaban despacio esquivando los pedruscos así que pude colarme entre ellos, esta vez sin maletas y llegar rápido al hotel.



Cuando entré en calor otra vez me fui a guardar la moto y cenar algo por el barrio. Eso si, en esta crónica entendedme si no os hablo de mis intentos de ligoteo porque por decirlo de una forma suave… las bolivianas no son mi tipo. Me guardo el comodín para cuando vuelva a Chile o Argentina.



Aun así me di varios paseos por la ciudad que exceptuando su tráfico rodado es una ciudad tranquila y que me ha gustado mucho.



Por la mañana fui a por la moto y la acerqué al hotel. Hice un rápido mantenimiento y engrase de cadena y me dispuse a cargarlo todo otra vez.



No había dicho nada pero tengo un problema con el disco de freno trasero de la moto. No quise comentarlo por no alarmar a nadie con eso de hacer la Carretera de la Muerte sin freno.



Los frenos de mi moto son de la marca Brembo, supuestamente los mejores del mundo y en concreto llevo discos de los denominados flotantes. Esto es que el disco de freno no es macizo de una sola pieza sino que está formado por el propio disco, una pieza de otro material mas ligero que va atornillada al buje de la llanta y están unidas las dos piezas mediante unos casquillos. Este sistema en teoría mejora la frenada porque los casquillos hacen que el disco tenga una mínima holgura para adaptarse perfectamente a las pastillas.



Bueno pues mi disco trasero ha pasado de ser flotante a hiperflotante porque los casquillos han cogido muchísima holgura y me da miedo frenar con el trasero por si llega a romperse el disco del todo con consecuencias dramáticas.



Por suerte en mi concesionario están al tanto del problema y están en vías de enviármelo de forma urgente aunque eso de urgente…. en Sudamérica tiene otra acepción diferente a la europea y además tendré que pagar por la importación y mas de 200€ por el envío urgente. ¡Mas ruina para mi mochila! Pero llevo unos días sin usar el freno y no me gusta nada así que no queda mas remedio porque en Bolivia no lo tienen y me dicen que tardaría mas de un mes en llegar y en Perú tampoco.



La salida de La Paz aun siendo Domingo volvió a ser un caos increíble porque otra vez me topé con varios mercados y porque si bien los bolivianos son muy majos y amables, sufren una transformación enorme cuando se ponen al volante y entonces no respetan nada ni a nadie y montan unos líos absurdos porque por ejemplo a uno se le ocurre dar media vuelta en una avenida de seis carriles y ponerse a circular en dirección contraria. ¡Atomarpolculo! Para qué contaros lo de que se ponga el semáforo en rojo y aun así pasar veinte coches para dejar totalmente bloqueado el cruce. Eso es lo mas normal del mundo y así tienes en un segundo a medio millón de coches pintado porque deben de pensar que así se soluciona antes el problema.



Al principio me lo tomé con calma y paciencia pero cuando llevaba hora y media de atasco y atormentado por los millones de pitidos decidí pasar a la acción y a colarme por cada hueco que encontraba, incluso aceras y medianas de las avenidas.



Algunos idiotas te meten el morro en diagonal entre mi moto y la maleta. De esta forma ni yo ni ellos podemos avanzar así que los miraba y les decía ¿Bien no? Y esperaba a que diesen macha atrás. Otras veces ya no me aguantaba y empezaba a usar el arma secreta en estos países que son los megajuramentos. No falla, a un boliviano te pones a gritarle cagándote en cosas sagradas y ponen una cara de susto que no veas.



Claro que luego la divinidad se venga de mi por usar este arma secreta tan malsonante y no para de lloverme en todo el camino pero es que hay que verse allí metido para entenderlo.
 
Mi destino era el pueblo de Copacabana, a orillas del lago Titicaca. Para llegar allí ya me habían dicho que había que cruzar un pequeño estrecho del lago en ferry.



Me hizo gracia porque cuando llegué al teórico puerto lo que había era unas barcazas de madera que aunque no lo parecía eran capaces de transportar de lado a lado un autobús, un coche y una moto de un solo viaje impulsadas con pequeños motores fueraborda.

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En esa zona del lago la carretera pasa de la orilla a pequeñas montañas desde donde se ven las mejores vistas. Me gustó mucho esa zona.

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Me crucé con varios coches decorados con flores y con ridículos sobreros brillantes pegados en el techo. Al principio pensaba que sería una boda o algo así pero cuando ya había visto mas de veinte no pude evitar pararme al lado de uno y preguntarle.



Me dijo que los decoraban así para ir a la Virgen de Copacabana a bendecirlos para no tener accidentes. Le hice la broma de que igual sería mejor respetar un poco las normas de tráfico y me miró como sorprendido. Ahora tengo claro que si sueltas a un boliviano con un coche en la Gran Vía de Madrid, en el primer semáforo se queda dormido por aburrimiento.



Llegué a Copacabana a media tarde y me puse a buscar hotel. Encontré uno de reciente construcción a orillas del lago en el que me pidieron 12€ así que me instalé pese a que me dijeron que no habría luz eléctrica en todo el pueblo en toda la tarde.



Bueno ni en el principio de la noche así que era muy gracioso ver a miles de perroflautas deambulando con velas o linternas por la calle. Ese pueblo es la base desde la que salen los barcos que te llevan a destinos tan místicos del perroflautismo mundial como la isla del Sol.

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Yo ni me planteé la visita porque no pintaba nada con aquella gente y en pueblos de estos en los que todos los restaurantes anuncian menús vegetarianos y hay por todos lados carteles anunciando cursos de yoga. No por nada, que lo respeto, pero es que me parece tan artificial el negocio montado en torno a estos nuevos hippies vestidos con uniforme de pantalones de colorines comprados en mercados de artesanía local y que seguramente son todos made in china y carísimas cazadoras de marcas de ropa técnica de alta montaña que no me va su rollo.



Ojo que ya os conté en una crónica anterior el perroflautismo motero de aventuras del que tanto yo como muchos somos igual de víctimas. Vamos en motos carísimas, equipadas a precio de oro y luego dormimos en tienda de campaña para ahorrar 15€. Eso si, que cada palo aguante su vela.



Esa noche volví a pasar un frio como pocas veces en mi vida. En Bolivia los hoteles no tienen calefacción y en mi habitación hacían 11ºC así que no había mantas que lo paliaran. Lo mismo me pasó en el hotel de Oruro. ¡Qué frio hace en el altiplano de Bolivia en pleno verano!



Por la mañana y medio mosqueado por el frío me fui de Copacabana atacado otra vez mas por una manada de perros que quisieron despedirme de Bolivia puesto que la frontera con Perú (y su policía corrupta) están a solo 20km.

Pero eso será otra historia que os contaré mas adelante.



Aun así, esas cosillas de última hora no van a alterar mi imagen de Bolivia como un país maravilloso para descubrir pese a su escaso civismo al volante. La ciudad de La paz y sobre todo el Salar de Uyuni me han dejado una huella impresionante.
 
Última edición:
(...) La ciudad de La paz y sobre todo el Salar de Uyuni me han dejado una huella impresionante.

No me extraña; después de verte por el salar con tu moto sólo te puedo decir que aquí te seguimos con una mezcla de devoción y envidia al 50%... ;)
 
Lo de subir un vídeo con este internet es complicado. Lleva mas de dos días y no hay manera de que termine.

Os dejo un pequeño adelanto, un trailer en forma de simple captura de fotograma pero que seguro que os pone los dientes largos.

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Horribles las fotos del salar... no se ni para que las has hecho.... jejejeje. La sensación que comentas de no seguir ningún camino la tuve este verano en Mauritania y creo que es la mayor sensación de libertad que se pueda tener sobre una moto y sin duda el salar debe de ser aun más especial con el reflejo del agua. Saludos y sigue con la crónica!!!
 
La foto es antológica: por una parte se ve un entorno duro e inhóspito donde no puede crecer la vida con el añadido de estar anegado por las lluvias y por otro vemos al protagonista discurriendo por él con toda la naturalidad, dominando el medio...
 
No dejas de impresionarme, gratamente, con tus crónicas. Todo bien narrado y con sentido del humor, me he echado unas risas leyéndote.

Me encanta esta foto, espectacular.

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Sigue así.

Un saludo.
 
No dejas de impresionarme, gratamente, con tus crónicas. Todo bien narrado y con sentido del humor, me he echado unas risas leyéndote.

Me encanta esta foto, espectacular.

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Sigue así.

Un saludo.

Ktm ya te puede pagar las fotos para hacer publicidad.
Espectacular
 
Martín. Tengo un problema, se me acaban los adjetivos ... sigue adelante
 
Espero poder colgar el vídeo de Bolivia hoy. Subió después de 2 días y me lo pegaron por la música así que he tenido que reeditarlo y volver a empezar con el proceso de carga en youtube.

De todas formas, lo impresionante de este viaje no soy yo ni cómo lo cuento, lo verdaderamente increíble es este continente y a mi me lo ponen muy fácil.
 
¡¡¡Por fin nuevo vídeo!!!

Nuevo record de 4 días en cargar en youtube y me lo caparon la primera vez por la música.

[video=youtube;3lPJX0PI-Z8]http://www.youtube.com/watch?v=3lPJX0PI-Z8[/video]

Si por lo que sea me lo vuelven a capar y no se ve en iphones ni ipads creo que podéis verlo directo en mi blog
11 La Capitana Sudamérica Bolivia | Martín Solana

O si no podeis descargaros la aplicación ProTuber y buscarlo por el título 11 La Capitana Sudamérica Bolivia
 
:cheesy:
Gracias por estar allí.
Y por compartirlo.
 
Gracias a vosotros por estar del otro lado porque si no me daría mucha mas pereza hacer estas crónicas y estos vídeos que al final serán mi mejor recuerdo de este viaje.

De todas formas el mérito de que os gusten es de los paisajes y los sitios por los que paso. yo no hago nada excepcional que no pudierais hacer cualquiera de vosotros.
 
Al menos por el momento te has librado de lo peor de las lluvias porque nada más dejar el norte de Argentina hubo inundaciones, aludes de barro, muertos, etc. por la zona de Fiambalá y Catamarca; una desgracia para la población de la zona...
 
Martin. Martin. Martin.

Graciassssssssssssssssssssssss!!!

Un saludo
 
Mu wapo el video. El Salar y la ctra de la muerte, espectaculares.Gracias.
V'sss
 
La frontera con Perú estaba a escasos 20km de Copacaba así que cargué la moto mientras charlaba con un motero brasileño que estaba cambiando el aceite a su Suzuki V-Strom en el garaje del hotel y nos intercambiamos consejos ya que nuestras rutas eran opuestas.

Llegué a la frontera y en esta ocasión está todo disgregado. Por una lado inmigración boliviana en un edificio, por otro aduana y ya cruzando la línea imaginaria te encuentras un montón de edificios de las autoridades peruanas.

En el lado boliviano ningún problema y todo fue rápido y cordial pero al cruzar al otro lado me encontré con enormes colas de perroflautas que bajaban de autobuses con intención de llegar a la Isla del Sol al otro lado de la línea.

Allí había un policía “dando por culo” con el sitio donde debía aparcar mi moto. Me mandó cambiarla de sitio 3 veces en media hora y ya a la cuarta le dije que enseguida la movía y allí se quedó. Este policía porculero decía no tener ni idea de dónde había que hacer cada trámite ¡pues si no lo sabes tú!

Así que en lugar de hacer las colas me metía en cada edificio a preguntar y cuando daba con el sitio bueno ponía cara de pena y les decía que yo estaba entrando en Perú y que no debería que hacer las mismas colas que los que salían. Me funcionó.

Inmigración lo resolví en cinco minutos, después encontré la caseta de aduana y allí me recibió “el agente ilustrado”. En cada paso de frontera intentas hacerte el gracioso y mas o menos siempre dices las mismas cosas para conseguir su simpatía y que no te toquen mucho los huevos con alguna tontería. Siempre les cuento que en Europa no hay fronteras, me meto un poco con el país del que vengo y les hago ver las ganas que tengo de visitar su precioso país.

En este caso me arrepentí un poco porque “el agente ilustrado” se tragó todas mis patrañas y enseguida empezó a contarme el pasado español del Perú pero de carrerilla, con fechas históricas y cosas así. Me hablaba de Virreyes de los que por desgracia no tengo ni idea ¿qué mierda de historia hemos estudiado?

Al hacerle una broma respecto a Bolivia me empezó a contar lo preparados que están ellos y para muestra me contó sus miles de estudios y especialidades. ¡No fuera yo a pensarme que era un simple guardia de aduanas de tres al cuarto encargado simplemente de hacerme un puto papel de importación temporal de la moto en aquel cuartucho de mierda!

Me presentó a su joven compañero en prácticas y también me relató su curriculum académico y como si del día de su oposición se tratara, me cantó de carrerilla toda la historia del honorable cuerpo de agentes de aduanas que empezaba en tiempos de los españoles y que por lo que se ve, era el motivo por el que me tenía tanto aprecio.

Había momentos en los que me costaba aguantarme las carcajadas, el tipo firme frente a mi y recitando todo su librillo “… el 17 de Octubre de 1742 pasamos a formar parte del cuerpo especial de….. bla bla bla…. y desde el año 1840 tenemos competencias en… bla bla bla y siendo Presidente de la República Don blablablá…” Y así por un buen rato en el que yo pensaba que no terminaban de pasar los siglos.

Se despidió de mi en posición de saludo militar con la mano derecha apuntando su sien y con un “¡A sus órdenes señor!” a lo que no pude contestarle otra cosa que “Creo que me va a gustar mucho su país”

Al salir de aquella caseta pensé que ya habían terminado todos los trámites pero cuando ya estaba a punto de arrancar me apareció el policía que abría la cadena de separación y me dijo que tenía que pasar a registrarme.

Entré en otra caseta y me recibió otro figura mucho mas pausado que me pide toda mi documentación y mientras tanto yo me acordaba de todas las crónicas en las que había leído a gente que le había tocado pagar justo aquí.

El tipo se tiró un buen rato escrutando con detalle toda mi documentación y apuntando cosas en un cuaderno mientras yo solo esperaba el momento en que me pediría la pasta.

Al comprobar mi seguro se dio cuenta de que no estaba incluido Perú y entonces yo ya sabía dónde tenía el argumento perfecto pero aun así se demoró un buen rato.

Empezó a contarme que no se podía ir sin seguro, que había que contratarlo en Puno, la ciudad que estaba a unos 140km, que aun así me dejaría pasar porque entendía que hacerme ir a Puno en taxi a contratarlo y tener que volver era un problema para mi y que claro, a un amigo español no se podía permitir hacerle eso. Me dijo lo que tendría que hacer si me paraban por el camino, me recordó las normas de tráfico varias veces y mientras tanto yo no sabía como decirle que cuánto quería para que de una vez me dejase irme.

Como no terminaba nunca y no atendía a mis gestos continuos de mirar el reloj decidí levantarme con cierto miedo a que le pareciera una falta de respeto. Por suerte el gesto surtió efecto y sin mas me dijo “Bueno amigo, que tenga una buena estancia en Perú y si por favor tiene a bien agradecerme el favor que le he hecho dejándole pasar sin seguro no tenga problema en invitarme a lo que quiera”.

¡Por fin! Joder que está bien que te roben un poco pero encima tener que aguantar un cuarto de hora de sermón… no es de buen gusto.

Me acordé de que el único dinero que tenía en Soles Peruanos eran billetes grandes así que le dije que lo sentía pero que aun no tenía Soles y lo único que le podía ofrecer era invitarle a un café con dinero boliviano. Saque un billete de 20 Bolivianos, unos 2€ y me fui.

Entrar por ahí a Perú no implica demasiado cambio. Sigues bordeando el lago Titicaca y todo, incluso los pueblos son mas o menos lo mismo que en Bolivia.

Mi idea era avanzar lo que pudiera ese día pero sin demasiadas prisas ahora que mi hermano me había dicho que por problemas con el visado de su novia dominicana se retrasarían una semana en llegar a Cuzco.

Me empecé a encontrar mal. Había pasado los días anteriores con problemas de mi enfermedad intestinal crónica y ya estaba casi recuperado pero aun así me sentía débil, muy cansado y con mucho sueño.

Decidí que ese día no pasaría de Puno pero a pesar de que estaba bien cerquita me paré varias veces a descansar porque me quedaba dormido.

El camino era muy bonito, seguía bordeando el lago Titicaca y me gustaba pero no lo disfruté demasiado en ese estado.

Llegué a Puno a medio día y me fui directo al centro. Busqué un hotel un poco bueno con la esperanza de descansar bien y compensar un poco el antro de la noche anterior donde ni siquiera me duché porque aquel baño era de los que no apetecían.

Encontré hotel en la Plaza de Armas de la ciudad, junto a la catedral. Por 25€ tenía una buena habitación con vistas a la plaza, un pedazo de baño y la posibilidad de moverme andando sin hacer grandes esfuerzos porque seguía a 3.800m sobre el nivel del mar. Eso si, la moto la metí en el sótano del hotel bajando por unas rampas metálicas portátiles que no ofrecían demasiada confianza pero no estaba como para buscar otras opciones.

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Caí rendido en la cama y la siesta, aunque no había comido, fue de unas tres horas. El amable personal del hotel me recomendó una ruta por el centro y me indicaron donde estaba la oficina de seguros para poder contratarlo.

Por 70 soles, unos 18 euros, te hacen en el acto un seguro de un mes para poder rodar por el país de forma legal.

Me fui por la zona centro a comer/merendar/cenar y como estaba flojo de energías me comí un buen plato de pasta muy baratito. Justo en frente había un banco y saqué algo de dinero para afrontar los gastos de los días siguientes.

A la mañana siguiente me levanté tarde y bien descansado. Saqué la moto de aquel sótano no sin cierto miedo por lo precario de sus rampas y emprendí rumbo a Cuzco.

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Tenía que repostar ya que en el Sur de Perú no había gasolina buena y solo tenían de 84 octanos pero a mi me había dicho que se podía conseguir de 90 mas al Norte.

En realidad sigue sin ser gasolina y es la mezcla con alcohol llamada gasohol pero la moto va bien de momento y no se nota demasiado la pérdida de potencia ni el aumento de consumo, mas bien lo contrario aunque como voy sin freno trasero tampoco corro mucho.

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Para llegar a Cuzco la carretera es bastante buena y entretenida por trazado y paisajes. Lo único un poco coñazo es que hay que pasar por muchísimos pueblos y están llenos de badenes de primera categoría. Hay algunos que incluso están nevados en la cumbre por su altura desmesurada.

Se pasa por un puerto de montaña a mas de 4.500m donde se ven montañas nevadas y desde ahí comienza un ligero descenso por algunos valles para llegar a la Ciudad Imperial.

La entrada es larga ya que te pasas mas de 14km en una avenida con bastante tráfico aunque soportable. Eso si, los pitidos de los coches siguen siendo la tónica habitual y terminan volviéndote un poco loco. Una vez mas empiezo tranquilo y respetando la fila y cuando me han puesto la cabeza como un bombo mi instinto de supervivencia hace que quiera salir de ese caos cuanto antes y empiezo a colarme por todos los huecos a pesar de llevar las maletas.

Una vez en el centro de la ciudad la avenida desemboca en pequeñas callejuelas colapsadas y además es hora punta. Llego al hostel que tenía reservado y veo que la calle es tan estrecha que no puedo ni dejar mi moto un segundo para descargar así que me doy una vuelta a la manzana para buscar un sitio donde parar y sacar mis cosas.

Dejo todo en el hostel y me indican donde encontrar un aparcamiento para la moto. Por desgracia este sitio lo había reservado mi hermano y no pensó demasiado en mi así que no se fijó si tenía aparcamiento o no.

Me indican que a la vuelta de dos manzanas hay uno que consiste en un patio donde una señora maneja todo el cotarro. Es el típico donde los coches lo ocupan todo y tienes que dejar las llaves del coche para que lo maniobren si quiere salir alguno de los del fondo. La señora, puramente peruana y de unos 60 años es experta en maniobras imposibles así que me hace un hueco al fondo y así no tengo que dejar mis llaves.

Vuelvo al hostel y les digo que estoy esperando una paquete de DHL y que puede que llegue en un par de días, iluso de mi, para que estén preparados.

Con todo el trasiego de vete y ven a la moto y cargar mis bultos me vuelvo a encontrar cansado. Supongo que la altura es implacable con los turistas y se ceba conmigo que ya vengo gastado de dos meses de viaje.

El hostel es caro y cutre pero tiene un buen ambiente. Está formado por dos patios interconectados y con las habitaciones alrededor. Mi habitación está en el segundo patio que es descubierto y en el que hace un frío que te mueres. Por la noche tienen conciertos en el bar que está en la planta de arriba pero yo ese día estaba fundido y me quedé dormido en cuanto se me olvidó el frío vestido con la ropa térmica de la moto.

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Se trata de un edificio colonial restaurado con dos plantas de habitaciones en torno a dos patios tipo claustro y pintado y decorado con cosas extrañas. Hay muy buen ambiente y tanto el persona como todos los clientes son gente joven con espíritu viajero y aventurero.

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Todos perroflautas y yo motoflauta pero tecnológicamente equipados con macbooks, iphones e ipads y nos juntamos en los patios o en el bar de arriba para tener mejor conexión y conectarnos con el mundo para contar nuestras andanzas.

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Por la mañana me di una vueltecita por el centro de Cuzco, aunque ahora ellos le han cambiado el nombre por Cusco con S porque dicen que el otro nombre era impuesto por los españoles y han tardado casi 200 años en darse cuenta de que aun les teníamos sometidos por el nombre. Esto no es algo que diga yo, es lo que me contaba el guía del bus turístico en el que me monté para ver toda la ciudad.

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El chaval que estaba sentado a mi lado no sabía ya por donde salirme cuando yo le rebatía un poco con gracia sus potentes argumentos contra los españoles. Porque había que oírle cuando pasamos por una placa que había en la plaza de armas que recordaba a los sufridores y valerosos luchadores contra la invasión colonialista.

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Vamos que se pasó un poco y me tocó el orgullo patrio y me acordé de la famosa escena de la película La Vida de Brian donde los del Frente Popular de Judea hablan de qué es lo que han hecho los romanos por ellos. Pues eso!

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Nos decía que “El Inca Garcilaso de la Vega” era un famoso escritor Peruano que era tan importante precisamente por ser Inca a lo que yo le dije que posiblemente también fuera porque escribía bien. No supo contestarme.

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En una plaza había unos chicos tocando música que nos dijo que era Inca y yo le dije que me parecía bien curioso porque además de la flauta típica había uno acompañándole con una guitarra española. No dijo nada.

Luego nos hablaba de lo increíblemente bien talladas que estaban las piedras de los restos Incas y yo le dije que las de la catedral Española que se hizo solo 100 años mas tarde tampoco estaban mal (eran notablemente mejores.

Vamos que me sentí un poco atacado y le di un poco el viaje. Peor es que ver que la urbanización de calles y plazas de la zona centro de Cuzco está pagada con los fondos para el desarrollo de España en el año 2008 tal y como aparece en una diminuta placa escondida en una de las calles y que sigamos siendo los malos malísimos…. cuando él y casi toda la ciudad viven de enseñarles a los turistas las iglesias, plazas y catedrales que les hicimos…

Llamé a DHL para ver cómo se encontraba el asunto de mi paquete urgente que yo había pagado a precio de oro para que llegara en dos días y me dicen que está retenido en aduanas y que con suerte lo tendré para la siguiente semana. Les dejo mi teléfono y mi correo para que me notifiquen urgentemente si hay que hacer algo para liberarlo y voy asumiendo que me voy a quedar por aquí unos días.
 
Justo antes de empezar mi viaje me llegó una citación del Juzgado de Laredo para asistir a un juicio el día 30 de Enero como Perito por un informe que había redactado hacía ya unos años. La citación contenía además la amenaza de una multa por no asistir de entre 180 y 600€.

Consulté a varios abogados y me comentaron que era imposible que el Juez aplazase un juicio con tanta gente porque un simple perito de parte se fuera a hacer las Américas con su motilla.

De todas formas mis planes mas optimistas me decían que era posible estar de vuelta para esa fecha aunque después con toda la gente que me he ido encontrando y por la que me he dejado liar, con el problema del retén de la horquilla que me obligó a volver a Santiago y ahora el retraso por las piezas que entre DHL y Aduanas de Perú no me quieren entregar… pues me he pasado un mes del plazo estimado.

Así que redacté un telegrama en la página web de correos para explicarles que me era imposible llegar a tiempo. No he recibido contestación del Juzgado pero si de la abogada de la parte que me contrató que estaba un poco mosqueada conmigo por no habérselo dicho antes.

Estas son las cosas de la Justicia Española, un técnico redacta un informe por el que cobra una miseria, algo así como 300€ después de varias visitas, consultas y gestiones y ya se encuentra atado de forma casi perpetua a que le caiga el peso de la Ley. ¿y si en estos años ya he dejado de dedicarme a esto? ¿y se he tenido que emigrar a buscarme la vida?

En el telegrama por supuesto que ponía la dirección de mi blog así que además de la abogada (que ya me dijo en su email que había entrado en mi blog) espero que el Juez entre por aquí y entienda mis razones para no poder asistir y si no… asumiré encabronado las consecuencias de una justicia injusta y lenta.

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Los días pasan de paseo en paseo por la ciudad, descansando en el hostel que por el día si que es un sitio tranquilo, comiendo y cenando cada vez en un sitio diferente, conociendo a gente, haciendo colada y preguntando por las mejores opciones de cómo subir a Machu Picchu.

Y este es otro tema que me tiene mosqueado. Es un auténtico atraco que para subir a la Ciudad Sagrada de los Incas te cobren una media de 220$ cuando está a escasos 80km. de la ciudad.

La entrada en si cuesta 45$ que aunque es cara me podría parecer razonable por el valor arqueológico y para sufragar los costes de su reconstrucción y mantenimiento. Digo reconstrucción porque al menos el 30% de lo que se ve está reconstruido con las piedras que encontraron tiradas.

El mayor robo es el tren que te lleva a el pueblecito de Aguas Calientes que por un recorrido de 42km te cobran 110$ por el billete de ida y vuelta y es que no hay carretera que lleve directa allí y si no quieres ir andando (4 días y 3 noches) te toca pasar por allí pagando mas que un tren de alta velocidad que una dos capitales europeas. ¡Un atraco!

Además el tren ya no sale de Cuzco sino que hay que ir por carretera al pueblo de Ollantaytambo con lo que aun tienes que pagar algo mas. De esta forma te obligan a quedarte una noche en Aguas Calientes pagando hostal y comida. ¡Todo un negocio!

Hay una opción de ir en moto que hubiera sido la mejor para mi porque podía ir por una pista tipo Carretera de la Muerte con barrancos y badeos de ríos para llegar a un pueblo cerca de Aguas calientes haciendo mas de 100km y dejando allí la moto para hacer el último tramo andando por la vía del tren para llegar a Aguas Calientes pero como éramos tres debía mantener la unidad del grupo.

Así que cuando llegaron mi hermano y su novia contratamos un viaje pero que en lugar de ir directos en el coche a la estación de tren nos llevaría a visitar un par de sitios por el camino.

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Con ellos fuimos a visitar la ciudad ya que yo después de tantos días me considero un guía acreditado. Les enseñé la zona centro que es realmente bonita y bien urbanizada aunque con algunas calles algo estrechas porque hace 400 años no pensaban que esta ciudad estaría tomada por turistas. Es cómoda para pasear y hay una gran presencia policial lo que hace que al menos el centro sea totalmente seguro.

Fuimos a comer a un sitio de los de menú del día para locales porque tenían muchas ganas de probar el famoso ceviche.

Por la noche fuimos a conocer el barrio de San Blas que requiere cierto esfuerzo por la cuesta que hay que subir. Vamos lo que en cualquier otro sitio sería una cuestecita aquí se hace duro.

Pasamos por la famosa piedra de los 12 ángulos que no es mas que una piedra que para encajarla en el muro tuvieron que tallar por todos lados y por eso es famosa pero vamos, que no merece especial atención.

Cenamos en otro restaurante típico en ese barrio y bajamos de nuevo a la plaza a tomar algo en el Norton que es el bar motero de Cuzco aunque lo de bar motero es mas un tema de marketing que una realidad. Estoy seguro de que ahí no se juntan los moteros después de sus rutas ni para ver las carreras de MotoGP.

A la mañana siguiente nos tocaba madrugar para iniciar el viaje a la Ciudad Sagrada de Machu Picchu.

Nuestro chofer se llamaba Ángel y era un tipo muy agradable y enormemente culto por lo que el día de viaje se nos hizo entretenido. Le preguntamos un montón de cosas desde los Incas a la situación actual del Perú. Su conversación era interesante y aprendimos mucho en ese viaje.

La primera parada era un mercado típico de textiles y allí Ruth se empezó a encontrar mal. Al rato nos pidió las llaves del coche y nos dijo que se quedaría allí esperándonos así que hicimos una visita corta y cuando volvimos estaba el coche rodeado por un montón de gente y tres policías.

Al salir del mercado Ruth se había desmayado pegándose un buen golpe contra el suelo en la cara. Allí había un médico atendiéndola y nos recomendó comprar unas pastillas de glucosa para que se recuperara.

Lo mejor que podíamos hacer era empezar a bajar porque con eso seguro que mejoraba su estado. La pobre no vio mucho del resto de paradas que hicimos.

Una de ellas era a las terrazas de Moray. Una extraña depresión en la que los Incas habían construido unas terrazas con forma circular perfecta en un extremo y ovalada en el otro ocupando toda la depresión y con los restos de una edificación en el centro.

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Hay dos teorías para este sitio ya que está rodeado de enormes campos llanos perfectos para el cultivo. Unos dicen que era un sitio experimental para el cultivo donde podían ver como afectaba la altura de las diferentes terrazas a cada plantación. La otra es que es un aeropuerto de ovnis y que esa es la forma de la parte baja de los mismos.

A mi, al ver la perfección del trabajo de los dobles muros de contención y la forma tan perfecta con la edificación en el centro no me pega mucho eso de los cultivos experimentales porque eso se podía hacer en terrazas mas irregulares. Yo creo que debía de ser un centro religioso o de culto pero bueno… yo no soy nadie para opinar así les dejamos con sus dos teorías “oficiales”.

Bajamos a la parte baja y es un sitio que impresiona por su tamaño y su forma, como os digo no llegas a entenderlo porque si sumamos la longitud de todos los muros salen muchos kilómetros. ¡Un trabajo enorme!

La subida se hace dura por la altitud y volvimos al coche para que por lo menos Ruth lo viera desde arriba.
 
La última visita que hicimos fue a una enormes salinas que se ven desde arriba del camino. Son miles de bañeras por las que meten el agua salada que mana de un manantial y donde dejan que se evapore el agua con el sol para luego extraer la sal.

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En temporada seca ese proceso tarda un mes y sacan de cada bañera unos 250kg. de sal que está bastante cotizada y se exporta sobre todo a Japón.

Están organizados en plan comuna y justo cuando llegamos tenían una junta donde pudimos escuchar a una de las copropietarias pedir explicaciones a los gestores por unos recibos extraños y con cifras tachadas que no le cuadraban. Era muy curioso.

Bajamos para recorrer la parte superior de las bañeras y vimos por dónde manaba el agua salada y los canales por donde repartían el agua a todas ellas. Por lo que nos contó Ángel, ahora en temporada de lluvias está algo más feo porque el agua lo deja todo marrón pero que en la temporada de extracción se ve todo absolutamente blanco.

También nos contó que hay empresas japonesas intentando comprar todo el salar y que tienen cierta polémica entre ellos entre los que quieren seguir viviendo de eso y los que quieren vender su gallina de los huevos de oro.

Nos dejó en Ollantaytambo y le pedimos que nos acercara al centro de salud porque Ruth se encontraba mal y tenía fiebre. Allí la inyectaron algo para la fiebre y la diagnosticaron deshidratación por lo que le dieron unas pastillas y mi hermano fue a la farmacia a comprar suero.

La pobre lo pasó mal ese día pero es dura y no quiso dejar de subir a Machu Picchu con la esperanza de encontrarse mejor al día siguiente.

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El recorrido en tren dura hora y media y va por el fondo del desfiladero, justo sobre el río. Llegamos a Aguas Calientes y nos recibe en la estación la chica del hostal con los nombres de mi hermano y de Ruth aunque con el de mi hermano se liara un poco jajajaja.

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Nos lleva a la punta mas alta del pueblo y menos mal que vamos con pequeñas bolsas porque si no nos hubiera costado llegar.

Por allí aparece nuestro guía del día siguiente con el que quedamos bien prontito en la plaza para subir en los autobuses con el resto del grupo.

La pobre Ruth llega al límite de sus fuerzas y decide quedarse a descansar así que nosotros vamos a buscar algo de comida blanda para que recupere. En un chino pedimos arroz blanco y pollo a la plancha y se lo llevamos de vuelta al hostal.

Nosotros volvemos a bajar toda la calle y nos asaltan un montón de relaciones públicas de cada restaurante ansiosos por captar a cada uno de los turistas que pasan. Es una de esas cosas que odio, que me asalten cada diez metros ¡joder! Los restaurantes buenos no necesitan eso.

Al final vamos a uno y qué curioso que las ofertas que aparecen fuera no están en la carta que nos ofrecen. Aun así pido la oferta a pesar de que ya había pedido agua para beber y el camarero me dice que la oferta es con Coca Cola y que no me lo puede cambiar. ¡Pues tráemela que aun así es mucho mas barato que los precios de la carta!

Por la mañana desayunamos rápido y bajamos a la plaza donde habíamos quedado. Cuando estábamos llegando, cinco minutillos tarde, ya estaba el guía subiendo a buscarnos pero se nos pasa la vergüenza al ver que aun falta alguien aunque en este caso ya no se espera y nos vamos todos a los buses para subir.

Ha habido unos desprendimientos por las lluvias y eso hace que la pista serpenteante por la que se sube esté cortada así que en un punto nos deja el autobús, hacemos un tramo andando y volvemos a subirnos a otro para llegar arriba. Nos volvemos a reagrupar todos y entramos en grupo.

La visita empieza subiendo por un sendero en zigzag desde donde solo se ven unas cabañas de las que están reconstruidas incluso con su tejado de cana. Eso está muy bien y supongo que es premeditado porque así cuando llegas arriba y por primera vez te asomas a una de las terrazas es cuando ves toda la ciudad desde lo alto en todo su esplendor.

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Vertiginoso, sobrecogedor, irreal, enorme y casi como si fuera una maqueta porque la luz de primera hora de la mañana y con el cielo despejado hacen que la vista sea la de la típica postal pero infinitamente potenciada por ser real y estar físicamente ante tus ojos.

Cuando vas acomodando tus ojos a ver tal maravilla te das cuenta de que ya hay por abajo algún turista que ha seguido al pie de la letra la guía Lonely Planet y han hecho cola para subir en el primer bus y realmente verlo sin nadie. Son pocos y te valen para fijar la verdadera escala de la ciudad porque en realidad se los ve como hormiguitas desde allí arriba.
 
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En frente está el Huaya Picchu que es la montaña puntiaguda que se ve al fondo. Se puede subir aunque te cobran mas y hay que estar algo preparado porque es casi vertical. Las entradas hay que reservarlas con tiempo porque solo dejan subir a 400 personas cada día y nosotros no lo habíamos pensado. De todas formas tiene que ser tan duro subir como espectacular verlo todo desde esa posición.

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El paisaje es bestial por ser todo un conjunto de montañas con laderas casi verticales, el río al fondo pero muy al fondo y en las cumbres mas altas alguna ligera nube que le da el toque místico final para hacer de este sitio una de las 7 maravillas del mundo moderno.

El guía nos lo va enseñando y explicando todo aunque no hay tanto que explicar. Por desgracia para mi, nos lo cuenta con demasiado énfasis sobre la cultura Inca que conquistó Perú en el siglo XI, poco antes de que llegaran los españoles. Nos enseña un templo en el que con orgullo y pasión nos dice que sus ventanas están orientadas al solsticio de verano y al de invierno y eso demuestra lo avanzada que era su cultura. Vale, pero es que eso ya lo conocían pueblos prehistóricos así que tampoco me impresiona tanto.

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Se afana en contarnos que los que hicieron aquello no eran esclavos y ya cuando riza el rizo en la veneración a los Incas es cuando literalmente nos dice que el éxito de esa ciudad es que su alimentación estaba basada en vegetales por lo que sus deposiciones eran buenas, no olían y no dañaban su entorno.

¡¡¡Valeeeee!!!! Lo impresionante de Machu Picchu es lo ilógico de su emplazamiento y sobre todo su entorno. Si quieres te compro encantado el argumento de lo enigmático de su historia porque los Incas, tan avanzados ellos, no tenían escritura como tal, y sobre todo por el hecho de haber permanecido la ciudad oculta al mundo por varios siglos pero ya que me vengas con que su mierda no olía…. Me parece ya pasarse un poco.

Hay que tener en cuenta que esta ciudad se hizo prácticamente a la vez que la Alhambra de Granada que es mil veces mas sofisticada por no hablar de civilizaciones como la romana, la egipcia o sobre todo la griega que son muy anteriores y le dan un repaso tecnológico y sobre todo cultural a esto.

Y lo de que su mierda no olía… a mi no me convence pero bueno, será que él se ha dedicado a olerles los pedos a los vegetarianos porque si no, no me cuadra tampoco.

En fin que si, que soy así y que en vez de dejarme arrastrar por aquella historia maravillosa que me estaban contando me revelé contra ella.

También nos soltó algunas perlas contra Hiram Bingham el estadounidense que en 1911 redescubrió la ciudad y la dio a conocer al mundo. Lo tratan de expoliador y lo acusan directamente de haberse llevado todo el oro que había en la ciudad. Cuando en realidad viven todos ellos gracias a su descubrimiento.

A mi no me cuadra demasiado la historia aunque es cierto que se llevaron a la universidad de Yale muchas piezas encontradas allí para estudiarlas y que muchas han sido devueltas hace unos años pero eran vasijas y utensilios cotidianos, nada de oro.

Y es que nos dicen que la ciudad fue abandonada de forma repentina. Algunos historiadores dicen que por las guerras internas entre incas pero nuestro guía prefiere la versión mas heroica de que fue por la entrada de los españoles y su interés por que nunca fuera descubierta.

¿Entonces los Incas se fueron de allí dejando todo ese supuesto oro atrás? A mi eso tampoco me cuadra.

Algunos templos de la ciudad nos cuenta que estaban sin terminar de construirse pero aun así nos dice que en sus hornacinas había figuras de oro.

¿En la obra? ¿No tenían hecho el tejado y aun así estaba lleno de oro? Y entonces debía existir un ejército de Incas con plumeros para cada tarde cuando se piraban los currelas pasarle el polvo a las figuritas ¿no?

En estos casos me pasa como cuando vas a ver una película y descubres un fallo en el argumento que ya por muy bien hecha que esté o por muy buena que esté la actriz protagonista no hay forma de que se te olvide el fallo en la trama que le quitan toda la magia.

Por suerte para mi, el Machu Picchu es mucho mas que todas esas fábulas y leyendas. Es desde luego un sitio de culto a los elementos, al sol, a la tierra, al agua y al aire de una civilización avanzada porque los respetaba, cuidaba y veneraba. Supieron elegir un sitio para su Ciudad Sagrada capaz de hacer que millones de personas hoy día lo visiten y por qué no decirlo porque supieron mantenerlo escondido por tantos siglos. Es un sitio que te trasmite cosas buenas aun siendo una ciudad muerta. Eso es lo importante para mi.

El Machu Picchu era uno de los puntos principales a visitar en mi viaje y a pesar de esas interpretaciones “baratas” de los guías actuales no ha defraudado en absoluto.

Precioso el entorno de Cuzco.

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Como hecho curioso, al llegar de vuelta al hostel de Cuzco veo que Nick, aquel estadounidense que me encontré en Ushuaia y que llevaba 3 años de vuelta al mundo justo acaba de colgar una foto en Machu Picchu y no nos hemos visto de milagro. Otra coincidencia de estas de los viajes es que por la mañana me he encontrado desayunando en el hostel a las dos simpáticas alemanas con las que hablé en Tupiza, al Sur de Bolivia y para seguir rizando el rizo mañana viene a Cuzco Sebastián, el motero Colombiano que conocí cerca de Mendoza. El mundo es un pañuelo y la gente buena tiene un imán especial para atraerse.

Al día siguiente teníamos pensada una rutilla con nuestro chofer y guía Ángel pero mi hermano me dice que han vuelto a mirar los billetes y tienen el vuelo a Lima justo para un día antes de lo pensado inicialmente. Estas cosas con mi hermano son “marca de la casa” y por lo menos esta vez se han dado cuenta a tiempo y no han perdido el avión.

Tengo suerte de que tampoco se olvidó de traerme dinero para poder continuar mi viaje porque me he quedado tieso con los contratiempos.

Por fin termina de subir el vídeo de Bolivia que he estado intentando colgar en Youtube durante los últimos cuatro días y por la tarde me pongo a ver si os ha gustado.

Podría ir de artista sobrado y decir que me da lo mismo lo que piense mi público pero no es el caso y de vez en cuando necesito esa dosis inyectada de autoestima al ver vuestros comentarios para tener fuerzas para seguir haciendo estas crónicas y editando estos vídeos que al final del viaje serán mi mejor recuerdo para volver a revivir este viaje dentro de unos años.

Así estaba yo enfrascado en mi ordenador cuando pasaron por el patio mis amigas alemanas que me invitaron a ir a tomar unas cervezas. No lo dudé un segundo, claro. Habían quedado con unos australianos así que nos fuimos todos a tomar algo al centro.

Como los australianos no hablaban casi nada de español la conversación tenía que ser forzosamente en inglés pero a uno de ellos no había forma de entenderlo y era su amigo el que con un inglés mas académico nos lo traducía.

Ya os conté en su momento que estas chicas llevaban siete meses de viaje por el continente lo cual no deja de sorprenderme y admirarme pero mi sorpresa mayor vino al descubrir que tenían solo 19 años. ¡Con dos cojones!

Me preguntaban sobre San Fermín y yo no pude hacer otra cosa que recomendárselo totalmente para este verano. Eso si, les dije que yo no iría con ellas porque yo me lo pasé muy bien en su momento por allí y no sería capaz ahora de igualar aquello así que para mi había terminado. El San Fermín salvaje no puede seguir a partir de los 25.

Les hacía mucha gracia que yo fuera de Santander porque me decían que su libro para aprender Español estaba basado en esta ciudad. Yo recuerdo que mis libros de inglés siempre era sobre Bristol.

Así que quedamos en que si querían venirse este verano a San Fermín y conocer Santander y Bilbao les ofrecía mi casa como base de operaciones.

Esa noche por fin probé la famosa cerveza Cusqueña, la mas famosa de Perú y que por haber estado algo fastidiado no había podido probar aun.

Por la mañana y sin resaca recibo por fin la noticia de que mi paquete ha sido liberado de la aduana de Lima y que es posible que lo tenga en mis manos al día siguiente. ¡Por fin! ¡Vuelvo a ser libre!

Por la tarde debe llegar Sebastián el colombiano a Cuzco así que supongo que cenaré con el, y las alemanas si se apuntan, y le haré un pequeño recorrido turístico.

¡Ains! Si al final me va a dar pena irme de aquí. Preciosa ciudad, mágico santuario el de Machu Picchu, reencuentro con mi hermano y gente maja por todos lados.

¡Ya os contaré mas cosas!
 
Pues nada Martín, seguimos enganchados a la espera de más peripecias.....suerte y saludos.
 
Cierto; a pesar de que se van cumpliendo hitos el interés no decae y aquí estamos igual de enganchados que al principio... :)
 
Enhorabuena por todo lo que nos vas contando y mostrando hasta ahora. Y te puedo asegurar que todo el esfuerzo que haces para servirnos en badeja tu viaje no cae en saco roto, pues cada vez que puedo echo un vistazo al foro a ver cómo te van las cosas y me pones los dientes largos. Además me están entrando unas ganas de hacer este recorrido, jeje.
Cuídate por allá y por acá seguimos pendientes de tus nuevas noticias que siempre son un gran entretenimiento.
Un cordial saludo!
 
Peor es que ver que la urbanización de calles y plazas de la zona centro de Cuzco está pagada con los fondos para el desarrollo de España en el año 2008 tal y como aparece en una diminuta placa escondida en una de las calles y que sigamos siendo los malos malísimos…. cuando él y casi toda la ciudad viven de enseñarles a los turistas las iglesias, plazas y catedrales que les hicimos…

Aunque admiro tu viaje, determinación y sigo con atención tus crónicas, no comparto en nada tu comentario.

Disfruta mucho tus días en Cusco, para mí una de las ciudades más lindas de Latinoamérica.

Con cuidado que todavía faltan kilómetros.

Pura vida
 
Me daba pena irme de Cuzco. Ya conocía a todo el personal del hostel, a los camareros del bar que me aportaron ideas musicales para mis vídeos, a un americano majo que estaba por allí haciendo pinturas chulas en las paredes, a un australiano un poco farlopero que había empezado a caerme bien, los porteros, las alemanas, unas argentinas marchosas. En fin, el submundo del hostel Milhouse de Cuzco que era bien curioso.

Me desperté tarde pero no tenía mucha prisa. Ducha, desayuno y ponerme a hacer las maletas otra vez. Después de una semana me volvía a vestir de motero y se me hacía raro. Fui a pagar las dos últimas noches que me faltaban y justo en ese momento entraba el mensajero de DHL con mi paquete. No estaba nada mal porque me habían dicho que llegaba en el avión de las 10:15 a Cuzco y me lo estaban entregando a las 11:10.

Dejé las maletas un rato en la consigna y me fui a sacar dinero a un cajero porque no tenía suficiente para pagar el aparcamiento de la moto ni para gasolina.

Cuando volví al hostel escribí a Sebastián el colombiano para indicarle donde estaría la próxima hora por si lo leía a tiempo y quería pasarse para despedirnos.

Con gran esfuerzo recorrí las dos manzanas que me separaban de mi moto cargado con mis maletas y el nuevo paquete venido de España y pasando mucho calor.

Cuando llegué al aparcamiento me encuentro una nota de papel en el soporte del GPS. Para mi sorpresa era una oferta para comprarme la moto. ¡Qué ilusos! Pensé yo.

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Mientras cargaba las maletas me viene la señora aparcacoches y yo pensaba que era para cobrarme pero no, me viene con una segunda nota y me dice que es del propietario del aparcamiento y que está muy interesado en comprarme la moto. Que por favor le llame que tiene mucho dinero. Le digo que la moto no está en venta y que no solo tengo que terminar mi viaje por aquí sino que tengo que llevarla de vuelta a España. Según termino de decirlo y pensando en la cantidad de pasta que me va a costar volverla a mandar a España empiezo a fantasear con la cantidad por la que si que la vendería. Vuelvo a mirar a La Capitana de Fiambalá y le digo que no, que no llamamos y que no está en venta de ninguna manera.

Como aquello está lleno de coches y no tengo espacio para trabajar decido salir de allí sin cambiar los flamantes tres discos nuevos que me ha mandado mi concesionario oficial KTM en Cantabria, Zona Paddock.

Según voy circulando por el centro de Cuzco decido que tampoco es plan esperar al día siguiente para cambiarlos porque ya he tenido la suerte de que he conseguido llegar allí y no voy a seguir tensando la cuerda. ¿Os imagináis si le da por partirse del todo al disco en marcha y se empieza a meter entre la pina de freno, el buje de la llanta y los radios? Pues yo no quería comprobarlo así que en un semáforo me acerco a una moto y le pregunto a su dueño por un buen taller de motos en la ciudad.

Resulta ser un policía que acaba de terminar su servicio y me dice que le sigua que me va a llevar a dos.

El poli va en una pequeña Suzuki de 250cc. Y se va colando entre los coches pero para seguirle con mi motaca y sobre todo con las maletas tengo que esforzarme y zigzaguear un poco entre los coches en marcha porque yo en parado no puedo pasar.

Cuando llegamos a una esquina me enseña un taller y le pregunto si es bueno. Me dice que hay uno mejor y se pone en marcha y yo por supuesto le sigo.

Llegamos a un portón metálico de garaje y entra para anunciar nuestra llegada. Sale con el mecánico que se me presenta y me dice que espere un poco para meter la moto. Le pregunto por el coste de la operación y me dice que 45 Soles. Le digo que es mucho y me lo baja a 30. Mientras espero fuera veo por la rendija que no pueden abrir la cadena y al final tiene que meter la rotaflex para cargársela y así poder meter mi moto por la puerta grande.

Se trata de un patio con unas tejavanas y un par de casetas en las que como todo buen taller tienen un montón de restos de moto esperando por si algún día se pueden utilizar para algo.

El mecánico es un chico joven y enseguida se ve que es bueno. Por allí hay otro mecánico aun mas joven metiendo mano a una moto china de baja cilindrada junto a su dueño que desde luego no parece peruano. Además hay un señor que está como de ayudante y otro tercero que realmente no se sabe que pinta por allí pero que tiene una guitarra española y desde que me hace unas primeras preguntas ya me doy cuenta de que no es el peruano medio.

El mecánico se llama Chobys y me cuenta que se acaba de instalar ahí y que ha llegado a Cuzco por circunstancias de la vida. Le digo que entonces solo puede ser por una mujer y se descojonan un poco todos porque he acertado. Me dice que ha trabajado en KTM en Mexico y que además de ser piloto de motocross ha sido mecánico de competición. Se nota.

Su peculiar amigo, el de la guitarra, sigue preguntándome cosas curiosas y se ve que es un tipo realmente culto, religioso y orgulloso de su pasado Español. Tiene una conversación mas que interesante y aunque en algunos momentos se pasa un poco en la veneración a “los altos valores y valentía demostrados históricamente por los españoles y que se han defendido heroicamente contra todas las invasiones sufridas y que esos valores aun se notan en nosotros”

Yo le digo que de valores en estos momentos vamos un tanto escasos así como de formación, cultura y otros aspectos como nuestra sumisión a las potencias económicas europeas. Como me insiste termino por ponerle un ejemplo irrefutable de lo que le digo y es que le cuento que desde hace unos años en España se celebra Halloween. Demostración clara y evidente de nuestra pérdida de identidad y sumisión a la invasión silenciosa del Gran Imperio.

Claro que quienes habéis leído mi crónica anterior pensareis que soy un tocacojones profesional porque me encabroné con aquel guía que menospreciaba en exceso a España y ahora que me encuentro con alguien que no valora enormemente también tengo que llevarle la contraria. Vale, puede ser, pero es que no me gustan esos excesos, ni a favor ni en contra. Las cosas en su justa medida.

Cuando terminamos de montar los discos y digo terminamos porque soy incapaz de ver cómo trabajan en mi moto y no enredar un poco y macharme las manos, les dejé que le dieran una buena lavada que falta le hacía y su correspondiente engrase. ¡Lista para seguir!

Aun así me quedé un rato charlando, haciéndonos fotos y Chobys me pidió que le firmara una de las nuevas paredes de su taller como primer visitante ilustre. Además les regalé unas pegatinas que hice esos días en una imprenta junto al hostel conmemorativas de mi viaje y les pedí que visitaran mi blog para seguir mis andanzas.

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Me daba pena irme de Cuzco. Ya conocía a todo el personal del hostel, a los camareros del bar que me aportaron ideas musicales para mis vídeos, a un americano majo que estaba por allí haciendo pinturas chulas en las paredes, a un australiano un poco farlopero que había empezado a caerme bien, los porteros, las alemanas, unas argentinas marchosas. En fin, el submundo del hostel Milhouse de Cuzco que era bien curioso.

Me desperté tarde pero no tenía mucha prisa. Ducha, desayuno y ponerme a hacer las maletas otra vez. Después de una semana me volvía a vestir de motero y se me hacía raro. Fui a pagar las dos últimas noches que me faltaban y justo en ese momento entraba el mensajero de DHL con mi paquete. No estaba nada mal porque me habían dicho que llegaba en el avión de las 10:15 a Cuzco y me lo estaban entregando a las 11:10.

Dejé las maletas un rato en la consigna y me fui a sacar dinero a un cajero porque no tenía suficiente para pagar el aparcamiento de la moto ni para gasolina.

Cuando volví al hostel escribí a Sebastián el colombiano para indicarle donde estaría la próxima hora por si lo leía a tiempo y quería pasarse para despedirnos.

Con gran esfuerzo recorrí las dos manzanas que me separaban de mi moto cargado con mis maletas y el nuevo paquete venido de España y pasando mucho calor.

Cuando llegué al aparcamiento me encuentro una nota de papel en el soporte del GPS. Para mi sorpresa era una oferta para comprarme la moto. ¡Qué ilusos! Pensé yo.

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Mientras cargaba las maletas me viene la señora aparcacoches y yo pensaba que era para cobrarme pero no, me viene con una segunda nota y me dice que es del propietario del aparcamiento y que está muy interesado en comprarme la moto. Que por favor le llame que tiene mucho dinero. Le digo que la moto no está en venta y que no solo tengo que terminar mi viaje por aquí sino que tengo que llevarla de vuelta a España. Según termino de decirlo y pensando en la cantidad de pasta que me va a costar volverla a mandar a España empiezo a fantasear con la cantidad por la que si que la vendería. Vuelvo a mirar a La Capitana de Fiambalá y le digo que no, que no llamamos y que no está en venta de ninguna manera.

Como aquello está lleno de coches y no tengo espacio para trabajar decido salir de allí sin cambiar los flamantes tres discos nuevos que me ha mandado mi concesionario oficial KTM en Cantabria, Zona Paddock.

Según voy circulando por el centro de Cuzco decido que tampoco es plan esperar al día siguiente para cambiarlos porque ya he tenido la suerte de que he conseguido llegar allí y no voy a seguir tensando la cuerda. ¿Os imagináis si le da por partirse del todo al disco en marcha y se empieza a meter entre la pina de freno, el buje de la llanta y los radios? Pues yo no quería comprobarlo así que en un semáforo me acerco a una moto y le pregunto a su dueño por un buen taller de motos en la ciudad.

Resulta ser un policía que acaba de terminar su servicio y me dice que le sigua que me va a llevar a dos.

El poli va en una pequeña Suzuki de 250cc. Y se va colando entre los coches pero para seguirle con mi motaca y sobre todo con las maletas tengo que esforzarme y zigzaguear un poco entre los coches en marcha porque yo en parado no puedo pasar.

Cuando llegamos a una esquina me enseña un taller y le pregunto si es bueno. Me dice que hay uno mejor y se pone en marcha y yo por supuesto le sigo.

Llegamos a un portón metálico de garaje y entra para anunciar nuestra llegada. Sale con el mecánico que se me presenta y me dice que espere un poco para meter la moto. Le pregunto por el coste de la operación y me dice que 45 Soles. Le digo que es mucho y me lo baja a 30. Mientras espero fuera veo por la rendija que no pueden abrir la cadena y al final tiene que meter la rotaflex para cargársela y así poder meter mi moto por la puerta grande.

Se trata de un patio con unas tejavanas y un par de casetas en las que como todo buen taller tienen un montón de restos de moto esperando por si algún día se pueden utilizar para algo.

El mecánico es un chico joven y enseguida se ve que es bueno. Por allí hay otro mecánico aun mas joven metiendo mano a una moto china de baja cilindrada junto a su dueño que desde luego no parece peruano. Además hay un señor que está como de ayudante y otro tercero que realmente no se sabe que pinta por allí pero que tiene una guitarra española y desde que me hace unas primeras preguntas ya me doy cuenta de que no es el peruano medio.

El mecánico se llama Chobys y me cuenta que se acaba de instalar ahí y que ha llegado a Cuzco por circunstancias de la vida. Le digo que entonces solo puede ser por una mujer y se descojonan un poco todos porque he acertado. Me dice que ha trabajado en KTM en Mexico y que además de ser piloto de motocross ha sido mecánico de competición. Se nota.

Su peculiar amigo, el de la guitarra, sigue preguntándome cosas curiosas y se ve que es un tipo realmente culto, religioso y orgulloso de su pasado Español. Tiene una conversación mas que interesante y aunque en algunos momentos se pasa un poco en la veneración a “los altos valores y valentía demostrados históricamente por los españoles y que se han defendido heroicamente contra todas las invasiones sufridas y que esos valores aun se notan en nosotros”

Yo le digo que de valores en estos momentos vamos un tanto escasos así como de formación, cultura y otros aspectos como nuestra sumisión a las potencias económicas europeas. Como me insiste termino por ponerle un ejemplo irrefutable de lo que le digo y es que le cuento que desde hace unos años en España se celebra Halloween. Demostración clara y evidente de nuestra pérdida de identidad y sumisión a la invasión silenciosa del Gran Imperio.

Claro que quienes habéis leído mi crónica anterior pensareis que soy un tocacojones profesional porque me encabroné con aquel guía que menospreciaba en exceso a España y ahora que me encuentro con alguien que no valora enormemente también tengo que llevarle la contraria. Vale, puede ser, pero es que no me gustan esos excesos, ni a favor ni en contra. Las cosas en su justa medida.

Cuando terminamos de montar los discos y digo terminamos porque soy incapaz de ver cómo trabajan en mi moto y no enredar un poco y macharme las manos, les dejé que le dieran una buena lavada que falta le hacía y su correspondiente engrase. ¡Lista para seguir!

Aun así me quedé un rato charlando, haciéndonos fotos y Chobys me pidió que le firmara una de las nuevas paredes de su taller como primer visitante ilustre. Además les regalé unas pegatinas que hice esos días en una imprenta junto al hostel conmemorativas de mi viaje y les pedí que visitaran mi blog para seguir mis andanzas.

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Me puse otra vez en marcha y al salir de Cuzco pasé por un pueblo lleno de restaurantes al pié de la carretera y ahí me di cuenta del hambre que tenía. Con la tontería eran las tres de la tarde.

Saliendo de Cuzco te encuentras con este enorme cóndor de mas de ocho metros en lo alto de un poste.

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Me pusieron un menú que empezaba como siempre con una sopa buenísima, ensalada, arroz y pollo. Como cortesía de la casa me pusieron para beber una cosa muy rara, con pinta de medicamento efervescente con espuma blanca por arriba que la verdad no apetecía mucho pero lo probé y estaba buenísimo. Era un licor mezclado con no se qué que llaman Inca Sour y que me aseguraba que no tenía mucho alcohol. Cierto o no, no era mas que un chupito grande y como estaba buenísimo me lo tomé entero.

Reemprendí la marcha consciente de que si quería llegar al Cañón del Colca el último tramo sería con la noche bien entrada. Daba igual.

Disfruté mucho de esa carretera por estar reencontrándome con la moto después de tantos días de parón. Por fin podía frenar sin miedo y el asfalto era bueno aunque siguiendo con la tónica de Perú está todo lleno de pueblos que te impiden hacer buenas medias de velocidad. Daba igual porque lo estaba disfrutando.

En un momento se terminó la carretera y empezó una pista que al principio era buena pero que fue empeorando poco a poco llenándose de baches inundados de agua y de un barro muy resbaladizo. ¡Con eso si que no contaba yo! Había dado por hecho que era todo asfalto y esto aun complicaba mas mi objetivo de llegar a una hora prudente a mi destino.

El horizonte se empezó a complicar y se veía que nos estábamos acercando a una tormenta bien gorda aunque mantenía la esperanza de que por algún extraño giro de la carretera la cosa mejorase. No fue así aunque por lo menos volvió el asfalto.

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Paré a ponerme el chubasquero sobre un lago a 4.200m justo cuando empezaban las primeras gotas. La cosa se ponía tan complicada que a pesar de ser las cinco y media de la tarde se hacía de noche por momentos.

Pasé por un pueblecito llamado El Descanso y dudé si buscar alojamiento o intentar llegar a mi destino marcado (y así no perder mas días). Como estaba a mucha altura no me apetecía nada quedarme allí porque seguro que me costaba dormir bien por la falta de oxígeno así que decidí seguir.

A los 10km. del pueblo ya estaba arrepentido porque estaba en un enorme páramo sin nada a los lados y metiéndome directo en la boca del lobo. Empecé a pensar que igual mi suerte terminaba y con ella el asfalto y con esa pedazo tormenta, noche cerrada, la niebla, el barro y justo empezando a granizar… allí solo… en mitad de la nada… a 220km del siguiente pueblo…

¡Zas! Un enorme rayo cae a menos de un kilómetro de mi iluminando todo de una forma tétrica y estremecedora. Al momento me llega su rugido y termina por hacerme chiquitito del todo y sin pensarlo ni un segundo mas me doy la vuelta.

Pienso para mi que total estoy solo y nadie se va a enterar del miedo que me había entrado y forzado a dar la vuelta. El orgullo guerrero de McMartin seguiría intacto. Jajajajaja.

De camino al pueblo los rayos se van reflejando en mis retrovisores haciendo que me entren mil escalofríos y que instintivamente intente meter mi cabeza entre mis hombros. Me alcanza el granizo otra vez pero no puedo correr para huir de la tormenta porque no veo nada. ¡Joder! Esto no es como una tormentita que te pilla en la autopista Santander-Bilbao, esto es como el fin del mundo en el límite de lo inhóspito.

Llego al pueblo y pregunto por alojamiento. Me mandan al único hostal que es de esos que digamos que no atraen demasiado. Entro por un pasillo oscuro que da a un patio y no veo a nadie. En ese momento pienso que por malo que sea, como esté lleno la he liado parda. Pego unas voces y aparece una señora mayor y con voy chillona con la que la comunicación es complicada. Ni ella me entiende muy bien ni yo a ella.

Me dice con cierta duda que son 15 soles la noche. Tengo claro que se lo podría dejar en 10 pero ella tiene mas claro aun que estoy vendido. Aun así son menos de 4€ así que no voy a jugármela con el regateo. Le digo que necesito guardar la moto y ahí es cuando nos volvemos locos para entendernos. Me dice que la meta al patio y yo le digo que por ese pasillo no pasa y que tampoco puede subir esos seis escalones. Me mira raro y al final tras preguntar tres veces si no hay otro sitio me dice que entonces la meta en la cochera de atrás.

Paso el típico control de registro de los hoteles en Sudamérica en los que a mi juicio te preguntan demasiadas cosas. La sobrina de la señora, que es la que sabe escribir, me va preguntando nombre…, nacionalidad…., edad, 34, estado civil, soltero. La chica me mira raro, alguien con 34 años por aquí que esté soltero no puede ser otra cosa que un desgraciado. Jajajajajaj Ya cuando me pregunta la profesión y le digo que Arquitecto (omito lo de Técnico por no complicarlo) se me queda mirando como incrédula. ¿de dónde habrá salido este elemento? Mojado, lleno de barro y soltero. No debo ser trigo limpio jajajajaja.

Lo mejor es cuando en los hoteles en lugar de preguntarme todos esos datos me piden que los escriba. En estado civil suelo poner “vivo” o “feliz” y en profesión o “torero” o “astronauta” según me pille el día. Ya hacía esto en Marruecos hace años y es que nunca me ha gustado esa intromisión en mi intimidad.

Me indican que suba por unas escaleras de hormigón sin terminar que ya anuncian lo que me voy a encontrar. Un pasillo de ladrillo sin rematar que da acceso a unas veinte habitaciones y con un único baño al fondo que por lo menos se permite el lujo de tener alicatadas la mitad de sus paredes con unos azulejos perfectos para disimular la abundante mierda.

Por 4€ tampoco esperaba nada mejor y lo que tengo claro es que esa noche duermo vestido y sin posar mi cabeza en la funda de ganchillo de la almohada. Por lo menos no hace mas frío que en el hostel de Cuzco aunque tampoco menos. 11ºC dentro.

Como es obvio no hay internet así que me permito el dispendio de llamar a mi hermana pequeña, profundamente racinguista, a 3€/min. para enterarme de lo que ha pasado en el partido de cuartos de Copa que los jugadores habían decidido no jugar por culpa de los indignos dirigentes atrincherados en el Club.

Me cuenta los detalles, la mejor entrada del año a pesar de que todos sabíamos que no se jugaba, la afición en bloque apoyando, la Real Sociedad abrazando a nuestros jugadores en mitad del campo, el cobarde presidente ausente, el árbitro suspendiendo el partido y los jugadores dando la vuelta de honor al campo.

Se retiran a vestuarios pero de allí no se mueve nadie. Vuelven a salir a saludar y la afición se mantiene orgullosa y esperanzada pensando en el final de este calvario. Otro vergonzoso comunicado del presidente que no nos preside y los jugadores hacen un entrenamiento completo sobre el campo animados sin parar desde la grada.

Ese día, en aquel antro de hostal, me voy a dormir esperanzado y orgulloso de ser Racinguista. ¡Claro que si!
 
Por la mañana la cosa cambia. Me levanto a las seis porque quiero ir a ver el Mirador del Cóndor pronto que es cuando mas posibilidades hay de verlos volar de cerca.

Me duele la cabeza y debe ser por la altura pero también tengo un malestar general que me afecta sobre todo al estómago. Cada vez me encuentro peor y no me queda mas remedio que pasar por el asqueroso baño a hacer cosas no menos asquerosas.

Sin duda esto es lo pero que te puede pasar en un viaje y es que algo que había comido el día anterior me había sentado mal.

Tenía varias opciones, en los viajes siempre tienes que estar tomando decisiones y lo bueno de ir solo es que no dependes de nadie para tomarlas.

La opción lógica sería quedarme allí en ese antro inmundo a esperar a que se me pasara la intoxicación. Esa opción no me atraía nada.

La otra era arriesgada porque suponía seguir viaje para intentar llegar a un sitio mejor y sobre todo a menos altura. Con el estómago así de mal no podía tomarme nada para el dolor de cabeza y tal y como me encontraba sabía que no sería fácil pero estaba claro que esa era mi decisión y había que ser fuerte.

No podía casi moverme por la debilidad y el malestar así que tardé un buen rato en hacer las maletas. Mientras tanto me tocó hacer varios viajes para inclinarme sobre la baza. ¡Buf! Cada vez peor y no podía ni beber agua porque producía un efecto geiser en mi estómago en menos de un minuto.

Poco a poco fui recogiendo todo y con gran esfuerzo conseguí llegar a la moto y cargarlo todo. Vino la señora a abrirme la puerta pero antes de salir le dije que debía pasar por el baño una vez mas.

Salí del pueblo con un tembleque en el cuerpo enorme y muerto de frío. Hacían 0ºC y en ese estado no hay traje, botas, guantes ni casco que te calienten.

No habían pasado ni siete kilómetros y ya estaba parado en el arcén vomitando, temblando y sin fuerzas. Aun así no me planteaba volver. Sabía que cuando evacuara todo, la cosa mejoraría.

A los quince kilómetros otra vez y una tercera a los veinticuatro. Sabía que uno de los principales problemas estando tan alto era la deshidratación y estando así estaba condenado a sufrirla.

Para rematar la situación cada vez estaba mas alto y además se terminaba el asfalto y con la tormenta del día anterior la pista de tierra tenía tramos realmente complicados.

Me faltaban los reflejos por la debilidad y claro, en una pista rota me sentía impotente al ver como mis reacciones eran en cámara lenta.

Decidí no volver a intentar beber agua porque así por lo menos mi estómago se calmaba durante mas tiempo y mi esperanza era conseguir llegar a sitios mas bajos donde la deshidratación fuera menos grave.

Al llegar a un cruce la cosa se complica un poco mas. La pista que debo seguir para ir a ver el vuelo del cóndor está cortada por obras y la vuelven a abrir a las dos de la tarde. Son las once de la mañana y no me puedo permitir estar ahí a la intemperie esperando tanto tiempo.

La otra opción es seguir en dirección a Arequipa pero para eso hay que hacer 200km. mas de lo esperado y creo que voy demasiado justo de gasolina. En cualquier caso yo solo quiero avanzar y bajar un poco. Llevo todo el día entre 4.500 y 5,000 metros de altura y aunque ya no me afecta como tres semanas atrás, estando tan enfermo es una auténtica locura. Lo peor de esta opción es que si me encontrase peor debería parar y montar la tienda de campaña en mitad de la nada para esperar a recupérame.

Sigo adelante con clama y economizando cada esfuerzo para mantener mis fuerzas disponibles solo para lo imprescindible. Voy inmóvil sobre la moto y en un momento en que la pista mejora pienso en que voy muy rápido. Miro el marcador y solo voy a 75km/h. pero con mi velocidad de reacción me parece rapidísimo.

En todo este proceso intento mantener la cabeza fría y pensando en positivo pero durante muchos tramos me cuesta demasiado. Cada rato me descubro a mi mismo pensando en qué pasaría si pinchara una rueda en ese estado o si me quedo sin gasolina. Cuando me doy cuenta de que mis pensamientos se están negativizando hago esfuerzos por pensar en otra cosa.

Pienso en llegar a Arquipa y encontrar rápido un bueno hotel y meterme en la cama por el resto del día.

Por suerte los paisajes, cuando consigo verlos, me ayudan con los pensamientos positivos. Me entenderéis si no os enseño ni una sola foto de ese tramo de alta montaña pero es que parar, sacar la cámara, quitar la funda, hacer la foto y volver a guardarlo todo eran en ese momento demasiadas energías gastadas. Os tendréis que conformar con lo que salga en el vídeo.

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Paro en un pueblo de los de cinco casas porque por fin he bajado a 4.400m. y necesito descansar un poco. Me arriesgo a beber un trago de agua y parece que ya no queda nada dentro porque no produce ninguna reacción adversa.

Se me acerca un niño curioso que estaba cuidando a sus Alpacas y me dice que lo que me queda de pista está en muy mal estado y que se tardan siete horas en llegar.

Esas palabras me matan porque en realidad me quedan poco mas de 200km. y yo contaba con tres horas como máximo. De todas formas no es la primera vez que me dan una indicación catastrofista que luego no se cumple. Decido seguir sin pensar nada mas.

Por suerte todo empieza a volverse favorable. ¡Ya era hora! Sale tímidamente el sol y nos deja en el entorno de los 10ºC. La pista está en obras y ya han arreglado una gran parte y sobre todo ¡empieza a bajar y aparece el asfalto!

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Por fin veo la luz al final del túnel y aunque he llegado al límite de mis fuerzas, la cercanía con mi objetivo me mantiene optimista.

Hago una última parada para descansar y compruebo que me cuesta incluso andar por el suelo irregular donde he parado. Soy un auténtico zombi disfrazado de motero pero ahí ya tengo claro que llego a Arequipa sin problemas.

Como he ido tan despacio la moto no ha consumido casi nada así que me salta la reserva justo cuando entro en la ciudad. He bajado un montón y se nota sobre todo porque empieza a hacer calor.

La ciudad es enorme, mucho mas de lo que me esperaba y me sorprende también por su modernidad. El GPS me lleva directo a la plaza del centro y es allí donde tengo esperanzas de encontrar un hotel.

Por desgracia no encuentro nada bueno y sobre todo que tenga sitio para dejar la moto. Yo seguía vestido de alta montaña pero el termómetro marcaba 25ºC así que decido pararme en la plaza subiendo la moto en la acera y tomármelo con calma porque ya estoy realmente cerca de superar el peor día del viaje y no merece la pena encabronarse justo al final.

Me quito la ropa, me fumo un cigarro y empiezo a preguntar a quienes pasan a mi lado. Me ecominedan un hotel de ochenta dólares que es algo que hubiera firmado sin pensarlo solo dos horas antes pero como ya me encuentro mejor prefiero buscar opciones mas acordes a mi presupuesto. Ya no es una emergencia.

Al final me dicen otro de veinte dólares pero que no tiene aparcamiento aunque me indican donde hay uno a tan solo “media cuadra”.

Dejo la moto aparcada y me voy andando con la mitad de mi equipaje al hotel. Por desgracia la recepción está en una primera planta y hay que subir por las escaleras. Aunque me encuentro bien cada escalón me recuerda que he agotado todas mis fuerzas por el camino así que solo pienso en meterme en la cama.

Al final viajar en moto tiene estas cosas. Algunas veces se sufre mucho pero el resto del tiempo siempre compensa. Ese era otro de los pensamientos que me mantenían en marcha pese al sufrimiento. Vendrían otra vez momentos mejores.

He recibido muchos mensajes durante este viaje diciendo el valor que tenía por afrontarlo yo solo. Yo siempre he contestado que no era para tanto, que esto lo puede hacer cualquiera que realmente tenga ganas. Este ha sido el primer día en el que de verdad ha habido que echarle huevos y estoy orgulloso por haberlo superado.

He avanzado 400km. mas de lo que hubiera hecho quedándome en aquel antro amargado, ya me noto recuperado y además al llegar al hotel me han abrasado a buenas noticias sobre mi Racing que por fin ya es libre. Arruinado y en 2ªB pero libre y digno.

En el fondo, hoy ha sido otro buen día de viaje.
 
Aunque admiro tu viaje, determinación y sigo con atención tus crónicas, no comparto en nada tu comentario.

Disfruta mucho tus días en Cusco, para mí una de las ciudades más lindas de Latinoamérica.

Con cuidado que todavía faltan kilómetros.

Pura vida

Agradezco tu elegancia en el comentario. Sinceramente cuando lo escribí pensaba que recibiría bastantes insultos por mis comentarios. Debe ser que mis crónicas no las lee casi nadie o que prefieren abstenerse de llamarme gilipollas jajajaja.

Cuzco es una ciudad preciosa, no lo pongo en duda y he disfrutado un montón esta semana allí. Mis comentarios, acertados o seguramente no, están basados en los comentarios tan negativos que recibí por parte de algunos guías y como tal lo cuento. Si lees mi siguiente crónica, la que acabo de publicar, verás que no me gustan los excesos ni por un lado ni por el otro. De todas formas yo solo cuento mis impresiones y tampoco pretendo adoctrinar a nadie.

¡Un saludo!
 
Un día duro en esta última entrega que, por lo que nos cuentas, mejora al final por suerte. Seguramente será lo que menos recuerdes de este viaje una vez que las dificultades se relajen y las cosas vuelvan a su cauce; un viaje que, como suele ocurrir en cuanto sales de Europa, tiene su componente aventurera garantizada...

¡Seguiremos sintonizados!
 
Enhorabuena BMWMartín!

Me trae recuerdos, más cercanos en la geografía, de mi 950 Adventure...buena amiga esta capitana eh?.

Seguiré tus interesantes crónicas.

Saludos.
 
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