alteburgman1
Acelerando
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Aprovechando las reflexiones, proyectos y propósitos de estas Fechas, permitirme que exponga una reflexión personal sobre lo que para mí significa montar en moto.
UN VIAJE ÉPICO
La Épica ha tenido a lo largo de la Historia de la humanidad la misión de narrar los hechos y las gestas de trascendencia para los Pueblos y los individuos..
En el contexto personal, particular e individualista, es justamente donde podremos encuadrar el sentimiento de estar realizando “algo épico” a la hora de afrontar un viaje en moto.
La moto te permite interactuar con el medio, te obliga a exponerte a las inclemencias del tiempo, a las dificultades de la ruta y a superarlas.
Soportar un aguacero a 100 por hora en una autovía rodeado de coches y camiones arrojando agua, pese a la gran mejora de la equiparación actual ,es algo que te exige activar los sentidos al 100/100 y no te permite tener fallos ni dudas a la hora de maniobrar.
Sortear el tráfico urbano con peatones saliendo de entre los coches aparcados, coches con puertas que se abren sin mirar, rayas de pintura que deslizan como si estuvieras en una pista de patinaje, ser siempre la parte más débil en caso de accidente, todo ello te obliga a estar alerta de continuo.
Los sentidos tienen que funcionar perfectamente sincronizados cuando circulas en tu moto, y se requiere una gran dosis de anticipación para afrontar los posibles imprevistos.
El ruido, el viento, el sol, el aire, el calor, el agua, la humedad…
Todo se vuelve intenso, enorme y adquiriendo matices épicos cuando viajas en moto.
Yo tengo la gran suerte de viajar siempre con mi compañera, ella comparte conmigo todos los avatares del viaje.
Ella nunca te deja tirado.
Ella te avisa si te distraes ó te despistas y es partícipe de todo lo que estoy describiendo.
Su mérito es todavía mayor porque pone su vida en tus manos y confía ciegamente en tí.
Viajando con tu pareja sin la compañía de otras motos, el sentimiento de vulnerabilidad se hace mayor si cabe, pero al mismo tiempo te hace ser más capaz de enfrentarte a tus propias limitaciones, y te pone a prueba.
Después de todo lo descrito, el “no iniciado” en el mundo de la moto se preguntará
¿Qué diablos encontramos l@s moter@s para que nos compense montar en moto?.
La respuesta es sencilla..
Encontramos como recompensa la sensación inigualable de libertad, de disfrutar del paisaje, de interactuar con el entorno, de sentirte dueño de tu propio destino, algo que la rutina de la vida cotidiana te roba poco a poco.
El viaje en moto no se afronta como un simple desplazamiento de un punto a otro, sino como algo que tiene sentido en sí mismo, con entidad propia, y el destino deja de ser lo más importante.
Nos compensa el hecho de sentirnos tremendamente orgullosos de nosotros mismos cuando hemos sido capaces de ponernos a prueba y lo hemos superado con éxito.
Nos hace sentir vivos y más jóvenes de lo que en realidad somos…
Todo eso engancha y ocurre en otras actividades de ocio del ser humano, deportes donde te pones a prueba y luchas contra ti mismo y contra los elementos.
El orgullo que sientes cuando te bajas de la moto tras un largo viaje ,y empiezas a recordar los sitios donde has estado, las cosas que has visto y las experiencias vividas a largo de la ruta, es algo que te compensa con creces todos los inconvenientes y vicisitudes del viaje.
La vida es algo similar, o al menos yo lo así lo concibo..
En la vida, vamos de un punto a otro ,atravesamos edades, épocas, momentos y lo realmente importante no es el destino final, que todos sabemos de antemano cuál es, sino las experiencias que hemos vivido hasta llegar a nuestra meta.
Al vivir nos probamos a nosotros mismos, nos superamos y nos sentimos orgullosos de haber salido victoriosos, de haber ganado la partida al destino y a las circunstancias adversas...
UN VIAJE ÉPICO
La Épica ha tenido a lo largo de la Historia de la humanidad la misión de narrar los hechos y las gestas de trascendencia para los Pueblos y los individuos..
En el contexto personal, particular e individualista, es justamente donde podremos encuadrar el sentimiento de estar realizando “algo épico” a la hora de afrontar un viaje en moto.
La moto te permite interactuar con el medio, te obliga a exponerte a las inclemencias del tiempo, a las dificultades de la ruta y a superarlas.
Soportar un aguacero a 100 por hora en una autovía rodeado de coches y camiones arrojando agua, pese a la gran mejora de la equiparación actual ,es algo que te exige activar los sentidos al 100/100 y no te permite tener fallos ni dudas a la hora de maniobrar.
Sortear el tráfico urbano con peatones saliendo de entre los coches aparcados, coches con puertas que se abren sin mirar, rayas de pintura que deslizan como si estuvieras en una pista de patinaje, ser siempre la parte más débil en caso de accidente, todo ello te obliga a estar alerta de continuo.
Los sentidos tienen que funcionar perfectamente sincronizados cuando circulas en tu moto, y se requiere una gran dosis de anticipación para afrontar los posibles imprevistos.
El ruido, el viento, el sol, el aire, el calor, el agua, la humedad…
Todo se vuelve intenso, enorme y adquiriendo matices épicos cuando viajas en moto.
Yo tengo la gran suerte de viajar siempre con mi compañera, ella comparte conmigo todos los avatares del viaje.
Ella nunca te deja tirado.
Ella te avisa si te distraes ó te despistas y es partícipe de todo lo que estoy describiendo.
Su mérito es todavía mayor porque pone su vida en tus manos y confía ciegamente en tí.
Viajando con tu pareja sin la compañía de otras motos, el sentimiento de vulnerabilidad se hace mayor si cabe, pero al mismo tiempo te hace ser más capaz de enfrentarte a tus propias limitaciones, y te pone a prueba.
Después de todo lo descrito, el “no iniciado” en el mundo de la moto se preguntará
¿Qué diablos encontramos l@s moter@s para que nos compense montar en moto?.
La respuesta es sencilla..
Encontramos como recompensa la sensación inigualable de libertad, de disfrutar del paisaje, de interactuar con el entorno, de sentirte dueño de tu propio destino, algo que la rutina de la vida cotidiana te roba poco a poco.
El viaje en moto no se afronta como un simple desplazamiento de un punto a otro, sino como algo que tiene sentido en sí mismo, con entidad propia, y el destino deja de ser lo más importante.
Nos compensa el hecho de sentirnos tremendamente orgullosos de nosotros mismos cuando hemos sido capaces de ponernos a prueba y lo hemos superado con éxito.
Nos hace sentir vivos y más jóvenes de lo que en realidad somos…
Todo eso engancha y ocurre en otras actividades de ocio del ser humano, deportes donde te pones a prueba y luchas contra ti mismo y contra los elementos.
El orgullo que sientes cuando te bajas de la moto tras un largo viaje ,y empiezas a recordar los sitios donde has estado, las cosas que has visto y las experiencias vividas a largo de la ruta, es algo que te compensa con creces todos los inconvenientes y vicisitudes del viaje.
La vida es algo similar, o al menos yo lo así lo concibo..
En la vida, vamos de un punto a otro ,atravesamos edades, épocas, momentos y lo realmente importante no es el destino final, que todos sabemos de antemano cuál es, sino las experiencias que hemos vivido hasta llegar a nuestra meta.
Al vivir nos probamos a nosotros mismos, nos superamos y nos sentimos orgullosos de haber salido victoriosos, de haber ganado la partida al destino y a las circunstancias adversas...
