Para mí, la cadena es la esencia y la historia del motociclismo. Es la forma primigenia en la que los biciclos se han impulsado desde los principios de su Historia.
La cadena es simple, ligera y elástica, y esto permite absorber todas las irregularidades del funcionamiento del motor, y al contrario, permite que las ruedas libres no maltraten al propulsor cuando lo arrastran por la inercia de la moto. La cadena es motociclismo puro porque determina el comportamiento suave y armonioso que tiene una moto en la carretera, lo que el piloto necesita para pilotar con precisión.
El cardan es rigidez, flexibilidad cero, tortura para el motor y para el piloto. En un automóvil, con un piloto sentado en una cómoda butaca y un vehículo firmemente apoyado en cuatro ruedas, la rigidez de la transmisión es lo de menos e incluso aconsejable para que el conductor perciba alguna sensación del exterior. Una cadena no tiene sentido
porque un coche no es una moto.
La perversión de introducir una transmisión de coche en las motocicletas, tuvo un origen exclusivamente militar, y no tiene nada que ver con el arte del motociclismo y con el placer de conducir una motocicleta. Esta degeneración ha llegado hasta nuestros días promovida por aquellos pilotos que ven la moto como una prolongación del coche: radio, control de crucero, calefacción, cambio automático, televisión TFT, teléfono manos libres y... cardan.
Deprimente.
Algún día descubriréis vuestro error y volveréis al redil. Pero el daño ya está hecho.