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Creo que el artículo incide en algo que algunos ya hace tiempo algunos sospechamos.
Necesitamos tenerla más larga, más grande, más cara y más exclusiva para compensar el desafecto que la narcisista, egocéntrica y consumista imagen del espejo nos devuelve a diario.
Una vez casi eliminado, en nuestra postmoderna sociedad el sentido trascendente de la vida, sentimos la autoestima aumentada con lo material.
El objeto de representación, caro y deseable, eleva nuestro maltrecho ego y alivia nuestra creciente impotencia y frustracion.
Creo que con los coches es parecido.
Cada vez más grandes, altos y pesados.
"Magníficas máquinas", sobre las cuales tenemos cada vez menos usabilidad y control, proporcionan más sensación de poder y nos cuestan cada vez más dinero. ¡A mí me mola!
Nos ponemos pegatinas de esas que nos venden los de la DGTas, que nos hacen sentir respetuosos, sostenibles y mantienen nuestras verdeazuladas conciencias más equilibradas, resilientes y comprometidas con el medio ambiente.
Yo me estoy mirando un carro de combate de esos que preparamos para imponer paz en Ucrania.
El solo hecho de pensar en ello, me sube la líbido.
Y ya de paso...
Me miraré un pedazo de viaje a Ohío, Wichita o Wisconsin para hacerme un implante rabicular, para imponer también respeto con la que entonces será una imponente y bien dotada figura.
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