Sin duda alguna, lo que ha conseguido Laia no tiene nombre. Ha sido capaz de terminar todas las ediciones del Dakar en las que ha participado, independientemente de la moto que llevara, demostrando que hace las carreras con mucha cabeza, a pesar de las dos caídas duras que tuvo en la edición de este año. Cada año se podría decir que se ha superado, mejorando sus resultados siempre que le iba todo de cara (en 2013 Miguel Puertas la remolcó literalmente toda una etapa por avería en el vaporizador de aceite), y consiguiendo su mejor resultado en 2015 con la Honda oficial con una novena posición histórica.
Esperemos que las próximas ediciones le sirvan para mejorar el inmejorable palmarés que ostenta en dos ruedas (y también sobre cuatro), y que pueda luego pasarse a las cuatro ruedas a seguir haciendo historia, que quién sabe, podría ser la segunda mujer en ganar un Dakar con coches, tras Jutta Kleinschmitd, pues talento no le falta.