Pingu
Curveando
Me despierto por la mañana con un resacón del 14. Sólo pensar en abrir los ojos ya duele y a pesar de levantar las cejas, los ojos se resisten a abrirse. Finalmente lo consigo. Cuando dejo de ver borroso veo una extraña lámpara en el techo y me temo que no sé dónde estoy. Me toco y estoy desnudo en una casa desconocida. La boca seca y la barriga como si me revoloteara algo dentro. Las sábanas están húmedas. Me giro esperando averiguar dónde estoy y veo un enorme cuerpo que ocupa como 3 veces el mío. Me levanto sigilosamente para no despertar al monstruo y voy de puntillas rodeando la cama en busca de mi ropa cuando le veo la cara. Peor que mis peores expectativas. Un auténtico cardo. También está desnuda. Diosss, no recuerdo nada!!! Me miro y todavía llevo puesto un condón de un color rosáceo del que me sube un extraño olor a chicle. Hay una botella de champán en el suelo. Vuelvo a mirar al monstruo y ni me lo puedo creer. A saber cuánto bebí ayer para tirar el listón al suelo y pisotearlo de tal forma. Por fin encuentro mis pantalones asomando por detrás de la cortina. Supongo que intenté suicidarme ante el panorama que se me avecinaba, pero el condón me hace dudar de que hubiera tenido la suficiente lucidez. Me lo quito y lo suelto con asco como si fuera ajeno. Me meto en el baño para vestirme sin hacer ruido. Encima del lavabo hay una caja de tampax. Lo que faltaba. Fugazmente me miro en el espejo. Hago realmente mala cara. Me miro más de cerca. El dolor de cabeza me mata y tengo chupetones por medio cuerpo. Esa tía es una chupóptera, leches!. De repente veo que me sale un hilo blanco de la boca. Me da miedo estirar de el. Que sea una bolsita de té, por favor, que sea una bolsita de té...