Seguíamos entrando:
Hablaba de pedazo de aperitivos:
No, no me refiero a este, aunque no estaba mal.
Tampoco me refiero a este que estaba insuperable:
No, me refiero a este:
Mucho palillo para tan poco aperitivo.
Jajajajajajajajajajajajajajajajajjaja.
Con estos aperitivos no es de extrañar que estuviéramos tan contentos y satisfechos:
Y es que el nombre hace honor al tamaño de las tapas:
Y nos piramos.
Enseguida estábamos en la N-502 y nos dirigimos hacia la derecha en dirección al Puerto del Pico, pero después de subir los magníficos curvones del Puerto de Menga nos desviamos hacia la izquierda por la AV-905, en cuyo cruce se encuentra la cuna de las patatas revolconas, es decir, la Venta del Obispo, pero como me temía, pasamos zumbando hacia Navalosa.
Adiós a uno de los ingredientes de las Tempraneras, pero con todo lo que llevábamos en el cuerpo no nos dio mucha pena.
Jajajajajajajajajajjaa.
Bueno, el itinerario estaba muy claro, AV-905 hasta Navalmoral y subida al magnífico puerto de igual n..., pues no, al menos de momento.
El de la Granja de San Ildefonso estaba de los más creativo, por lo que tomó la AV-P-419 hacia Navarrevisca.
Bueno, pensé, quiere dar más suspense a la subida al magnífico puerto, pero los dos primeros kilómetros de esta carretera revirada, irregular, y estrecha, estaban hasta arriba de grava, por lo que me acordé de sus muelas.
Igual fueron sólo 500 metros, pero, ay amigos, se me hicieron eternos.
Después, disfruté como un gorrino en montanera.
Cuando llegamos a Navarrevisca giramos a la izquierda por la AV-913, estaba claro, hacia Burgohondo y después Navalmoral de la Sierra y su...
Pues no, giramos a la derecha por una carreterita infame, la AV-P-420, más estrecha aún, irregular, pero sin grava, así que seguí disfrutando de la misma manera, o más.
Qué jodío, pensé, la de vueltas que está dando para terminar subiendo a uno de los ingredientes imprescindibles de las Tempraneras, Paneras, Kilométricas, y todo lo que circule por allí cerca.
Pues llegábamos a Villanueva de Ávila, por la AV-901 que va directa a Burgohondo y a continuación a Navalmoral.
Efectivamente a Burgohondo llegamos, pero el granjeño, además de creativo, tenía el día rebelde, y nos dirigió por la AV-902 hacia Navaluenga.
Un sudor frío, con el calor que ya hacía, recorrió mi cuerpo.
Esto ya era mucho desviarse para subir el magnífico puerto de igual nombre.
Se le estaba yendo de las manos el suspense, y ya se estaba convirtiendo en película de terror.
Jajajajajajajajajajjaa.
El caso es que pasamos Navaluenga e hicimos el precioso tramo mega revirado y con calzada ancha y firme en perfecto estado, de las Calas del Burguillo.
Llegamos a la N-403 y los peores presagios se cumplieron cuando el vecino de la Real Fábrica de Cristales, es decir, Oskard para los del foro, giró a la derecha en dirección a Cebreros.
Otro ingrediente a hacer puñetas.
Perdonad, tengo que ir a secarme unas lagrimillas de mis ojos vidriosos que no me dejan ver, y a sonarme los mocos.
Muy fino, pero la emoción me embarga.
Qué exagerao, por favor.
Jajajajajajajajajaa.
Paramos a repostar antes del embalse de El Burguillo y me pareció ver dibujarse una sonrisita maliciosa en la cara de nuestro road leader.
No sé yo...
¿Estarán en peligro, también los torreznos?, pensé, estremeciéndose todo mi cuerpo motero.
Pero no, antes de iniciar la marcha, Oskard nos confirmó, supongo que al ver mi cara de angustia, que iríamos a Cebreros, Robledo de Chavela, Fresnedillas de la Oliva y Zarzalejo.
Si ya me lo estaba pasando de muerte sin dos de los ingredientes "imprescindibles", al saber que íbamos a por los torreznos ya no me acordaba de ellos.
En el transcurso de la ruta desde Cebreros a Robledo, me dediqué a calentar a Tino, que había estado muy discreto, adelantándole de vez en cuando.
Bueno, sólo fue una vez pero surtió efecto, porque me volvió a adelantar y puso todo el empeño en su conducción dándole caña al Jilguero con el asistente del cambio.
Qué maravilla de cambio de marcha instantáneo...
Jajajajajajajajajaja.
Qué poco quedaba ya para terminar la jornada...
Por cierto, que el mencionado Jilguero Colorao es un depredador de mucho cuidado:
Pajarito que ve, pajarito que engulle...
Pobre.
Pero el vivo al lío:
Por fin mis añorados e imprescindibles torreznos:
Bueno, al final, solo quedaban tres, el resto era careta.
Después de tanto sufrimiento casi nos quedamos sin probarlos.
Estos chicos son tan majos que me dejaron el más grande para mí.
Pero más aperitivos había, aunque los veremos después.
Cupo máximo de archivos.
Continuará...
V'ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss