Buenas tardes moteros:
Pues sí, magnífico día, porque, a pesar de algún sustillo, si adecúas el ritmo a las condiciones, se quedan en eso, sustillos...
Amanecía el día con -1 grados en la Farmacia.
Cierto, ya he aprendido a ver la temperatura exterior en el panel de mi Tigresa, pero no, no podía ser de una forma tan simple como en casi todas las motos que tienen termómetro.
Aquí te lo tienes que trabajar un poquito, y para ello, tienes que apretar en INFO en la tecla basculante de la piña izquierda y te aparece la información INAIR con la temperatura que entra al motor, y que se supone que coincide con la exterior, y también te indica la del motor.
En fin, como yo iba más forrado que el Tío Gilito no notaba mucho el frío...
Jajajajajajajajajaajjaajjajaa.
El tema, como podéis comprobar, estaba fresco.
Pero mientras no estuviera en la carretera, un poco, o mucho, de nieve no nos iba a impedir disfrutar de nuestras monturas e iniciamos la marcha.
Nos dirigía Pe en dirección hacia Robledo de Chavela, y el caso es que yo encontré las carreteras en mucho mejor estado que el domingo anterior.
Enseguida dejábamos atrás esta población y nos dirigimos hacia Cebreros, cuya carretera también se encontraba en un muy aceptable estado.
Sin ningún contratiempo llegábamos a esta población abulense y nos dirigimos hacia el embalse de El Burguillo, sorteando con cuidado una zonas de grava.
Es decir, estábamos siguiendo el recorrido de Tempraneras anteriores que sabemos que va a estar exentas de nieve y de hielo, y que tenemos localizados otros posibles inconvenientes como la grava indicada.
En un momento cruzábamos el Embalse de El Burguillo por el puente de La Gaznata y enseguida tomábamos la desviación hacia las Calas de El Burguillo, donde nos encontramos con la carretera en muy buen estado.
Al llegar a Navaluenga, mi INAIR marcaba -1 grados, lo cual significa que hacía bastante más "calor" que la semana anterior que marcaba -3 grados, según me contaron, ya que todavía no había descubierto la opción.
Jajajajajajajajajajajaa.
De Navaluenga nos dirigimos hacia San Juan de la Nava por la AV-P-417.
En este tramo hay un garrote de los buenos y puse, de nuevo, a prueba el asistente de cambio pro para poner primera, y sin tocar el embrague, claro.
Me parece increíble cómo entra de suave la marcha y sin un mal modo.
Me parece de ciencia ficción.
Bueno, supongo que me terminaré acostumbrando, llegamos a esa población y nos dirigimos por la AV-905 hacia San Juan del Molinillo, pero resulta que antes de llegar a ese pueblo nos encontramos con Navalmoral, mire vd. por donde..
Jajajajajajajajajajaaja.
No hay quién se resista a subir el magnífico puerto de igual nombre y para arriba que tiramos, disfrutando como niños a pesar de las toneladas de sal que cubrían su asfalto.
Pe, paró, con magnífico criterio, en lo alto del puerto para hacernos unas fotos:
Jugando como niños chicos con las bolas de nieve.
El caso es que se tumbaron en la misma nieve y les hice un para de fotos, fotos que no salieron, porque con el frío se me fundió la batería del camafono.
Oh cielos, qué horrorrrrrrrrr...
Nos dirigimos hacia Ávila capital, pero enseguida nos desviamos hacia Riofrío y Solosancho.
La carretera estaba igual o mejor que el domingo anterior, por lo que, sin ningún contratiempo, llegamos a la N-502, y giramos hacia la izquierda en drección a nuestra querida Venta del Obispo.
Yo iba encantado de la vida y dispuesto a negociar la subida del puerto de Menga como si huyera de un incendio, pero en la primera curva noté que la rueda trasera se movía como si fuera buscando todos los surcos del pavimento, como si estuviera pinchada, o como si se hubiera aflojado la tuerca y la llanta bailara sobre su eje.
Total, que no, que no hice tapón, pero tapón, tapón, ni tampoco literal caravana literal, porque la subida del puerto tiene doble carril y me adelantaron todos por la izquierda, incluido Cubernet que aún andaba en rodaje.
El sol lo tenía de frente, pues bien, hasta mi propia sombra me adelantó, y mientras me adelantaba pude oírla que decía que sin eslinga que valga en lo que había convertido por mucha Tigresa RqueR me hubiera comprado.
Una lata estuvo a punto también de adelantarme, pero gracias a que llegaron las rectas me despegué de ella.
¿Jajajaja?.
El caso es que llegué, a parte del último, con la moral por los suelos.
Aparqué, me bajé de la moto, y como excusa a mi lento transitar, me puse a comprobar la presión de la rueda trasera a la vieja usanza, es decir, dándole golpecitos al neumático trasero con la punta de la bota.
Qué patético.
Jajajajajajajajajaajajajajajajaja.
Tino me vió, se apiadó de mí, y como es un servicio de asistencia en carretera sobre dos ruedas, sacó un medidor de presión y comprobó que estaba todo correcto, lo cual terminó de hundirme en la miseria del pilotaje sobre dos ruedas.
Afortunadamente, el dueño de la Venta nos oyó comentar lo sucedido y nos confirmó lo que indicaba Tino más arriba, es decir, el culpable de mis sensaciones era ese barrillo marroncito provocado por el alivio de las necesidades del ganado cuando lo transportan en camiones por la trashumancia.
De acuerdo, ya tenemos la explicación, además todos comentaron que también notaron "algo", pero, ¿al único que le afecta de manera paralítica es a mí?...
¿Jajajajajajajajajaja?.
Algo recuperado de mi ego, a por las fotos de nuestras queridas compañeras:
Me parece que me queda alguna más, la más bonita, al menos para mí, claro, pero la veremos después.
Cupo máximo de archivo.
Continuará....
V'ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
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