Feliz cumple
El día que cumplí 35 años no me sentía nada bien cuando
me levanté aquella mañana. Fui a desayunar sabiendo que mi esposa estaria contenta y me diría "Feliz Cumpleaños", y quizás hasta hubiera un regalo para
mí, pero ella ni siquiera me dio los buenos dias.
Yo dije para mis adentros: bueno, quizás mis hijos se acuerden. Pero vinieron a desayunar y no me dijeron ni una sola palabra.
Cuando fui a mi oficina me sentía totalmente deprimido y en el camino
iba pensando: ni siquiera el perro se mostró agradecido. ¡Vaya manera de
celebrar mi cumpleaños, a mi familia le importo un rábano!
Al entrar en mi despacho, mi secretaria Lucía me dijo:
- ¡Buenos días ,jefe, feliz cumpleaños!
Ahí empecé a sentirme un poco mejor, al menos ella se acordaba.
Después de innumerables reuniones y telefonazos, ya cerca de las dos de la
tarde, entró Lucía y me dijo: ¡Sabes, hace un día precioso y además es
tu cumpleaños, ¿Qué tal si vamos a comer? Yo dije:
- Esta es la mejor cosa que he oído en todo el día!
Así que nos fuimos y en vez de ir a comer al lugar acostumbrado, fuimos a un
sitio más tranquilo y discreto. Comimos y nos tomamos varias copas. La comida
estuvo deliciosa y nos divertimos bastante.
De regreso a la oficina, ella dijo:
- Te invito a mi casa, donde te puedes tomar la penúltima copa o lo que quieras.
Una vez en su apartamento puso música suave (por cierto, una de mis piezas
preferidas), la luz tenue y me dijo de la manera más prometedora:
- Si no te molesta, voy al dormitorio a cambiarme y a ponerme algo más cómodo.
Ahora regreso...
Yo la dejé ir, pues la situación no me molestaba en absoluto.
Ella entró en su habitación cerrando la puerta a su paso, y a los seis
minutos regresó con un gran pastel de cumpleaños, seguida de mi esposa,
mis hijos y algunos empleados de la oficina, todos ellos cantando:
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Y allí estaba yo, desnudo en el salón, con los calcetines puestos... :-[ :-[ :-[
El día que cumplí 35 años no me sentía nada bien cuando
me levanté aquella mañana. Fui a desayunar sabiendo que mi esposa estaria contenta y me diría "Feliz Cumpleaños", y quizás hasta hubiera un regalo para
mí, pero ella ni siquiera me dio los buenos dias.
Yo dije para mis adentros: bueno, quizás mis hijos se acuerden. Pero vinieron a desayunar y no me dijeron ni una sola palabra.
Cuando fui a mi oficina me sentía totalmente deprimido y en el camino
iba pensando: ni siquiera el perro se mostró agradecido. ¡Vaya manera de
celebrar mi cumpleaños, a mi familia le importo un rábano!
Al entrar en mi despacho, mi secretaria Lucía me dijo:
- ¡Buenos días ,jefe, feliz cumpleaños!
Ahí empecé a sentirme un poco mejor, al menos ella se acordaba.
Después de innumerables reuniones y telefonazos, ya cerca de las dos de la
tarde, entró Lucía y me dijo: ¡Sabes, hace un día precioso y además es
tu cumpleaños, ¿Qué tal si vamos a comer? Yo dije:
- Esta es la mejor cosa que he oído en todo el día!
Así que nos fuimos y en vez de ir a comer al lugar acostumbrado, fuimos a un
sitio más tranquilo y discreto. Comimos y nos tomamos varias copas. La comida
estuvo deliciosa y nos divertimos bastante.
De regreso a la oficina, ella dijo:
- Te invito a mi casa, donde te puedes tomar la penúltima copa o lo que quieras.
Una vez en su apartamento puso música suave (por cierto, una de mis piezas
preferidas), la luz tenue y me dijo de la manera más prometedora:
- Si no te molesta, voy al dormitorio a cambiarme y a ponerme algo más cómodo.
Ahora regreso...
Yo la dejé ir, pues la situación no me molestaba en absoluto.
Ella entró en su habitación cerrando la puerta a su paso, y a los seis
minutos regresó con un gran pastel de cumpleaños, seguida de mi esposa,
mis hijos y algunos empleados de la oficina, todos ellos cantando:
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Y allí estaba yo, desnudo en el salón, con los calcetines puestos... :-[ :-[ :-[