Mi salida por los monegros

kenko

Allá vamos
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Hola a tod@s! No acababa de acostumbrarme a unas vacaciones sin aventura motera, así que aprovechando mi deuda pendiente este año con los Monegros hoy he tenido mi primera ruta por tierras turolenses. Esta mañana al ir a arrancar la “Campera” la batería estaba baja después de casi cuatro meses sin moverla y no quería funcionar, aunque la semana pasada arrancó a la primera lo cual me sorprendió, pero tan sólo anduve dos o tres kilómetros para comprobar que tenía ganas de vivir nuevas aventuras. He intentado arrancarla a carrerilla, pero a pesar de meter la tercera y cuarta velocidad la rueda trasera se bloqueaba y no lograba mover el motor. Afortunadamente otro colega motero me ha visto por la ventana y ha salido a ayudarme. Un tipo alto y ágil ha cogido el solo la moto y haciéndola rodar ha pegado un salto y se ha sentado en ella justo cuando ha soltado el embrague y ¡Le voila! Yo sabía que la rueda no tenía que bloquearse, pero con las botas de campo, el peto, las rodilleras imposible correr más y menos montarme en la moto de un salto. A pesar del disgusto por la batería lo cierto es que este tipo solidario me ha alegrado la mañana. Pues nada rumbo a coger el primer camino. De repente cuando estoy ya metido en él, por una zona industrial que están urbanizando, el camino se corta y por no entrar en el sembrado he frenado bruscamente y la “Campera” se ha calado. Voy a arrancar y dice que no. Después de la primera sudada de la mañana por lo visto me toca la segunda. Pero vuelve a pasar lo mismo en el primer intento, la rueda se bloquea. Tendré que hacer el salto en marcha, aunque vestido de gladiador me veo rodando por los suelos. Miro al fondo y a lo lejos veo unos obreros trabajando en una zanja. Desde luego no van a dejar su curre para venir a echar una mano al payaso de la moto, así que me tocará ir a mí, por el sembrado empujando la moto voy a sudar lo mío. De repente veo a un tipo que viene corriendo por un camino haciendo deporte, así que cuando veo que se va acercando le llamo, y afortunadamente viene. Me ayuda a empujar la moto, la primera vez no lo conseguimos, la segunda arranca pero me caigo al suelo al no lograr correr al ritmo de mi moto, y a la tercera lo conseguimos. Dios aprieta pero no ahoga, jeje. Me dice que si quiere me acompaña a un taller que venden repuestos de coche y moto porque ya no me fío y tampoco hay que abusar de Dios, jeje. Cuando llego al taller me dicen que tienen que pedirla, y que hasta el lunes no la tendrán, y pruebo a arrancar la moto y a la primera, la paro y vuelve a arrancar, y así tres o cuatro veces, así que de vuelta al tajo.

Ya en ruta las tierras labradas componen unos bellos murales que hacen las delicias de la conducción, y me pararía a recogerlas en mi tarjeta SD, pero llevo dos horas de retraso sobre mi programa previsto y me contengo a duras penas. Me voy animando en las largas rectas mientras en las curvas voy calentando. Me encuentro en medio de un ancho valle que el ser humano ha convertido en fuente de riqueza para dar vida con sus cultivos a su estirpe y animales domésticos que también acabarán nutriendo a sus estómagos. Pero para eso el campo requiere una continua atención, y por ello veo a lo lejos tractores removiendo las tierras, y los seguiré viendo durante todo el día y la tarde ¿Sabrán que es sábado de descanso? Me temo que eso es para el mundo urbanita vividor de los frutos del campo. Me quedo con ganas de hablar con alguno de ellos para preguntarles si tienen conciencia de artistas, pues desde los puntos elevados veo un agradable mosaico de colores. Recuerdo que durante la mili un día me tocó pasar la noche en una torreta de las marismas de Doñana, y poco antes de amanecer vino el compañero veterano a relevarme, pero me quedé con él para ver un amanecer. “Mira que he estado veces aquí y nunca me había fijado en la salida del sol”. Para mí fue una maravillosa foto y un grato recuerdo ante el que fue un gran descubrimiento para aquel curtido vigía que hasta me pidió una copia de mi codiciada imagen. ¿Les sucederá igual a estos artistas y agricultores?
El sol calienta, pero rodando con mi moto el aire me refrigera y solo siento que estoy disfrutando. Desde lo alto de un pequeño páramo hago una parada para hidratarme y aprovecho las vistas para hacer un pequeño video disculpándome por mi ausencia de la quedada organizada por mis colegas del instituto para inaugurar el nuevo curso, espero que me perdonen, pero creo que saben que soy un adicto a mis monturas y espero compensarles compartiendo mis experiencias diarias que habitualmente siguen fielmente. Sois unos amigos estupendos, de verdad. Como además el camino era de bajada paré el motor de mi “Campera”, así podría lanzarme con ella en caso de volver a las andadas, pero no hizo falta, parece que lo de la mañana fue un enfado por haberla dejado tanto tiempo olvidada.

En Monreal del Campo aprovecho para reponer fuerzas y volver a la siguiente ruta que me he bajado del Bajo Aragón, que aunque ya la he hecho en otras ocasiones sigue deleitándome sin defraudar lo más mínimo. Localizo el lugar en el que el año anterior vi a un pastor sentado en una piedra con el que me puse a hablar, sin embargo en esta ocasión el campo donde estaban las ovejas está labrado, y la piedra está vacía. Seguro que entonces le volveré a ver, cuando la tierra vuelva a estar en barbecho y aporte una nueva composición con sus pinceles andantes.
Buenas noches desde Teruel.

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Hola a tod@s! Hoy ha sido otro gran día repleto de bellísimos recorridos eso sí algo polvorientos. Si ayer la ruta fue al Norte de Teruel, hoy ha sido al SE de la capital, siguiendo el itinerario que me han facilitado los monitores de la Masia Pelarda que se dedican a enseñar pilotaje off road a pilotos de coche, motos y camiones, aunque no puedo colgar la ruta porque me la pasaron con la condición de no hacerlo, y yo todavía soy un hombre de palabra, y desde luego la ruta es de las mejores que tengo para disfrutar, un lujazo. Mi “Campera” parece que ya se le pasó el enfado y va fina fina y repleta de entusiasmo, como su jinete. Para enlazar con la ruta prevista sin pisar apenas la carretera he trazado un enlace que es un poco técnico, es decir caminos muy rotos por el agua debido a la fuerte pendiente y con bastantes piedras que arrastra el agua y las hace caer de las laderas adyacentes, con lo cual es un poco estresante pero divertido cuando supero los obstáculos gracias al buen hacer de las suspensiones de mi montura que parece llevar genes de las cabras montesas. El itinerario es circular en el sentido de las agujas del reloj y discurre por una serranía desde la que obtengo unas vistas asombrosas que me animan a detenerme para deleitarme con mi Olympus. Sin embargo tengo que decir que soy incapaz de hacer los ritmos de profesionales como Marc Coma o Laia Sanz, de ahí que sean auténticos campeones que cuando los veo sobre sus máquinas parece que hacen fácil lo que para mí es imposible. Pero bueno si fuera capaz de hacer eso entonces no os mostraría ninguna foto ni os diría lo que he visto fuera del camino.
A pesar de mi conducción del montón cuando voy cabalgando sobre mi montura me siento como un sheriff en busca de peligrosos pistoleros en busca y captura y cuando desmonto mi extensa riñonera me transporta a un niño jugando a soldados de guerra. Si bien mis mejores armas son un trípode y un objetivo fotográfico, bueno y ahora un telescópico palo de selfie que no deja títere sin cabeza.
Hoy también he descubierto un sonido curioso gracias a un rebaño de ovejas, pues cuando estaba pasando a digital la composición ovina sobre un campo de pastos germinados tras unas lluvias de tormentas, según me dijo el pastor, sobre el ambiente emergía el sonoro segar de los tallos herbáceos por los incisivos de las mandíbulas herbívoras. En un principio el pastor creo que me ha tomado por un chalado, me imagino porque no debe ser muy normal que un tipo se baje de una moto para fotografiar unos animales cuya mejor pose es en una bandeja de barro churrascaditos. Sin embargo cuando le he comentado que era de Madrid la cosa ya ha cambiado, tal vez porque pensaba que yo tampoco había salido de la Capital y seguía pensando que la leche viene de la nevera como seguramente ya algún crío urbanita le habrá dicho en alguna ocasión. Entre mi interés por la vida rural y sus ganas de hablar me hizo saber que llevaba con las ovejas desde los 14 años, pero que muy contento no estaba, y si no las mandaba a pastar a otra parte es porque a sus 63 años ya no sabía hacer otra cosa y no veía más salida que doctorarse a los 65 en su profesión y comenzar otra carrera como jubilado sin más ovejas que las de sus recuerdos. Para él el clima está cambiando desde hace ya muchos años, pues ya no llueve ni sobre todo nieva como antes, por eso ahora hay menos agua en el campo, me decía como conclusión. Me comentó que no tenía hijos pero sí unos sobrinos en Madrid y Colombia, ya que su mujer era colombiana, y es que los que no tenemos hijos vemos en nuestros sobrinos unos hijos adoptivos, es curioso pero creo que así nos sucede a muchos. Nos despedimos dándonos la mano y creo que con la sensación de haber conocido por parte de ambos un amigo, buena gente.
Mañana haré la última ruta turolense, cuando termine me marcharé a Zaragoza para iniciar otras tres rutas más. Por querer aprovechar tanto el neumático trasero, y aun teniendo en casa el nuevo, hoy al terminar la etapa y engrasar la cadena he visto que los tacos centrales están en el mínimo, incluso algunos muestran las marcas de “esto tío se ha acabado”, y yo soy de las personas que cuando un vehículo te avisa hay que hacerle caso sino te arriesgas a que te deje tirado, y de hecho las veces que he pinchado ha sido por aprovechar el neumático más de la cuenta, por lo que espero no tener que arrepentirme de mi equivocada decisión.
Buenas noches desde Teruel.

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Bonitas rutas debe haber por Teruel. :thumbsup:
¿Qué tal la WR 250?? Buena cabrita no?
 
Hola Chicos! La verdad es que yo estoy encantado con mi WR, para lo que hago me es suficiente, magníficas suspensiones, eficaces frenos, buena respuesta de motor y si algo no me convence del todo es el asiento, muy estrecho y para los enlaces es un poco incómodo.

No he visto la prueba, debió ser antes, pero debe ser espectacular el ambiente.

Un cordial saludo.
 
Hola a tod@s! Hoy ha tocado una ruta al Sur de Teruel, comenzando por la ascensión de unos elevados páramos situados a 1500 m desprovistos casi por completo de vegetación y a los que he tenido que ascender por unos empinados caminos muy rotos que con el desastre de neumático trasero que llevo me ha costado un poco más. Al no tener nada de tacos centrales la rueda apenas agarra y eso hace que vaya dando pequeños saltos a uno y otro lado, con lo cual cuesta un poco más mantener la dirección de ataque en las subidas, y también que cuando freno bote y no sujete la moto y tienda a irse a un lado. Pero bueno al final poco a poco he conseguido llegar arriba y sin pinchar durante todo el día, con lo cual voy a dejarlo en una conducción un poco incómoda por este error mío de no poner neumático nuevo, pero prueba superada.
Las vistas desde lo alto eran espectaculares, desde luego merece la pena el esfuerzo. Un año me encontré con un bugguie que lo estaban probando para competición, incluso si iba bien para el Dakar. Después de las consiguientes tomas fotográficas para facilitar mis recuerdos de unos gratos momentos vividos, he descendido para un poco más adelante hacer otra subida hasta la ermita de San Pablo a 1800 m desde la que se alcanzan otras bonitas vistas de un paisaje casi lunar por las tierras calcáreas que desde allí se divisan.
El siguiente momento estelar era la rambla de Riodeva, cuyo itinerario previsto por mi gps consistía en circular por ella, en ocasiones por un camino paralelo y en otras por la misma rambla. Llevaba sólo un hilillo de agua, pero la dificultades-diversión vienen de que el camino va cruzando una y otra vez el cauce, y éste presenta numerosos cantos y bancos de arena, y de nuevo el neumático desgastado no agarra bien en esos bancales y me cuesta un poco más salir de ellos. En los tramos de cantos me pongo de pie y doy gas saltando por encima de ellos, es mejor así que ir despacio y quedarse enganchado entre ellos. No voy a negar que la conducción es un poco estresante, pero cuando se superan los obstáculos uno se llena de satisfacción. Tenía ganas por saber cómo estaría el tramo del camino que el año anterior se derrumbó parte de él y sólo quedó como un metro para pasar, y poco después lo descubrí: se había venido abajo completamente. Inspeccioné las posibilidades de cruzarlo y el problema es que el cauce se queda encajonado, con lo cual para regresar a otro lado del camino tendría que trepar la pared y la altura de la misma era de un par de metros. Me pensé darme la vuelta, pero sabía que estaba más cerca del final que del principio, y el resto del camino se veía bastante bien conservado. Al final me armé de valor y me dije que “palante como los de Alicante”. Al bajar al cauce, en una rampa de un metro aproximadamente, quise colocar bien la moto para encarar la bajada y al poner el pie en unos juncos no me percaté que había un agujero y al suelo jinete y montura. De no haber llevado las botas de enduro me temo que me habría hecho daño en el tobillo, pues un pie se me quedó enganchado en la parte de atrás de la moto y sentí todo el peso de ella, pero ya tengo amortizados los casi trescientos pavos de botas. Me tuve que emplear a fondo para levantar la montura que se quedó despanzurrada, y una nueva sudada de órdago con todo el equipamiento de gladiador. Entonces llegó cuando la matan, la empinada rampa me estaba esperando. Traté de hacer una pequeña senda apartando piedras y colocándolas en los agujeros, de tal manera que la subida fuera lo más limpia posible. Eché en falta a mi colega y buen samaritano Emilio, compañero de salidas campestres, y quien ya me ha tenido que echar más de una mano en alguna ocasión bastante técnica. Recordé sus palabras “tu dale caña y sube sin aflojar el gas”. No sólo me lo dije a mí mismo para infundirme valor, sino que además me creí capaz de hacerlo. Metí primera, luego segunda y para arriba como las cabras, sabía que lo iba a conseguir, no pensé que como me quedara a medias me esperaba otro batacazo y el pundonor herido, sino que podía y lo iba a conseguir, sólo tenía que dirigir a mi “Campera” con firmeza y ella se ocuparía de catapultarnos a un nuevo éxito campestre. Al final lo superé y hasta mejor de lo que esperaba, me entusiasmé, y le prometí a mi montura un nuevo repostaje de 98 por su buen hacer.
Después de un almuerzo casero di la ruta off road por terminada y regresé por la revirada carretera que discurre paralela al turbio río Turia para regresar a Teruel y comenzar mañana unas nuevas etapas zaragozanas por los típicos monegros.
Hoy podría catalogar este día de emocionante, estresante y de auténtica lección por haber aprendido a valorar un poco más las repercusiones de no llevar en perfecto estado de mantenimiento mi moto, y por confiar un poco más en mi modesta conducción.
Buenas noches desde Zaragoza.

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Hola a tod@s!
Hoy tocaba ruta al N de Zaragoza, disfrutando de un itinerario realizado en una de las pruebas deportivas del Bajo Aragón. Cuando llego al punto previsto de partida con el coche y el remolque, al ponerme el equipo me doy cuenta que me he quedado la braga del cuello en la habitación, con lo cual el sol me va a poner a caldo el cuello, y la crema protectora también me la he dejado allá. Me voy a Alfajarín a buscar una tienda y lo único que encuentro es una mercería que me vende un pañuelo de señorita azul a juego con mi indumentaria, pero ande yo con mi cuello cubierto ríase la gente. Ahora sí me pongo manos a la obra e inicio la ruta que discurre entre campos de cereal por caminos perdidos en el desierto monegrino. Me llama la atención que el abono menos desagradable para las tierras es el de vaca, aunque éste ha quedado relegado a selectas explotaciones familiares, porque el que más noto por estas tierras son los purines de los cerdos que tiran para atrás. Diviso una bella estampa de un primer plano con campos recién labrados, más allá otros que están brotando los verdes tallos y a lo lejos unas mesetas que cierran la composición. Es el momento de probar el palo selfie y hacer un video para mi grupo “Fallero” del instituto, para que vean que cuando tengo tiempo les dedico mi atención. Ayer cuando llegué a Zaragoza me cayó una tormenta espectacular, la carretera se convirtió en un lavadero automático, y los caminos hoy están más compactos sin polvo. Sin embargo descubro las trampas que me ha tendido el depregador de ruedas gastadas sin tacos: barro acumulado en zonas mal drenadas que cambian mi trayectoria sin pedirme permiso. Su presencia me hace aflojar un poco el puño que empezaba a cogerle el gustillo tratando de emular a los grandes, así que retorno a los del montón.
En ocasiones veo casas de adobe semiderruidas decidiendo entrar en una de ellas que encuentro al paso. Todavía se aprecian el modesto comedor, la reducida habitación, la llameante chimenea en la que todavía puedo oler los guisos nutritivos, y me pregunto qué correría por la mente de las almas que pasaban aquí sus días sin más entretenimientos que sus pensamientos.
Regreso a mover el puntero de mi gps que me va haciendo de Luis Moya y decido hacer la primera foto utilizando de marco mi retrovisor ¿A qué no os habíais fijado en este elemento en mis fotos? Jeje. Voy a arrancar y el contacto no se enciende. De repente esta situación tengo la sensación de ser una vieja conocida. Quito la llave, la vuelvo a meter y nada de nada. Reviso la moto y no veo nada raro, además fui yo el que quité el contacto. Vuelvo a dar al contacto y veo aparecer una tenue luz del contacto, arranco y desaparece. Acaba de ser identificado el maligno: la batería ha muerto. Esta situación ya la viví al poco de comprar la moto, y fue este mismo componente. Antes de lanzar el bote de humo rojo y pedir la caballería tengo que evaluar la situación. Me encuentro en medio de un campo completamente despoblado pero a lo lejos veo un pueblo. El terreno es completamente llano. Si llamo a la grúa dudo que si les doy las coordenadas del gps vengan a buscarme, eso queda para los profesionales de los cuerpos de seguridad o rescate que por salvar vidas si hace falta hasta mandan un helicóptero. Pero todavía no es mi caso. Como el terreno es llano puedo dirigirme con la moto hasta el pueblo tratado de localizar alguna carretera momento en que ya podré dar mi posición kilométrica. Así que a ver si ha servido de algo tanto gimnasio y carreritas. Me quito el casco echo un traguito de agua y a por una nueva sudada. Cuando llevo caminado un kilómetro llego al canal y cojo la carretera asfaltada que lo recorre, seguro que al final me llevará al pueblo. Entonces veo venir a un ciclista con una vistosa equipación deportiva y le pregunto si puede empujarme la moto, y tras pensar un rato la excusa me dice que está lesionado y que no puede. Que nadie piense que los ciclistas son así, todavía debo tener una crónica colgada por ahí en la que hablo de unos ciclistas asturianos que me encontré y que fueron de lo más cordial, hasta me invitaron a comer. Por lo menos me dijo que más adelante me encontraría con una cuesta abajo. Y total que cuando llevaba unos dos kilómetros andados y una rozadura en el talón, pues las botas de enduro no son precisamente para hacer el Camino de Santiago, me subí en la moto me lancé, me puse de pie y me senté justo cuando solté el embrague, y la “Campera” revivió. Enfilé hacia el pueblo y me encontré en un polígono industrial, justo delante de un bar-restaurante. En una de las mesas había un tipo desaliñado fumando un puro y le pregunto si sabe de un taller, pero ni idea, así que entro dentro sin parar la moto y pregunto a unos currantes que me dicen que en un pueblo próximo hay un taller. Veo que son las dos y media, y revalúo la situación. Cualquier taller estará ya cerrado, así que mejor comer y luego ir al taller. Paro la moto y vuelve a morir y el tipo del puro me dice que si quiere me empuja, aunque sinceramente no le veo con pulmones suficientes ni creo que se acuerde de cómo es eso de correr. Entre bocado y bocado de longaniza pienso que mejor llamo a la grúa y a ver si me pueden traer la batería. El operador me dice que el protocolo es arrancar la moto primero, y si no arranca entonces me llevan al taller, pero nada de llevar batería. Pues le suelto que la moto con las pinzas arrancará, pero en cuanto pare en un semáforo volverá a pararse, porque necesita estar andando, esto lo sabía de la vez anterior, y ahora a ver qué dice su protocolo, listo. “Lo que le pido es que la grúa vaya detrás de mí por si se vuelve a parar la moto”. “Ah si es así no hay problema, ya le dirá el de la grúa”. Ya ves el de la grúa que cobra por servicios va tirar piedras contra su propio tejado, de todas las experiencias vividas propias o con amigos el de la grúa ni se mancha las manos, sube la moto al camión y listo. Los cuarenta minutos aproximados de espera que me dijeron llevaban un más más de otros 30 minutos. Al final me llevaron a un taller de Rodi en la carretera de la Academia Militar donde me sacaron 76 pavos por la batería, cuando el año pasado compré una para la 1200 GS por 60 pavos, y cuando en Rodi Teruel me dijeron que costaba 46 pavetes. Vamos que no dudaron en meterme la clavada por ser de fuera.
De todos modos si bien es cierto que me quedé con mi ruta a medias y con ganas de volver a las pistas, decidí retirarme a mis aposentos pues mañana podré volver a disfrutar con una nueva aventura espero que con mejor resultado. Además como observaréis Dios aprieta pero no ahoga.
Buenas noches desde Zaragoza.

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Podrías poner las rutas? Así los que no las conocemos las podríamos hacer, tienen muy buena pinta!!!
 
Joder si te hubieras puesto en contacto conmigo te hubiera conseguido rápidamente una a batería y hasta te hubiera acompañado un rato.
 
Muchas gracias Levas, tomaré nota para la próxima ocasión.
Un cordial saludo.
 
Hola a tod@s!
Hoy me he acercado hasta los prepirineos para hacer una bonita ruta por las primeras estribaciones montañosas que más al norte ganan en altura y en admiración. Ciertamente ha de gustarme aquellos parajes para tener que ir con el coche y el remolque a 90 km de Zaragoza, pero si sigo yendo será porque algo tendrán para tenerme tan enganchado. Primero cojo la autovía hasta Zuera, después una nacional hasta Luna y desde allí me adentro en una carreterilla que por el vapuleo del coche cuando ruedas parece una cama de agua ya que el asfalto está completamente deformado, pero poco a poco se va adentrando en un bosque de pinos y llegan curvas tan cerradas que hay que seguir a través de las ventanillas. En Biel comienza la diversión sobre dos ruedas, iniciando un ascenso por un camino pedregoso que rodea la falta de la montaña y desde la que poco a poco voy ganando mejores vistas. Hoy además tengo la excusa perfecta para llevar un poco más retorcido el puño, pues según he visto en internet a partir de las cinco o seis de la tarde existe riesgo de tormentas, y las nubes grises que cubren gran parte de firmamento hacen prever que así será lo más probable. Se añade otro factor más, pues el primer año con ayuda de wikiloc diseñé una ruta circular que fue de lo mejorcito que he disfrutado, pero tenía un inconveniente, y es que un tramo de la misma, como unos 8-10 kilómetros, estaba prohibida la circulación a vehículos de motor no autorizados, y como me pilló de improvisto tomé la decisión de seguir adelante, y fue un gran espectáculo, pues el camino discurre a gran altura proporcionando a la vista un maravilloso panorama. El caso es que el segundo año diseñé una alternativa para evitarlo, pero me encontré que el camino estaba cortado por un candado. Este año he vuelto a diseñar otra alternativa, sólo que en vez de discurrir al Este la he programado al W de Biel, con lo cual tampoco sé si tendré algún imprevisto sobre la ruta trazada según la cartografía pendiente de comprobar si realmente será viable. La primera parte pertenece al trazado original del primer año, y una vez más no me defraudó lo más mínimo. Me he entusiasmado rodando por encima del montón de cantos rodados que rellenan el camino, me hace sentirme orgulloso de mi moto que me deleita haciendo posible mis sueños camperos. Aunque quiero avanzar para llegar cuanto antes al punto de inicio del nuevo tramo, no puedo evitar detenerme para contemplar tan hermosas vistas y ya de paso inmortalizarlas. Yo, mi moto y mi Olympus somos el equipo perfecto para pasar un gran día disfrutando de un magnífico paseo off road. Me encuentro tan a gusto con mi “Campera” que me viene el pensamiento angustioso de saber qué haré con ella cuando ya no pueda montar en ella, pues además será la primera montura que se me hará más complicado subirme en su lomo, y venderla no puedo, he disfrutado tanto, y todavía lo hago… Mejor no pensar en ello y dejar que sea el tiempo el que decida por mí.
Me pregunto que tendrán las alturas para deleitar tanto al espectador, seguramente que sea por la sensación de apreciar un horizonte infinito acostumbrado a ver siempre entre límites cercanos. Y tal vez por eso la mente tiene mayor facilidad para divagar y entusiasmarse con proyectos que escapan a los límites de la cotidianidad. Desde luego ideas no me faltan, lo que si necesito es más tiempo para ser yo mismo y vivir a mi manera. Es lo que tienen las alturas que enseguida me envenenan, así que me marcho a distraerme con mi conducción ligera.
La ermita de Santo Domingo a 1500 m de altitud será mi siguiente objetivo, y donde habitualmente aprovecho para repostar un picnic recreándome con las vistas inagotables. Allí decido hacer un pequeño video para mis colegas Falleros que tienen su reunión de inicio de curso y decido que así, si la wifi lo permite, haré igualmente acto de presencia.
Desciendo y me enfrento al nuevo tramo por comprobar, y en principio la sensación que me causa es que no goza de la espectacularidad del inicial, pues al discurrir por las zonas bajas entre pinares no impresiona tanto a la vista. Además uno de los tramos está muy poco rodado y los vehículos que han pasado han debido ser camiones por las roderas dejadas, y más adelante el camino casi desaparece y me encuentro con árboles caídos, los finos los salto, pero un tronco robusto está cruzado de lado a lado dejando por debajo un hueco que hace que la moto no pueda pasar, los retrovisores pegan, así que tumbo un poco la “Campera” y logro hacerla pasar, aunque más adelante hay otro y ese sí que no hay manera de pasarlo pues está enterito con todas sus ramas, así que vuelta para atrás. Miro el gps y hallo otra alternativa por un camino mejor y más transitado que al final enlaza con el itinerario previsto. Fnalmente llego a un pueblo que sin embargo no es el que pensaba, y me toca regresar por carretera al punto de inicio haciendo más kilómetros, aunque menos mal que es revirada y me distrae, aunque el asiento estrecho de mi montura cada kilómetro se hace más incómodo y hasta se me llegan a dormir las nalgas, pues está más pensada para ir de pie por los caminos.
Sinceramente esta variante no me ha gustado tanto, prefiero la inicial, así que otro año o me decanto por ella o me retiro definitivamente…
Mañana haré la última ruta por el Moncayo, pero luego me marcharé a los madriles, con lo cual no creo que pueda compartir ese día la nueva experiencia.
Buenas noches desde Zaragoza.

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Si quieres yo tengo tracks por todo aragon y por wl moncayo te puedo pasar rutas impresionante q no encontraras en en el vikiloc.dejame tu correo y los km q quieres hacer y ye pasare una para que la metas al garmin.
 
Hola a tod@s!
Esta mañana cuando me he levantado al salir a la calle he visto el cielo gris oscuro, un fuerte viento y temperatura muy fresca. Durante la noche había estado lloviendo y todo parecía indicar que pronto lo volvería a hacer, además con ese ambiente gris y temperatura otoñal no me apetecía embarcarme en una nueva ruta por lo que di por terminado mi programa off road.
Me subí al coche y con mi remolque y mi “Campera” me marché para casa. En la radio ponían música de los ochenta, y con aquellas canciones me venían recuerdos de épocas pasadas, y sin embargo cuando las oí por primera vez no me traían recuerdo alguno. Alguno de los cantantes ya hasta se ha jubilado, y por aquel entonces estaban en pleno apogeo. Iba mirando por el retrovisor para ver que mi moto seguía donde debía estar, y me vino a la mente que ya no sabía cuántas motos han pasado por mis manos, ocho o nueve tal vez, pero de la que sí me acordaba era de mi primera Vespa, la que llegó aquel día sin recuerdo alguno adosado. Después siguió desfilando por mi mente que muchos lugares de donde vivo antes no había nada, por aquel entonces para mí eran simplemente campo. Incluso mis amigos del instituto eran los compañeros de clase, no como ahora que además de amigos son padres y madres. Entonces yo no tenía que cuidar de nadie, y ahora quien me cuidaba, mamá, yo soy quien vela por ella. Los niños eran mocosos, y ahora mi Princesita es una parte más de mí. No sé por qué pero mi mente se empeñaba todo el tiempo en hacerme regresar al pasado, o fuera tal vez porque ya no hay nada que no me lleve aparejado un recuerdo.
Los días anteriores que he estado ruteando con mi moto eran distintos al de hoy. Para empezar las gafas graduadas de cerca no las he utilizado hasta la noche cuando me ponía a escribir mis crónicas. Mi mente no sé si por influencia de las vistas infinitas se empleaba en mirar hacia el futuro, mi reto sudamericano especialmente, y los proyectos en los que me encantaría emplearme a fondo para desarrollar todo aquello que cada día tengo más claro que me gusta. Sin embargo la música que seguía sonando me decía que el hilo conductor entre el ayer y el hoy es el tiempo, un tiempo que pasa y pasa sin detenerse. Sin embargo cuando voy en mi moto y doy gas tengo la sensación de que estoy ganando la partida al tiempo, o por lo menos es mi grito de rabia ante su avance inexorable. Ya sé que al final me está esperando a que me baje de mi moto para devolverme al presente cargado de recuerdos. Pero yo le combato con mi nueva estrategia, y que consiste en que ya que al final no puedo derrotarle, por lo menos me marco unas victorias a base de vivir tan intensamente que me paso por el arco del triunfo su amenaza temporal sorprendiéndole con la cantidad de segundos aprovechados viviendo un consumidor presente de futuros finiquitados.
Desde luego creo que me está sentando fatal el final de mis vacaciones.
Un abrazo a tod@s y hasta mi próxima escapada!

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