Hola a tod@s! No acababa de acostumbrarme a unas vacaciones sin aventura motera, así que aprovechando mi deuda pendiente este año con los Monegros hoy he tenido mi primera ruta por tierras turolenses. Esta mañana al ir a arrancar la “Campera” la batería estaba baja después de casi cuatro meses sin moverla y no quería funcionar, aunque la semana pasada arrancó a la primera lo cual me sorprendió, pero tan sólo anduve dos o tres kilómetros para comprobar que tenía ganas de vivir nuevas aventuras. He intentado arrancarla a carrerilla, pero a pesar de meter la tercera y cuarta velocidad la rueda trasera se bloqueaba y no lograba mover el motor. Afortunadamente otro colega motero me ha visto por la ventana y ha salido a ayudarme. Un tipo alto y ágil ha cogido el solo la moto y haciéndola rodar ha pegado un salto y se ha sentado en ella justo cuando ha soltado el embrague y ¡Le voila! Yo sabía que la rueda no tenía que bloquearse, pero con las botas de campo, el peto, las rodilleras imposible correr más y menos montarme en la moto de un salto. A pesar del disgusto por la batería lo cierto es que este tipo solidario me ha alegrado la mañana. Pues nada rumbo a coger el primer camino. De repente cuando estoy ya metido en él, por una zona industrial que están urbanizando, el camino se corta y por no entrar en el sembrado he frenado bruscamente y la “Campera” se ha calado. Voy a arrancar y dice que no. Después de la primera sudada de la mañana por lo visto me toca la segunda. Pero vuelve a pasar lo mismo en el primer intento, la rueda se bloquea. Tendré que hacer el salto en marcha, aunque vestido de gladiador me veo rodando por los suelos. Miro al fondo y a lo lejos veo unos obreros trabajando en una zanja. Desde luego no van a dejar su curre para venir a echar una mano al payaso de la moto, así que me tocará ir a mí, por el sembrado empujando la moto voy a sudar lo mío. De repente veo a un tipo que viene corriendo por un camino haciendo deporte, así que cuando veo que se va acercando le llamo, y afortunadamente viene. Me ayuda a empujar la moto, la primera vez no lo conseguimos, la segunda arranca pero me caigo al suelo al no lograr correr al ritmo de mi moto, y a la tercera lo conseguimos. Dios aprieta pero no ahoga, jeje. Me dice que si quiere me acompaña a un taller que venden repuestos de coche y moto porque ya no me fío y tampoco hay que abusar de Dios, jeje. Cuando llego al taller me dicen que tienen que pedirla, y que hasta el lunes no la tendrán, y pruebo a arrancar la moto y a la primera, la paro y vuelve a arrancar, y así tres o cuatro veces, así que de vuelta al tajo.
Ya en ruta las tierras labradas componen unos bellos murales que hacen las delicias de la conducción, y me pararía a recogerlas en mi tarjeta SD, pero llevo dos horas de retraso sobre mi programa previsto y me contengo a duras penas. Me voy animando en las largas rectas mientras en las curvas voy calentando. Me encuentro en medio de un ancho valle que el ser humano ha convertido en fuente de riqueza para dar vida con sus cultivos a su estirpe y animales domésticos que también acabarán nutriendo a sus estómagos. Pero para eso el campo requiere una continua atención, y por ello veo a lo lejos tractores removiendo las tierras, y los seguiré viendo durante todo el día y la tarde ¿Sabrán que es sábado de descanso? Me temo que eso es para el mundo urbanita vividor de los frutos del campo. Me quedo con ganas de hablar con alguno de ellos para preguntarles si tienen conciencia de artistas, pues desde los puntos elevados veo un agradable mosaico de colores. Recuerdo que durante la mili un día me tocó pasar la noche en una torreta de las marismas de Doñana, y poco antes de amanecer vino el compañero veterano a relevarme, pero me quedé con él para ver un amanecer. “Mira que he estado veces aquí y nunca me había fijado en la salida del sol”. Para mí fue una maravillosa foto y un grato recuerdo ante el que fue un gran descubrimiento para aquel curtido vigía que hasta me pidió una copia de mi codiciada imagen. ¿Les sucederá igual a estos artistas y agricultores?
El sol calienta, pero rodando con mi moto el aire me refrigera y solo siento que estoy disfrutando. Desde lo alto de un pequeño páramo hago una parada para hidratarme y aprovecho las vistas para hacer un pequeño video disculpándome por mi ausencia de la quedada organizada por mis colegas del instituto para inaugurar el nuevo curso, espero que me perdonen, pero creo que saben que soy un adicto a mis monturas y espero compensarles compartiendo mis experiencias diarias que habitualmente siguen fielmente. Sois unos amigos estupendos, de verdad. Como además el camino era de bajada paré el motor de mi “Campera”, así podría lanzarme con ella en caso de volver a las andadas, pero no hizo falta, parece que lo de la mañana fue un enfado por haberla dejado tanto tiempo olvidada.
En Monreal del Campo aprovecho para reponer fuerzas y volver a la siguiente ruta que me he bajado del Bajo Aragón, que aunque ya la he hecho en otras ocasiones sigue deleitándome sin defraudar lo más mínimo. Localizo el lugar en el que el año anterior vi a un pastor sentado en una piedra con el que me puse a hablar, sin embargo en esta ocasión el campo donde estaban las ovejas está labrado, y la piedra está vacía. Seguro que entonces le volveré a ver, cuando la tierra vuelva a estar en barbecho y aporte una nueva composición con sus pinceles andantes.
Buenas noches desde Teruel.





Ya en ruta las tierras labradas componen unos bellos murales que hacen las delicias de la conducción, y me pararía a recogerlas en mi tarjeta SD, pero llevo dos horas de retraso sobre mi programa previsto y me contengo a duras penas. Me voy animando en las largas rectas mientras en las curvas voy calentando. Me encuentro en medio de un ancho valle que el ser humano ha convertido en fuente de riqueza para dar vida con sus cultivos a su estirpe y animales domésticos que también acabarán nutriendo a sus estómagos. Pero para eso el campo requiere una continua atención, y por ello veo a lo lejos tractores removiendo las tierras, y los seguiré viendo durante todo el día y la tarde ¿Sabrán que es sábado de descanso? Me temo que eso es para el mundo urbanita vividor de los frutos del campo. Me quedo con ganas de hablar con alguno de ellos para preguntarles si tienen conciencia de artistas, pues desde los puntos elevados veo un agradable mosaico de colores. Recuerdo que durante la mili un día me tocó pasar la noche en una torreta de las marismas de Doñana, y poco antes de amanecer vino el compañero veterano a relevarme, pero me quedé con él para ver un amanecer. “Mira que he estado veces aquí y nunca me había fijado en la salida del sol”. Para mí fue una maravillosa foto y un grato recuerdo ante el que fue un gran descubrimiento para aquel curtido vigía que hasta me pidió una copia de mi codiciada imagen. ¿Les sucederá igual a estos artistas y agricultores?
El sol calienta, pero rodando con mi moto el aire me refrigera y solo siento que estoy disfrutando. Desde lo alto de un pequeño páramo hago una parada para hidratarme y aprovecho las vistas para hacer un pequeño video disculpándome por mi ausencia de la quedada organizada por mis colegas del instituto para inaugurar el nuevo curso, espero que me perdonen, pero creo que saben que soy un adicto a mis monturas y espero compensarles compartiendo mis experiencias diarias que habitualmente siguen fielmente. Sois unos amigos estupendos, de verdad. Como además el camino era de bajada paré el motor de mi “Campera”, así podría lanzarme con ella en caso de volver a las andadas, pero no hizo falta, parece que lo de la mañana fue un enfado por haberla dejado tanto tiempo olvidada.
En Monreal del Campo aprovecho para reponer fuerzas y volver a la siguiente ruta que me he bajado del Bajo Aragón, que aunque ya la he hecho en otras ocasiones sigue deleitándome sin defraudar lo más mínimo. Localizo el lugar en el que el año anterior vi a un pastor sentado en una piedra con el que me puse a hablar, sin embargo en esta ocasión el campo donde estaban las ovejas está labrado, y la piedra está vacía. Seguro que entonces le volveré a ver, cuando la tierra vuelva a estar en barbecho y aporte una nueva composición con sus pinceles andantes.
Buenas noches desde Teruel.




