Efectivamente ha sido una experiencia muy especial.
La ruta del viernes, de 170 Km campo a través, supuso todo un reto para la capacidad de orientación de nuestro guía; una vez más, Don Emilio demostró tener un "olfato" único para encontrar a cada momento el camino adecuado... ¡y hasta para encontrar el mejor bar de Cáceres en donde repostar nuestras resecas gargantas! -inconscientes, que sois unos inconscientes-
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El sábado mostró mucho de ese buen talante que se esconde detrás de cada motero: compañerismo, humor, paciencia, sentido de grupo... todo un reto, en donde se pusieron de manifiesto algunas de las cualidades que acompañan a nuestro grupo en cada una de las salidas. Impresionantes Miki y Carmen, que juntos sobre la moto parecían uno sólo... si en el resto de las facetas de la vida os compenetráis igual os auguro pareja para rato. Bruji dio una vez más la talla, demostrando que hay pocas cosas que las mujeres no puedan hacer igual o mejor que los hombres.
El domingo fue el día de las sensaciones... de las sensaciones fuertes, ¡qué salida!... ¡vaya grupo de envenenados del trail! Allí hubo de todo: vadeos salvajes, cabalgadas frenéticas, adrenalina a raudales y una trialera hostil memorable (gracias a los que me ayudasteis con mi avería... habrá que "amputar" ese condenado sistema de la pata de cabra, que parece perseguirme cada vez que salgo por esas tierras). Por cierto, ole tus narices Pepe... al final la talla se lleva dentro. Gracias también a todos por vuestra infinita paciencia mientras se hacían las paellas... aunque a juzgar por lo que sobró, parece que la espera mereció la pena
;D ;D ... ¡y eso que había alguno a quien la fe se le escapaba cada vez que me veía pilotar entre las tres paellas que había en el fuego! :
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Para Alfonso, nuestro guía ya habitual en esos parajes, un diez: además de conocerse la sierra palmo a palmo, demostró conocer al grupo y sobre todo a las personas... vaya paciencia. Por descontado, impagable también la ayuda de Miguel, que con su "Katy" cerraba el grupo y siempre estaba allí para que no se descarriara ninguna oveja.
De nuestro invitado, Afonso (si, en portugués se escribe así), qué decir que no le haya dicho ya en privado: absolutamente genial, tanto sobre su impresionante y equipadísima Africa Twin -a la que sólo le falta meterle fibra óptica-, como maniobrando con su Discovery y muy especialmente con su cámara. A través de ella supo captar cada uno de los momentos de la salida y a él le debemos el más amplio reportaje y particularmente en mi caso, las mejores fotos que yo tengo sobre una moto.
De Fernado, nuestro querido "Riptil", qué decir... UN 10 POR TODO: por la currada, por la elección del sitio, por organizar toda la intendencia -tela de intendencia- y por habernos brindado la posibilidad, una vez más, de pasar uno de los mejores fines de semana de nuestras vidas... y creo que lo puedo decir en nombre de más de uno.
Para el final dejo la parte más humana de nuestra escapada; hay cosas que es difícil expresar con palabras, pero bastará con decir que voy con vosotros a donde sea menester con los ojos cerrados... Y a pesar del precio que algunos de nosotros hemos tenido que pagar para poder estar allí, es mucho lo que nos hemos llevado a cambio de esas cartillas vacías; estoy seguro de que con lo que hemos adquirido sabremos volver a llenarlas con creces para nuestra próxima escapada.
... Sin embargo y como siempre he sido de los que opinan que de perdidos al río y que las ocasiones en la vida al final se cuentan con los dedos de una mano, no sería justo si dejara de mencionar algo que nos faltó:
regresar también por campo, haciendo los 170 Km de ruta nocturna y con luna... ¡rajaos, que sois unos rajaos! (a Cáceres ni se va ni se viene por carretera)
Sois todos unos Hijos de la Gran Ruta.
... ¡HOMBRES DE POCA FE!...