
Así que decide prostituirse y pone en la puerta de su apartamento un letrero, el cual con letras grandes decía:
EN LA CAMA: 300.€
EN EL CATRE: 50.€
EN EL SUELO: 25.€
Pasa una viejita y se queda mirando muy atentamente el letrero; corre para su casa; rompe el cochinito; cuenta su dinero y se va con el joven prostituto.
Al ver al joven, le extiende las monedas que lleva en la mano. El muchacho detenidamente la observa y cuenta el dinero: Son 300.€. El joven mira a la anciana y le dice:
- Que pícara, ¿lo quieres en la camita, eh?
Sonriendo, la viejita le responde:
- No digas tonterias...mijito... lo quiero doce veces en el suelo.
