En 1987, visité a un amigo que vivía en Burdeos. Una de las cosas que me llamó la atención eran las prácticas para sacarse el carné de moto. Se hacían con lluvia y si no llovía se mojaba el asfalto, las pruebas de conducción eran auténticas conjuras contra los inútiles.
Aquí, sin embargo, no hace tantos años, cualquiera se podía sacar el carné pasando unos conitos y poco más. Luego te ibas a la tienda y te hacías con una Kawa ZZR... La siguiente era un piñazo en una esquina.
Creo que antes de prohibir hay que educar y ese verbo nuestra administración no sabe conjugarlo, más aún, no existe en su diccionario porque lo han privatizado. No somos peores que los de fuera, simplemente nuestro país funciona peor, salvo en adoptar las medidas coercitivas que imperan fuera. Luego, con decir que lo hacemos como en el resto de Europa, pues ya está todo dicho.
Ya me he comprado las luces de feria y le he puesto más iluminación a la moto que un habitante del Bronx.