[highlight]Este mensaje lo publiqué en julio'07 y fue de los que se perdieron en la caida del foro. Quiero agradecer a Carlos de todo corazón el que haya conseguido recuperarlo.[/highlight]
Aprovechando que aun están frescos los recuerdos, voy a narraros cómo fue la primera aventura alpina de Ricardo (Rutero), Raúl (Raulet69), Aitana (Alhamilla) y un servidor.
Empezamos por presentarnos:
Ricardo y su R-850-R:
Raúl y su R-1200-GS:
Aitana y nuestra R-1200-GS:
Y yo, Cristóbal, con la otra mitad de nuestra R-1200-GS:
Y por último, una foto de familia:
Los preparativos comenzaron a primeros de año, cuando después de tanto tener los dientes largos leyendo el post de Stelvio, empezamos a madurar la idea. *
Ricardo dijo que también se apuntaba y por último Raúl, en el que ha sido su viaje de estreno de la GS.
La idea era seguir al pie de la letra la Opera Prima de Stelvio, aunque como después conseguimos más días, pensamos en ampliarla por la zona de los Dolomitas, Grossglockner, Salzburgo y los castillos de Baviera, quedando más o menos así:
Los dos puntos donde la ruta se cruzan son Prado allo Stelvio, en el este y por el oeste, en el tramo entre Brig y Martigny.
Os adjunto algunas páginas que nos han sido de gran utilidad para preparar el viaje:
El gran referente, la Opera Prima de Stelvio (¡Muchísimas gracias, Stelvio!): http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2/YaBB.pl?num=1111339945
Crónica de Pablo (Actor Secundario): http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2/YaBB.pl?num=1226248610
Crónica (recuperada, lástima de la primera) de Valentín (Zapatas) y Manolo (Morsa): http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2/YaBB.pl?num=1230484588
Varias páginas de información sobre las carreteras y los alojamientos:
http://www.uem-online.org/accommodations/
http://www.alpen-motorradhotels.com/
http://www.moho.at/home/
http://www.alpentourer.com/memorandum/memorandum.html
http://www.alpineroads.com/index.php
http://www.grossglockner.com/
http://www.gaskrank.eu/tv/paesse/
En cuanto a los preparativos, nada reseñable, sólo que hay que ir preparado para mucho frío, mucho calor y mucha agua. La verdad es que nos costó meter la ropa y el equipaje de los dos en las maletas, el baúl y la sobredepósito de la GS, pero con un poco de maña y selección pudimos. Como entramos en Suiza echamos los pasaportes, que aunque no nos pidieron en ningún paso fronterizo, sí que tuvimos que enseñar en algunos hoteles.
Únicamente llevábamos reservados los hoteles de La Junquera, Sallanches (cerca de Chamonix) y Salzburgo. El resto lo hicimos sobre la marcha y no tuvimos ningún problema en encontrar alojamientos, la mayoría de ellos estupendos.
Es recomendable algún candado o similar para enganchar los cascos a la moto cuando te bajas a dar un paseo, ya que ya vas cargado con los chaquetones y con la sobre, así que todo lo que se pueda dejar en la moto es un alivio.
01/07/2007, Madrid - La Junquera
Salimos tempranito y con la idea de no meternos en peajes ya que teníamos tiempo. Fuimos por la N-II hasta Cervera, donde nos desviamos al Eje Pirenaico (C-25) para hacer un poco más entretenido el camino. Tras comer en un área de servicio en Gurb, nos desviamos hacia Olot por la C-153, haciendo un tramo precioso de curvas en la comarca de La Garrotxa. De Olot a Figueres, y de ahí por autopista hasta el hotel Porta Catalana, en la misma autopista y que está bien para la idea que teníamos de un hotel de carretera.
02/07/2007, La Junquera - Sallanches
Buscando alojamiento por Internet encontramos el Hotel Ibis en Sallanches, cerca de Chamonix, con una oferta de 39€ la noche por habitación, así que reservamos alojamiento aquí. La jornada transcurrió casi completa por las autopistas francesas, con sus peajes y su gasolina a precio de oro, pero con mucho mejor asfalto, áreas de servicio y zonas de descanso que las españolas. Por lo menos las motos pagan menos en los peajes, pero eso sí vigilad de no entrar por estas puertas, ya que al ser automáticas no distinguen entre motos y coches:
Otra cosa a tener en cuenta es el horario de las comidas en el resto de Europa, bastante más tempranero que el nuestro. A las 15.00, en una gasolinera ya abandonada la autopista intentamos comer de menú y lo único que pudieron ofrecernos fueron 4 perritos calientes.
Llegamos a Sallanches sobre las 18.00, con el tiempo nuboso y lloviendo un poco. El Hotel Ibis muy bien dentro de un estilo completamente funcional:
Y nos encontramos con la primera vista del Mont Blanc, que nos acompañaría en las primeras y últimas etapas de nuestro viaje:
Para cenar (a la luz del día), el receptor del hotel nos recomendó el restaurante Anais, donde podríamos probar las especialidades saboyardas (región de la Alta Saboya):
El plato estrella es la especialidad de Anais, un pan con forma de oso relleno de queso fundido ¡Delicioso!
03/07/2007, Visita a Chamonix
Para descansar de las dos etapas de autopistas, este día nos lo tomamos en plan pedestre y nos fuimos con las motos a Chamonix para visitarla y conocerla. Es un pueblo de montaña grande y turístico, con un centro histórico muy bonito y numerosas tiendas y restaurantes donde saciar el hábito consumista de miles de turistas.
Hicimos dos visitas muy interesantes. Primero subimos al Aiguille du Midi, un pico altísimo al que se accede en telecabina y desde el que hay unas vistas impresionantes. Lástima de la niebla, que no nos dejó disfrutarlas. Lo que sí pudimos disfrutar fue del viento, la nieve y el frío, que pegaban fuertes.
A la bajada ya estaba lloviendo, así que nos tocó pertrecharnos:
Después de comer visitamos el Mar du Glace, el glaciar más grande de Francia, y con cuevas excavadas en hielo que se pueden visitar. Es impresionante, la velocidad de deslizamiento es de 1 cm/hora = 90 m/año, y se ve como han tenido que ir haciendo nuevas cuevas para poder acceder desde la plataforma de los turistas.
Por la tarde nos volvimos a Sallanches sin que parara de llover, por lo que nos mojamos a base de bien ya que no llevábamos las botas de la moto.
04/07/2007, Sallanches - Airolo
Todas las mañanas tocaba programar los navegadores y como llevábamos uno en cada moto, esto nos originaba unas divertidas discusiones de cual de los tres tendría razón, ya que cada uno nos proponía una ruta distinta:
El primer puerto que se sube es La Forclaz, que nos da la bienvenida a Suiza esperándonos con un chocolate caliente. Aviso, cuando pides chocolate es una especie de Cola Cao (espero que al menos suizo, por eso de la fama), no es un chocolate a la taza.
La bajada de La Forclaz a Martigny es muy bonita, con un asfalto estupendo, y nos encontramos con lo que será el paisaje típico de los valles suizos, los viñedos:
A partir de Martigny vamos por una carretera paralela a la autopista hasta Sion, donde comemos. El centro es muy bonito y también hay dos castillos estupendamente conservados a los que se puede subir.
A partir de Sierre la carretera se hace única y con un trazado más entretenido, y a partir de Munster nos espera nuestro primer reto, el Nufenen. La subida fue muy bonita, pero conforme íbamos ascendiendo empezó a llovernos y después a nevarnos, con lo que no pudimos ni parar a sacar alguna foto. ¡Es impresionante cómo puede cambiar el tiempo de los valles a los puertos!
Hicimos la bajada del puerto hasta Airolo y las temperaturas volvieron a normalizarse. En Airolo cenamos y dormimos en el Hotel Forni, que está bastante bien, con unos empleados muy atentos y amables. En la cena nos pusieron unas pechugas de pollo en salsa que estaban riquísimas.
Es muy curioso cómo cambia el idioma en Suiza en función del país que tenga más cerca. En este caso hablaban italiano, pero afortunadamente contábamos con Raúl, que habla francés, se defiende con el italiano y conoce algunas palabrillas de alemán, con lo cual pudimos comer caliente y bien todos los días.
05/07/2007, Airolo - Chur
Aunque éste en principio era el día del famoso 9, la nieve y nuestro nuevo amigo, Hank, nos facilitaron un cambio de planes, pero vamos por partes.
Salimos de Airolo habiéndonos estrenado en el maravilloso mundo de los surtidores automáticos con tarjeta. Después de leer las instrucciones en italiano y probar, resulta que aquello no echaba ni gota, hasta que descubrimos que mi VISA no sirve, y sin embargo la VISA de Aitana, sí. Todavía no hemos descubierto por qué, pero nos ha pasado igual en otras gasolineras distintas ¿?
Al salir de Airolo el primer reto es el San Gottardo por la calzada romana. ¡Qué preciosidad!, ¡Qué capacidad de predicción tuvieron los romanos peraltando la calzada para que varios siglos después las motos pudiésemos tomar esas curvas con más facilidad!
Vista de Airolo en el inicio de la subida:
Raúl negociando uno de los tornanti adoquinados:
La subida vista desde el sillín de la GS:
Es una subida preciosa, y tuvimos suerte porque la hicimos en seco y con relativo buen tiempo, pero al llegar arriba ...
Es asombroso cómo de rápido cambia el tiempo. Arriba del puerto hay una especie de lago o de charco (no pudimos estimar el tamaño a causa de la niebla) y una reproducción de un carruaje tirado por caballos cruzando dicho lago sobre una balsa de madera. ¡Lastima de niebla ...!
Después del San Gottardo bajamos a Andermatt, y de ahí a Wassen para iniciar la subida del Sustenpass. Cada vez iba haciendo más frío y había más nieve en la carretera, con lo que al llegar al Susten ni nos bajamos. Comenzamos la bajada hacia Innertkirtchen con la carretera nevada, donde llegamos para la hora de la comida después de algún sustillo.
Mientras comíamos pensábamos para donde tirar, porque girar a la izquierda para hacer el Grimsel, el Furka y el Oberalp no nos apetecía nada con ese tiempo, y para atrás repitiendo el Susten ni de coña, así que sólo nos quedaba ir a la derecha hacia Lucerna. Por cierto, en esta parte de Suiza se habla alemán, así que nos la jugamos pidiendo el menú y acertamos, sin tener ni idea de lo que nos ofrecía. Como curiosidad os cuento que en la pizarra del restaurante el 2º plato ocupaba tres líneas escritas y nosotros pensábamos que había que escoger una de las tres líneas, y la camarera nos miraba con cara de alucinada mientras nosotros escogíamos entre el puré de patatas, las verduritas o la carne en salsa ;D
Cuando estábamos terminando llegaron Hank y su novia en una R1150RS. Son holandeses y estaban haciendo también la ruta por Centroeuropa pero orientados más a los valles. Resulta que ellos también iban para Chur subiendo a Lucerna y rodeando un par de lagos, así que nos propusieron que fuésemos juntos y aceptamos. *
Llegamos juntos hasta Kussnacht Rigi, un balneario con un funicular que subía a un sitio precioso según Hank, que ya había estado y quería enseñar a su novia. Para nosotros se hacía tarde ya que queríamos llegar a Chur, así que nos despedimos allí y continuamos.
No sé si las maravillosas vistas sirvieron para que Hank encandilase más a su novia o no, pero el caso es que por la noche los llamó para ver donde estábamos y si podíamos continuar un poco mas de ruta juntos *
Llegamos a Chur ya un poco tarde, pero teníamos el hotel ya reservado de esa misma mañana desde Chur, ya que era un hotel de la misma cadena Minotel. El hotel de Chur se llama Fraieck (el que sale a la espalda de Ricardo en su foto de presentación) y está muy bien, dentro del centro histórico. La cena la hicimos en el Calanda, un restaurante al estilo americano, de diseño, donde tomamos unas ensaladas, escalopes, comida oriental y unos postres muy ricos.
06/07/2007, Chur - Vipiteno
Este día nos tocaba separarnos ya que Raúl y Ricardo tenían que volver antes para Madrid :-[. La idea era seguir juntos hasta la frontera de Suiza con Italia, donde ellos irían hacia Prado allo Stelvio para seguir al pie de la letra la Opera Prima, mientras nosotros seguíamos avanzando hacia el este.
Antes de separarnos todavía pudimos disfrutar juntos del Fluela y del Ofen, que aunque al principio íbamos preocupados por la experiencia del día anterior, después los pudimos hacer muy bien, sin rastro de nieve y apenas lluvia.
Comimos en el último pueblo suizo antes de la frontera y después de la buena experiencia del día anterior, volvimos a pedir menú a ciegas. En este caso fue una sopita de primero y un pescado a la romana después, también muy ricos.
Llegó el momento de la triste despedida:
A partir de ahí narro nuestra parte del viaje, que continuó con una preciosa incursión por los Dolomitas a través del Jaufenpass (Passo dil Giovo). Conforme íbamos avanzando hacia el este el tiempo mejoraba, y compartíamos la ruta con multitud de motos.
Cima del Jaufen:
De ahí bajamos a Vipiteno, y aunque pensábamos seguir a Bressanone, el pueblo nos gustó y decidimos quedarnos allí a dormir. Es un pueblo pequeñín con un centro medieval muy bonito. El hotel donde nos quedamos es el Lamm, y también nos gustó.
Y aprovechando que estábamos en Italia, de cena cayeron las primeras pizzas y helados ¡Qué ricos :!
07/07/2007, Vipiteno - Dollach
¡San Fermín! Lo bueno de la tele por satélite es que en algunos hoteles sintonizan TVE Internacional y los encierros nos coincidían con la hora de levantarnos así que pudimos ver algunos de ellos.
La idea era llegar al pueblo más cercano al Grossglockner y dormir allí, para poder disfrutarlo al día siguiente, al final resultó que lo disfrutamos por partida doble :
De Vipiteno fuimos a Brunico, y a partir de ahí empieza una agradable carretera de montaña a través de la cual vamos internándonos en los Dolomitas:
Es increíble la diferencia con las montañas suizas. Allí era verde de hierba hasta que lo cubría la nieve, mientras que aquí es una mole de piedra inmensa totalmente árida en su parte superior.
Antes de llegar a Cortina D'Ampezzo se hacen los pasos de la Valparola y el Falzarego, con un trazado precioso y un ambiente motero estupendo.
Eso sí, aunque las generalizaciones son odiosas, mientras que en Suiza el respeto por la raya continua es casi absoluto, en Italia parece que sólo indica el eje de la carretera, y nos llevamos algún susto con algún lanzado que opinaba que dos motos caben bien por el carril que invadía.
Llegamos a Cortina D'Ampezzo para comer, donde otra vez nos calzamos unas pizzas deliciosas, y seguimos para Dollach, donde nos quedamos en un hotelito rural precioso, con piscina y todo, Schlosswirt.
Como era buena hora pensamos en hacer el Grossglockner antes de la cena, y así al día siguiente podríamos ir directos a Salzburgo y tener más tiempo para visitarla. Craso error. Yo pensaba que el Glossglockner era un parque que se visitaba pero como una carretera sin salida, pagando los 18€ del peaje, y una vez que estábamos dentro nos dimos cuenta de que esa iba a ser la carretera que necesitábamos al día siguiente para llegar a Salzburgo, así que nos volvió a tocar pagar :. La verdad es que no me importó en absoluto. Las vistas del glaciar y del parque son preciosas, y la carretera es una pasada en cuanto a su trazado y estado de conservación.
Vista del Grossglockner, el pico más alto de Austria.
En el aparcamiento principal también hay carteles indicando que bajo la baranda hay marmotas, y nos entretuvimos un rato viéndolas. Son la mar de juguetonas.
08/07/2007, Dollach - Salzburgo
¡Otra vez el Grossglockner ! No hay problemas, son 18€ muy bien invertidos. El día anterior comprobé que la moto estaba al mínimo de aceite, y al ir a reponer me di cuenta de que me había dejado en casa la llavecita negra del tapón del aceite, así que en el aparcamiento del Grossglockner se la pedí a otra GS. La verdad es que fue fácil, parece que regalan las GS por toda Europa, es una barbaridad la de 650, 1100, 1150 y 1200 que vimos, y también algunas más clásicas (80 y 100).
Aprovechando que tuvo que sacar la llave para dejármela, el amiguete también rellenó su GS. La jodía consume aceite, hay que vigilarlo.
Haciendo un estudio de mercado de todas las motos que vimos, BMW gana por goleada, y sobre todo los modelos boxer, fundamentalmente RT y GS. Varaderos también vimos muchas, y Africa Twin, un montón. Es bonito ver cómo se sigue manteniendo el culto a un modelo que ya lleva varios años fuera del mercado, pero que sigue siendo el referente del trail mixto.
Una vez repuesto el aceite continuamos nuestro viaje parando en el mirador de Edelweiss Pitze, con unas vistas preciosas y un montón de motos haciendo la misma ruta.
Esta foto nos la hicieron dos españoles que llevaban 15 años viviendo en Munich. Fue una gran alegría volver a oír a alguien en nuestro idioma desde que nos separamos de Raúl y Ricardo.
Una vez que terminamos la carretera del Grossglockner, continuamos hacia Salzburgo evitando las autopistas, lo que hace que te metas por unas carreteras secundarias con mucho tráfico. El navegador para estos casos es una buena herramienta.
En Salzburgo, al igual que Zapatas, nos quedamos en el NH Carlton, que habíamos reservado antes del viaje.
Llegamos a muy buena hora, sobre las 12.30, con la idea de ducharnos y recorrer el centro. Justo cuando estábamos vaciando las maletas pararon dos RT 1200 junto a nosotros, que resultaron ser dos parejas de granadinos que se alojaban en un hotel junto al nuestro y que estaban haciendo una ruta parecida, así que quedamos con ellos para cenar.
Antes de eso nos dimos una vuelta por Salzburgo, que tiene un centro histórico precioso, y de un tamaño muy asequible para pasearlo en una tarde. El cementerio, junto a la iglesia de San Peter, es muy bonito y se puede visitar sin que su paseo se convierta en algo triste. Esta es la vista del cementerio con la fortaleza al fondo:
Y para la cena quedamos con nuestros nuevos amigos granadinos. Son dos hermanos, Rafa y Pepe, y sus respectivas, Carmen y Aurelia. Estaban haciendo una ruta coincidente con la nuestra en muchos puntos, pero haciendo dos noches en cada sitio, lo que les daba más tiempo para conocer los sitios en los que paraban, aunque su recorrido era menos amplio que el nuestro. Cenamos en un restaurante pseudo-español, que al final por el picante de las comidas resulto ser más mexicano, y nos echamos unas risas compartiendo las experiencias del viaje. Es una alegría encontrarte con gente desconocida pero con la que compartes vínculos y compartir un buen rato con ellos.
09/07/2007, Salzburgo - Halblech
¡El día de la gran mojada! La idea era meternos pronto en Alemania para recorrer la Deutsche Alpenstrasse hasta llegar a Fussen. El recorrido es muy bonito, con carreteras que están absolutamente metidas entre bosques, dándole a la ruta oscuridad y misterio. Mientras en Suiza el paisaje es más de prados, en Alemania y Austria es mucho más boscoso. Nos dirigíamos a Halblech, al hotel Bandwaldsee recomendado por Zapatas, pero conforme más nos acercábamos más nos llovía. Era desesperante, todo el cielo con la misma tonalidad de gris, sin dar ninguna sensación de mejora por ningún sitio, y una lluvia fuerte y constante que nos hizo mojarnos los pies, las piernas, la ropa interior, ..., en fin, lo que nunca nos había pasado, que las botas o los trajes calasen, nos pasó ese día.
Pero como todo tiene su recompensa, cuando llegamos al hotel vimos que tenía piscina interior climatizada, sauna, baño turco, etc., así que después de tender toda la ropa de la moto en la habitación para que se secase para el día siguiente, y como no nos habíamos mojado lo suficiente nos fuimos a la piscina. ¡Qué delicia! Después de unos bañitos y un poco de sauna nos tiramos en dos tumbonas repasando la ruta y escribiendo el resumen que ahora nos está ayudando a escribir esta crónica.
La idea era ir esa misma tarde a ver los castillos de Luis II de Baviera, pero como no paraba de llover lo dejamos para el día siguiente por la mañana.
La cena en el hotel fue magnífica, con una especie de menú de degustación que incluía dos tipos de carne, dos tipos de pasta, patatas, salchicha, bacon, etc. *
En fin, que nos pusimos hasta arriba para aliviar los sofocones del día.
10/07/2007, Halblech - Sant Moritz
Este día nos reenganchábamos a la ruta de Stelvio. Como Raúl y Ricardo nos llevaban varios días de ventaja, nos iban recomendando sitios para comer y dormir, y nos dijeron que les había gustado más Sant Moritz que Livigno, así que allí planeamos nuestra meta de la jornada.
Por la mañana fuimos a Fussen con la idea de ver, al menos desde fuera, los castillos de Hohenschwangau. La carretera que va de Halblech a Fussen estaba cortada por obras, así que tuvimos que dar un rodeo por la orilla del lago Forggensee. Llegamos a Fussen y nos dio pena no poder visitarlo ya que las vistas desde la carretera prometían.
Cuando llegamos a la base de los castillos aquello parecía una feria. Entre que la proponían como una de las nuevas 7 maravillas y todos los turistas que había, se hacía imposible la visita, así que hicimos la foto de rigor y continuamos nuestro camino. El castillo es precioso, eso es indiscutible:
Continuamos el camino por los bosques austriacos, pasando a Italia a través del Reschenpass, y de ahí a nuestro esperado reto con el Stelvio. Teníamos muchas ganas de subirlo, pero también mucho respeto por todo lo que habíamos leído de él y de los 48 tornanti, y por fin allí estaba:
¡Y encima con nieve! Pero fue una falsa alarma, por la noche había nevado pero ya habían actuado los quitanieves y la carretera estaba seca, así que la subida fue una delicia, aunque eso sí, un poco más complicada que la de otros puertos por lo estrecho de la carretera y lo cerrado de los tornanti.
Una vez coronado el mítico puerto nos comimos un perrito caliente en un puestecillo ambulante que hay en la cima, atendido por un italiano barbudo que está todo el día riéndose (parece que está colocado) y por un colombiano que nos recomendó cual era la mejor salchicha y el mejor pan. Tiene merito estar allí arriba plantado todo el día en un puesto callejero con el frío que hace.
La bajada del Stelvio tiene un aspecto totalmente distinto. Hay otro buen montón de tornanti pero la nieve desaparece y llega el sol y los riachuelos bajando a toda pastilla. Es menos impresionante pero para mi gusto más bonito.
Después del Foscagno y del Bernina, llegamos a Sant Moritz, la conocida estación de esquí suiza, que además tiene un lago muy bonito con un paseo que lo rodea por completo. El pueblo está dividido en dos, la parte junto al lago, con multitud de hoteles, y la parte alta, donde están las tiendas y restaurantes. *
El nivel adquisitivo es alto y se nota, algunas casas son preciosas y los precios de hoteles y restaurantes son los más altos que nos hemos encontrado después de Salzburgo.
Para cenar fuimos al restaurante Acla, en la parte alta, y que os recomendamos encarecidamente.
Los entrantes fueron en plan delicatessen, muy elaborados, las carnes de segundo estaban riquísimas, y el postre, una mousse de tres chocolates, es el mejor que he tomado desde hace mucho tiempo
Aprovechando que aun están frescos los recuerdos, voy a narraros cómo fue la primera aventura alpina de Ricardo (Rutero), Raúl (Raulet69), Aitana (Alhamilla) y un servidor.
Empezamos por presentarnos:
Ricardo y su R-850-R:
Raúl y su R-1200-GS:
Aitana y nuestra R-1200-GS:
Y yo, Cristóbal, con la otra mitad de nuestra R-1200-GS:
Y por último, una foto de familia:
Los preparativos comenzaron a primeros de año, cuando después de tanto tener los dientes largos leyendo el post de Stelvio, empezamos a madurar la idea. *
Ricardo dijo que también se apuntaba y por último Raúl, en el que ha sido su viaje de estreno de la GS.
La idea era seguir al pie de la letra la Opera Prima de Stelvio, aunque como después conseguimos más días, pensamos en ampliarla por la zona de los Dolomitas, Grossglockner, Salzburgo y los castillos de Baviera, quedando más o menos así:
Los dos puntos donde la ruta se cruzan son Prado allo Stelvio, en el este y por el oeste, en el tramo entre Brig y Martigny.
Os adjunto algunas páginas que nos han sido de gran utilidad para preparar el viaje:
El gran referente, la Opera Prima de Stelvio (¡Muchísimas gracias, Stelvio!): http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2/YaBB.pl?num=1111339945
Crónica de Pablo (Actor Secundario): http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2/YaBB.pl?num=1226248610
Crónica (recuperada, lástima de la primera) de Valentín (Zapatas) y Manolo (Morsa): http://www.bmwmotos.com/cgi-bin/yabb2/YaBB.pl?num=1230484588
Varias páginas de información sobre las carreteras y los alojamientos:
http://www.uem-online.org/accommodations/
http://www.alpen-motorradhotels.com/
http://www.moho.at/home/
http://www.alpentourer.com/memorandum/memorandum.html
http://www.alpineroads.com/index.php
http://www.grossglockner.com/
http://www.gaskrank.eu/tv/paesse/
En cuanto a los preparativos, nada reseñable, sólo que hay que ir preparado para mucho frío, mucho calor y mucha agua. La verdad es que nos costó meter la ropa y el equipaje de los dos en las maletas, el baúl y la sobredepósito de la GS, pero con un poco de maña y selección pudimos. Como entramos en Suiza echamos los pasaportes, que aunque no nos pidieron en ningún paso fronterizo, sí que tuvimos que enseñar en algunos hoteles.
Únicamente llevábamos reservados los hoteles de La Junquera, Sallanches (cerca de Chamonix) y Salzburgo. El resto lo hicimos sobre la marcha y no tuvimos ningún problema en encontrar alojamientos, la mayoría de ellos estupendos.
Es recomendable algún candado o similar para enganchar los cascos a la moto cuando te bajas a dar un paseo, ya que ya vas cargado con los chaquetones y con la sobre, así que todo lo que se pueda dejar en la moto es un alivio.
01/07/2007, Madrid - La Junquera
Salimos tempranito y con la idea de no meternos en peajes ya que teníamos tiempo. Fuimos por la N-II hasta Cervera, donde nos desviamos al Eje Pirenaico (C-25) para hacer un poco más entretenido el camino. Tras comer en un área de servicio en Gurb, nos desviamos hacia Olot por la C-153, haciendo un tramo precioso de curvas en la comarca de La Garrotxa. De Olot a Figueres, y de ahí por autopista hasta el hotel Porta Catalana, en la misma autopista y que está bien para la idea que teníamos de un hotel de carretera.
02/07/2007, La Junquera - Sallanches
Buscando alojamiento por Internet encontramos el Hotel Ibis en Sallanches, cerca de Chamonix, con una oferta de 39€ la noche por habitación, así que reservamos alojamiento aquí. La jornada transcurrió casi completa por las autopistas francesas, con sus peajes y su gasolina a precio de oro, pero con mucho mejor asfalto, áreas de servicio y zonas de descanso que las españolas. Por lo menos las motos pagan menos en los peajes, pero eso sí vigilad de no entrar por estas puertas, ya que al ser automáticas no distinguen entre motos y coches:
Otra cosa a tener en cuenta es el horario de las comidas en el resto de Europa, bastante más tempranero que el nuestro. A las 15.00, en una gasolinera ya abandonada la autopista intentamos comer de menú y lo único que pudieron ofrecernos fueron 4 perritos calientes.
Llegamos a Sallanches sobre las 18.00, con el tiempo nuboso y lloviendo un poco. El Hotel Ibis muy bien dentro de un estilo completamente funcional:
Y nos encontramos con la primera vista del Mont Blanc, que nos acompañaría en las primeras y últimas etapas de nuestro viaje:
Para cenar (a la luz del día), el receptor del hotel nos recomendó el restaurante Anais, donde podríamos probar las especialidades saboyardas (región de la Alta Saboya):
El plato estrella es la especialidad de Anais, un pan con forma de oso relleno de queso fundido ¡Delicioso!
03/07/2007, Visita a Chamonix
Para descansar de las dos etapas de autopistas, este día nos lo tomamos en plan pedestre y nos fuimos con las motos a Chamonix para visitarla y conocerla. Es un pueblo de montaña grande y turístico, con un centro histórico muy bonito y numerosas tiendas y restaurantes donde saciar el hábito consumista de miles de turistas.
Hicimos dos visitas muy interesantes. Primero subimos al Aiguille du Midi, un pico altísimo al que se accede en telecabina y desde el que hay unas vistas impresionantes. Lástima de la niebla, que no nos dejó disfrutarlas. Lo que sí pudimos disfrutar fue del viento, la nieve y el frío, que pegaban fuertes.
A la bajada ya estaba lloviendo, así que nos tocó pertrecharnos:
Después de comer visitamos el Mar du Glace, el glaciar más grande de Francia, y con cuevas excavadas en hielo que se pueden visitar. Es impresionante, la velocidad de deslizamiento es de 1 cm/hora = 90 m/año, y se ve como han tenido que ir haciendo nuevas cuevas para poder acceder desde la plataforma de los turistas.
Por la tarde nos volvimos a Sallanches sin que parara de llover, por lo que nos mojamos a base de bien ya que no llevábamos las botas de la moto.
04/07/2007, Sallanches - Airolo
Todas las mañanas tocaba programar los navegadores y como llevábamos uno en cada moto, esto nos originaba unas divertidas discusiones de cual de los tres tendría razón, ya que cada uno nos proponía una ruta distinta:
El primer puerto que se sube es La Forclaz, que nos da la bienvenida a Suiza esperándonos con un chocolate caliente. Aviso, cuando pides chocolate es una especie de Cola Cao (espero que al menos suizo, por eso de la fama), no es un chocolate a la taza.
La bajada de La Forclaz a Martigny es muy bonita, con un asfalto estupendo, y nos encontramos con lo que será el paisaje típico de los valles suizos, los viñedos:
A partir de Martigny vamos por una carretera paralela a la autopista hasta Sion, donde comemos. El centro es muy bonito y también hay dos castillos estupendamente conservados a los que se puede subir.
A partir de Sierre la carretera se hace única y con un trazado más entretenido, y a partir de Munster nos espera nuestro primer reto, el Nufenen. La subida fue muy bonita, pero conforme íbamos ascendiendo empezó a llovernos y después a nevarnos, con lo que no pudimos ni parar a sacar alguna foto. ¡Es impresionante cómo puede cambiar el tiempo de los valles a los puertos!
Hicimos la bajada del puerto hasta Airolo y las temperaturas volvieron a normalizarse. En Airolo cenamos y dormimos en el Hotel Forni, que está bastante bien, con unos empleados muy atentos y amables. En la cena nos pusieron unas pechugas de pollo en salsa que estaban riquísimas.
Es muy curioso cómo cambia el idioma en Suiza en función del país que tenga más cerca. En este caso hablaban italiano, pero afortunadamente contábamos con Raúl, que habla francés, se defiende con el italiano y conoce algunas palabrillas de alemán, con lo cual pudimos comer caliente y bien todos los días.
05/07/2007, Airolo - Chur
Aunque éste en principio era el día del famoso 9, la nieve y nuestro nuevo amigo, Hank, nos facilitaron un cambio de planes, pero vamos por partes.
Salimos de Airolo habiéndonos estrenado en el maravilloso mundo de los surtidores automáticos con tarjeta. Después de leer las instrucciones en italiano y probar, resulta que aquello no echaba ni gota, hasta que descubrimos que mi VISA no sirve, y sin embargo la VISA de Aitana, sí. Todavía no hemos descubierto por qué, pero nos ha pasado igual en otras gasolineras distintas ¿?
Al salir de Airolo el primer reto es el San Gottardo por la calzada romana. ¡Qué preciosidad!, ¡Qué capacidad de predicción tuvieron los romanos peraltando la calzada para que varios siglos después las motos pudiésemos tomar esas curvas con más facilidad!
Vista de Airolo en el inicio de la subida:
Raúl negociando uno de los tornanti adoquinados:
La subida vista desde el sillín de la GS:
Es una subida preciosa, y tuvimos suerte porque la hicimos en seco y con relativo buen tiempo, pero al llegar arriba ...
Es asombroso cómo de rápido cambia el tiempo. Arriba del puerto hay una especie de lago o de charco (no pudimos estimar el tamaño a causa de la niebla) y una reproducción de un carruaje tirado por caballos cruzando dicho lago sobre una balsa de madera. ¡Lastima de niebla ...!
Después del San Gottardo bajamos a Andermatt, y de ahí a Wassen para iniciar la subida del Sustenpass. Cada vez iba haciendo más frío y había más nieve en la carretera, con lo que al llegar al Susten ni nos bajamos. Comenzamos la bajada hacia Innertkirtchen con la carretera nevada, donde llegamos para la hora de la comida después de algún sustillo.
Mientras comíamos pensábamos para donde tirar, porque girar a la izquierda para hacer el Grimsel, el Furka y el Oberalp no nos apetecía nada con ese tiempo, y para atrás repitiendo el Susten ni de coña, así que sólo nos quedaba ir a la derecha hacia Lucerna. Por cierto, en esta parte de Suiza se habla alemán, así que nos la jugamos pidiendo el menú y acertamos, sin tener ni idea de lo que nos ofrecía. Como curiosidad os cuento que en la pizarra del restaurante el 2º plato ocupaba tres líneas escritas y nosotros pensábamos que había que escoger una de las tres líneas, y la camarera nos miraba con cara de alucinada mientras nosotros escogíamos entre el puré de patatas, las verduritas o la carne en salsa ;D
Cuando estábamos terminando llegaron Hank y su novia en una R1150RS. Son holandeses y estaban haciendo también la ruta por Centroeuropa pero orientados más a los valles. Resulta que ellos también iban para Chur subiendo a Lucerna y rodeando un par de lagos, así que nos propusieron que fuésemos juntos y aceptamos. *
Llegamos juntos hasta Kussnacht Rigi, un balneario con un funicular que subía a un sitio precioso según Hank, que ya había estado y quería enseñar a su novia. Para nosotros se hacía tarde ya que queríamos llegar a Chur, así que nos despedimos allí y continuamos.
No sé si las maravillosas vistas sirvieron para que Hank encandilase más a su novia o no, pero el caso es que por la noche los llamó para ver donde estábamos y si podíamos continuar un poco mas de ruta juntos *
Llegamos a Chur ya un poco tarde, pero teníamos el hotel ya reservado de esa misma mañana desde Chur, ya que era un hotel de la misma cadena Minotel. El hotel de Chur se llama Fraieck (el que sale a la espalda de Ricardo en su foto de presentación) y está muy bien, dentro del centro histórico. La cena la hicimos en el Calanda, un restaurante al estilo americano, de diseño, donde tomamos unas ensaladas, escalopes, comida oriental y unos postres muy ricos.
06/07/2007, Chur - Vipiteno
Este día nos tocaba separarnos ya que Raúl y Ricardo tenían que volver antes para Madrid :-[. La idea era seguir juntos hasta la frontera de Suiza con Italia, donde ellos irían hacia Prado allo Stelvio para seguir al pie de la letra la Opera Prima, mientras nosotros seguíamos avanzando hacia el este.
Antes de separarnos todavía pudimos disfrutar juntos del Fluela y del Ofen, que aunque al principio íbamos preocupados por la experiencia del día anterior, después los pudimos hacer muy bien, sin rastro de nieve y apenas lluvia.
Comimos en el último pueblo suizo antes de la frontera y después de la buena experiencia del día anterior, volvimos a pedir menú a ciegas. En este caso fue una sopita de primero y un pescado a la romana después, también muy ricos.
Llegó el momento de la triste despedida:
A partir de ahí narro nuestra parte del viaje, que continuó con una preciosa incursión por los Dolomitas a través del Jaufenpass (Passo dil Giovo). Conforme íbamos avanzando hacia el este el tiempo mejoraba, y compartíamos la ruta con multitud de motos.
Cima del Jaufen:
De ahí bajamos a Vipiteno, y aunque pensábamos seguir a Bressanone, el pueblo nos gustó y decidimos quedarnos allí a dormir. Es un pueblo pequeñín con un centro medieval muy bonito. El hotel donde nos quedamos es el Lamm, y también nos gustó.
Y aprovechando que estábamos en Italia, de cena cayeron las primeras pizzas y helados ¡Qué ricos :!
07/07/2007, Vipiteno - Dollach
¡San Fermín! Lo bueno de la tele por satélite es que en algunos hoteles sintonizan TVE Internacional y los encierros nos coincidían con la hora de levantarnos así que pudimos ver algunos de ellos.
La idea era llegar al pueblo más cercano al Grossglockner y dormir allí, para poder disfrutarlo al día siguiente, al final resultó que lo disfrutamos por partida doble :
De Vipiteno fuimos a Brunico, y a partir de ahí empieza una agradable carretera de montaña a través de la cual vamos internándonos en los Dolomitas:
Es increíble la diferencia con las montañas suizas. Allí era verde de hierba hasta que lo cubría la nieve, mientras que aquí es una mole de piedra inmensa totalmente árida en su parte superior.
Antes de llegar a Cortina D'Ampezzo se hacen los pasos de la Valparola y el Falzarego, con un trazado precioso y un ambiente motero estupendo.
Eso sí, aunque las generalizaciones son odiosas, mientras que en Suiza el respeto por la raya continua es casi absoluto, en Italia parece que sólo indica el eje de la carretera, y nos llevamos algún susto con algún lanzado que opinaba que dos motos caben bien por el carril que invadía.
Llegamos a Cortina D'Ampezzo para comer, donde otra vez nos calzamos unas pizzas deliciosas, y seguimos para Dollach, donde nos quedamos en un hotelito rural precioso, con piscina y todo, Schlosswirt.
Como era buena hora pensamos en hacer el Grossglockner antes de la cena, y así al día siguiente podríamos ir directos a Salzburgo y tener más tiempo para visitarla. Craso error. Yo pensaba que el Glossglockner era un parque que se visitaba pero como una carretera sin salida, pagando los 18€ del peaje, y una vez que estábamos dentro nos dimos cuenta de que esa iba a ser la carretera que necesitábamos al día siguiente para llegar a Salzburgo, así que nos volvió a tocar pagar :. La verdad es que no me importó en absoluto. Las vistas del glaciar y del parque son preciosas, y la carretera es una pasada en cuanto a su trazado y estado de conservación.
Vista del Grossglockner, el pico más alto de Austria.
En el aparcamiento principal también hay carteles indicando que bajo la baranda hay marmotas, y nos entretuvimos un rato viéndolas. Son la mar de juguetonas.
08/07/2007, Dollach - Salzburgo
¡Otra vez el Grossglockner ! No hay problemas, son 18€ muy bien invertidos. El día anterior comprobé que la moto estaba al mínimo de aceite, y al ir a reponer me di cuenta de que me había dejado en casa la llavecita negra del tapón del aceite, así que en el aparcamiento del Grossglockner se la pedí a otra GS. La verdad es que fue fácil, parece que regalan las GS por toda Europa, es una barbaridad la de 650, 1100, 1150 y 1200 que vimos, y también algunas más clásicas (80 y 100).
Aprovechando que tuvo que sacar la llave para dejármela, el amiguete también rellenó su GS. La jodía consume aceite, hay que vigilarlo.
Haciendo un estudio de mercado de todas las motos que vimos, BMW gana por goleada, y sobre todo los modelos boxer, fundamentalmente RT y GS. Varaderos también vimos muchas, y Africa Twin, un montón. Es bonito ver cómo se sigue manteniendo el culto a un modelo que ya lleva varios años fuera del mercado, pero que sigue siendo el referente del trail mixto.
Una vez repuesto el aceite continuamos nuestro viaje parando en el mirador de Edelweiss Pitze, con unas vistas preciosas y un montón de motos haciendo la misma ruta.
Esta foto nos la hicieron dos españoles que llevaban 15 años viviendo en Munich. Fue una gran alegría volver a oír a alguien en nuestro idioma desde que nos separamos de Raúl y Ricardo.
Una vez que terminamos la carretera del Grossglockner, continuamos hacia Salzburgo evitando las autopistas, lo que hace que te metas por unas carreteras secundarias con mucho tráfico. El navegador para estos casos es una buena herramienta.
En Salzburgo, al igual que Zapatas, nos quedamos en el NH Carlton, que habíamos reservado antes del viaje.
Llegamos a muy buena hora, sobre las 12.30, con la idea de ducharnos y recorrer el centro. Justo cuando estábamos vaciando las maletas pararon dos RT 1200 junto a nosotros, que resultaron ser dos parejas de granadinos que se alojaban en un hotel junto al nuestro y que estaban haciendo una ruta parecida, así que quedamos con ellos para cenar.
Antes de eso nos dimos una vuelta por Salzburgo, que tiene un centro histórico precioso, y de un tamaño muy asequible para pasearlo en una tarde. El cementerio, junto a la iglesia de San Peter, es muy bonito y se puede visitar sin que su paseo se convierta en algo triste. Esta es la vista del cementerio con la fortaleza al fondo:
Y para la cena quedamos con nuestros nuevos amigos granadinos. Son dos hermanos, Rafa y Pepe, y sus respectivas, Carmen y Aurelia. Estaban haciendo una ruta coincidente con la nuestra en muchos puntos, pero haciendo dos noches en cada sitio, lo que les daba más tiempo para conocer los sitios en los que paraban, aunque su recorrido era menos amplio que el nuestro. Cenamos en un restaurante pseudo-español, que al final por el picante de las comidas resulto ser más mexicano, y nos echamos unas risas compartiendo las experiencias del viaje. Es una alegría encontrarte con gente desconocida pero con la que compartes vínculos y compartir un buen rato con ellos.
09/07/2007, Salzburgo - Halblech
¡El día de la gran mojada! La idea era meternos pronto en Alemania para recorrer la Deutsche Alpenstrasse hasta llegar a Fussen. El recorrido es muy bonito, con carreteras que están absolutamente metidas entre bosques, dándole a la ruta oscuridad y misterio. Mientras en Suiza el paisaje es más de prados, en Alemania y Austria es mucho más boscoso. Nos dirigíamos a Halblech, al hotel Bandwaldsee recomendado por Zapatas, pero conforme más nos acercábamos más nos llovía. Era desesperante, todo el cielo con la misma tonalidad de gris, sin dar ninguna sensación de mejora por ningún sitio, y una lluvia fuerte y constante que nos hizo mojarnos los pies, las piernas, la ropa interior, ..., en fin, lo que nunca nos había pasado, que las botas o los trajes calasen, nos pasó ese día.
Pero como todo tiene su recompensa, cuando llegamos al hotel vimos que tenía piscina interior climatizada, sauna, baño turco, etc., así que después de tender toda la ropa de la moto en la habitación para que se secase para el día siguiente, y como no nos habíamos mojado lo suficiente nos fuimos a la piscina. ¡Qué delicia! Después de unos bañitos y un poco de sauna nos tiramos en dos tumbonas repasando la ruta y escribiendo el resumen que ahora nos está ayudando a escribir esta crónica.
La idea era ir esa misma tarde a ver los castillos de Luis II de Baviera, pero como no paraba de llover lo dejamos para el día siguiente por la mañana.
La cena en el hotel fue magnífica, con una especie de menú de degustación que incluía dos tipos de carne, dos tipos de pasta, patatas, salchicha, bacon, etc. *
En fin, que nos pusimos hasta arriba para aliviar los sofocones del día.
10/07/2007, Halblech - Sant Moritz
Este día nos reenganchábamos a la ruta de Stelvio. Como Raúl y Ricardo nos llevaban varios días de ventaja, nos iban recomendando sitios para comer y dormir, y nos dijeron que les había gustado más Sant Moritz que Livigno, así que allí planeamos nuestra meta de la jornada.
Por la mañana fuimos a Fussen con la idea de ver, al menos desde fuera, los castillos de Hohenschwangau. La carretera que va de Halblech a Fussen estaba cortada por obras, así que tuvimos que dar un rodeo por la orilla del lago Forggensee. Llegamos a Fussen y nos dio pena no poder visitarlo ya que las vistas desde la carretera prometían.
Cuando llegamos a la base de los castillos aquello parecía una feria. Entre que la proponían como una de las nuevas 7 maravillas y todos los turistas que había, se hacía imposible la visita, así que hicimos la foto de rigor y continuamos nuestro camino. El castillo es precioso, eso es indiscutible:
Continuamos el camino por los bosques austriacos, pasando a Italia a través del Reschenpass, y de ahí a nuestro esperado reto con el Stelvio. Teníamos muchas ganas de subirlo, pero también mucho respeto por todo lo que habíamos leído de él y de los 48 tornanti, y por fin allí estaba:
¡Y encima con nieve! Pero fue una falsa alarma, por la noche había nevado pero ya habían actuado los quitanieves y la carretera estaba seca, así que la subida fue una delicia, aunque eso sí, un poco más complicada que la de otros puertos por lo estrecho de la carretera y lo cerrado de los tornanti.
Una vez coronado el mítico puerto nos comimos un perrito caliente en un puestecillo ambulante que hay en la cima, atendido por un italiano barbudo que está todo el día riéndose (parece que está colocado) y por un colombiano que nos recomendó cual era la mejor salchicha y el mejor pan. Tiene merito estar allí arriba plantado todo el día en un puesto callejero con el frío que hace.
La bajada del Stelvio tiene un aspecto totalmente distinto. Hay otro buen montón de tornanti pero la nieve desaparece y llega el sol y los riachuelos bajando a toda pastilla. Es menos impresionante pero para mi gusto más bonito.
Después del Foscagno y del Bernina, llegamos a Sant Moritz, la conocida estación de esquí suiza, que además tiene un lago muy bonito con un paseo que lo rodea por completo. El pueblo está dividido en dos, la parte junto al lago, con multitud de hoteles, y la parte alta, donde están las tiendas y restaurantes. *
El nivel adquisitivo es alto y se nota, algunas casas son preciosas y los precios de hoteles y restaurantes son los más altos que nos hemos encontrado después de Salzburgo.
Para cenar fuimos al restaurante Acla, en la parte alta, y que os recomendamos encarecidamente.
Los entrantes fueron en plan delicatessen, muy elaborados, las carnes de segundo estaban riquísimas, y el postre, una mousse de tres chocolates, es el mejor que he tomado desde hace mucho tiempo
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